El préstamo dispuesto por el G7 y el lugar que ocupan los Estados Unidos y Europa. Más muertes, más deuda. China y los bonos. Rusia en Corea del Norte y Vietnam. El escándalo de la economía estadounidense. Las elecciones que vienen y las descripciones de los candidatos. Lo que se avecina en las Fuentes; a estar atentos.
Por Gabriel Fernández *
Las grandes corporaciones financieras, al tropezar con las dificultades por ellas mismas generadas en Europa, resolvieron forzar a los estados, en la cumbre del Grupo de los 7 (G7), a conceder a Ucrania un préstamo que se financiará con los intereses surgidos de los activos del Banco Central ruso que se encuentran congelados en la Unión Europea (UE). El préstamo ascenderá a 50.000 millones de euros. El objetivo es que los fondos lleguen a Ucrania “antes de finales de año”.
El G7 se comprometió a proporcionar financiación al fondo para Kiev, denominado “Préstamo de Aceleración Extraordinaria de Ingresos para Ucrania”. La decisión de absorber esos recursos de la entidad rusa parece razonable, pero amerita una mirada a fondo que puede resultar reveladora. Actualmente se registran en el planeta 260.000 millones de euros en activos rusos que fueron bloqueados tras el inicio de la Operación Desnazificadora sobre Ucrania en febrero de 2022. La mayor parte está en manos de la Unión Europea y radicada, particularmente, en Bélgica.
Bien. Dichos fondos generan alrededor de 3.000 millones de euros al año en beneficios, una suma insuficiente para sostener la guerra de Kiev, motivo por el cual el G7 ha decidido usar los intereses futuros como un aval para el préstamo. Los miembros del núcleo de las naciones poderosas u otros países interesados, podrán completar ese fondo con sus propias contribuciones, de acuerdo a lo difundido desde el Elíseo a la prensa el miércoles pasado.
UN FUTURO, BORROSO. El acuerdo, calificado por los gobiernos como “provisional”, es un extraordinario disparate: por un lado, configura un préstamo, lo cual implica que, impulsado por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que regentea el Viejo Continente, el estado cuyo mascarón de proa es Volodimir Zelenski, quedará endeudado en profundidad con posterioridad al eventual cierre del conflicto; por otro, como los intereses futuros aun no existen, estará financiado por los Estados Unidos.
Asimismo, andando el tiempo, cualquier reclamo de la Federación de Rusia ante un tribunal internacional será aceptado a menos que se modifiquen todas las pautas financieras sentando un precedente riesgoso para los bancos en general. Como los activos se encuentran en la UE, los responsables de acordar un ilícito de esta magnitud (robo de los recursos de un banco central) serán los líderes continentales, quienes además ni siquiera pueden anticipar una eventual victoria ucraniana en el litigio.
Pero eso no es todo. Como la disposición, adoptada por la Reserva Federal (endeble para resistir la orden de las compañías aunque la misma carezca de justificación), no tiene otra fuente que la célebre máquina de imprimir dólares, lo cual abre dos situaciones particularmente complejas: Europa quedará endeudada con los Estados Unidos, y China ya está poniendo el grito en el cielo por el desequilibrio financiero que implica, amenazando con reducir bruscamente el déficit comercial y fiscal, y retirarse del juego, gestando una crisis supersónica.
Lo explicó pocos días atrás Vicente Nieves, experto en economía y mercados de elEconomista.es: “Imaginen un escenario en el que EEUU sigue emitiendo billones de dólares en deuda (tanto privada como pública para financiar sus déficits), mientras que la economía pierde impulso y parte de los mercados comienzan a mostrar una mayor preferencia por otros activos diferentes al dólar, ¿quién compraría esas ‘toneladas’ de deuda americana? Pues es difícil contestar a estar pregunta, probablemente EEUU tendría elevar sobremanera el interés que paga para lograr cuadrar oferta con demanda con el riesgo que ello conlleva.”
