Peronismo y Desarrollismo, otra vez. El traslado de la contradicción principal. La importancia del diagnóstico. Crecimiento y dificultades. Contacto. Lo que viene. Tarifas e inflación. El Toto se desmarcó. La música y los músicos de un pueblo. El Papa y un mensaje para pensar.
Por Gabriel Fernández *
Este comentario surge después del fragor de la discusión cruzada. Algunos lectores recordarán que en el origen mismo de nuestras Fuentes Seguras lanzamos la hipótesis –bastante fundada, por cierto- de un Frente de Todos que congregó peronismo y desarrollismo para desplazar al neoliberalismo. Si bien la fórmula es más sencilla que el trazo completo de una coalición con muchas variantes, resultó adecuada. Eso es lo que se percibe en este presente polémico.
Ahora bien, la definición de un diagnóstico firme y al mismo tiempo dinámico, resulta esencial para la caracterización del proceso. Y por lo tanto, para la toma de posición ante el mismo.
CRECIMIENTO Y DIFICULTADES. Es ostensible que en el último año y medio la Argentina ha crecido, dejando atrás la recesión impuesta intencionalmente por el macrismo y que mejoró la actividad económica interna y externa. Está claro también que la distribución interna de ese despliegue no ha sido equilibrada y que los sectores empresariales concentrados se beneficiaron más que las capas populares. Ambas definiciones son correctas, pero se configuran de un trazo; hace falta ingresar en algunos detalles.
El Producto Bruto Interno creció de modo extraordinario para los parámetros internacionales actuales; el país afrontó dignamente la crisis sanitaria tras reconstruir un área de Salud devaluada, bajó el desempleo a la mitad del aluvión macrismo – pandemia, disminuyó levemente el nivel de pobreza, incrementó la producción agropecuaria y las exportaciones, alzó la recaudación tributaria, reestructuró la deuda privada y así mejoró parcialmente las cuentas fiscales, fomentó el crecimiento industrial con tres arietes que tuvieron una expansión relativa pero real sobre rubros ligados. Mejoró la actividad comercial interna. Se desplegó una acción internacional tercerista, asentada en el interés nacional y regional.
Empero, esos factores que pueden evaluarse un éxito de la conjunción filosófica activa de peronistas y desarrollistas, no se volcaron de modo ecuánime sobre el conjunto de la comunidad sino que se trasladaron prioritariamente hacia la cúspide social. En cierto modo, la decisión de las corporaciones de atrapar los beneficios mediante continuos golpes inflacionarios y la visible dificultad oficial para frenarlos, resulta uno de los ejes del contraste hogareño en el Frente de Todos. Esto se evidencia en tres flancos: los salarios formales siguen bajos, los irregulares directamente insuficientes y la indigencia persiste. De allí que los reclamos sindicales en paritarias y los sociales a través de marchas insistentes, resulten plenamente justificados y, en perspectiva, beneficiosos para la economía en su totalidad.
¿Cuál es el problema? Básicamente, que se viene identificando el polo desarrollista de la alianza como enemigo, trasladando la grieta exterior al interior de la misma. Lo cual, a la luz de los datos objetivos, es un error de apreciación y también un defecto en el modelo de acumulación de poder político.
La acción de Alberto Fernández, Martin Guzmán y Matías Kulfas –por sintetizar- no ha sido obstáculo para el crecimiento sino uno de los factores del mismo. El rol del kirchnerismo –el gran protagonista en el armado del FDT– bien podría ser la promoción de una tensión destinada a apuntalar el polo peronista en su justificada ansia redistributiva. Las recurrentes consignas de dirigentes y militantes que sitúan al resto del espacio como adversario liso y llano cual si se corroboraran proyectos antagónicos, no logran describir la articulación real alcanzada en los dos años recientes.
Esa es la posición de quien escribe. En modo alguno se niega la existencia de injusticia social y, debido a los datos positivos señalados anteriormente, tampoco se deja de indicar la existencia de recursos para resolver ese desajuste. En la misma línea, se observa la sub utilización de medios económicos, políticos y culturales estatales, para mejorar el horizonte. Hay numerosas acciones que podrían concretarse y apenas se llevan adelante con una parsimonia irritante, cuando no con un zigzag que confunde. Fue apuntado en estas páginas al hacer referencia al ámbito inversor, financiero, administrativo y comunicacional.
