Por Gabriel Fernández *
Cuando hablamos del control alcanzado por las grandes corporaciones financieras al interior de los estados de Occidente, cierto tono general puede alejar el rasgo concreto de la definición. Por eficaz que sea, la descripción de un día soleado no logra transmitir la cálida sensación que los rayos del astro derraman sobre la piel. En este tramo, debido al penetrante ambiente bélico que reina en varias zonas del planeta, resulta posible ejemplificar mediante referencias concretas.
EL IMPULSO. La guerra en Ucrania ha devenido en potente fuente de recursos para las las más importantes compañías de Defensa norteamericanas. Las acciones de Lockheed Martin, RTX (Raytheon), Boeing, Northrop Grumman y General Dynamics se revalorizaron un 12,78% de desde el inicio de la operación militar especial. Pero eso no es todo. Mediante el dominio del área de Defensa estatal las firmas han obtenido ingentes recursos directos.
Se trata de la acción monopólica en plenitud. En los tramos previos a la aprobación del reciente paquete de 61.000 millones de dólares, el Congreso norteño había sancionado cuatro leyes destinadas a “respaldar” a Ucrania por un total de 113.000 millones. Todo ese dinero surgió de la recaudación absorbida por el Estado de la economía real y, claramente, canalizada en la dirección dispuesta por el capital financiero que controla las compañías armamentísticas.
La decisión reciente, empero, es un río caudaloso pero angosto que desemboca en un océano gigantesco. En la actualidad, los 61.000 millones de dólares pueden evaluarse escuetos en comparación con el presupuesto de casi un billón de dólares del Pentágono, que representa aproximadamente el 40% de los gastos militares de los países de todo el mundo, según se desprende del informe del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI).
Al decir de la investigadora rusa Ekaterina Blinova, de Sputnik, los citados grandes contratistas de Defensa en los Estados Unidos —Lockheed Martin, RTX (Raytheon), Boeing, Northrop Grumman y General Dynamics, cabe insistir— “parecían estar preparados antes de que se pusiera en marcha la Operación Militar Especial”. En enero de 2022, los voceros de esas empresas admitieron que el deterioro de la seguridad mundial derivaba en una oportunidad de negocios para sus accionistas. En particular, el director ejecutivo de Raytheon, Greg Hayes, declaró que un posible conflicto militar de Ucrania y las tensiones en la región de Asia-Pacífico crean “oportunidades para las ventas internacionales”.
EL SENTIDO. Cuando la gente es sincera, deja entrever sus verdaderas intenciones: “Espero plenamente que vayamos a ver algún beneficio de ello”, remarcó Hayes. En sintonía, el consejero delegado de Lockheed, James Taiclet, pronosticó que el dinero dispuesto por el Pentágono seguiría aumentando debido a la creciente inestabilidad. Vale subrayar que las compañías involucradas hacen saber a la opinión pública a través de los medios que -también- controlan, que solo usufructúan la oportunidad, sin admitir que están involucradas en su desarrollo.
Pero lo cierto es que las acciones de las cinco grandes compañías han experimentado una expansión sorprendente durante los dos años de guerra en Ucrania. Según el Quincy Institute for Responsible Statecraft, las acciones de Lockheed Martin, RTX, Boeing, Northrop Grumman y General Dynamics alzaron su valor un 12,78% promedio entre febrero de 2022 y febrero de 2023. El centro analítico descubrió que sus acciones, superaron al S&P 500 en un 17,82%, al índice compuesto Nasdaq en un 23,88% y al Promedio Industrial Dow Jones en un 12,71%. La guerra es el negocio, y por eso la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sentenció que la guerra es el camino.
Hace 48 horas, las acciones de Lockheed Martin cotizaban a 461,29 dólares, lo que constituye una subida del 12,71% desde el inicio de las hostilidades. El 28 de noviembre de 2022 alcanzó un máximo de 496,23 dólares. La empresa suministra a Ucrania misiles antitanque Javelin, sistemas lanzacohetes múltiples Himars y misiles de defensa aérea PAC-3, así como otras municiones y misiles. Los ingresos de la compañía durante el año que finalizó el 31 de marzo de 2024 fueron de 69.600 millones de dólares, un 5,28% más que en 2022.
Las acciones de General Dynamics crecieron de 227,98 dólares (el 22 de febrero de 2022) a 284,41 dólares (el reciente 26 de abril), es decir, un 24,75%. Alcanzó un máximo de 295,18 dólares el 5 de abril y luego se enfrentó a una ligera tendencia a la baja que algunos asociaron con el hecho que Rusia destruyera los carros de combate M1A1 Abrams, fabricados por esa firma. Según los informes, Ucrania retiró discretamente sus Abrams de la línea del frente para evitar la creciente amenaza de los drones rusos. Los ingresos de la empresa para todo el año 2023 fueron de 42.300 millones de dólares, un 7,3% más que en 2022.
