Por Gabriel Fernández *
En esta semana pletórica de información van llegando las observaciones sobre el planteo estratégico formulado en las últimas Fuentes Seguras (“Terraformar la Tierra”). Varias cosas para apuntar. Quienes leyeron con detenimiento comprendieron la esencia del planteo. De allí que, para mi sorpresa por la celeridad en la digestión de una bomba de profundidad de tal dimensión, numerosos comentarios resultaran útiles para su desarrollo. Llamó mi atención, también, el revivir conceptual de analistas que respeto mucho y hace tanto no irrumpían en los debates. En esta ocasión, se sintieron tocados y me hicieron llegar complementos valiosos que voy tomando bien en cuenta.
También arribaron, con tono airado, lecturas prejuiciosas. Por un lado las ecologistas tradicionales con su condena a la tecnología, la energía nuclear –especialmente-, y su reafirmación de consignas destinadas a bucolizar y tribalizar la vida humana. Por otro, algo más pior –dirían en el barrio-: quienes desestiman que el Pensamiento Nacional posea envergadura para abordar estos temas. Hubo algunos deslices tipo “está loco” o “qué se mete en estas cosas”, provenientes de la siniestra del espectro político. Para estas evaluaciones rápidas la mención al Mensaje Ecuménico de Perón o a la Laudato Si del Papa resultan demérito que no se licúa con las referencias a otros autores internacionales.
Entre las confusiones que resulta preciso situar temprano se cuentan los comentarios de quienes en el ámbito nacional proclaman un proyecto industrialista y un desarrollo científico técnico, pero en el orden planetario recalan en un conservador rechazo a la ingeniería avanzada, la nanotecnología y la robótica. Como si las máquinas empleadas por una pyme argentina –o alemana- se originaran en el aire, sin una intensa y dedicada elaboración humana. Pero también están aquellos que leyeron con atención el material ofrecido y se comunicaron para indicar “dejámelo pensar. Es la primera vez que accedo a un planteo así y me cuesta procesarlo”. Son consideraciones sinceras, que también valoro.
Claro: están quienes, con conocimientos fiables pero insertos en el inevitable entorno de los medios concentrados, conciben que la búsqueda es válida pero que los grandes poderes no permitirán su aplicación. Esa mirada franca merece esta respuesta, que también sirve en el orden nacional: Por lo pronto, cuesta tanto esfuerzo político cobrar impuestos a los ricos como transformar la sociedad, así que vamos un paso más allá. Y además: los medios habituales enfocan una humanidad aplastada por el Consenso de Washington, como si la crisis financiera del 2008 no hubiera existido; esos megapoderes de hoy no son tan mega, y la Multipolaridad, existe.
El sencillo texto costó mucho tiempo de realización. Lo plasmado contiene aportes originados en tantos lugares del planeta –incluido el nuestro- por los más variados autores; mereció varias correcciones y, visto una vez más, debo decir que lo ratifico plenamente y no modificaría una coma. Tuvo su preludio en la parte final del artículo “Lluvia serena y comunismo” que redacté poco tiempo atrás para La Tecla Eñe. Ahora, voy hacia la profundización del concepto; varios de los tramos venideros se dividirán en detalles de los intersticios de cada iniciativa sugerida y en otros análisis geo estratégicos en compañía de pensadores que ya manifestaron su intención de zambullirse en la idea para desplegarla.
Así están las cosas. Esta es una devolución con gratitud y polémica para quienes se asomaron a un asunto complejo y, a decir verdad, definitivo. Debajo de estas líneas, en comentarios para las redes y subrayados para la web, incluyo algunos materiales que pueden enfocar a quienes recién se aproximan al conjunto del planteo y a la cosmovisión que implica.
La Seguimos.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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