Por Gabriel Fernández *
La espera fue breve. Hay quienes dicen que la celeridad de la designación tuvo su razón de ser en acuerdos previos entre las distintas tendencias canalizadas en el Cónclave. Lo cierto es que pocas horas atrás se promovió al cardenal Robert Francis Prevost como jefe de la Iglesia Católica. La nueva fue difundida hacia el planeta por el pentadiácono Dominique Mamberti, quien desde el balcón de la basílica de San Pedro lanzó el tradicional Habemus Papam.
La reunión, como se sabe, estableció al sucesor de Jorge Bergoglio, el Papa Francisco, cuya huella parece ahondarse en los conceptos que debate la cristiandad por estas horas. La profundidad transformadora dispuesta por el argentino está llamada a condicionar, cual un aura pertinaz, los rumbos que adopte el flamante líder: sus definiciones, vigorosas y en algunos casos corrosivas, se desplegarán en tono de comparación con las que adopte León XIV.
Prevost, un estadounidense de 69 años, fue electo el mediodía del jueves (hora de Argentina) por el Colegio Cardenalicio de la Iglesia Católica, al que se convoca cuando fallece la máxima autoridad del Vaticano. Este pontífice será el 267 de la historia. Su elección se produce en pleno Jubileo o Año Santo convocado por Francisco y que deberá clausurar el 6 de enero de 2026.
Robert Francis Prevost nació en la ciudad estadounidense de Chicago, Illinois, y vivió más de 18 años en Perú. Llegó al país sudamericano en una misión agustiniana en 1985, tan solo tres años después de ordenarse sacerdote, y regresó en 1988 para dirigir el seminario agustiniano de la ciudad norteña de Trujillo durante diez años. El 3 de noviembre de 2014 Francisco lo había nombrado administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo, y posteriormente, en 2015, obispo.
En 2015, debido a su labor en Perú obtuvo la nacionalidad, según informó el registro nacional de identidad (Reniec). Se nacionalizó en la nación latinoamericana para cumplir uno de los concordatos, pero el vínculo con ese pueblo creció más allá de la formalidad. Integró la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) entre 2018 y 2023, de la que fue vicepresidente segundo, y fue administrador apostólico del Callao, la provincia portuaria anexa a Lima, entre 2020 y 2021.
Prevost se sienta en el trono de San Pedro con fama de moderado y de constructor de puentes. Las Fuentes vaticanas consultadas desde este medio lo consideran como alguien cercano a los conceptos de Bergoglio. Está claro que el perfil no es tan distante: San Agustín de Hipona (13 de noviembre de 354 Hipona, Argelia – 28 de agosto de 430) fue un filósofo y teólogo que, tras mucho reflexionar sobre los ejes de la existencia, apuntó que la Fe y la Razón deben mancomunarse para orientar el andar del ser humano.
Agustín, de familia bereber, era consciente de su origen. Se refería a su sociedad como “nosotros, los africanos”, Durante un tiempo, pensó que la Razón era primordial incluso sobre la creencia, pero andando el tiempo observó que la Fe no le iba en zaga y era imprescindible para el planteamiento lógico. Con fresca sinceridad, escribió su texto Confesiones, en el cual evocó sus pasiones juveniles y la tensión mencionada, entre la certeza religiosa y la elaboración mental.
Leon XIV abrevó allí en su formación, que contuvo una firme sensibilidad social. Tan es así que su anterior compañero de denominación, León XIII, escribió la Encíclica Rerum Novarum, primer libro específicamente social de la Iglesia. Allí se dispone el camino hacia reformas justas que puedan restituir la dignidad del trabajo como actividad libre del hombre. Estas reformas implican que tanto la sociedad como el Estado asuman la responsabilidad de proteger al trabajador del desempleo. También, distinguir entre la recta posesión del dinero y el recto uso del mismo: Poseer bienes es derecho natural del hombre, pero su utilización debe tomar en cuenta las necesidades del conjunto.
Como colofón, León XIII dejó claro su apoyo al derecho laboral de «formar uniones o sindicatos», al considerar que esos agrupamientos no afectaban el derecho a la propiedad privada. En sintonía, expresó que existe una responsabilidad de los ricos hacia los más humildes de la comunidad. Claro que la herencia agustiniana resulto honda, pero parcial: El anterior León –hasta ahora tampoco el presente- no admitió, como si lo hizo Agustín en su obra Confesiones, su pasión por las señoritas. El asunto brinda lugar para otros debates.
El diario italiano La Repubblica llamó a Prevost “el menos estadounidense de los estadounidenses” por la moderación de sus palabras, por su desapego por lo extemporáneo. La idea de un papa norteamericano resultó de habitual descartada en Roma. Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer que la Central de Inteligencia Americana (CIA) y otros organismos conflictivos pudiera meter sus manos en El Vaticano.
Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que todavía quedaba “mucho por hacer” en la transformación de la Iglesia. “No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años“, expresó apenas semanas atrás a Vatican News.
Hay nuevo Papa. Es probable que la extraordinaria dimensión de Jorge Bergoglio no sea igualada. Por un lado, cada liderazgo posee una característica singular. Por otro, el argentino se encontró al frente de la entidad doblemente milenaria justo cuando los ex subdesarrollados ponían en marcha el sendero de la multipolaridad; eso lo convirtió en transformador, como se ha dicho, pero también en emergente de una realidad con profundos movimientos estructurales que diseñaron un panorama diferente al conocido.
El futuro está abierto, porque el mundo ya ha cambiado. Y lo sigue haciendo.
- Area Periodistica Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Discusión acerca de esta noticia