Debatir las contradicciones del movimiento nacional es una tarea de la comunicación popular. En este Panorama: La prepotencia de Paolo y los Vicentin, la primera línea de combate al virus, paro en Dánica, paritarias UOM y ATILRA, un informe a cuatro años del Triunvirato de la CGT y de yapa: homenaje al barrio de La Boca.
Por Lucas Molinari y Leonardo Martín
CONTRASTES. El Frente de Todos es un gobierno de coalición. La pandemia puso paños fríos en internas que se vivieron de manera intensa al momento de los nombramientos en los ministerios y secretarías. En muchos casos fue tan tensionante como un cierre de listas. La salida de Adriana Puiggrós del Ministerio de Educación dejó a los sindicatos sin una aliada importante, aunque habrá que ver qué pasa, sobre todo con el proyecto de presupuesto 2021. Sin embargo, las cuestiones de fondo sobre el sistema educativo es fundamental mantenerlas en agenda.
Otro caso es la Secretaría de Energía. El enfrentamiento entre Matías Kulfas y el misionero Sergio Lanziani, se resolvió de una manera salomónica. A Lanziani lo mandaron a la casa y a Kulfas le sacaron la Secretaría de su órbita. Se la dan a Martín Guzmán en Economía, decisión donde parece estar la mano de Cristina Fernández. Para Carlos Minucci, titular de APSEE (Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía), es una buena noticia. Habrá que ver cómo sigue la cosa.
Porque el lobby para aumentar las tarifas es grande. Sobre los contrastes, podemos decir que por un lado está el enorme trabajo de “los Federicos” Bernal y Basualdo en los Entes reguladores del Gas y la Energía respectivamente, y por otro el accionar de los Nielsen, que logró su objetivo de aumentar las naftas. Se hizo efectivo esta semana con un incremento promedio a nivel nacional de 4,5%.
El aumento que promovió YPF ¿cuánto va a impactar en los precios? Según el INDEC una familia necesitó en julio $44.521 para no ser pobre. La puja distributiva dejó al pueblo trabajador muy mal después del macrismo y la pandemia profundiza la pobreza. La demora en las paritarias va dejando cada vez más atrás al salario frente a los precios.
Otro de los hechos de esta semana fue el tuit alegre de Elizabeth Gómez Alcorta tras su reunión con el embajador pirata Mark Kent. Quizá sorprendida por la furia que provocó en nuestro pueblo malvinero quiso aclarar y la embarró. Habló de “la controversia” con los usurpadores. Sin embargo, vale destacar que este hecho lamentable es un botón de muestra de una política argentina. Como dijo el periodista Juan Natalizio “no podemos ser malvineros en el Atlántico Sur y pro británicos en el continente”. Se refiere a la contradicción entre el enorme proyecto PAMPA AZUL y la política del Secretario de Minería Alberto Hensel que hizo un encuentro el pasado 5 de agosto junto a las empresas británicas comprometiéndose a “mejorar las condiciones de negocios”.
Y sobre el final de la semana un interesante anuncio: Mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia el Gobierno nacional se declaró a la telefonía celular y fija, a los servicios de internet y a la TV paga como un servicio público y esencial, por lo que las empresas no podrán realizar aumentos hasta el 31 de diciembre del 2020. Esta medida responde a la necesidad social de al menos un freno a las ganancias de los monopolios. Pero el contexto en que se toma está en relación a que esta semana el Grupo Clarín primero agitó y convocó a las marchas anticuarentena y luego estuvo detrás de más del 48% de las operaciones vinculadas a la suba del dólar Contado con Liqui (CCL) y dólar bolsa de esta semana para forzar una devaluación.
Un presidente que busca mantener los equilibrios, con el método del diálogo permanente. Pero el proceso político muestra que la conflictividad crece. El próximo jueves la oposición comandada por Clarín y La Nación convocan a rodear el Congreso al momento en que el Senado se esté votando la Reforma Judicial.
TECHINT. Un grupo que creció en base al impulso del Estado argentino y con las privatizaciones, pero que tiene su sede fiscal en Luxemburgo. Que sabemos, milita contra los acuerdos de Argentina y China, porque de importar nuestro país la producción oriental se le acaba el negocio. Así que de alguna manera es nacionalista para defender sus negocios, pero extranjero cuando se trata del interés argentino. Está presionando al gobierno en el ámbito laboral, pega para negociar ¿qué, cuánto? No sabemos.
