La periodista Bárbara García es hija del también periodista Martín García y de Rocío Ángela Martínez Borbolla, docente, delegada de sindical de CTERA y militante del ERP. Borbolla fue secuestrada en 1976 por un grupo de tareas al servicio de la última dictadura cívico-militar, en la localidad de Haedo. Bárbara identificó a Martín Sánchez Zinny como el jefe de la patota encargada del secuestro. Desde su prisión domiciliaria, el represor denunció a Bárbara por falso testimonio, y ella detalló la situación en el aire de Radio Gráfica.
Sensaciones
“El miércoles estaba con una sensación muy rara. Como si estuviera viviendo una película, como si no me pasara a mí lo que estaba pasando. En un momento dije ‘No doy más. Hace como dos días que no duermo’, apagué el teléfono y pude descansar un poco. Pero después te despertás y te das cuenta de que no es una película, sigue siendo una pesadilla y es una realidad lo que está pasando. Me están responsabilizando y culpando con una presentación ante la Justicia del genocida Martín Sánchez Zinny, donde se me acusa de falso testimonio“.
El secuestro
García recordó con total claridad la detención ilegal de su madre: “Cuando era chica, a los nueve años de edad vivía con mi mamá, su compañero, y mi hermano Camilo, que estaba a días de cumplir cuatro años. Entraron a nuestra casa al grito de ‘Ejército militar’. Uno ya sabía lo que podía pasar, lo que se estaba viviendo, no era ajena. A mis nueve años me daba cuenta de todo, porque en mi casa pasaban cosas diferentes a las de otros niños. Por ejemplo, no me dejaban salir a jugar a la calle. En ese momento, en que entraron, intenté escaparme por la ventana, porque vivíamos en planta baja. La cama de Camilo estaba debajo de la ventana, por lo que me trepé a la cabecera de la misma. Con una mano lo agarré de los pelos, porque no se movía, para que se levantara, y con la otra mano trataba de abrir la ventana. Nunca pude, entraron al cuarto con un arma enorme, un hombre enorme que dice ‘¡Alto ahí!’. Cuando se dio cuenta de que éramos dos criaturas, se empezó a matar de la risa y a joder con otros militares de menor rango que estaban ahí. Empezaron a apoderarse de nuestros destinos, diciendo que a él se lo podían llevar porque era chico, y sobre mí se preguntaban si me mataban o si me dejaban ahí. Una cosa de una perversidad, de abuso de poder en la situación en la que ellos estaban. A todo esto, mi mamá gritaba ‘¡Mis hijos, mis hijos!’, y yo preguntaba por ella. Él [por Sánchez Zinny] me respondía con una sonrisa sarcástica que no la iba a ver más, y otras barbaridades imposibles de repetir. Entonces, ¿cómo no me voy a acordar de la cara de ese señor? Imposible olvidarme, porque ese hombre, me pegó un culatazo en la pierna y me tiró al suelo cuando estaba subida a la cama de mi hermano”.
El camino de la memoria
Después de este relato pormenorizado, García explicó cómo hizo su camino para encontrar justicia: “A medida que fui avanzando sola en el tema de mi madre, porque nunca pertenecí a ninguna agrupación de Derechos Humanos, pedía por favor que si me ponían adelante a la persona que había estado esa noche en mi casa, yo la iba a reconocer. Es más, cuando el juez español Baltazar Garzón venía a la Argentina, me indignaba que no me citara, y se la pasaba hablando de los desaparecidos. Mi mamá era española, y yo pensaba que este hombre, con más de treinta conciudadanos desaparecidos, no tenía contacto con nosotros. Quería decirle que sabía quién había estado en mi casa, quería aportar ese dato a las investigaciones. Así siguieron las cosas hasta que el juez Daniel Rafecas tomó la manija de la causa, gracias a que un ex conscripto se infartó pero no murió. A raíz de eso decidió que no podía morirse sin contar todo lo que había visto durante su colimba. Habló con el periodista Pablo Llonto y éste, junto con Ernersto ‘Coco’ Lombardi, hicieron un trabajo impecable, un rompecabezas que armaron pieza por pieza, hasta llegar a la megacausa, la más terrible porque de todas las que conocemos porque es la de la masacre con menor índice de sobrevivientes: Imprenta San Andrés. En esta misma causa, está la hermana de Víctor Heredia, María Cristina Cornou. Estos militares pertenecían al VI Regimiento de Infantería de Mercedes. Su objetivo era acabar con lo que llamaban Imprenta San Andrés y Quinta de Moreno, donde se imprimía la revista ‘El combatiente’, de la que mi mamá era editora. Había gente del ERP y de la Juventud Guevarista, a la que creo que pertenecía la hermana de Víctor. Todo pasó en un día o dos, iban de una casa a la otra. Sánchez Zinny, a quién reconocí en fotografías a partir de la ronda de identificación en fotos que logré que Rafecas mande a hacer, era nada menos que el jefe del grupo de tareas”.
