David Ticona, periodista, abogado y amauta (sabio andino) boliviano, dialogó con Úrsula Asta y Valeria Rodríguez en Radio Gráfica sobre la cosmovisión aymara, la relación con la tierra que trabajan y la lucha incesante del pueblo indígena para hacer respetar una cultura históricamente rechazada por el cristianismo europeísta.
-Úrsula Asta: El 22 de abril fue el día de la Madre Tierra ¿Qué significa este día?
-David Ticona: Una de las cosas por las que el boliviano tiene que sentirse orgulloso, es haber planteado ante la Asamblea de las Naciones Unidas, la propuesta de Bolivia, del presidente Evo para que se declare a la Madre Tierra, no como una cosa, sino como un ser viviente que está sujeto a derechos. Esto se da porque en la cultura de los pueblos originarios ancestrales, la madre tierra es objeto de respeto, por eso se le llama Pachamama. “Pacha” significa presente y futuro, es el tiempo, es el momento y espacio. “Mama” es madre, por eso en español se traduce “madre tierra”.
Hace años hay un abuso de los recursos naturales por parte de transnacionales, que explotan a nuestro planeta solo para enriquecer a un grupo de personas. Antes de ayer y ayer (22 y 23 de abril), hubo grandes actividades en La Paz, particularmente, una feria donde se han expuesto productos agrícolas naturales. Hubo discusiones, conversaciones con pensadores internacionales y el vicepresidente del estado, David Choquehuanca, como indígena aymara que es, ha impulsado que esto se pueda poner en el tapete. Ayer hubo un foro internacional de alto nivel donde estuvieron presidentes de estado y grandes defensores de la naturaleza.
Para Bolivia es un orgullo, porque hemos aportado para que se pueda preservar nuestro planeta, porque sabemos que en Bolivia y en todo el planeta está cambiado el clima. Hace poco tuvimos una granizada en Tarija, que ha matado incluso al ganado, eso jamás se había visto en estos sectores. Otro ejemplo, estamos entrando a la época seca y no deja de llover. Esos cambios climáticos son objeto de preocupación, porque si vamos a seguir así con el planeta, ¿qué vamos a heredar a nuestros hijos? Hay que adquirir conciencia, por eso se festeja el día internacional de la madre tierra cada 22 de abril.
UA: En relación a la madre tierra y al rol importante que tiene Bolivia, quisiera que puedas explicarnos un poco sobre los sabios andinos; los amautas y yatiris.
DT: Desde la cosmovisión aymara todo tiene “ajayu”, que es la energía, otros pueden llamarlo espíritu, también. Absolutamente todo, la computadora, el celular, la producción agrícola, las estrellas, el sol, la granizada, absolutamente todo lo que nos rodea tanto en el universo como en el planeta, tiene energía, tiene vida. Entonces, para la cosmovisión aymara, particularmente, tu no puedes reñir, discutir o enojarte con alguien cuando estás en tu chacra, porque el ajayu de la producción se va a escapar. Por ejemplo, cuando nosotros estamos en el campo y empezamos a sembrar papa, el hombre no puede tocar la semilla porque el ajayu de la papa se puede escapar, en cambio la mujer es la única que puede manejar la semilla y puede ponerla en la tierra, el hombre puede abrir el surco y la mujer pone la semilla. Eso es parte de nuestra cosmovisión, que todo tiene energía, que todo puede irse y puedes llamar también a la energía. En este caso, todos los componentes de la madre tierra, inclusive del universo, tienen ajayu.