Luego añadió que “No es la primera vez que aparece el fantasma de la crisis de deuda en EE.UU., pero normalmente se suele asociar a la llegada de una profunda recesión o de una crisis financiera que provoque una pérdida de confianza en el dólar. Varios economistas de grandes empresas de Wall Street admitieron en mayo, al analizar la situación fiscal norteamericana en el American Enterprise Institute, que otra recesión económica en ese país, que aumentaría los déficits y la deuda incluso más de lo proyectado, podría ser un catalizador para una crisis de deuda de Estados Unidos que enviará ondas de choque a través de los mercados financieros globales”.
Como el lector comprenderá, esa situación está en proceso y puede desatarse aunque no se concrete el anunciado préstamo para Ucrania. El problema es que si la maniobra norteamericana cobra vigor y las economías europeas se enganchan en la intermediación, el peligro se multiplicará. Esto es así: mientras el estado Desterritorializado de los Estados Unidos insiste en el despliegue bélico que le ordena el Supra Poder atlantista y emite para satisfacerlo, promueve el desfallecimiento de su economía interna real, la única que -con tiempo y reorientación- podría proveer los recursos esenciales.
La movida del G7 deja de lado algunos detalles. Por un lado, la Federación que conduce Vladimir Putin ha logrado sus objetivos sobre el Donbas sin evidenciar problemas estructurales internos. Por otro, Ucrania está devastada y una gran parte de su pueblo sigue muriendo. El mensaje emitido desde la cumbre de Italia sugiere a los ucranianos seguir peleando pese a la imposibilidad de revertir el sentido de la guerra. Y, por lo bajo, les avisa que deben empezar a pensar cómo pagarán la deuda que se les ha impuesto como si fuera una solidaria colaboración. Se trata de un nuevo impulso a la tradición del bloque anglosajón: el maltrato a los aliados.
El andar sereno y firme del Oso quedó plasmado en las visitas del presidente ruso a Corea del Norte y Vietnam. Para absorber la dimensión política de la gira, vale indicar que en el primer caso se suscribieron acuerdos para dinamizar la energía nuclear en el país de Kim Jong un, buen gesto hacia China en una de las zonas calientes del orbe, y que la Asociación Estratégica Integral elaborada con el líder vietnamita To Lam y el titular del Partido Comunista Nguyen Phu Trong, marca una mejoría ostensible dentro de una relación histórica que venía incluyendo vaivenes. La opción Samsung en materia de elaboración de telefonía celular adoptada por Vietmam tiempo atrás, nunca satisfizo a China, impulsora de la gigantesca cooperativa Huawei. Ahora, Rusia devuelve favores suscitados en otros territorios, y ofrece un puente.
Sin reparar en la honra del oficio periodístico, los medios occidentales de mayor volumen titularon que el viaje de Putin a esas naciones mostró su “aislamiento internacional”.
LA RAZÓN DEL MISTERIO. Muchos han indagado tras leer las varias Fuentes referidas al esquema financiero y su control de Occidente, cuál es el sentido de la inversión del Dragón en los papeles de la potencia del Norte. Veamos: China posee superávit por cuenta corriente; esto significa que exporta más de lo que importa. Por tanto, puede financiar a los Estados Unidos empleando ese beneficio para comprar deuda del Tesoro norteamericano y otros activos. Durante varios años esta relación resultó beneficiosa para los dos: los estadounidenses han vivido por encima de sus posibilidades, emitiendo sin respaldo e importando más de lo que exportan, mientras que China dispuso de un lugar seguro y rentable para colocar su ‘exceso de ahorro’ por cuenta corriente.
Pero desde hace dos años el coloso asiático ha sido declarado enemigo sistémico por la OTAN y el mes pasado el gobierno que encabeza el descabezado Josph Biden lanzó sanciones para evitar el desarrollo de numerosos productos, en especial los semiconductores. Esto es: estableció puniciones que se suman a las dispuestas sobre Rusia, aliado estratégico chino. Como no podía ser de otra manera, la nación que orienta Xi Jingpin evaluó que la confiabilidad de los nerviosos Estados Unidos empezaba a licuarse. Los resultados están a la vista. China atesora en estos momentos poco más de 767.000 millones de dólares en deuda americana, la menor cantidad desde 2009. El oro representa ya el 5% de todas las reservas chinas, el porcentaje más alto desde 2015. Y como colofón, China está desdolarizando sus reservas como una herramienta geopolítica para reducir el poder del billete verde en el sistema monetario global.
