Por Juan Patricio Méndez *
Lo único que no podemos advertir o dilucidar es una fecha concreta. Pero el vencimiento está claro, y hoy ya es tarde. La ONU, a través del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), publicó un informe que evaluó cómo el calentamiento global cambiará el mundo en las próximas décadas. Se trata, quizás, del estudio más contundente y completo que se ha presentado hasta la fecha. “Las consecuencias del cambio climático son irreversibles”, destacó el documento entre sus conclusiones.
“Es una alerta roja para la humanidad”, describió António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, en relación al estudio mencionado. Según sus autores, las emisiones continuas de gas de efecto invernadero “podrían quebrar un límite clave de la temperatura global en poco más de una década”. Lo cual quiere decir que no sólo vamos a aumentar la media del termómetro del mundo, sino que vamos a asistir a fases de deshielo, desalinización de océanos y cambios rotundos en los ecosistemas. “Eventualmente, también podría haber una subida de 2 metros del nivel del mar a finales de siglo”, señalaron.
Asimismo, el Panel responsabilizó al accionar humano por las alteraciones relacionadas al cambio climático. Aunque es preciso mencionar que esta lectura puede provocar cierta confusión. Aludir meramente a la acción humana crea un efecto ideológico de culpabilidad sobre el ser humano, adherencia que no es acertada a nivel discursivo. Lo que el informe sostiene es que los modelos productivos utilizados por el humano llevaron a que estemos en condiciones de irreversibilidad climática. La no mención de empresas multinacionales, reproductoras de órdenes extractivistas, no es un dato que debemos dejar pasar, ya que estas son responsables de, al menos, el 50% de las emisiones de gases.
“Es una alerta roja para la humanidad”
Por otro lado, en el documento que se dió a conocer esta semana, los científicos coinciden en que la única salida posible es un recorte abrupto y una reducción inmediata de las emisiones de gases de efecto invernadero, porque “limitar el calentamiento a cerca de 1,5°C o 2°C ya no será suficiente”. El desastre es visible en todo el mundo: 50° en Canadá, incendios descontrolados en Europa, inundaciones y eventos climatológicos en el Este de dicho continente, entre otras situaciones, como la bajante del río Paraná. “El incremento de temperatura seguirá, al menos, hasta el 2050, punto de inflexión donde las consecuencias pueden ser más complejas”, indica el informe.
Entre los testimonios de los científicos, Panmao Zhai, copresidenta del grupo de expertos del IPCC, detalló que “estabilizar el clima precisará de una reducción fuerte, rápida y sostenida de las emisiones de gases de efecto invernadero para alcanzar la neutralidad del carbono”. Por otro lado, Guterres destacó que “este informe debe poner fin al carbón y las energías fósiles antes de que destruyan al planeta”.
En este orden de ideas, Ed Hawkins, de la Universidad de Reading y uno de los autores del informe, puntualizó que se trata de “una constatación de hechos; es indiscutible que los humanos estamos calentando el planeta, no podemos estar más seguros”.
“estabilizar el clima precisará de una reducción fuerte, rápida y sostenida de las emisiones de gases de efecto invernadero para alcanzar la neutralidad del carbono”
Datos que alarman
Entre los datos más importantes del documento presentado por el IPCC se destaca que:
- La temperatura media fue 1,09 °C más alta entre 2011-2020, que entre los años 1850-1900.
- La tasa de aumento del nivel del mar actual se triplicó en relación al período 1901-1971
- Los últimos cinco años fueron los más calurosos de los que se tiene registro desde 1850
- La influencia humana es el componente fundamental del retroceso de los glaciares desde la década de 1990, y de la disminución del hielo del Ártico.
- Desde 1970 hasta el 2020, las temperaturas aumentaron más rápido que en cualquier otro periodo de 50 años durante los últimos 2000 años.
- Con un alto grado de seguridad, las temperaturas extremas se han vuelto más intensas desde la década del 50, mientras que los eventos fríos se han vuelto menos frecuentes y menos severos.
El informe también señala que los océanos seguirán calentándose, proceso que hará que aumente la acidez del agua, provocando que las especies habitantes de estos ecosistemas sufran su extinción. “Con cada calentamiento, las consecuencias seguirán empeorando, y para muchas de estas consecuencias, ya no hay marcha atrás”, destacó Hawkins. El deshielo, por su parte, provocará que aumente el nivel del mar, promediando los 2 metros para finales de siglo, y hasta los 5 metros para el 2150.
La temperatura media fue 1,09 °C más alta entre 2011-2020, que entre los años 1850-1900.
El acuerdo de París y la sustentabilidad: ¿En dónde estamos?
El estudio parte de la premisa que tanto los objetivos del acuerdo climático de París firmado en 2015, con proyecciones a 2030, como lo relativo al sostenimiento de las temperaturas globales por debajo de los 1,5°, se romperán este siglo a menos que se produzcan grandes recortes en las emisiones de Dióxido de Carbono.
Los autores sostienen que se alcanzará 1,5°C en 2040 en todos los escenarios posibles de cálculos y estimaciones realizadas. “Si las emisiones no se reducen drásticamente en los próximos años, puede suceder incluso antes”, puntualizaron. “Las consecuencias de que las temperaturas globales aumenten más de 1,5 °C en años serían negativas para el planeta, que ya ha experimentado un rápido repunte en temperaturas extremas”, continuaron.
“También veremos un aumento de fuertes lluvias a escala global y también de algunos tipos de sequías en algunas regiones del mundo”, relatan las consecuencias del informe.
