El pasado martes 29 de diciembre, cuando el Gobierno Nacional inició la Campaña Nacional de Vacunación contra el coronavirus, fue la oportunidad para continuar la larga conversación con Alejandra González. Ella es ensayista, investigadora, Doctora en Filosofía, docente titular de una cátedra de Filosofía en el Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires, Coordinadora de la Maestría en Estéticas Contemporáneas Latinoamericanas de la Universidad Nacional de Avellaneda y también docente de la Universidad de El Salvador. Además es autora de numerosos trabajos, entre ellos, Coutora de Globalización. La frontera de lo político (1997), coeditora de Meditaciones sobre el dolor (Autonomía en Red Editorial, 2019). Escribió el epílogo del libro Nota sobre la supresión general de los partidos políticos (Simone Weil, 90 Intervenciones, Red Editorial, 2018).
Ariel Weinman: Estamos con mucha expectativa, sintiendo, aunque no podamos explicarlo, que quizás ingresamos en un momento crucial del devenir de la crisis sanitaria: hoy comienza la Campaña Nacional de Vacunación contra el Covid-19 en Argentina. Queríamos escuchar tus reflexiones, tu análisis. ¿Cómo estás viviendo este momento?
Alejandra González: El inicio de la campaña me suscita una imagen: yo iré cantando a darme la vacuna. Es una gran alegría, como el inicio de un proceso de curación de este año que ha sido tan tremendo y, que desde la perspectiva pragmática, requiere que pongamos toda nuestra voluntad al servicio de nuestro cuidado, que nos vacunemos, de que nos cuidemos, de que nos mantengamos resguardados con cierta distancia física, no social, sino física, con todos los seres queridos para no inducirlos al contagio. Y desde el punto de vista de la reflexión, creo que nos va a llevar mucho tiempo todavía, porque estamos en el medio de este hecho, de este acontecimiento que ha sido la pandemia. Nos va a llevar a hacer reflexiones que tendremos que desarrollar por un largo tiempo. Porque esta es una experiencia, me parece, para toda la especie humana de la que todavía no podemos medir sus dimensiones.
Eliana Cabezas: ¿Qué recepción notaste a nivel social con la llegada de la vacuna Sputnik V y lo que se viene posteriormente, que se inicia hoy, y que es la vacunación propiamente dicha?
AG: Mirá, por supuesto, todos hemos escuchado todas estas tonterías de los anti vacunas, terraplanistas y una serie de versiones alocadas, que no se produjeron solo acá regionalmente o localmente, sino en todo el mundo. Lo cual hace pensar, me parece, que hay algún otro fenómeno acá que tenemos que comprender, además de la “grieta” y de la politización de la vacuna. Y esto es lo que conversábamos, de alguna manera, con Ariel en estos días: creo que hay un momento de declive de la especie humana, en el sentido de una gran crisis civilizatoria. Al menos tendríamos que pensarlo así, por esta enorme pulsión de muerte desatada y este poco cuidado de la vida. Es algo notable, pero que a mí no me termina de sorprender, no que haya gente reaccionaria de derecha, sino que haya gente que prefiere morir para ver morir a los otros. Es decir, denegar el valor de la vacuna para que se muera más gente. Es algo extraordinario, que yo creo que amerita que lo pensemos y que estemos así muy alertas. Porque creo que hay algo de una letalidad que hay que combatir más profundamente, que va más allá de las luchas locales micro-políticas. Te diría que hay que leerlo más a nivel cosmopolítico, y que tiene que ver no solo con el tema de la vacunación, sino con el tema de la creación de este virus, que, obviamente, ya es un “lugar común” decir que tiene que ver con los grandes desequilibrios a que ha llevado este capitalismo predatorio que ha arrasado con la naturaleza. Y junto con la naturaleza, con muchos seres humanos, a los cuales ha considerado “parte de la naturaleza”: negros, indígenas, etc. y, por lo tanto, “desechables”. Por la población que ha considerado “superflua”, porque no se inscribe en los parámetros de un desarrollo capitalista y civilizatorio, y por la exhaustivación de la explotación de los recursos naturales, que para un perspectivismo amerindio, por ejemplo, son seres vivos que están padeciendo estos niveles de exterminio. Acabar con especies vegetales, con especies animales, con los humedales, con la plata del Cerro Potosí: todo eso forma parte de un exterminio de seres que, en ciertas perspectivas, no se dividen en bióticos y abióticos para que eso sirva de justificación para su explotación final. Entonces, esto es una reflexión más a largo plazo, pero quiero decir que no podemos pensar el tema de la vacunación o de las resistencias a la vacunación sin, a la vez, pensar las causas de este virus. Que no va ser la última pandemia, dado el desequilibrio energético, ecológico, cosmopolítico al que nos ha conducido este capitalismo predatorio.