En sus plantas está provocando conflictos. En Villa Constitución, sur de Santa Fe, con el juego de las empresas tercerizadas, una que se va y otra que viene, despidió a cinco trabajadores, dos de los cuales son delegados sindicales. El viernes pasado después de muchas instancias de negociación frustrada por la intransigencia patronal, la UOM decidió bloquear la entrada y salida de la fábrica. Desde C5N a TN titularon que los obreros y el sindicato habían secuestrado a dos gerentes. Rápidamente, el Ministerio de Trabajo de Santa Fe actuó y convocó para este martes a una mediación en la que no hubo acuerdo.
Hubo otra reunión el jueves donde “el Ministerio tomó una clara posición que los compañeros debían entrar a trabajar”, informó a Gráfica el dirigente Manuel Casas, adjunto de la UOM de Villa Constitución y agregó: “Tenaris pidió declinar la vía administrativa y que no había problema en que empiece la vía judicial, por eso hicimos una asamblea para informar y volvimos a hacer un corte de calzada en la ruta 21 para comentar lo que pasa en Tenaris”.
En la otra planta de Tenaris en Valentín Alsina que también fabrica tubos con costura para los gasoductos, el delegado por la UOM Avellaneda José Villa contó que “desde que Perón inauguró esta fábrica en 1948 nunca pasó lo que está haciendo Rocca”. Se refiere que sólo pagó el básico a los trabajadores. Previamente en esa planta hubo una asamblea “que duró cuatro días de discusión”, contó Villa “porque los compañeros no se bancaban que le bajen el sueldo con la fortuna que es público que tiene este empresario”. Ese no acuerdo con la política de la empresa de bajarle el sueldo en el contexto de la pandemia tuvo esta represalia de sólo pagarles el básico.
A su vez, en Siderca (Campana) Alejandro Villar informó que hace ocho años que es delegado reelegido por los trabajadores, pero desde enero no puede entrar a la fábrica. Allí la asamblea de base definió no trabajar al comienzo del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. “Nosotros veíamos lo que pasaba en Bérgamo donde los obreros de Techint allá en Italia se contagiaron todos y la gente acá tenía mucho miedo”. De esa manera explicó Villar cómo fueron los hechos, meses atrás, porque hoy con el respeto de los protocolos el sindicato está de acuerdo con volver a producir. Pero la empresa está haciendo un lock out patronal. “Coartar la libertad sindical es una práctica de ellos”, contó el delegado, y sostuvo que “con las tercerizadas lo que hacen es que pueden sacar a 120 laburantes de un plumazo, además que no permiten sindicalizarse y no respetan el convenio colectivo”.
Con este panorama “es fundamental que estemos coordinados para accionar en conjunto” reflexionó José Villa. ¿Podrá ser una política impulsada desde la UOM Nacional? Sin embargo queda por ver qué actitud tendrá el Ministerio de Trabajo Nacional con el Miserable, como lo definió Alberto Fernández.
ALGODONERA AVELLANEDA. “Los trabajadores estamos unidos y no vamos a bajar los brazos porque no estamos pidiendo algo ilógico”, manifestó en Radio Gráfica la delegada Sonia Zanel, una de las atropelladas durante la madrugada del martes, cuando una patota dirigida por el abogado de la empresa, Héctor Vizcay (que está casado con una Vicentin), embistió el acampe en la puerta de la fábrica con un grupo de rompehuelgas. El conflicto lleva más de 70 días, reclaman aumento salarial (hoy en 23 mil pesos) y un trato acorde al siglo XXI. La prepotencia del grupo empresario hace recordar a la británica Forestal.
El mismo martes por la mañana se realizó un Zoom impulsado por Aceiteros. Allí estuvieron Héctor Amichetti (Corriente Federal), Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores), Pablo Moyano (Camioneros), Daniel Yofra (Federación de Aceiteros y Desmotadores) entre otros, con la coordinación de Victorio Paulón de CTA-T. Hubo coincidencia en el respaldo a los trabajadores de Algodonera Avellaneda, incluso con la promesa de aportar para un fondo económico para sostener la pelea, denunciar la situación en el Ministerio de Trabajo nacional y a las autoridades santafesinas. “No se puede perder esta lucha”, fue la conclusión generalizada.
