Por Carlos Aira
Luego de semanas de convalecencia, se plantó ante los fieles en la plaza de San Pedro. Con voz débil, pero firme, dio su bendición Urbi et orbi, a Roma y el mundo. Luego, brindó su mensaje de paz en un mundo en guerra. Esa fue su última aparición pública. En el amanecer del lunes 20 de abril, Francisco se sentó junto al Santo Padre. Se fue luego de la Pascua de resurrección. El Sumo Pontífice surgido en la periferia que le dio esperanza al mundo a través de la cultura del encuentro.
En sus doce años de pontificado, Francisco tuvo al deporte en su agenda. En 2016, Francisco le señaló a los jóvenes del mundo: “El deporte es sano; hay practicarlo en cualquier lado, en la esquina de casa, en el potrero, en la parroquia o lo mejor en el Club. Recuerdo que los primeros cinco años de la primaria los hice en un colegio del Estado, donde la maestra y los padres dialogaban, y los niños eran cuidados en la escuela y en la casa. Esto que digo no es nostalgia, sino valores que se expresaban de aquella manera. El deporte te enseña generosidad, honestidad, a no mentir, a no trampear. No concibo una educación sin deporte”
Por algo, Francisco siempre señaló que el Club Atlético San Lorenzo de Almagro es su identidad cultural. No solo por los ojos infantiles que se maravillaron con el juego estelar del santafesino René Pontoni, estrella del gran San Lorenzo de 1946. En Jorge Bergoglio, San Lorenzo significó encuentro con la comunidad.
El Papa futbolero. El 14 de agosto de 2013 se enfrentaron en el estadio Olímpico de Roma las selecciones de fútbol de Italia y Argentina. El partido de la Paz, con el Papa Francisco como invitado de honor. El Papa futbolero apuntó contra la mercantilización del deporte que lo acerca al espectáculo, pero lo aleja de su esencia: “El deporte es importante, ¡pero debe ser verdadero deporte! El fútbol, como algunas otras disciplinas, ¡se ha convertido en un gran negocio! Trabajen para que no pierda su carácter deportivo. También ustedes promuevan esta actitud de aficionados que, por otra parte, elimina definitivamente el peligro de la discriminación. Cuando los equipos van por este camino, el estadio se enriquece humanamente, desaparece la violencia y vuelven a verse familias en las gradas”. Francisco recordó su experiencia en la Argentina de 1946: “Cuando era chico íbamos en familia al Gasómetro. Papá, mamá y los chicos. Volvíamos felices a casa, por supuesto ¡Sobre todo durante la campaña del 46!”.
El 1 de octubre de 2024 se presentó el libro “Más allá de los límites, el deporte según el Papa Francisco“. En las 176 páginas, divididas en once capítulos, Francisco plasmó un conjunto de reflexiones sobre comprender al deporte como educación, para construir la sociedad, como secreto del equipo, el respeto, un estilo de vida, la accesibilidad para todos los sectores sociales y edades. El deporte como un mensaje de paz y encuentro.
En 2019, Francisco llamó a un Pacto Educativo Global. Un pacto que no solo es escolarización, sino también escuchar a los pueblos. Reconstruir lazos comunitarios que se fueron perdiendo. En 2016, Francisco señaló: “¡Está roto el pacto educativo!”, en el ámbito familiar y educativo se necesita recuperar los lazos y trabajar unidos. No podemos dejar a los chicos solos, no podemos dejarlos en la calle, ni desprotegidos, a merced de un mundo en el que prevalece el culto al dinero, a la violencia y al descarte”.
Su experiencia argentina le brindó al Santo Padre dos herramientas fantásticas: el deporte y los clubes. El club como escuela de vida y el deporte como nexo. Los clubes, en su Argentina, son cédula de identidad. Un unificador social. Esa sapiencia, Francisco la llevó a todo el mundo. Desde un lugar muy argentino. La bendita cultura del encuentro.
A fines de 2024, en un encuentro con los jóvenes, Francisco se expresó contra las apuestas deportivas señalando la frase que erigió hace años el Movimiento Social del Deporte: “Crearon un casino en cada hogar“. El Papa fue medular: “Es preciso tomar conciencia y poner un límite desde el Estado a los empresarios que solo piensan en sus ganancias por encima del bienestar y la salud mental de nuestros chicos y chicas y aún más de los más vulnerables a este nuevo fenómeno: los más humildes”.
El deporte como escuela de vida. ¿Que pasa cuando los jóvenes entienden que las apuestas es una salida laboral? ¿Qué pasa cuando el deporte se divide en ganadores y perdedores? “Nuestros gobiernos no pueden ser cómplices de instigación a la ludopatía”, había afirmado Francisco.
En 2016, el dirigente deportivo Víctor Lupo escribió el libro “Francisco y el deporte en la cultura del encuentro“, una obra imprescindible para comprender la dimensión del deporte. Lupo analizó en Radio Gráfica: “En un país con 60% de jóvenes en situación de pobreza, muchos jóvenes entienden que las apuestas son una salida laboral. Otro tema es la cultura del podio. El problema de la competencia a cualquier costo. Francisco lo nombra como la cultura del ganador. El que mira desde arriba a los perdedores. Donde no hay reglas. Como le decía su abuela a Francisco: el diablo entra por el bolsillo“.
Conmocionado por la partida terrenal de Francisco, Lupo expresó en Abrí la Cancha: “Se fue un revolucionario de la paz. Un líder mundial, porque Francisco no solo fue un líder religioso. Se fue en paz luego de despedirse de su pueblo. Deseó felices pascuas y recorrió la plaza de San Pedro pidiendo por la paz”.
“Bergoglio creció en la Argentina del 46, un país maravilloso”; señaló Lupo, quién agregó: “En su libro Francisco Esperanza, un libro que debieran leer los líderes políticos, el Papa señaló que la identidad que lo forjó estuvo en su infancia, su familia, su infancia, la canchita y los domingos de misa, el almuerzo familiar y la tarde en el Gasómetro. Es la identidad de Martín Fierro. El mejor discurso de Francisco fue en las Naciones Unidas cuando habló del Martín Fierro. El pensamiento filosófico de las periferias al centro”.
Francisco fue el Papa del sur que le brindó esperanza a los pueblos. Francisco nunca olvidó a sus ancestros, su origen y su barrio. El Papa de la revolución del amor. El Papa que abrió las puertas para que la humanidad camine hacia la concordia de los pueblos.
El camino está marcado. Serán los discípulos quienes levantarán las banderas para transitar un camino que no es sencillo.
Periodista / Abrí la Cancha.
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