Sobre el filo del conflicto, las acciones de RT Corporation (Raytheon) alcanzaban 98,12 dólares. Luego subieron a 104,27 dólares el 11 de abril de 2022 y desde entonces padecieron altibajos. Sin embargo, se dispararon un 45,3% de octubre a abril, impulsadas por la combinación de las hostilidades israelíes y ucranianas. RTX es conocida por producir los Stinger, misiles AIM-120 Amraam, los sistemas MIM-104 Patriot y municiones de defensa aérea utilizadas por las FFAA ucranianas en la zona de combate. En enero, el contratista de Defensa fue elegido para construir 1.000 misiles para los sistemas Patriot estadounidenses destinados a equipar a los Estados europeos. RTX registró unas ventas de 68.900 millones de dólares en 2023, un 3% más que en 2022.
CONFLICTO DE INTERESES. En este caso se transparenta la modalidad práctica y el sentido profundo de la desterritorialización sobre la cual abunda este periodista. El secretario de Defensa de los Estados Unidos, Lloyd Austin, se incorporó en 2016 al sector privado uniéndose a la junta directiva de Raytheon Technologies. El 18 de septiembre de 2017, fue nombrado miembro de la junta directiva de la corporación Nucor. El 29 de mayo de 2018, fue nombrado director independiente en la junta de Tenet Healthcare. El 22 de enero de 2021, resultó designado por el presidente Joseph Biden en su cargo actual. No es el único ejemplo de funcionario ligado a las compañías, pero si el más notorio.
La periodista Sarah Lazare indicó que “La persona que Biden escogió para dirigir el Departamento de Defensa es miembro del consejo de administración de Raytheon, un proveedor clave de bombas para la guerra entre los Estados Unidos y Arabia Saudí en Yemen, que ha presionado agresivamente contra el recorte de la venta de armas”. Durante la gestión de Barack Obama, fue comandante del Mando Central de los Estados Unidos, con la tarea de reprimir las fuerzas resistentes de Irak y Siria. También supervisó el programa encubierto del Departamento de Defensa -en paralelo al programa encubierto de la CIA– destinado al entrenamiento y equipamiento de grupos terroristas seleccionados para luchar contra los pueblos islámicos en la frontera entre Turquía y Siria.
LA MEJOR DEFENSA ES UN BUEN ATAQUE. Sigamos. Las acciones de Northrop Grumman subieron de 409,67 dólares el 22 de febrero de 2022 a 480,45 dólares el 26 de abril, lo que supone un salto del 17,28%. El contratista suministró a las tropas ucranianas varios tipos de equipamiento militar, incluidos cañones automáticos y munición Bushmaster así como drones RQ-4 Global Hawk. Las ventas de Northrop Grumman aumentaron un 7% hasta los 39.300 millones de dólares en 2023, frente a los 36.600 millones de 2022.
Las acciones de Boeing cotizaban a 201,48 dólares antes del conflicto. Bajaron en mayo y de nuevo en septiembre de 2022. Luego repuntaron alcanzando los 264,27 dólares el 11 de diciembre de 2023. En la semana pasada cayeron a 167,22 dólares por acción. Boeing aún no se ha recuperado de los reveses causados por la pandemia de COVID. Para complicar el panorama, una reciente auditoría de seis semanas de la Administración Federal de Aviación (FAA) sobre la producción del avión Boeing 737 MAX puso al descubierto ciertos detalles. Por caso, que la firma suministra a Ucrania bombas de pequeño diámetro lanzadas desde tierra. La vida, por así decir, siempre ofrece otra oportunidad: Boeing obtuvo ingresos por 77.700 millones de dólares en 2023, cerrando el periodo con una pérdida neta de 2.200 millones de dólares.
Ahora bien. Detrás de los beneficios declarados por los contratistas de defensa estadounidenses hay más de lo que parece. Y eso que parece mucho. A principios de este año, varios legisladores denunciaron que las cinco principales compañías estaban inflando los precios al Pentágono con el fin de aumentar aún más sus beneficios. El senador estadounidense por Vermont, Bernie Sanders, señaló en particular a RTX Corporation (Raytheon), que “multiplicó por siete el precio de sus misiles Stinger desde 1991″, haciendo que el Pentágono pague más de 400.000 dólares para reemplazar cada misil enviado a Ucrania. “Incluso teniendo en cuenta la inflación y las mejoras en la tecnología de misiles, se trata de un aumento de precios escandaloso“, subrayó el legislador.
En mayo de 2023, CBS News publicó los resultados de una investigación sobre “lo que solo puede describirse como un aumento abusivo de precios por parte de los contratistas de defensa estadounidenses”. El medio reveló que el Pentágono ha estado pagando de más por casi todo, desde radares, misiles y helicópteros hasta tuercas y tornillos. Y lo que es peor, esta preocupante tendencia comenzó mucho antes del conflicto de Ucrania. Según Sanders, “el Pentágono también tiene una gran parte de culpa”. “El Departamento de Defensa lleva décadas plagado de despilfarro, fraude y mala gestión financiera. De hecho, sigue siendo la única agencia federal que no puede superar una auditoría independiente, un requisito establecido por la ley federal desde principios de la década de 1990″, destacó el senador.