PARITARIAS, UOM Y ATILRA. La inflación es sensiblemente más baja que el año pasado pero en el acumulado el poder adquisitivo del salario continúa en baja. Algunos gremios van cerrando acuerdos, otros están en negociación y otra franja con reclamos de las bases para que las conducciones tomen cartas en el asunto.
Esta semana cerró la UOM su paritaria 2020. Acordó el pago de un bono no remunerativo de $30.000 en cinco cuotas mensuales de $6.000.
La que está complicada es la paritaria del gremio lechero que tuvo esta semana un paro de 24 horas y en donde ATILRA, gremio de la actividad, anunció que no se realizarán horas extras ni trabajarán los fines de semana. En negociaciones desde abril, buscan recomponer el poder adquisitivo del primer semestre a tono con la inflación del INDEC (13,6%). Eso ya está acordado, pero buscan el pago de un bono y un aporte a la obra social que contemplen el diferimiento del pago que correspondía a meses previos. Las cámaras patronales aducen la pandemia, desde el gremio responden “que han producido por encima de lo previsto”. La negociación atraviesa un momento muy tenso. Habrá que esperar las novedades de esta semana.
PRIMERA LÍNEA. Esta semana pudimos hablar en Gráfica con Christian Acosta, enfermero de terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía. Contó que tanto él como su compañera (también enfermera) se contagiaron de Covid, “tuvimos que dejar a nuestros hijos con unos amigos”. Ambos estuvieron internados, ella con respirador. En un diálogo a fondo Acosta que también integra la Asociación de Enfermeros de Capital Federal, reflexionó sobre la situación límite que se vive. Aumentan los contagios y las muertes de profesionales de la salud. Las guardias son infinitas y no se visibilizan los conflictos salariales.
“Estrés, angustia, ver cómo crece la mortalidad de pacientes, muchos compañeros están con insomnio, además hay pocos materiales de trabajo, hay que estar peleando y haciendo asambleas para conseguir las cosas. Además el sueldo que es muy bajo, y para colmo no te pagan el bono si te infectas de Covid”, relató Acosta.
Así maltrata Rodriguez Larreta a quienes están en la primera línea ¿Un escándalo? Sólo para algunos medios que no participamos del blindaje del PRO en CABA.
Otro eje de reflexión de Christian es sobre las ART (Aseguradoras de Riesgo de Trabajo). Vale la pena, aprovechar la pandemia para poner en cuestión los negociados con la salud de los trabajadores.
DANICA. En las dos fábricas de Lavallol en Buenos Aires y de Mercedes en San Luis, se desarrolla una huelga “ante el intento de flexibilización de la patronal” denunció esta semana el Sindicato de Aceiteros. Explica el comunicado que la medida de fuerza es en respuesta a “un nuevo ataque patronal del Grupo Beltrán contra el Convenio Colectivo de Trabajo 420/05 y el salario aceitero, con aprietes y amenazas de despidos”, planteando una “flexibilización de tareas” para “instalar la polivalencia dentro de la planta”. Todo comenzó hace dos semanas con el despido de dos trabajadores “con falsas causales que no pudo fundamentar en las tres audiencias realizadas en el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires”. Luego la patronal avanzó con una persecución para aplicar la famosa reforma laboral que provocó el llamado al paro desde el martes en Mercedes y el miércoles en Lavallol.
CGT 4 AÑOS. El 22 de agosto de 2016 se realizó en Obras Sanitarias el Congreso normalizador de la CGT donde se avanzó en la unidad de las tres centrales que existían en ese momento. Un Consejo Directivo que perdió soldados en el camino y que a raíz de la pandemia tuvo un “time extension” que se prevé, mínimamente, hasta abril o mayo de 2021.
Un poco de historia. La unificación se dio en los primeros meses del gobierno de Mauricio Macri donde ya estaba clara la orientación que sostenía. Allí confluyeron la CGT Azopardo liderada por Hugo Moyano -férreo opositor durante el segundo mandato de Cristina Kirchner-, la CGT Alsina encabezada por Antonio Caló de la UOM y donde militaban gordos e independientes entre otros. Completaba el tridente la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo, de escasa representación pero probada capacidad para roscas y lograr sentarse en la mesa en un pie de igualdad. Previsiblemente, también opositor abierto al gobierno de Cristina Kirchner.
