La disyuntiva sobre el rumbo a seguir mantiene una rara vigencia. Esto es así porque pese a algunos éxitos significativos, el gobierno todavía se debe un plantar bandera clarificador. El diseño se sostiene en base a aquellas observaciones del presidente Alberto Fernández: no se registra lo que en otras gestiones fue llamado Plan Económico, sino un accionar resolutivo frente a las circunstancias existentes. Sin embargo, el indicio de un sendero productivo, asoma.
Por Gabriel Fernández *
Aquella expresión “Cuando uno habla de la necesidad de desarrollar la industria no quiere dejar a nadie afuera. Quiero que las grandes empresas y el campo sigan produciendo, porque la Argentina que se viene nos necesita a todos” planteada pocas semanas atrás por el jefe de Estado implica el anhelo de un equilibrio en el cual pocos confían. Suena razonable, pero como se conocen los bueyes, el recelo se entrelaza en su sentido. Es preciso lograr que la mirada traspase la niebla.
SORPRESA. ¿Asoma? Bueno, nuestras Fuentes Seguras nos brindaron el dato sorpresivo: “Los últimos indicadores de actividad superaron las expectativas del Ministerio de Economía. Fijate que hubo un rebote en la producción industrial de 14% en junio con relación a mayo y la construcción subió 38%, comparando los mismos meses”. El asombro de este periodista no los llevó a alardear, como en otra ocasión, sino a fijar el cuadro de situación.
“Hay que aclarar que los valores están por debajo del año pasado” develaron, pero en toda el área económica se espera la profundización de la tendencia a través de lo que llaman “recuperación en “V”. Esto quiere decir recuperación, no lo que se podría llamar crecimiento propiamente dicho”. Agregaron los informantes que “el Índice Construya mostró un alza del 27% en el mes pasado”.
Se ha dicho que todo depende del cristal con que se mire. Puede ser, pero como sabe el lector preferimos apuntar que muy especialmente depende del lugar desde el cual se observe. De allí que indagáramos acerca de la secuelas sociales de la combinación pandemia macrista – pandemia coronavirus. Las Fuentes evitaron la respuesta general y desgranaron: “ya se lanzó el programa de viviendas Procrear, con todo lo que significa como madre de industrias, y un programa inversor público para varias provincias”.
Para continuar la narración en base a precisiones, evocaron las recientes declaraciones de Cecilia Todesca, vicejefa del Gabinete de Ministros, quien adelantó que el Gobierno trabaja en medidas para “promover a aquellos sectores que generen mayor cantidad de trabajo y que traccionen menor cantidad de importaciones porque necesitamos recomponer nuestro nivel de reservas”. Entonces, los informantes se sintieron confiados como para aseverar “estas cosas te pueden dar la pauta de la orientación. Este gobierno ratifica su origen industrialista”.
Añadieron un elemento poco considerado. “Están creciendo los depósitos de los particulares. Eso facilita el financiamiento del Tesoro”. Aunque el incremento es transitorio, porque el mayor ahorro se explica en el contexto del coronavirus, las estimaciones indican que el sistema financiero público está sólido pese a las dificultades. El factor que nadie señala para no entrar en colisión con grandes intereses, es que desde aquél corralito mítico, una buena parte de los ahorristas optaron, progresivamente, por la banca estatal en detrimento de las desprestigiadas entidades privadas.
En sintonía con los recientes anuncios del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, los informantes indicaron que el gobierno nacional está organizando cuatro nuevos gabinetes para afrontar la etapa post pandemia. ¿El objetivo? Agilizar la ejecución de las políticas públicas de la gestión. Ellos serán Comercio Exterior, Promoción Federal, Gabinete de Ciudadanía, Planificación Urbana y Hábitat. Empezarán a funcionar este lunes.
GASTO, DÉFICIT Y PROPAGANDA. Ahora bien. Intentamos ordenar la información para no ingerir datos incomprobables. –¿Ustedes dicen que la economía mejora y que los recursos del Estado también? Cuesta creerlo en medio de la cuarentena. La respuesta fue medida. “Mejora puede ser una palabra excesiva para este cuadro, pero es la primera vez que podemos hablar de un comienzo para salir de la catástrofe. Es cierto lo que te dijimos: la economía creció de mayo a junio, pero sobre indicadores de emergencia, y el inicio de los planes para la construcción se encabalga sobre ese progreso. Si a esto le sumás cierto equilibrio en la banca pública y una emisión que operó como cobertura social, te vas a dar cuenta que el panorama empieza a aclararse”.
