Los incendios, que vienen azotando a gran parte del territorio nacional, parecen no tener fin. En algunos sitios se produjeron reales ecocidios, donde una extensa parte de la flora, fauna y suelos han perecido. El Parque Provincial San Cayetano de la provincia de Corrientes resultó uno de los más afectados, debido a que la quema sistemática del terreno destruyó casi la totalidad de su fauna viviente. Martin Kowalewski, investigador del CONICET y director de la Estación Biológica Corrientes emplazada en dicho parque, habló en Radio Gráfica sobre el estado de situación actual y las posibilidades de restaurar lo perdido por el fuego.
Hemos sido testigos (y aún lo somos) de una gran tragedia a nivel continental: gran parte de Latinoamérica se encuentra bajo fuego. En lo que respecta al territorio nacional, 20 son las provincias que reportaron fuegos intencionales. Según datos del Servicio Nacional de Manejo del Fuego, al día 14 de octubre ya son 769.732 las hectáreas afectadas por los incendios, siendo Córdoba, Entre Ríos y Chaco las más arrasadas: 289.494, 165.208 y 85.000 hectáreas respectivamente. Un verdadero ecocidio perpetrado por el agronegocio, que lejos de producir para vivir, resultan necróticas sus metodologías productivas.
En un nuevo capítulo de esta historia, el Parque Provincial San Cayetano sufrió la pérdida de un significativo porcentaje de biodiversidad, al quemarse casi la totalidad de su fauna. Este se encuentra ubicado a 20 kilómetros de Corrientes Capital, en el municipio de Riachuelo, y fue creado en el año 2015 por la Ley N° 6.360/15. Cuenta con una superficie de 76 hectáreas, “dentro de las cuales se presentan una diversidad de ambientes propios de la ecorregión del Chaco Oriental”, según informa su página web.
“Hubo una serie de incendios en toda la provincia, de diferentes magnitudes y tenores, que ahora están un poco más controlados”, afirmó Kowaleski, en relación al estado de los incendios en la provincia de Corrientes, la cual registra un total de 6.700 hectáreas incineradas. En lo que respecta al Parque San Cayetano, el investigador afirmó que hubo “dos incendios, uno el 23 de agosto y el otro el 1 de Octubre, que terminaron de quemar el 90% del parque, que no es un área de conservación pequeña, donde había un montón de fauna asociada”.
En este sentido es donde el término ecocidio comienza a jugar un papel complejo. La aniquilación de los ecosistemas de las regiones que se ven afectadas por los incendios materializan un estado de crisis cuasi irreversible. En tal sentido, el entrevistado mencionó que “el proceso de recomposición es muy complicado. Hay ambientes que pueden recuperarse más rápido, como los pastizales o los palmares, que son más resistentes a los fuegos”.
Sin embargo, explicó que “todo lo que es monte nativo es más complejo, porque depende de otros factores. La regeneración de un monte lleva muchos años en formarse, ya que venía siendo fragmentado y degradado por actividades humanas”. Para ello, añadió que “hay que ver qué especies desaparecieron, cuál hace falta poner primero, y no se recomienda traer otras especies. Cuando querés construir una unidad de conservación vos podes trasladar, junto con los árboles, enfermedades”
Y si bien esta explicación resulta triste, más aún lo es con la recomposición de la fauna fallecida. “En cuanto a los animales, aún es más complejo. Los animales que murieron usaban este terreno como una especie de isla o refugio, y los que se escaparon los vamos encontrando, y están siendo atacados por perros, y vemos cadáveres por aquí o por allá”. El horizonte que atraviesa el Parque, en tanto hábitat de protección para diversas especies, es preocupante ante la gran pérdida de biodiversidad. En conclusión, el entrevistado afirmó que “si volviéramos a armar una unidad de conservación, tampoco sabría decirte de donde van a venir los animales porque ahí estaban refugiados”.

En una nota anterior en Radio Gráfica, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, explicó que “el 95 % de los incendios son intencionales. Por eso es fundamental que la Justicia actúe”. En el mismo sentido, Diego Concha, titular de la Defensoría Civil de la Provincia de Córdoba, afirmó que el 98% de los incendios que tienen lugar, hoy en día, son intencionales. Estas posiciones fueron acompañadas por Kowalewski, quien expresó que “todos los incendios que ocurren, en la zona, son intencionales. La probabilidad de incendios espontáneos no es tan alta”.
En virtud de los procesos de restauración, el investigador señaló que al ser un Parque Provincial, “cualquier proceso de restauración, idealmente, debería ser impulsado por el Estado provincial, en este caso, obviamente con el asesoramiento que podemos darle desde el CONICET u otras instituciones nacionales como el INTA”, aunque explicó que el factor común de los problemas en este nivel es monetario: “Siempre tenemos el mismo problema, que es el financiamiento”.
Al respecto de la provincia de Corrientes, Kowaleski mencionó que “todavía no hubo una charla con la provincia en forma directa. Tendremos que sentarnos a charlar”. Del mismo modo, explicó que la situación de agotamiento de las fuerzas brigadistas es comprensible, debido a la gran demanda a nivel nacional y a otro factor clave en cuanto al estado de las instituciones actuales: “el proceso político anterior no aportó en nada, y destruyó las bases de todo lo que es la Dirección Nacional del Control del Fuego, cómo del Ministerio de Ambiente. Y eso repercute en que hayan 70 brigadistas en todo el país, contratados sin sueldos”.
Los incendios tienen una motivación. Desde la expansión de la frontera agraria y ganadera, como la proliferación de los monocultivos, pasando por el cambio en el uso del suelo, los incendios cumplen un papel (en términos productivos) eficiente para la billetera y el reloj terrateniente. “A nivel regional, de Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia, hay una gran cantidad de bosques para cambiar la tierra. Cambiar pastizales naturales por pastura, soja o pinos, hay lobbys muy fuertes que tienen controlado eso”, señaló Kowalewski.
La presión de los lobbies empresariales en la administración del fuego, así como las operaciones mediáticas y de comunicación en favor de ciertas políticas extractivistas, calaron en lo profundo de la historia de los pueblos, afectando principalmente su soberanía alimentaria. Sin embargo, el investigador se mostró esperanzado ante la reacción social en redes: “la Ley de Humedales no se si va a salir este año, porque el lobby es muy fuerte, pero en la sociedad caló el mensaje de un necesario cambio, y quizás el año que viene se apruebe”. Y concluyó: “la sociedad, poco a poco, va aprendiendo”.
- Entrevista realizada por Lautaro Fernández Elem y Leila Bitar en Desde el Barrio (lunes a viernes de 10 a 13 horas)
- Redacción por Juan Patricio Mendez
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