BAJO LA ALFOMBRA. En 2023, el Departamento de Defensa suspendió su sexta auditoría tras ser incapaz de rendir cuentas del 63% de sus 3,8 billones de dólares en activos, agregó Sanders. Así, no es de extrañar que los contratistas de Defensa sobrecarguen habitualmente al Pentágono —y al contribuyente estadounidense— entre un 40% y un 50%, explicó. Cabe añadir, con tonalidad filosófica: pensar que las administraciones norteamericanas imputan por “corrupción” a todos aquellos gobiernos que no sintonizan con su perfil.
Para complicar aún más las cosas, una parte de estos beneficios extra vuelve a los políticos estadounidenses a través de los grupos de presión de los fabricantes de armas. Según la organización OpenSecrets, las cinco grandes compañías gastaron casi 140 millones de dólares en grupos de presión del Gobierno federal en 2023. Lobbistas, digamos.
La propiedad de esas mega corporaciones no recala sobre un individuo determinado. En verdad son tramas de accionistas a los cuales es difícil seguir el rastro. Enseguida se brindará un ejemplo, pero antes resulta preciso indicar que es perfectamente posible, desde los poderes del Estado, frenar su acción destructiva de la economía norteamericana y aplicar normativas nítidas, vigentes, para impedir el establecimiento de contratos leoninos que solo benefician a las empresas en detrimento del erario público. Es decir, aunque funcionarios o congresistas arguyan que no pueden detectar el origen del problema, tienen las herramientas para cortar la acción económica ruinosa que desarticula sus finanzas.
Como apuntó este narrador en otra secuencia de las Fuentes, el proceder de las compañías dedicadas a la elaboración de productos para la Salud no es tan diferente. Entre bancos, fabricantes de armas y laboratorios, es posible hallar las complicaciones reales de un país deteriorado, que ya no consigue gobernarse a sí mismo. Ese país, los Estados Unidos, está presto para acusar de comunista, terrorista, autócrata o lo que fuere, a quien alce la voz para informar sobre semejante mecanismo de absorción. O censurarlo, cancelarlo.
EL OTRO ENJAMBRE. Finalmente. La participación accionaria directa de las corporaciones Blackrock, Vanguard y State Street en el complejo armamentístico es la siguiente:
Es preciso añadir, como se indicó al hablar de tramas de accionistas, la presencia indirecta a través de inversiones cruzadas. El plan de todos los protagonistas es prolongar la guerra y luego, extender sus secuelas. El presidente del régimen situado en Kiev, Volodímir Zelenski, y el CEO de Blackrock, Larry Fink, ya acordaron “centrarse a corto plazo en coordinar los esfuerzos de todos los posibles inversores y participantes en la reconstrucción de Ucrania, canalizando la inversión hacia los sectores más relevantes e impactantes de su economía”. Rompieron el país y, discursos humanitarios mediante, se proponen reconstruirlo según sus necesidades.
No es necesario recurrir a Serguéi Lavrov o a Wang Yi para entenderlo. Lo describió sin emoción el profesor de la Universidad de Columbia, Jeffrey Sachs: “La guerra de Ucrania es la culminación de un proyecto de 30 años de duración del movimiento neoconservador estadounidense. La Administración Biden está repleta de los mismos neocón que defendieron las guerras impulsadas por los Estados Unidos en Serbia (1999), Afganistán (2001), Irak (2003), Siria (2011) y Libia (2011) y que tanto han hecho por provocar la invasión de Ucrania por parte de Rusia”.
Para insertar un corolario adecuado, es pertinente recordar que los funcionarios al servicio de las grandes empresas financieras que coordinan la acción de los fabricantes de armamentos, fugan sus dineros mal habidos sin necesidad de recurrir a los paraísos fiscales tradicionales. ¡Los fugan hacia dentro! Pues han construido el modo de ocultar recursos y evadir impuestos en Delaware, Nevada, Montana, Wyoming y Dakota del Sur. Vale asomarse al artículo destinado a explicar ese circuito: Fuentes Seguras. El eje de la guerra. Allí también se habla de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por si alguien duda acerca del lugar que conviene ocupar en este planeta.
Como se precisó en textos previos, los emergentes multipolares están desarticulando buena parte de la influencia de esos intereses. La Federación de Rusia, la República Popular China, la Republica Islámica de Irán, entre otros, han erguido estados que rechazan la penetración de los hacedores de guerras y ladrones de presupuestos. Aunque no alcanzan santidad alguna, aunque poseen dificultades de compleja resolución, han optado por otro sendero. El sentido de esa decisión radica en la priorización de la matriz geoeconómica profunda en contraposición a la empresarial particular. Sus pueblos, acompañan el rumbo. En cierto punto, sin la declamación democrática que fingen los Estados Unidos, lo definen.
La información dura transita toda esta nota, lector. Pero el párrafo reciente es decisivo. Pues de poco sirve conocer las tropelías sin comprender que, en este tramo de la historia, es posible truncarlas y elaborar un camino diferente.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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