En ese sentido, nosotros adoramos la producción. Durante la cosecha de papa, cuando sacas a la primera papa, la besas, la adoras, le hablas, le dices “gracias a la Pachamama por darme este fruto porque gracias a esto voy a sobrevivir”. Por eso hay aquí dos lógicas. Te voy a contar una anécdota; el aymara come todo el plato que le vas a invitar, no te va hacer sobrar jamás. Por otra parte, los occidentales, siempre hacen sobrar comida, por más de hambre que estés, lo hacen sobrar. ¿Por qué tienen diferentes lógicas? Para el aymara producir papa es un gran esfuerzo y se agradece. Para sembrar se hace un rito y para cosechar otro, para que no haya sequías, heladas, etc. Una vez que ya tienes el producto, no puedes despreciar si tanto te ha costado y tanto adoras al producto de la Pachamama, no puedes despreciar botándole a la basura. Por eso que el aymara come todo lo que le invitas, al contrario de la mentalidad occidental que siempre hace sobrar. Y yo le pregunté a un amigo, “¿por qué ustedes hacen sobrar y nosotros comemos todo?”, él respondió “siempre tenemos que hacer sobrar porque así decía mi papá y mi abuelo”. Entonces, relacionándolo, antes, nosotros los indígenas comíamos de las sobras de los españoles, de los criollos, por eso tenían que hacer sobrar, porque si no lo hacías, eras considerado como un tacaño. Siguiendo ese sentido, el aymara respeta mucho al agua, se tiene mucho respeto a los elementos de la naturaleza, que se respetaba, no se producía masivamente. El aymara, por ejemplo, si tiene 50 huevos y vos le dices, ‘te compró los 50’, no te los va a vender porque él siempre va hace sobrar un tanto y te va a vender cierta cantidad.
Otra anécdota que te voy a contar; el aymara guarda chuño (papa deshidratada) en grandes almacenes para 30 o 40 años. Yo me preguntaba de jovencito, cuando mi abuelita falleció, por qué había una casa grande que jamás se abría, yo no sabía qué cosa había en ese cuarto. Cuando fallece mi abuelita, abren ese cuarto y estaba estocado de chuño. ¿Cómo mi abuelita vivía en la pobreza y por qué no ha vendido ese chuño?, preguntaba yo, y mi tío me decía ‘ese chuño está guardado para la macha, (que es el tiempo de escasez). Es decir, nuestros abuelos manejaban los tiempos y sabían que iba a ver tiempos de escasez, por eso guardaban alimentos para poder estar de 30 a 40 años y sobrellevar las épocas en que no había producción. Esa es la lógica nuestra de adorar y valorar a nuestra madre tierra, y por eso se ha planteado que sea considerado a nivel internacional.
Además, te contaré algo del chuño. Los astronautas cuando están en el espacio, no tienen forma de digerir, no pueden evacuar fácilmente porque no hay gravedad en el espacio. Entonces, los científicos empezaron a pensar qué producto puede servir para que a los astronautas no les afecte ese tema del funcionamiento de su aparato digestivo, y así han descubierto al chuño, un invento de nuestros abuelos que permite mejorar la digestión. Nuestros abuelos han aprendido a deshidratar la papa y volverlo a chuño y almacenarlo por durante 40 o 50 años sin ningún problema.
UA: ¿Cómo conviven los pueblos con la influencia europeo cristiana?
DT: Hemos sobrevivido a más de 500 años de colonización, el pueblo aymara y los pueblos indígenas mantenemos un 30% del glorioso pasado que ha tenido nuestra cultura. Preservamos nuestra lengua, costumbres, nuestra cosmovisión, religión. Esto choca frontalmente con grupos de judíos, con grupos de cristianos, evangélicos, católicos, y con los grupos comunistas. Nuestra cosmovisión, nuestra nación está constantemente asediada. ¿Cómo puedo yo admitir que un cura católico tenga la chakana en su indumentaria? Nuevamente están agrediendo a nuestra cultura, a nuestra nación. Los evangélicos se han dedicado a destruir nuestros lugares de adoración. Últimamente, un evangelista se ha atrevido a ir a Tiahuanaco, un lugar ancestral nuestro, a tirar ciertos aceites. Dice que para exorcizarlo, para volverlos cristianos a nuestros monolitos. Eso no se puede admitir. En la Universidad Pública del Alto también hay gente que está empezando a preguntar quiénes somos nosotros los aymaras, y cómo es posible que sigan agrediendo a nuestra cultura. Hay grupos que ya se están poniendo firmes. No estamos en contra de que una persona profese una fe porque hay libertad, pero también pedimos que respeten nuestra forma de pensar. Nosotros no creemos en un dios que está en el cielo, ni en un infierno, no es nuestra cosmovisión. Cuando una persona muere para nosotros se va a los cerros donde están nuestros antepasados. Espero que no, pero va a haber de aquí a un tiempo una guerra religiosa en Bolivia, porque es intolerable la agresión que se está sufriendo.
- Entrevista realizada en Feas, Sucias y Malas (sábados de 9 a 12, por Radio Gráfica)
- Redacción Lucia Izaguirre
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