Esos tres espacios definieron conformar un triunvirato como solución para una unidad en donde era muy complicado lograr un primus inter pares. De allí salió el triunvirato inicial, un formato institucional a contramano de la tradición gremial, aunque vale recordar que ya habían existido experiencias de esas características. Breves y rápidamente archivadas.
Sin entrar en digresiones allí fueron elegidos Héctor Daer (CGT Alsina y Diputado del Frente Renovador en ese entonces), Juan Carlos Schmid por el moyanismo y Carlos Acuña (también del Frente Renovador) bendecido por Luis Barrionuevo. Tema para analizar, ¿cómo puede ser que un proceso político donde se crearon 6 millones de puestos de trabajo y una recuperación gremial considerable termine mandato con una parte del movimiento obrero (o mejor dicho sus cúpulas) como opositor o sin compromiso con el proyecto? Para otro día.
Pese a los esfuerzos de síntesis en el triunvirato, no fue una unidad completa. La entonces recientemente conformada Corriente Federal de Trabajadores se retiró intempestivamente del Congreso de Obras tras una palabras del bancario Sergio Palazzo (previa situación tensa con el también bancario Eduardo Berrozpe pidiendo la palabra): “A nosotros no nos mueven los cargos. Nosotros nos vamos a quedar en la CGT. Tenemos diferencias en cuanto al armado, a la estructura (…) El número de congresales será mucho pero están faltando cien organizaciones, y sobre todo está faltando también que nos demos determinadas políticas en este Congreso”.
De esa unidad tampoco participó el Movimiento de Acción Sindical Argentino (Unión Ferroviaria, Luz y Fuerza, SMATA, taxistas, entre otros) ni la UATRE, entonces bastión macrista liderada por el Momo Venegas, que impugnó al Congreso.
Si en ese momento se apuntaba que era “una conducción chica para una unidad tan grande”, cuatro años después es aún más reducida. En el camino renunciaron un secretario general, Juan Carlos Schmid, y un tercio de ese Consejo Directivo original que tuvo la salida del moyanismo, enfrentada con el resto de la conducción. También la UOM renunció a finales de 2017 al Consejo Directivo.
LA RESPUESTA DE LA CGT AL MACRISMO. Un breve repaso de los números de la economía y del mundo del trabajo bastan para evaluar como profundamente negativo el gobierno de la alianza Cambiemos (PRO-UCR-Coalición Cívica). El desempleo pasó de 5,9% a superar los 10 puntos, el poder adquisitivo del salario se deterioró en un promedio del 20%, cerraron 25 mil pymes, se promovió una reforma laboral, se hizo efectiva una regresiva reforma jubilatoria. Ni una para el lado del trabajador.
Es decir, ¿hubo motivos para que exista una CGT confrontativa con el modelo de Cambiemos? Sobraron. ¿Hubo una respuesta acorde de la CGT en esa coyuntura en defensa de los puestos de trabajo y el salario? No.
Con la premisa de “hay que darle tiempo al gobierno” el primer paro fue convocado en abril de 2017. Previamente se había dado la marcha multitudinaria del 7 de marzo de ese mismo año convocada al Ministerio de Producción ¡sobre Diagonal Sur! en el centro porteño. Un punto insólito para una movilización de medio millón de personas. La razón de ser de marchar allí tenía sentido en cuanto que había tenido el impulso inicial de los gremios de la industria, pero que luego tuvo una masificación de la convocatoria, que las cúpulas no pudieron contener.
Fue el día donde se esperaba la confirmación de la fecha de un paro nacional que nunca fue anunciado desde el escenario. ”Poné la fecha”, cantaban los presentes. Ante la no convocatoria se produjo una batahola en las inmediaciones del escenario que terminó con la estampida de los dirigentes y con el robo del atril. Cuentan las leyendas urbanas que ese “trofeo” quedó en manos de personas que prometieron su devolución “cuando haya una CGT que se ponga a la cabeza de la lucha”. Vaya uno a saber si esos rumores que atraviesan en voz baja los pasillos gremiales son reales. Leyendas que circulan.
Previo a ese paro la CGT había firmado un compromiso antidespidos con parte de las principales cámaras empresarias y el pago de un bono de fin de año. El compromiso de no despedir flagrantemente incumplido, el bono algunos lo cobraron, para la mayoría quedó en el terreno de la promesa.