Blindaje judicial
La entrevistada prosiguió su relato caracterizando las conexiones judiciales gracias a las que Sánchez Zinny pretende eludir la prisión efectiva: “Este tipo tiene treinta y siete asesinatos en su haber. Está con prisión domiciliaria, sin tobillera electrónica, porque en su momento no había ninguna disponible. Vive cerca de mi casa, y le dieron prisión domiciliaria después de que yo lo reconocí. Yo me enteré por parte de la ex compañera de Sánchez Zinny, que me contactó una madrugada para pedirme ayuda. Me contó que Sánchez Zinny usó a un hijo que tuvieron juntos, que es autista, para pedir el beneficio de la prisión domiciliaria. Ella me pidió ayuda para impedirlo, y me contó que Sánchez Zinny no ve a ese hijo, que se lo explicara al juez. Pero no se puede ir contra los Derechos Internacionales del Niño, y la de defensa de Sánchez Zinny presentó vario papeles que demostraban que al chiquito le hacía mal ver a su padre en Campo de Mayo, donde estaba detenido. Pasó poco tiempo allí, y hasta nos enteramos de que ahora pidió la libertad de movimiento, aunque la Cámara de Casación se lo rechazó. Es una persona que se maneja de manera muy impune. Su sobrino fue Ministro de Educación en la provincia de Buenos Aires bajo la gobernación de María Eugenia Vidal. Gabriel Sánchez Zinny, otro sobrino, trabaja para Horacio Rodríguez Larreta y es socio de Esteban Bullrich. También es pariente directo de Fernando Sánchez Zinny, columnista de Cultura en La Nación y en Infobae. O sea, está muy blindado, muy cubierto. Fijate que los tribunales de Comodoro Py cerraron antes de que el Presidente de la Nación decretara el aislamiento obligatorio. En febrero Llonto me dijo que habían hecho la apelación por falso testimonio, y no le dimos importancia porque nos pareció una locura. Yo le pregunté a Pablo si era peligroso, y él me dijo que estaba encuadrado dentro de la legítima defensa a la que tienen derecho. El juez Rodolfo Canicoba Corral rechazó dos veces el recurso de amparo, y en la Cámara Federal de Apelaciones también lo rechazaron Martín Irurzun y el juez Leopoldo Bruglia. Después me enteré, a través del periodista Néstor Espósito, de la TV Pública, que su amparo pasó a la Cámara de Casación cuando Comodoro Py ya había cerrado, o sea, que el expediente se movió con los tribunales cerrados. Es ahí, donde tanto a la Secretaría de Derechos Humanos, como a sus abogados y los míos, nos llamó la atención lo rápido que avanzó esto. Habrá juicio oral y público a fin de año, y Sánchez Zinny necesita sacarme del medio a mí para tener menor condena. Por mi testimonio el tiene un doble procesamiento, es el más complicado”.
Apunten contra Bárbara
Ante la pregunta de si otro querellante de la megacausa recibió presiones similares García contetó que no y explicó que “su estrategia es ‘bajemos a Bárbara como sea’. Mi pregunta, y la de muchos, es ¿hay alguien en Casación, en la Corte, que los hace avanzar con tanta seguridad? Si Casación rechaza su amparo, después van a ir a la Corte Suprema de Justicia. Si me preguntan, siento que nadie me garantiza nada. Por eso el tema tuvo mucha visibilidad, mucho apoyo de todos los organismos de DD.HH., hijos de desaparecidos que no participan de ninguna organización. Hasta el hijo de Jorge Julio López se contactó conmigo solidarizándose conmigo. Hubo solidaridad de muchos medios periodísticos, pero otros no hicieron ni mención de todo este asunto. Me llamó la atención porque son medios que me conocen y tienen contacto conmigo. El problema de Sánchez Zinny solo soy yo, desde el minuto uno, porque el reconocimiento fue unánime y lo reconocí no en una sino en tres fotografías, todas diferentes entre sí. Ya en ese momento recibí agresiones por parte de una de sus abogadas. No te puedo explicar la cantidad de pruebas que tengo a partir de los diálogos de su ex mujer. Quise hacer contacto con ella, pero debe tener mucho miedo porque no me responde”.
Apoyos
García también informó acerca de los respaldos que recibió en la situación: “Se contactó conmigo el presidente, Alberto Fernández, para tranquilizarme. En particular no tengo palabras para la inmensidad de corazón que tiene el Secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, por toda la gente que puso a disposición mía. Hasta apoyo terapéutico tengo. No paro de llorar, por la impotencia que me produce todo esto. Y yo no soy una mujer de llorar. Siento que desde un lugar me quebraron. Me da mucha rabia tener cincuenta y tres años, y que mis hijos y mi familia tengan que estar viviendo este calvario, que yo vivo desde los nueve años. Esto es una búsqueda de la verdad, saber qué pasó para luego hacer justicia. Que suceda esto, que me quieran borrar del mapa, enloquecer, desestabilizar para llegar al juicio en malas condiciones. Siento que no me perdono lo que están viviendo mis hijos. No se lo merecen y necesito decir basta, porque cada día se hace muy difícil. No pasa por ser fuerte o débil, son muchos años viviendo en guardia. Te relajás un poco porque parece que hay justicia, te das cuenta que no es así por el momento político y social que estamos viviendo. No pasa tanto por mí, que si veo a este tipo lo agarro a escobazos, pasa por mi familia y mis seres queridos. Es ver a mi padre totalmente desesperado, cosa que es muy rara en él. Es ver a mi hermano angustiado. No me gusta y me enoja mucho”.
El futuro cercano
Finalmente García explicó cómo pueden ser los próximos pasos judiciales: “Hay cuatro salas de Casación. Creemos que en este mes se va a sortear, y con la rapidez que va esta gente tal vez ya se sorteó, cuál nos toca y qué decide esa sala. Taty Almeida me dice que cuando llegue allí, los camaristas tiene que romper esos papeles. Es indignante, pero así estamos”.
- Entrevista realizada por Claudio Orellano, Leila Bitar y Lautaro Fernández Elem en Desde el Barrio (Lunes a Viernes de 10 a 13hs)
- Redacción por Martín Gorojovsky
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