Hace rato que la potencia norteña, intentando sostener la genial imposición que data de 1971, combate a sangre y fuego contra aquellas naciones que intentan trasladar sus reservas a una órbita monetaria diferente al dólar. Varias invasiones –Irak y Libia, por caso- han sido leídas como emprendimientos petroleros; lo fueron, claro, pero incluyeron en la grilla el control del modo de aquilatar sus ahorros. Al hacer uso de su derecho legal de atesorar recursos propios en la divisa más conveniente, esos estados fueron arrasados militarmente. Como factor paradojal de semejantes acciones, cabe subrayar que fueron realizadas bajo la advocación de la democracia.
Es preciso incluir otro dato, de carácter político. En China las decisiones las adopta el Estado, gobernado por el Partido Comunista de China, directamente ligado al interés geoestratégico del país. Aunque no tiene pruritos en habilitar el arribo de capitales externos, lo hace sin resignar el control público y sin permitir la monopolización en rubro alguno. En contraste, los Estados Unidos tienen en el seno mismo de su Estado, representantes de las grandes corporaciones financieras y armamentísticas. Y ya no son delegados con voz e influencia -lo que sería grave- sino funcionarios con poder para determinar rumbos. Como se atisba, el concepto de democracia tiene acepciones muy variadas.
EL ESCÁNDALO NORTEAMERICANO. Vale considerar lo afirmado por Philip Pilkington, economista experto en macroeconomía y mercados, y autor de The Reformation in Economics: “Estados Unidos tiene un déficit comercial consistente y grande (agravado por el fuerte déficit fiscal que sigue estimulando la demanda interna). Este déficit comercial debe ir acompañado de entradas de flujos financieros (compra de bonos, acciones…). Veamos cuáles son esas entradas. Normalmente, estos bonos eran comprados por China y otros gobiernos / bancos centrales. Estos eran compradores estables porque era parte de su estrategia comercial: apuntalar el déficit comercial de Estados Unidos para vender más exportaciones. Ahora son los inversores privados extranjeros los que compran esta deuda”. Parece hablar de la Argentina, pero no; se refiere a la potencia que encabeza el centro histórico, descentrado.
En realidad, la situación económica norteamericana es un escándalo. No termina de explotar porque las grandes corporaciones operan a su favor (por así decir, sin dejar de advertir el equívoco), y porque el armamento aquilatado por la OTAN tiende a disuadir a estados, empresas particulares y dirigentes políticos. Pero todo tiene un borde. El mismo se empieza a perfilar en sentido acotado a través del préstamo anunciado sobre el comienzo del artículo presente. ¿Nadie se da cuenta del riesgo? Casi todos los protagonistas lo comprenden. Sucede que el modo de acumulación aluvional y acelerado del espacio rentístico supera y evapora las objeciones que puedan surgir de sus referencias más lúcidas. Hasta el bueno de Henry Kissinger, que en su apogeo llevó a Occidente hasta la cúspide, fue desatendido en Davos.
Es que como si esto fuera poco, las tácticas de los componentes de ese bloque letal son diferentes, aunque confluyan en la designación de enemigo para casi la mitad del planeta por su descaro. ¿Cuál descaro? Apostar al fortalecimiento de los estados, a la inversión productiva, a bancos monitoreados con la misión de incentivar la economía real, al crecimiento de la zona industrial de sus PBI, a establecer alianzas en equilibrio relativo de condiciones, a promover comercio e inversiones sin rasgos leoninos.
Un cúmulo de subdesarrollados que mudaron su caracterización a la de emergentes y ¡pretenden enseñar capitalismo a los capitalistas!
Este periodista puntualizó “diferentes” al iniciar el párrafo previo, pero luego derivó en remate humorístico. Retomemos entonces. Fíjese hasta qué punto las cosas pueden modificarse por esos zigzags internos. Indicó el experto Nieves: “La Reserva Federal está a punto de comenzar a bajar los tipos de interés. La inflación está volviendo a su cauce poco a poco, mientras que la economía empieza a perder fuerza. Además, las próximas elecciones pueden llevar al Banco Central de EEUU a bajar tipos con mayor intensidad en un intento por impulsar la economía e intentar impedir que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca”. ¿Se entiende?