LA REFORMA LABORAL. Con la victoria del macrismo en las elecciones de medio término en octubre de 2017, el gobierno decidió ir a fondo con sus reformas estructurales: la impositiva, la previsional y la laboral. Dos de esas tres, las concretó. La laboral quedó en el camino.
¿Cuál fue el rol de la CGT en esos debates? En noviembre de 2017 la Comisión Directiva había aceptado como inevitable la reforma laboral. La zanahoria era el blanqueo de miles de trabajadores, pero el núcleo era la flexibilización, “bajar el costo laboral argentino”.
Si la reforma laboral finalmente no se sancionó fue por la negativa y la alianza que conformaron en esos días la Corriente Federal de Trabajadores, la CTA de los Trabajadores y fracción de la Autónoma que conducía Pablo Micheli y el moyanismo. También participaron las organizaciones sociales. Fueron los días en donde Pablo Moyano habló de “una nueva Banelco” que llevó a los senadores del peronismo a quitar su apoyo “hasta que no haya una definición por parte de la CGT”. El último estertor peronista de Pichetto, que fue el intermediario entre el bloque de senadores peronistas con el movimiento obrero.
Ese espacio mostró su fuerza en una manifestación realizada a finales de noviembre frente al Congreso. Después participó de las protestas contra la reforma previsional. Algo cambió a partir de esos convulsionados días de diciembre de 2019 en donde el pavimento del camino a la reelección de Macri comenzó a resquebrajarse. Había cambiado el clima, ¿Y la CGT? No marchó al Congreso, si convocó en esos días a un paro a las apuradas desde las 12 del mediodía hasta el día siguiente. Una medida de fuerza que no tuvo contundencia y que pareció destinada desde el inicio a fracasar.
2018. RENUNCIAS. A partir de mayo de 2018 el país entró en una pendiente económica de la que aún no se recuperó. Fue “el veníamos bien, pero pasaron cosas”, con el que Macri buscó justificar el desastre, largamente advertido, que generaron sus políticas.
Fueron meses de zozobra en la interna de la CGT porque allí se produjo la renuncia del bloque moyanista. Incluso, en mayo de 2018 Héctor Daer en una conferencia de prensa tras una reunión del Consejo Directivo anunció que se iba a convocar a un Comité Central Confederal para adelantar el llamado a elecciones.
En medio, hubo otro llamado a un paro nacional el 25 de junio de 2018 a partir del lógico descontento por la fuerte devaluación del peso y su correlato en la pérdida de poder adquisitivo del salario. Fue un paro contundente que envalentonó a la conducción y a partir de la cual decidió desactivar al Comité Central Confederal y mantenerse en el cargo. Poco tiempo después renunció Juan Carlos Schmid al triunvirato, también en cortocircuito con el moyanismo, concentrando sus esfuerzos en la CATT (Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte).
2019. LAS APUESTAS POLÍTICAS. Previo a que Cristina Kirchner sacudiera el escenario político al amanecer del 18 de mayo anunciando que Alberto Fernández sería su candidato a Presidente, las fichas de la conducción de la CGT apostaban a Roberto Lavagna y al armado del peronismo federal. La irrupción del Frente de Todos logró condensar al sindicalismo peronista en ese proyecto.
Previamente se había dado una movilización “por la producción y el trabajo” de Plaza Miserere a 9 de Julio que se puede categorizar como una de las movilizaciones más extrañas de los últimas décadas. Sin escenario, sin un punto de referencia como Plaza de Mayo, las columnas se movían de modo independiente, sin orden alguno, por las cercanías del Congreso. Casi un esfuerzo en no demostrar la fuerza propia. De hecho en los cuatro años de macrismo, ni una sóla movilización que impulsó la CGT fue convocada a Plaza de Mayo, máximo símbolo político de la Argentina.
¿Y LA CTA? Una característica novedosa de estos años fue el diálogo y la unidad en acción del sindicalismo tradicional con las fortalecidas organizaciones de la economía popular que participaron de actos en el Salón Felipe Vallese y acciones conjuntas como el armado de ollas populares.
Su integración formal es una cuenta pendiente, requiere voluntad política y una vuelta de rosca institucional. Los movimientos populares se organizaron en la UTEP en diciembre pasado y allí manifestaron su voluntad de integrarse a la CGT, pero aún está frío ese camino. También hubo manifestaciones por parte de la CTA de los Trabajadores de volver a la CGT, pero esa opción también quedó en modo avión.
