Por Denis Vilardo *
La discusión no es capitalismo si o capitalismo no… la discusión es quien conduce el capitalismo si el estado o lo conduce el concentradísimo capital financiero.
En esos términos se expresó Cristina Fernández de Kirchner en el Teatro Argentino de la ciudad de La Plata. Si en algún lugar de la realidad socioeconómica del pais tiene sentido esa afirmación, si en algún lugar se condensa esa dicotomía es justamente en el sector que integran las vías navegables, los puertos, la marina mercante y la industria naval.
Y no nos resulta extraño, ya que la afirmación parte de analizar la realidad internacional (parafraseando a Perón podríamos decir que es la única realmente existente) y el sector naviero es la realización física del comercio exterior. Resulta que la anterior afirmación es tan determinante como invisible, vale la pena traer el libro de la periodista de los EEUU Rose George “el 90% de todo” en el cual expone que casi todo (el 90%) de lo que consumimos ha pasado en algún momento por un barco. Dicho en otros términos no habría globalización de la economía, ni deslocalización de la producción, ni cadenas de valor planetarias sin la existencia del transporte por agua.
Argentina posee uno de los sistemas de navegación más importante del planeta, se trata de un sistema fluvio-Maritimo que incluye la mayor extensión de ríos navegables sobre la cuenca del plata donde se produce el 50% de la proteína vegetal consumida en el mundo, además posee una de las más importante reserva de agua dulce y otros recursos naturales que son estratégicos para el desarrollo económico. El sistema de navegación fluvial está unido por el estuario del rio de la plata con más de 5000 kilómetros de costas marítimas sobre las que se extiende una plataforma submarina donde se encuentran 2 de cada 3 kilómetros cuadrados de la extensión total de nuestro país. Si la cuenca del plata se caracteriza por la producción de proteína vegetal, nuestra plataforma submarina provee enorme cantidad de proteína de origen animal de la más alta calidad. Además, existen cuencas hidrocarburiferas comparables con vaca muerta sin dejar de mencionar la proyección antártica que nos da una característica saliente siendo un país bi-continental.
En los años 90 al calor del proceso de privatizaciones y los designios del consenso de Washington se entregó a los privados el manejo absoluto de nuestro sistema de navegación. El resultado es que el mercado corporizado en la bolsa de cereales de Rosario diseño una vía troncal de navegación que expulso a los argentinos del agua, nos privo hasta el día de hoy de navegar nuestras aguas en función del desarrollo nacional y la convirtió en una arteria al servicio del saqueo de nuestros recursos. A tal punto llego la apropiación que subsumieron los nombres de nuestros ríos en el nombre de la empresa que paso a administrarlos: Hidrovia SA.
La vía de navegación diseñada por el sacrosanto mercado partió a la argentina en dos, dejándonos sin salida al Mar. Todo nuestro sistema de navegación alimenta a dos puertos extranjeros: nueva Palmira y Montevideo. El estado nacional draga el Paraná bravo que conduce al puerto de nueva Palmira donde no embarca ni un gramo de nuestra cosecha y los miles de barcos que ingresan al complejo de ROSAFE lo hacen desde la zona de espera del puerto de Montevideo. Esto no solo relega a nuestro sistema portuario, sino que hace imposible la navegación de cabotaje, toda vez que para ir de un puerto fluvial a un puerto marítimo hay que pasar por un tercer país. El resultado no puede ser más elocuente, toda la carga que se mueve hacia afuera del país lo hace en barcos, mientras que toda la carga que se mueve hacia adentro del país lo hace en camión. Siendo Argentina el único caso en el planeta que tiene una ruta terrestre de más de 3000 kilómetros con mercaderías que van desde la zona metropolitana hasta la isla de tierra del fuego.
Este sistema de navegación fue puesto al desnudo y a la vista de todo el pueblo argentino por el canal Magdalena. desde los años 90 hasta la fecha solo se ha dragado una vía navegable que obliga a navegar al norte, cuando todos los intereses de nuestra patria están hacia el sur. El canal magdalena es una pieza logística estratégica, ya que integra nuestro sistema fluvial con el Marítimo y nos devuelve a un plano de soberanía que hemos perdido y nos pone en una situación de absoluta debilidad, no solo en materia de nuestro comercio exterior sino también en cuanto a nuestra defensa nacional.
- Con el canal Magdalena el cabotaje nacional vuelve a tener vigencia. Toda la carga que se mueve hacia la Patagonia se puede realizar en buques. Inclusive el buque de diseño para tal fin es un Ro-Cargo que pueda unir longitudinalmente por agua toda la extensión del litoral marítimo y llevando camiones en bodega pueda unir por transporte de carretero el litoral marítimo con las ciudades que se ubican sobre la cordillera.
- Con el canal Magdalena se valúa toda nuestra estructura portuaria, poniendo al puerto de la Ensenada de Barragán como un puerto director del estuario del rio de la plata que puede enlazar el resto de los puertos fluviales y Marítimos
- Con el canal Magdalena se puede rediseñar la vía troncal ubicando un puerto sobre la provincia de entre ríos utilizando el Paraná guazú y recuperar bodega nacional con una flota de graneleros de bandera nacional diseñados y construidos en nuestro país.
En definitiva, si el Estado no recupera capacidad sobre su sistema de navegación el mercado, dígase un puñado de multinacionales, va a seguir obturando cualquier vía de desarrollo para el conjunto del pueblo argentino, reduciéndonos como meros proveedores de materias primas sin valor agregado.
Epilogo
Los navales: capital, trabajo y amor a la patria.
Detenernos en una imagen de la construcción naval que están llevando adelante el Astillero Rio Santiago y uno de los Astilleros más importante de mar de la plata de manera conjunta muestra que se puede producir unos de los bienes de capital más complejo que puede realizar un país.
Detrás de esa imagen hay una historia de amor a la patria: a los trabajadores del Estado nos tocó defender nuestra empresa de la privatización, una frase que se gestó en esos duros momentos fue antes que cierren el Astillero vamos a dejar “el cuero en los alambrados”. Los grandes Astilleros privados fueron a la quiebra, un grupo de ingenieros y técnicos que habían quedado en la calle no se resignaron a “reconvertirse” y lograron poner en pie un astillero.
Ambas historias tienen en común que contra viento y marea seguimos siendo NAVALES.
Nuestra patria nació allá por el 1810, su independencia se declaró en un 9 de julio de 1816. La primera moneda de curso legal masiva data del año 1822, el peso moneda corriente, durante todo ese lapso y hasta 1845 las vías navegables fueron territorio de disputas, se dieron decenas de batallas hasta que primero en la vuelta de obligado y luego en punta quebracho se consolido la Soberanía Nacional. Las vías navegables fueron constitutivas de nuestra nación.
En tiempos donde pregonan que debemos entregar nuestra soberanía monetaria, la construcción del canal magdalena, la recuperación de los puertos, la marina mercante y la industria naval es una plataforma de soberanía que no puede estar ausente en ningún programa de gobierno que tenga pretensiones de construir una patria con: Independencia Económica, Justicia Social y Soberanía Política.
(*) Sec. Interior de ATE Ensenada. Trabajador de Astillero Río Santiago.
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