Por si no, lo completó el analista Pilkington: “Todo esto se produce gracias a una importante alianza económica y militar ruso-china que impulsa explícitamente un orden mundial multipolar… Los estrategas inteligentes de Wall Street entienden lo que está sucediendo, pero si miras la prensa financiera dominante no verás ninguna de estas historias en ninguna parte”.
Bueno, aquí sí.
VARIAS ELECCIONES Y UNA ENGAÑIFA. El tramo que arranca en esta mitad de año se caracterizará por la realización de elecciones envueltas en engañifas detectables. El 28 de junio votarán los iraníes; el 30 de ese mes lo harán los franceses. El 4 de julio se lanzarán sobre las urnas los británicos, el 28 los venezolanos, el 7 de septiembre harán lo propio los argelinos, el 27 de octubre será el turno de los vecinos uruguayos y el 8 de noviembre de los norteamericanos. Algunas contiendas serán legislativas; otras, presidenciales. En el medio habrá más comicios, claro, pero los citados en este compacto son de sumo interés.
Para que existan manganetas es preciso que los poderes logren alinear a los grandes medios de comunicación occidentales; como la imbricación es nítida, poco costará. La clave para desentrañar las trapacerías no es otra que una relativa y medida inversión de los términos planteados. Como fórmula básica, puede indicarse que quienes resulten presentados en sociedad como autoritarios, autócratas y violentos serán aquellos que molestan, cuestionan o directamente combaten al atlantismo, mientras que los demócratas, liberales y tolerantes serán quienes se disciplinan a la OTAN.
Esto no significa que todos los etiquetados en el primer grupo resulten específicamente benéficos para los pueblos -hay algunos que mejor perderlos que encontrarlos-, pero es seguro que preocupan de un modo u otro la hegemonía del capital financiero y traccionan en sentido multipolar. Los situados en la segunda franja, damnifican a las gentes de todo el orbe sin un ápice de duda. Como elemento colateral, pero al entender de este narrador, de importancia, cabe señalar que urge destinar inteligencia y energía en la elaboración de una nueva comunicación, con lugar de mirador y tendencia a la verdad. Fatiga ya el seguir aclarando de continuo que los grandes criminales son exactamente eso.
Hay dos ejemplos que pueden contribuir a despejar la mirada a la hora de visualizar el fixture. En Francia, Emmanuel Macron intenta agrupar a toda la ciudadanía que se percibe contraria al autoritarismo para zanjar su reciente derrota y frenar la oleada anti OTAN. El problema es que el presidente galo es cabal representante del belicismo y las políticas de ajuste. En los Estados Unidos, Joseph Biden o, eventualmente, Michelle Obama, pretenden aunar multitudes en contra de un industrialismo expuesto como fascismo. El problema es que ellos son carnadura del atlantismo y, en sintonía, vaciadores del propio estado. Así que, lector, no se oriente por definiciones abstractas y tome en cuenta quién sustenta a cada candidato y qué ha hecho el mismo durante su vida política.
CIERRE Y ANUNCIO. Finalmente, en los días venideros se presentará un número especial de estas Fuentes Seguras. Quien redacta está terminando la edición del extenso reportaje efectuado al ex presidente Donald Trump por el periodista Eric Cortellessa en la revista Time. La presentación del material es absolutamente fiel a los contenidos de la nota y solo se incluirán modificaciones vinculadas con la traducción y la modalidad de lectura en nuestro Sur.
El material es imprescindible para quienes intentan aproximarse a la política internacional. Allí, el hombre que busca retornar a la Casa Blanca informa cuál será su accionar si consigue imponerse en las elecciones de noviembre. En el diálogo se refiere a todos los temas: migración, seguridad, economía, industria y producción, Israel, Hamás, justicia, derechos, China, Europa, Biden, medios, Putin, OTAN, hasta el Covid. Y todo todo lo que pueda imaginarse que se encuadra dentro de esos títulos.
Así que vale preparar unos mates bien cálidos para afrontar estas temperaturas, replegarse del ritmo habitual y repasar algunos de los datos aquí ofrecidos, mientras se aguarda la publicación de ese texto esencial para entender el presente norteamericano, y echar una mirada al horizonte global.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Pinturas. Tintoretto
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