Por Osvaldo Jara *
El 25 de febrero de 1951 se inauguraron en Buenos Aires los primeros Juegos Deportivos Panamericanos. El evento se realizó luego de sucesivas postergaciones como producto de la Segunda Guerra Mundial. Nuestro país asumió el desafío y produjo el gran hito del deporte argentino.
El gobierno peronista tuvo un rol fundamental en la organización de esta competencia y apoyó a nuestros atletas. Se enmarcaba en una política deportiva de apuntalamiento a los deportistas de elite, de acompañamiento a las organizaciones deportivas y de ampliación de las bases.
La conducción del deporte estaba en manos de sus organizaciones; la CAD-COA (Confederación Argentina de Deportes – Comité Olímpico Argentino) tuvo la responsabilidad en el circuito federado. Su titular, Rodolfo Valenzuela, participó como esgrimista en los Juegos de Los Ángeles (1932) y Berlín (1936). La CAD_COA y el Estado Nacional tuvieron la responsabilidad de todos los aspectos de los Juegos.
Se utilizó una importante infraestructura para la disputa de las distintas disciplinas. El estadio de Racing Club, recientemente construido, fue el lugar en donde se inauguraron los Juegos. También se compitió en River Plate, Huracán e Independiente. Por otra parte se construyó el Velódromo Municipal para las competiciones ciclísticas; asimismo se utilizaron el Luna Park y GEBA, entre otras instalaciones.
El evento fue realizado con la participación de 2.500 atletas de veintiún países. Una delegación de Grecia trajo la llama olímpica que ardió por aquellos días panamericanos. En la inauguración de la competencia, Delfo Cabrera fue el abanderado del equipo nacional.
Gran triunfo nacional
El éxito de los juegos no se agotó en lo organizativo. Los deportistas argentinos protagonizaron una notable actuación. Descollaron en disciplinas como el boxeo, donde obtuvo ocho medallas de oro. Tal fue el poderío en este deporte que Pascual Pérez no pudo competir por quedar afuera en instancia eliminatoria.
El atletismo también contó con actuaciones brillantes. Delfo Cabrera repitió la conquista de los Juegos Olímpicos y obtuvo la medalla de oro en maratón. Además, en esta disciplina se destacaron los triunfos en lanzamiento de jabalina, lanzamiento de disco, lanzamiento de bala, 5.000 metros y marcha 50 km en carretera. La esgrima descolló con buenas performances, obteniendo valiosas medallas de oro. De esta competencia participaron Félix y Fulvio Galimi. Antonio Villamil y Elsa Lidia Irigoyen, entre otros.
El tiro tuvo una excelente actuación al conseguir once medallas doradas, con Carlos Enrique Sáenz Valiente y Pablo Cagnasso como protagonistas. Este deporte trajo importantes logros durante estos años. Por su parte, el tenis tuvo importantes triunfos en doble y singles.
Argentina consiguió 154 medallas, con 68 doradas, 47 plateadas y 39 de bronce. Esta condición lo ubicó en el primer lugar, escoltado por EE.UU. con 98 preseas. Los estadounidenses dominarán el medallero en el resto de las ediciones panamericanas, a excepción de los Juegos de La Habana (1994).
Fueron los primeros Panamericanos de la historia y nuestro país estuvo a la altura de las circunstancias. Dirigentes, aficionados y deportistas fueron testigos de una verdadera fiesta. “La población entusiasmada y orgullosa de ser sede de esos juegos, los primeros de la historia. Todo se movía al ritmo de los juegos. Se festejaban los triunfos argentinos. Si hubo problemas de organización se solucionaron a tiempo”, escribió Fulvio Galimi en su libro “A capa y espada”.
La dictadura cívico/militar de “La Fusiladora” provocó la debacle del deporte argentino. Junto al achicamiento del Estado y la persecución a deportistas identificados con el peronismo dejó de fomentarse la actividad en las bases. Argentina dejará de triunfar en las bases y en la alta competencia.
Los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos disputados en Buenos Aires no sólo fue la muestra del gran momento del deporte nacional. También fue el reflejo de la Nueva Argentina de Perón. Se trataba de un país en donde el pueblo era poseedor del derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación y a la cultura. En esta última se encuentra el derecho al deporte, a la educación y al esparcimiento.
(*) Periodista. Autor de Peronismo y Deporte I y II. Miembro del Movimiento Social del Deporte.
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