Por Fidel Fourcade *
Lo que en la vida de cualquier artista pudo haber sido un problema, Dillom lo resolvió excelente: Si con “Post Mortem”, su primer disco, había cimentado un debut muy bueno, con “Por Cesárea” va a un lugar aún más aterrador, crudo y visceral, pero también orgánico. Tomó la vara donde la había dejado y la elevó un poquito más.
Cómo todo twittero de buena ley, el artista se muestra depresivo y adorador de la muerte. Es sensato, cuando se habla de las influencias, la música que escuchó y lo que absorbió un músico para plasmar su obra, se suele obviar muchas veces el contexto y todo lo tóxico que vive en él. En “Por Cesárea” habita lo podrido y corroído también, si el presente es un basural a cielo abierto, tiene mucho sentido que existan discos como “Post Mortem”, “Por Cesárea”, “Oscuro éxtasis” en el caso de Wos o “Día 4”, un poco más lejos en el tiempo, de Militantes del Climax.
Hay que apostar fuerte al disco siempre, Dillom
Crudo, áspero y del que nadie puede salir ileso. Este nuevo disco es otra obra conceptual de Dylan León Masa. Parece cerrar mejor que “Post Mortem” y pese al motivo funesto es diametralmente opuesto, entre esas virtudes rescata el formato canción con un espíritu mucho más orgánico, un disco muy bien producido y tocado, algo que se le suele criticar a esta camada de artistas. La cesárea, es un portal de dolor, hacia la vida.
Había un mundo que Kurt Cobain no quiso conocer, Nine Inch Nails lo grabó en “The Downward Spiral”, Billie Eilish lo hizo videoclip y Dillom capturó esa esencia para este nuevo disco. Hay una búsqueda genuina. Lo dijo en “Hay Algo Ahí” el ciclo de Tomás Rebord en Blender: hay que jugársela, cantar y hacer música con lo que te atraviesa.
Dillom es un creep, un weirdo
Si vamos a lo musical, este disco está más cerca del punk, el rock y hasta del indie que su predecesor. Desde lo lírico, lo discursivo y lo musical “Por Cesárea” es una cambio radical a lo que el artista venía haciendo, y ahí también está un gran acierto de Dillom.
Bien producido y bien tocado, arranca con “Últimamente” con una atmósfera bien groovera que resuelve en un beat más hip hip después de “y ese día llegó”. Con “La novia novia de mi amigo” se empieza a ver el trasfondo trágico que marca al disco, más popero pero igual de oscuro. “Cirugía” es lo más cerca que va a llegar Dillom de Los Strokes, por ahora. En las primeras tres canciones, mucho de lo impensado y poco de lo esperable de un disco de Dillom, lo cual deja un resto positivo.
“La vida es una pija y me está re cogiendo” dice Dillom y termina de activar la caja de resonancia que es “Por Cesárea”. “Mi peor enemigo” con Andrés Calamaro es una de las canciones más logradas del disco. “Mentiras piadosas” es una microdosis de horror, cringe y dulzura.
“La Carie” empieza a corroer el sonido, se empieza a picar el alma. Con una Lali Espósito irreconocible, enmascarada en una especie de deidad macabra. “Buenos momentos” arranca como una película de james bond para terminar con “el día que muera, moriré en mi ley, llevándome a alguno conmigo también”, es una especie de perdido por perdido fatalista. “Irreversible” es la música que escuchan las máquinas de Skynet antes de ir a la guerra. No hay mucho más para agregar.
“Coyote” es una canción de una banda de rock de garage y a la vez un psycho-thriller. Lo sorprendente, para bien y mal de este disco es que, al darle play a cualquier canción sabemos como empieza pero no dónde ni cómo termina. El mejor ejemplo de eso es “Muñecas”. que como todas las cosas terribles en argentina últimamente, arranca como una joda.
El disco se va despidiendo con “Reiki y Yoga” que sigue la tónica de la automedicación y el uso de psicofármacos. “Ciudad de la paz” termina de redondear la idea de lo terrible pero dulce.
Dillom construye un universo semántico dentro de la oscuridad de sus letras, intenta exorcizar sus propios fantasmas sin mucho éxito, pero los deja ver. Desde lo musical, está más emparentado a las bandas que sonaron hasta 2018 que con la ola trapera posterior y la retórica de sus letras lo encuentran en una especie de viaje introspectivo.
”Por Cesárea” propone un viaje de horror, relatado en primera persona que por ser pública la historia de vida de DIllom, es difícil distinguir lo real de lo ficticio. “No va a haber final feliz puta, esto no es Heidi”.
(*) Columnista de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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