¿Qué pasaría con la integración de estos actores? Básicamente cambiaría la correlación de fuerzas interna. Los “gordos” e “independientes”, gremios de gran cantidad de afiliados, verían su fortaleza dentro del mundo CGT cuestionada. Quizás por eso no se ve ningún apuro en esa integración, aunque hay que ser justos, tampoco la CTA-T ha insistido para ese regreso. Hasta que se elija el próximo Consejo Directivo parece difícil que se vean cambios institucionales.
¿QUÉ CGT PARA EL FUTURO? La renovación de autoridades recién se dará en 2021, si no pasa nada extraño y algunas de las vacunas en danza nos hacen dejar atrás el Covid-19. Los últimos movimientos mostraron el acercamiento de sectores como el de Sindicatos en Movimientos por la Unidad (con algunos ex MASA, UOM y agregados).
La Corriente Federal de Trabajadores viene planteando la necesidad de unidad pero con una discusión programática. Que la CGT se siente en las mesas de discusión con un proyecto de país con eje en el empleo y la producción nacional, retomando los programas medulares del movimiento obrero pos 1955 (La Falda, Huerta Grande, CGT de los Argentinos y 26 Puntos de Ubaldini.
El moyanismo es un jugador más solitario, de un peso propio indudable, pero con dificultades para lograr consenso entre sus pares. Esta semana hubo dos actividades virtuales a tener en cuenta, nada firme, pero interesante. Por un lado hubo un Zoom de apoyo a los trabajadores de Algodonera Avellaneda que compartió con la Corriente Federal y la CTA de los Trabajadores y otro Zoom junto al SMATA. Todos actores del Frente Sindical para el Modelo Nacional que durante el tramo final del gobierno de Macri se convirtió en el ala combativa del sindicalismo, pero que se desinfló durante el gobierno de Alberto Fernández. ¿Son para tener en cuenta esos movimientos? El tiempo dirá.
UNA CGT PARA RESPALDAR EL PROYECTO NACIONAL. A esta altura ya ha quedado claro, la pandemia no hizo mejor ni ablandó el corazón de nadie. Tampoco parece haber una “encrucijada civilizatoria”. La política nacional es una demostración con el ala bolsonarista de Juntos por el Cambio, medios de comunicación concentrados y establishment promoviendo día a día la desestabilización.
Si el Gobierno avanza en la búsqueda de una sociedad más justa, como manifestó en varias oportunidades Alberto Fernández, tendrá que poner las manos sobre intereses muy poderosos. Para esa pelea necesita convencimiento y fortaleza política. Sin la participación y apoyo del movimiento obrero no hay manera de ganarla. La experiencia reciente es un ejemplo, el enfrentamiento entre el gobierno de CFK y sectores del movimiento obrero costaron la derrota ante Macri. Un precio demasiado caro.
La CGT hoy es más importante que nunca para sostener un gobierno que va a ser atacado. Es la mayor fortaleza que tiene para sostener políticas y resistir asedios. Para transitar ese camino es necesario la fuerza de la unidad y de un programa y proyecto de país asentado en un proyecto nacional. Sin esas bases difícilmente pueda haber una victoria política en el proceso que se viene.
YAPA. Nuestro Panorama de hoy tiene al maestro Quinquela en tapa con una pintura que muestra ese puerto de la Boca del Riachuelo, con tantos laburantes hombreando bolsas. El barrio cumple este domingo 23 de agosto 150 años, por eso queríamos homenajearlo, con la palabra del compañero historiador Facundo Carman “Desde sus orígenes el barrio de La Boca estuvo presente en las luchas del movimiento obrero. Una gran cantidad de militantes anarquistas vivían en los conventillos, la FORA funcionaba en el barrio e incluso en el primer congreso de agosto de 1891, que se sale a pelear por las ocho horas de trabajo y un descanso semanal de 36 horas seguidas. Cuando se logra se festeja en un barco por Pedro de Mendoza que tenía una campana. Famosa campana que se después va a ser tocada todos los años para recordar esas luchas sangrientas de los trabajadores por sus derechos. Por eso, si después hubo peronismo es porque primero estuvieron anarquistas y socialista a principios del siglo XX y sobre todo en La Boca. Y uno de los lugares de asamblea que hoy sigue en pie es el histórico Teatro Verdi”.
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