En este orden de cosas, cabe aclarar que el Acuerdo de París, firmado en el COP 21 en el año 2015, y ratificado en el 2016 por 189 naciones, establece compromisos para reducir emisiones de cada país , colaborar para adaptarse a los efectos del cambio climático, y el llamamiento a los Estados para que fortalezcan sus estructuras sustentables a lo largo del tiempo. “El Acuerdo ofrece una vía para que las naciones desarrolladas ayuden a las naciones en desarrollo en su labor de mitigación del cambio climático y adaptación a este, al tiempo que crean un marco para el seguimiento y la presentación de informes transparentes de los objetivos climáticos de los países”, aclara la página web de Naciones Unidas.
Aunque una revisión no viene mal. Si bien el acuerdo es claro en términos tácitos, no lo es en términos ideológicos. Porque la ayuda de naciones desarrolladas se traduce en inversiones de capital no sustentable, extraídas de casas productoras en países en vías de desarrollo. Pero no por acción meramente humana y geográfica la huella de carbono ocurre en estos lugares. La huella es esencialmente geopolítica, y marca un mapa de extractivismo global y de dominación implícita, donde el abaratamiento de la mano de obra y el nulo control de impacto ambiental tienen lugar. Los cuadros penales para multar a empresas por emitir gases no esta expresado, material y concretamente, en el acuerdo. Un punto más para reforzar la idea que si bien el acuerdo existe, hay un interés mundial en la continuidad de la modalidad productiva, principal generadora del Cambio Climático.
“También veremos un aumento de fuertes lluvias a escala global y también de algunos tipos de sequías en algunas regiones del mundo”
La palabra de los dirigentes internacionales
A menos de tres meses para el inicio de la Cumbre Climática COP 26 en Glasgow, los representantes del mundo se preparan para discutir estrategias y alternativas en virtud de lo informado por el IPCC y la ONU, aunque solo la mitad de los gobiernos europeos revisaron sus objetivos iniciales de reducción de emisiones.
Boris Johnson, primer ministro británico, expresó que “el informe del IPCC es una señal de atención para que el mundo actúe ahora, antes de que nos reunamos en Glasgow”. Por su parte, Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, opinó que se “requiere que los líderes mundiales, el sector privado y los individuos actúen juntos con urgencia y hagan todo lo necesario para proteger nuestro planeta”.
Estas son palabras de hoy. Sin embargo, algunos mandatarios y referentes latinoamericanos vienen advirtiendo sobre la catástrofe ambiental que está ocurriendo. En términos muy acertados, Evo Morales planteó que hay que “salvar al planeta del capitalismo”. Y agregó, en esta carta del año 2008, que “desde el principio del siglo XXI hemos vivido los años más calientes de los últimos mil años”. “Una de las consecuencias más trágicas del cambio climático es que algunas naciones y territorios están condenados a desaparecer por la elevación del nivel del mar”, sostuvo.
“el informe del IPCC es una señal de atención para que el mundo actúe ahora, antes de que nos reunamos en Glasgow”
También sentó postura el Papa Francisco en su encíclica del “Laudato Si”. En los días previos a celebrarse la COP 21, el sumo pontífice detalló que debemos esforzarnos para cuidar la casa común que Dios nos ha confinado. “Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. Por último, el referente católico remarcó: “La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan”.
El cambio climático forma parte de la agenda ambiental del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Juan Cabandié, en conjunto con Alberto Fernández, presentó el Plan de Políticas Ambientales en el 2020, que se conoció como “Casa Común”, en donde se propusieron una batería de objetivos vinculados al saneamiento ambiental y a la mitigación del cambio climático.
“Hay que salvar al planeta del capitalismo”
Este plan se implicó 4 puntos: el lanzamiento de Casa Común, para el abordaje de prácticas agroecológicas, sostenibles y las reservas naturales urbanas, viveros y áreas verdes; el Plan Nacional de Erradicación de Basurales a Cielo Abierto, que apuntó al desarrollo sostenible y al crecimiento de la economía circular y el saneamiento ambiental; la Ley de Educación Ambiental que lleva a la transformación cultural; y el Programa Nacional de Prevención de Incendios y Manejo del Fuego para la preservación de los bienes naturales, en un contexto donde los incendios se volvieron una mala costumbre.
Pero no todo es apoyo en la región. Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, expuso abiertamente que el cambio climático se constituye de un discurso sin fundamentos ni evidencias. Aunque en su intervención en la cumbre climática mantuvo una posición consciente acerca del peligro ambiental, muchas organizaciones sociales denunciaron el saqueo visceral de la amazonia, la disminución presupuestaria del Ministerio de Ambiente y la alta tasa de contaminación de los ríos.
Asimismo, Javier Milei, precandidato a Diputado por la Ciudad de Buenos Aires, señaló que el cambio climático y el calentamiento global son “otra mentira del socialismo”. “Hay toda una agenda de marxismo cultural, y el tema es parte de esa agenda”, sostuvo en entrevista con Julián Serrano.
El informe es claro y contundente. Las acciones deben ser inmediatas para evitar el colapso sanitario y ambiental del mundo. Las mismas propuestas apuntan a bajar abruptamente las emisiones de gases y llaman a una “necesaria modificación productiva y del consumo”. Las acciones del hoy que no pueden dejarse para mañana. Aunque el mañana, ya llegó.
(*) Columnista de Ambientalismo de Abramos La Boca (Lunes a Viernes de 16 a 18 horas) / Radio Gráfica 89.3
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