Pero la puntualización de los errores no conlleva una inversión de la caracterización. La amalgama de peronistas y desarrollistas –ambos productivistas con distintos perfiles- es una de las claves para poner de pie al país, y el triunfo electoral es imprescindible, porque una cosa es que las variables sean controladas a partir de una orientación positiva y otra por la intención rentística explícita de hundir la producción, endeudar y fugar. El gobierno del FDT, bajo la presidencia de Alberto, ha implicado crecimiento, mientras que la gestión liberal de Mauricio Macri forzó una caída económica general. La traslación de la contradicción fundamental al seno del gobierno frentista implica entregar el polo desarrollista –como ha ocurrido en otros períodos- a las maniobras antinacionales.
(Tomemos en cuenta, además, que la designación del actual jefe de Estado no fue una imposición macrista, de la AEA, de la COPAL o del FMI, sino una interesante decisión contenedora de los dos perfiles por parte de uno de los involucrados).
Finalmente por ahora, una referencia sobre la modalidad del debate. Cabe iniciar este tramo ejemplificando el planteo a través de la situación internacional: cuando desde aquí se narra un presente dinámico orientado hacia la Multipolaridad, siempre aparece alguien que objeta “pero sigue el hambre en el mundo” y/o “pero sigue habiendo guerras e injusticias”. Es de lamentar que los procesos históricos de millones de personas se caractericen por un andar mucho más cansino del deseado y que las reformulaciones estructurales resulten tan direccionadas como irregulares, tan perceptibles como enrevesadas y proclives a involuciones parciales.
En sintonía conceptual, cuando este narrador indica que tras el aluvión macrista y pandémico la Argentina empezó a crecer y que esa es una base sólida para mejorar el vivir de nuestro pueblo, se replica “pero la guita no alcanza” y “pero el poder económico sigue en las mismas manos”. Ese tipo de argumentación demagógica impide todo análisis de fondo porque jamás las cosas son como uno desea, porque hasta la transformación más tenue implica luchas y tiempos, y porque la foto fija de un instante no encarna el porvenir que se está construyendo. Es evidente que la imagen injusta de la Argentina de hoy resulta tremenda para quienes bregamos por las tres banderas históricas, pero también es cierto que en comparación con el pasado inmediato denota un progreso, y esa tendencia no se ha quebrado.
Vale considerar las observaciones vertidas al aire –y en las redes- por nuestro misterioso columnista, El Gauchito Gil: “Hemos recuperado más empleos formales que informales, contra lo que se dice vulgarmente. Recapitulando: hemos crecido, han crecido las exportaciones y el consumo, hemos recuperado en 2021 salarios reales, ingresos generales, empleos, mejorado la distribución del ingreso entre personas y para los trabajadores, bajado la pobreza y la indigencia. Todo esto con especial énfasis en el segundo semestre, con la aclaración de que son todos valores similares a 2019 (alguno mejor, otro peor), y la advertencia de que parte de eso puede esfumarse si no reaccionamos en favor de los sectores populares. No necesitamos una revolución imaginaria, necesitamos que las mejoras en ese semestre se repliquen de aquí a 2023”.
LAS LUCHAS QUE SE AVECINAN. Sin embargo, la inflación golpea. No sólo la presente sino la que parece avecinarse tras incrementos en las tarifas de electricidad y los combustibles. Al conocerse los anuncios de segmentación propuestos como paliativo por el Ministerio de Economía, la Subsecretaría de Energía que conduce el crítico Federico Basualdo, hizo saber la última semana que “No se sabe cómo se va a identificar a los usuarios y qué organismo va a proveer la información de ingresos para que sea objetiva. No hay un mecanismo establecido para lograr el acceso a la información de la AFIP. La base de usuarios de Servicios Públicos de todo el país se encuentra desactualizada, lo cual representa un obstáculo insalvable y tampoco está definido si los ingresos van a ser por usuario o grupo familiar”.
A través de un informe esa repartición añadió que en los hechos “la mayoría de los usuarios del AMBA tendrán aumentos cercanos al 65%”. Y anticipó que “para el periodo invernal se registrarían aumentos de más del 400% a usuarios residenciales del AMBA”. El equipo de Basualdo, al hacer circular el texto, deslizó que resulta importante recordar que el Estado viene subsidiando a las compañías petroleras con un precio del barril muy superior al costo de producción. Con ese marco de debate los interrogantes se abalanzan sobre el Secretario de Energía, Darío Martínez. Nuestras Fuentes lo señalaron así: “El equilibrio que está haciendo Martínez es extraño y veremos cómo evoluciona después de los anuncios”. No hay que olvidar que los gobernadores tallan en los precios de la distribución y el transporte.
