Por Gabriel Fernández *
Si los vínculos con un espacio trascendente del campo nacional popular se encuentran obturados por la presencia del ministro Claudio Moroni en el área de Trabajo, el alejamiento de la viceministra de Educación Adriana Puiggrós complicó el panorama con el mismo sector.
Las diferencias entre la histórica militante y educadora peronista con el titular de la cartera, Nicolás Trotta, vienen desde el arranque. Nuestras Fuentes afirmaron que se trata de un contraste muy ostensible entre los conceptos “populares” y “elitistas” de formación.
Uno de los cruces más fuertes se concretó en derredor de la paritaria nacional docente. En sintonía con las organizaciones sindicales, Puiggrós exigió su cumplimiento en tiempo y forma, mientras el ministro se resistió hasta que no tuvo más argumentos para suspender su aplicación.
Otro de los desencuentros se situó en la intención declarada por la ex funcionaria de achicar la distancia entre los alumnos con acceso a las nuevas herramientas tecnológicas y aquellos sin posibilidades de contar con las mismas.
El debatido teletrabajo también se situó entre las polémicas. La hija del historiador Rodolfo Puiggrós canalizó demandas que fue recibiendo desde sus antiguos compañeros de Ctera y ese rol de intermediación no fue bien visto por Trotta y sus asesores.
Asimismo, incidió el roce con uno de esos colaboradores, esta vez sin la presencia del jefe del área. En un corto pero electrizante intercambio, la pedagoga recordó que los textos de su padre no están dentro de las sugerencias habituales de lectura en muchas universidades argentinas.
Recordamos que Rodolfo fue autor, entre tantas obras, de Historia crítica de los partidos políticos argentinos, Pueblo y oligarquía, Las Izquierdas y el problema nacional, Las corrientes filosóficas y el pensamiento político argentino, El peronismo, sus causas.
El 5 de diciembre de 2019, cuando presentó a su equipo, el presidente Alberto Fernández se refirió a Adriana como “una de las personas que más conoce del tema educativo”. Por aquél entonces el coronavirus no figuraba en ninguna agenda.
Hay dos versiones sobre el rol del jefe de Estado en la eclosión reciente. Unos informantes dicen que intentó mediar hasta que observó las distancias como irreconciliables. Otros sostienen que a lo lejos señaló que el problema debía resolverse en el marco del Ministerio de Educación. Volcamos ambas porque se contradicen y en este punto, a diferencia de los anteriores, no tenemos certezas.
El tema, según las Fuentes, se complicó porque las espaldas del ministro cuentan con menos trayectoria pero el importante sostén de Víctor Santa María en la zona de toma de decisiones del Frente de Todos. Así las cosas, razones más razones menos, el desequilibrio estuvo planteado desde un comienzo.
Con un poder económico creciente pero con simultáneos conflictos en sus numerosas empresas, Santa María no es visualizado como representante del espacio sindical en la coalición gobernante. Aunque se insiste en llamarlo gremialista, es clara su realidad empresarial.
Su peso al interior del gabinete es uno de los problemas a destrabar para el avance de una gestión con mejor ligazón social. Nuestras Fuentes evitaron referencias al respecto. Sólo indicaron que “la UMET cumplió un rol importante en el camino de unidad. Y Página 12 es de los pocos medios gráficos que apoyan. Todos reconocen eso. Y el hombre lo hace valer”.
En los próximos días publicaremos informaciones de fondo sobre el Presupuesto que viene. Según los datos recibidos, habrá inyecciones vitales para el área educativa. Aunque eso puede aplacar algunas broncas presentes, la tensión sobre el sentido profundo de la formación de nuestros pibes, persistirá.
- Área Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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