AW: Estamos frente a una disyunción cada vez más profunda. Esto que vos estabas señalando, el reclamo por retirar el monte, la montaña, el agua, las especies animales de la explotación mercantil se amplía en la base social, en las comunidades indígenas, rurales, campesinas, en un sector del movimiento popular, sin embargo, esta demanda no puede permear a los funcionarios, a la estructura política e institucional. Incluso, escuchábamos los otros días a la Vicepresidenta de la nación, Cristina Fernández, hablar de “repensar el sistema de salud”, y nos gustó esa idea. Ella decía que “hay que repensar el sistema sanitario para articular de otro modo el sector público, el sector privado y el de las obras sociales sindicales”; nosotros, como contrapunto, nos preguntamos, ¿y por qué también no volver a repensar el sistema productivo?
AG: Hay que repensar una serie de cuestiones. Lo que está fallando…, nosotros hemos dichos muchas veces “aquí parece que no se lograra transmitir ciertas cuestiones, que hubiera ciertas fallas en la comunicación en el gobierno actual”. Podríamos decirlo, bueno, de este modo: falta una cierta épica en la transmisión de la tarea por hacer, que es una tarea de la comunidad. Podemos pensarlo así. Pero yo creo que hay un desgaste de la lengua, creo que hay un desgaste de la lengua, y las comunidades son comunidades lingüísticas, es decir, un pueblo se definía antes que nada por la etno-lingüisticidad, porque hablaban una lengua común. Y me parece que eso está muy fragmentado, y no solo en la famosa “crisis de representatividad” que separa a dirigentes de dirigidos, sino que incluso las palabras están muy vaciadas en nuestros propios entornos. Por eso, incluso, los que estamos más, menos, perjudicados por esta situación global hablamos la lengua del amo, y con la “lengua del amo” no hay liberación. Entonces, insisto en que nos hace falta una poética, de vez en cuando resuena una palabra verdadera y eso nos acompaña días y días. Y el resto suena muy a una cháchara, a las palabras desgastadas. Bueno, “la tribu” tiene que renovar su lengua, porque las palabras se gastan. Esa es una labor poético-política. Los grandes líderes han renovado las palabras, los grandes líderes políticos, deportivos: Maradona nos dejó una cantidad de frases que expresan genuinamente un cierto sentir. Por supuesto, hay ciertas frases que luego se vuelven emblema, pero que tienen que ver con el lugar en que tocaron lo sensible de una época, lo real de una época. Y eso me parece que es lo que no está aconteciendo. Entonces, no sé qué les parece a ustedes, pero esas discusiones, “qué dijo este”, “qué dijo el otro”, “si Carrió deliró”, “si el otro dijo tal palabra”, son una cháchara gélida que no permite que en medio de ese tumulto se pueda escuchar una palabra verdadera. Creo que no hay que darle más bolilla, más alcance a la palabra vacía, porque eso no puede conducir a un acontecimiento verdadero. Estamos en un nivel tan hondo de lucha por la vida en este momento, tan profundo, estamos peleando el mundo entero contra una vida que quiere hacerse espacio a costa de la nuestra, la de esta especie, y quizá eso sea una especie de equilibrio “cosmopolítico”. Hay que pensar esto, me parece que requiere de una lengua nueva y una escucha también, que deje de lado tanto farfulleo. En eso, me parece que ustedes, desde los medios de comunicación, tienen una tarea enorme y los que somos educadores, y estamos en el sistema formal o informal, tenemos que insistir en esa cierta manera de pensar el mundo, que tenga que ver con una palabra que reúna lo sensible y lo intelectual, lo cognitivo.
AW: Alejandra, gracias por esta charla, por estos minutos en Radio Gráfica. Te agradecemos mucho, y quería decirte que hoy cuando nos juntemos o cuando nos conectemos o cuando vayamos a dormir, tiraremos nuevamente los dados para que esta Campaña Nacional de Vacunación haga emerger la palabra que falta, las retóricas que estamos necesitando que toquen allí para hacer el movimiento. Apostamos nuevamente, somos jugadores seriales. Nos levantamos todos los días con esa pasión para que podamos salir de este atolladero, de la única manera que podamos hacerlo: a través de la comunidad. Gracias por estas charlas que nos ayudan a pensar a nosotros y a los que escuchan este programa.
AG: Muchas gracias Ariel, un abrazo para todos. Recibamos esta vacuna como quien come un pan de la vida y vayamos hacia el centro de nuestra comunidad. Que este año empiece apostándole a esta vacunación y a una sanación de nuestros cuerpos y de nuestra lengua. Abrazo grande.
Redacción Lucia Izaguirre
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