Ese funcionario ya anunció que “Los días 10, 11 y 12 de mayo se realizarán las audiencias públicas correspondientes para la actualización de las tarifas de los servicios de Gas y Electricidad por redes, y la correspondiente a la segmentación de subsidios. El nuevo esquema se regirá por el principio de gradualidad”. Resulta previsible que, a menos que se impida el acceso de las entidades que representan a usuarios y de los sindicatos del sector, lo cual implicaría de hecho una acción policial de control sobre los asistentes, las jornadas pueden derivar en un escándalo de proporciones. Son muchos los que consideran que una variación en los precios con el presente panorama perjudicaría las economías familiares pero también el proceso productivo nacional.
El debate de fondo renacerá en breve. Básicamente, por qué no absorber las compañías y organizar el conjunto de la actividad desde el Estado. Los fundamentos planteados desde el movimiento obrero son de fuste: “Esto es un tarifazo, la segmentación es una farsa, vamos a terminar todos, salvo los de tarifa social, dentro del sistema que las empresas desean” aseveró en nuestra emisora Carlos Minucci. “El Gobierno debería explicar cuál es el valor real del servicio, que todos los años origina cortes. Se va a pagar mucho sin mejoras en el servicio”. Minucci, titular de la Asociación de Personal Superior de Energía (APSEE) y miembro de la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) recordó que con el macrismo “hubo 4.000% de aumento, sin inversiones. Y ahora pagamos las deficiencias empresariales”.
Aquí se observa un ejemplo interesante de lo aseverado más arriba. Cuestionar, proponer, debatir, no requiere romper. Tampoco generar climas que muestren la fractura como el único camino digno.
HUBO CONTACTO. –Qué se cuenta. “Existió un acercamiento”. –Directo o indirecto. “Eso no te lo vamos a decir”. –Contenidos. “Muy importantes. Aparecieron dos nombres y merecieron beneplácito de ambos lados: Agustín Rossi y Augusto Costa”. –Mirá vos. Lo de Rossi me lo habían comentado, lo de Costa tiene fuertes implicancias en varios sentidos. “Exactamente. Por lo pronto implica una aproximación con la provincia de Buenos Aires”. –Igual el tema de los cambios en el Gabinete sonó demasiado. “Esos nombres están sobre la mesa”. –Desde el kirchnerismo dicen no importan los nombres, importan las políticas. “Habrá nuevos anuncios para apuntalar el poder adquisitivo”.
Hasta este momento, Costa es ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica del gobierno bonaerense.
UN CASO QUE DESPABILA. Sólo en ocasiones aparece un suceso gestado en la cotidianeidad que puede encarnar un cambio de tendencia. Es de suponer que con su madurez habitual el pueblo argentino lo evalúe y en vez de revertir el sentido para lanzar al container de deshechos algunos logros de real valía, ponga las cosas en su lugar. Este periodista piensa que el Caso Salvio puede operar como un freno a ciertos excesos y al mismo tiempo ahondar en reflexiones comprensivas sobre las relaciones humanas.
Una importante cantidad de denuncias por violencia de género en el país no son más que la derivación de desavenencias en el seno de relaciones que concluyen de modo conflictivo. “Todo lo que termina, termina mal” ha señalado Andrés Calamaro, reflejando lo que la mayor parte de los seres humanos con algo de rodaje vital, conoce. Por motivos muy variados tantas parejas protagonizan intensas peloteras propias de decepciones, afectos no correspondidos, infidelidades, equívocos, y otras complejidades propias de la psiquis de sus integrantes. Transformar esa zona casi ineludible de la existencia –no hay vínculos sin conflictos– en imputaciones graves, implica ignorancia de los rasgos de esta especie.
Así, se desfigura una importante campaña contra las agresiones y se la convierte en un recurso sencillo, con víctimas y culpables a priori. Si por un lado resulta inadecuado plantear en todos los casos Yo te creo –prejuzgamiento-, por otro se devalúa y se pone en duda un volumen de casos genuinos sobre los cuales la Justicia debe operar. También, se desandan cuatro décadas de exitosa lucha en defensa de los derechos humanos: el prestigio logrado por esa gran causa radicó en la consigna Juicio y Castigo, bien distinta de Pre Juicio y Condena. Esto llevó a que hasta el más brutal represor contara con presunción de inocencia y un abogado listo para defenderlo.
Por motivos que sólo hallan explicación en la intención de fragmentar la comunidad, cada episodio es definido de antemano y aunque se trate de una evidente ruptura emocional como la vivida por Eduardo Salvio y su ex compañera (admitida sólo por una parte de la pareja, resistida por la otra, como suele suceder) el escrache mediático es inmediato y quien se pregunta qué pasó merece vituperios equivalentes al del condenado automático. Desde estas líneas solo cabe añadir una salutación compuesta de congratulaciones y envidia para todas aquellas personas que transitaron sus pasiones sin bataholas, discusiones, frustraciones y desencuentros. Aunque cabe recordarles que “la vida sin problemas es matar el tiempo a lo bobo”.
