En Ushuaia, la capital de la provincia de Tierra del Fuego, hay una mujer que rompe con lo establecido. Romina Gil, una mendocina adoptada por la ciudad más austral, se desempeña como árbitra hace cuatro años en la primera división de la liga local masculina de Fútbol de Salón (Futsal). “Hay que ser constante y tener en cuenta que nada es imposible”, destacó en una entrevista personal para Radio Gráfica.
Por Carolina Ocampo
La réferi representó a Tierra del Fuego en diferentes torneos. Entre ellos, el Torneo Patagónico de Futsal AFA femenino, que se desarrolló en la ciudad de Calafate y donde fue la única mujer en el grupo arbitral. A su vez, participó en el Primer Torneo Nacional de Futsal Femenino, que se realizó en San Juan.
“Allí pude compartir con arbitras de todo el país. En aquel momento algunas estaban haciendo el curso de FIFA Rap”, mencionó Gil, y agregó que en aquella ocasión tuvo “la oportunidad de conocer a Laura Fortunato, que es la réferi que nos representó en Europa en el pasado mundial femenino”.
Su carrera comenzó como planillera de las infantiles. Ingresó porque se manejó en el ambiente desde joven. “Por eso decidí hacer el curso y ver qué onda. No quería perder el contacto con el fútbol, con el estar adentro de la cancha”, remarcó la réferi, que tuvo un paso previo como jugadora de fútbol.
Gil pertenece a la Tabla de Méritos, lo que le permitió salir dos veces designada en el Torneo Regional Patagónico y ser la primera mujer de la región en llegar a ese lugar.
En cuanto a sus preferencias entre dirigir a varones o mujeres, la árbitra opinó que “es igual, porque es fútbol”. “Aunque los varones tienen otra conducta, porque son más dinámicos. A nosotras las mujeres nos falta un poco de eso”, destacó.
“Estamos expuestos a la crítica todo el tiempo, porque lo que sucede alrededor es culpa tuya. Si ganan es tu culpa, si pierden también. Pero es parte del juego”, manifestó la árbitra. Y adicionó: “Nosotros tenemos mucho laburo psicológico, para tolerar eso y entender que una persona insulta por la adrenalina que tiene en el cuerpo y no porque esté pensando en lo que dice”.
En la misma línea describió que “aquellos equipos que recién comienzan, les cuesta un poco entender el nivel de juego. Es un intercambio, hay una parte pedagógica de parte nuestra, y ellos nos devuelven con respeto”.
Gil se había mudado a Mendoza a fin de año, pero por la pandemia tuvo volver a Ushuaia. Mientras tanto, sigue entrenando mediante plataforma virtual con su grupo mendocino.
No es la única actividad “masculinizada” que realizó a lo largo de su vida. Desde muy chica trabajó en la construcción, y muchas veces la han confundido con la arquitecta o la encargada de la obra, aunque ella mencionaba que era “una empleada más”. Actualmente, para poder subsistir a la situación económica, trabaja como remisera en la Ciudad.
Su debut como réferi en la primera del masculino lo calificó como “chocante para los varones, por el hecho de ver a una mujer en la cancha”. “Pero no les quedó otra, yo seguía arbitrando con el pasar del tiempo”, afirmó.
“Me deja tranquila pensar que el día de mañana le dejo la puerta abierta para todas las que vendrán detrás mío. Siempre pienso en eso. Que no es solo para mí, sino para las demás”, reflexionó.
La igualdad de género en el fútbol aún lejos está de ser la ideal. Si uno busca “arbitras de fútbol” en Google, lo que menos encuentra es sobre lo bien que desempeñan sus roles. Abundan las notas machistas, relacionadas a sus cuerpos.
Gil formó parte el pasado 11 de julio del Primer Encuentro Nacional de Árbitras Argentinas, que fue organizado por la Asociación Argentina de Árbitros. La reunión se realizó de manera virtual donde se conectaron alrededor de 200 réferis mujeres de todo el país, y tuvo la participación de referentes nacionales e internacionales entre ellas Laura Fortunato, Roberta Echeverría y Mariana de Almeida como máximas exponentes argentinas.
“Cuando les cuento de donde vengo, les parece muy raro. Si bien algunas me conocen, otras me decían ‘jamás me imaginé que muy en el sur iba a haber otra árbitra’. Nos tienen un poco olvidados”, recordó la réferi.
En Tierra del Fuego la actividad futbolística aún es muy jóven, debido a las condiciones climáticas. Hay mucha más práctica en Futsal, y no tanto en exteriores. Es por ello que la árbitra contó: “Para dirigir en la Liga Mendocina tengo que rendir una prueba física debido al peso que tiene su torneo”.
Por último, Gil adelantó que se prepara para entrar al curso nacional que dura dos años. “Quiero convertirme en árbitra FIFA. La pandemia retrasó todo. Mis sueños están lejos, pero no son imposibles”, confesó,
A pesar de que a muchos periodistas varones de algunos medios hegemónicos les choque la idea de pensar en las mujeres dentro del fútbol, llegaron para quedarse. Las mujeres arbitran, comentan, relatan, dirigen, discuten sobre cómo rueda la pelota. Y mientras más se abran las puertas para ellas, más serán el día de mañana.
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