La Justicia condenó ayer al ex policía Eduardo Comesaña y a Raúl Guglielminetti – ex agente cívil de inteligencia del Ejército – a cadena perpetua e inhabilitación absoluta por ser coautores de cuatro homicidios durante la última dictadura cívico – eclesiástico – militar. En tanto, Enrique Gallone – antiguo jefe de la Policía Federal – recibió una pena de 25 años de prisión por violaciones y privación de libertad.
La catequista Fátima Cabrera, quien fue detenida y secuestrada por la última dictadura cívico – eclesiástico – militar, manifestó en Radio Gráfica que se trató de un “juicio intenso”. “Implica llevar la voz de los que no están, escuchar a los compañeros sobrevivientes y, también, hacer una reconstrucción de lo que hemos vivido”.
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°6 de Buenos Aires sentenció a Fausto Mingorance a 10 años de prisión. Rafael Romero y Juan Grosso, a 7 años por secuestros y tormentos. “Es destacable el labor de nuestros abogados”, expresó Cabrera, que reconoció la importancia del conjunto unificado de demandas como así también el trabajo en equipo para que el proceso tenga un veredicto. “Hubo todo un equipo de mujeres, a cargo de la Dra. Ángeles Ramos, que han llevado toda la cuestión de género a esta causa, que le ha dado un marco jurídico fundamental para dictaminar que hubo violaciones y violencia de género”.
“Cada juicio implica poder ir más allá de lo que hemos vivido”
En comunicación con Lucas Molinari, la sobreviviente aseguró que fue fundamental “el conjunto de políticas públicas en relación a los derechos humanos” y recordó que fue Néstor Kirchner quien permitió la reapertura de los enjuiciamientos a las juntas. “Cada juicio no sólo implica cerrar heridas sino también poder ir más allá de lo que hemos vivido. Poder escuchar y corroborar todo lo que nos ha pasado, todo lo que ha sido vivenciar el terrorismo de estado”.
El 11 de octubre de 1976 Fática Cabrera fue detenida junto al cura irlandés Patrick Rice. Ambos estuvieron secuestrados en el centro clandestino de detención “Garage Azopardo”. “Hoy soy querellante por él también. Fue importante el acompañamiento de la Embajada de Irlanda en Argentina, fundamentalmente de Justin Harman, secretario durante los primeros años de la última dictadura cívico-militar, que en conjunto llevaron a cabo un trabajo excelente”, expresó Cabrera.
Una rabia profunda que no sale. Un recuerdo permanente. Una sensación de injusticia constante. Un sentimiento de miedo que nunca se irá. Este es el camino que ha tenido que vivenciar Fátima, y hoy el tono de su voz da cuenta de sus experiencias. “Es lo que realmente nos salva la vida: el recuerdo, el proceso mismo, los compañeros hablando de Patricio”, enfatizó.
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