Un lustro después del emerger de la oleada verde, el pensamiento popular va ubicando los temas en sus casilleros. Resulta válido exigir derechos equilibrados, es justo bregar por igual trabajo igual remuneración, es razonable evitar atropellos verbales callejeros que se escudaban tras el piropo, ha sido lógico admitir la Interrupción voluntaria del embarazo como asunto de Salud Pública, y por supuesto aplicar las leyes que prohíben agresiones y acciones criminales. Un grito colectivo exigiendo respeto retumbó con fuerza y está dejando un rastro que mejora la sociedad. Esa razonar masivo va comprendiendo también que la anulación del conflicto social en una lucha entre géneros, el quiebre de la Comunidad Organizada en beneficio de una batalla “antipatriarcal”, y la instauración del gatillo fácil a través del escrache y la punición sin pruebas, configura situaciones regresivas y contrarias al interés popular.
OTRA CONSTRUCCIÓN DE NUESTRO PUEBLO. Este sábado, mientras abordaba el último trazo del artículo presente, este narrador pudo disfrutar el programa especial de Unísono, en la Televisión Pública. La historia reflejada es maravillosa aunque vale indicar que semejante trayecto resulta difícil de resumir en un espacio. Desde los arranques de la Unión de Músicos Independientes con un puñado de voluntades que resolvieron agruparse para potenciar sus creaciones y defender sus derechos, hasta este largo tramo -que continúa en todo el país- del Instituto Nacional de la Música. Una realidad posible gracias a la inteligencia y la terquedad de compañeros que, como Diego Boris, rechazaron la idea reinante acerca de músicos ególatras y alejados de toda organización.
Se pusieron a construir y lo lograron. El Inamu es otra de las grandes obras surgidas del pueblo argentino.
CRUCES Y FUTUROS. De todo este andar, sin olvidar ni por un instante el arrebolado plano internacional sobre el cual volveremos en los días venideros, queda la observación planteada al comienzo. La traslación de la contradicción principal al interior de la fuerza propia, la evaluación actual de dirigentes y corrientes, promovidos muy poco tiempo atrás, como traidores y entregados al interés antinacional, implica el cese de conexiones trascendentes para enfrentar una oposición que no tiene dudas sobre el proyecto que anhela concretar.
La facilidad con que tantos dan por cerrado un proceso por demás complejo, llama la atención.
Un repaso a la tríada comunicacional hegemónica del domingo en curso evidencia ataques formidables contra Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández. Los Ellos sostienen la mira con buen pulso. Muchos de los argumentos enarbolados pueden hallarse en pronunciamientos de distintas zonas del FDT. Cada cual adopta el que ¿conviene? más a sus premisas.
En tanto, las guaridas judiciales relanzan su ofensiva. Este lunes, el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti -el que vota por sí mismo-, pretende asumir la titularidad del Consejo de la Magistratura. Es el órgano que designa y remueve jueces. Allí también Los Ellos enfocan con claridad; el intento de hacer crujir la institucionalidad, es ostensible.
Si todo se desmadra, como tantos pronostican, habrá una polémica agitada mientras se corre hacia los botes: unos dirán que fracasó un “gobierno de derechas” y otros que la catástrofe surgió del “boicot” interno. Ya no importará demasiado el resultado de la discusión.
Pero el otoño, por estos días, se ha vuelto menos contradictorio que en la semana anterior.
Nuestro cierre, con el Papa Francisco:
En su reciente viaje a Malta, Jorge Bergoglio anticipó que la Iglesia Católica del futuro “será más pobre y menos política” debido a que “perderá muchos privilegios”. En conversación con jesuitas, lo que no parece casual, pronosticó que la Iglesia “será más humilde y auténtica y encontrará energía para lo esencial”. El Papa completó que “será una Iglesia más espiritual, más pobre y menos política: una Iglesia de los pequeños. Benedicto dijo cuando era obispo: ´preparémonos para ser una Iglesia más pequeña´. Esta es una de sus ideas más ricas”.
Si bien hizo referencia a vocaciones, jóvenes y matrimonios, esas observaciones no fueron más allá de las matemáticas. Lo interesante quedó debajo y quizás incentive a los lectores para realizar algunas especulaciones de valor.
Felices Pascuas.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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