Desde estas líneas nos preguntamos, aunque suene insistente, cómo hará el gobierno para avanzar en dirección productiva sin algunas modificaciones conceptuales en materia de medios de comunicación. Algo de esa tenue luz deben percibir los conglomerados pues ya están fatigando con el déficit primario y su primo, el financiero. En línea, mandan a sus “especialistas” a advertir que la intensa labor de la maquinita impresora derivará en inflación y terminará licuando la ayuda planteada.
Por ahora, la acción del Banco Central ha permitido sostener ese despliegue defensivo. De allí que resulte de interés escuchar las voces que claman por un rol aún más activo de esa entidad, y de un control estricto sobre su dirección para garantizar la continuidad y la profundización de su presencia en la economía general. De hecho, el BCRA ha sido siempre una caja de resonancia de las tensiones y un botín apreciado por los privados. La pugna está en medio de esa niebla húmeda que cubre los edificios.
Es más. En la práctica, cualquier repunte económico nacional pretenderá ser absorbido por los monopolios de cada actividad –véase celulares y tarifas de servicios– si el gobierno insiste en llevarse bien con “todos” los protagonistas de la vida nacional. Con quienes la dinamizan y con aquellos que la dinamitan. El dilema es que la dualidad es tan potente que en una combinación de formadores de precios y periodismo alineado, los aciertos ligados al manejo de los escasos recursos pueden transmutarse en derrotas infligidas por aumentos y propaganda.
En este punto será decisivo el rol del movimiento obrero organizado y puede resultar de gran valor que el gobierno de Alberto Fernández se enlace con referentes genuinos para afrontar las presiones. Si por un lado se trata (Corriente Federal de Trabajadores –Regionales CGT – CTAs – movimientos sociales) del espacio líder del bloque productivo nacional, por otro es el único dispuesto a batallar para poner freno a la intención de reducir “el déficit” recortando jubilaciones y asistencia social. Esto es, aplastando el ingreso promedio de las franjas laboriosas y empobreciendo y reprimarizando la economía.
Un ejemplo: se incrementaron las partidas a los comedores según informó el ministro de Desarrollo, Daniel Arroyo, “antes del coronavirus teníamos 8.000.000 millones de personas que recibían asistencia alimentaria, 3.500.000 de ellos son chicos en las escuelas, el resto son personas grandes en comedores o merenderos. Ahora hemos pasado a más de 11.000.000”. Bien, aquí es donde la acción comunicacional debe cumplir su función, pues resulta pertinente aseverar que semejante inversión social es correcta, justa, necesaria y dinamizadora. Si se la encara desde el Estado y sus medios pidiendo disculpas por “gastar mucho”, la contienda queda perdida en el primer tramo.
LAS DEUDAS. El cierre inicial de las gestiones efectuadas por el ministro Martin Guzmán, que elevaron su popularidad a niveles curiosos para un titular de Economía, configura un espaldarazo significativo para el gobierno. “Acertaste al decir que todo era y sigue siendo cuestión de tiempo” reconocieron las Fuentes. “Una cosa va de la mano de la otra, el crecimiento es imprescindible para admitir cualquier pago” aseguraron, para completar que “el acuerdo no es malo, mala es la deuda, pero todos saben que se seguirá negociando en cada vencimiento según las posibilidades nacionales”.
El arreglo con los bonistas implica que la Argentina logrará un alivio en los pagos de capital e intereses de unos 35.000 millones de dólares en la deuda emitida bajo legislación extranjera. Si se incorpora el canje de títulos emitidos bajo ley local la diferencia en los pagos llegaría a 52.000 millones. El cupón promedio que pagará la deuda argentina en moneda extranjera será de 3,2% (vs el 6,6% actual). Así, la carga de vencimientos anuales de títulos públicos en moneda extranjera (ley local + ley extranjera) no superaría el 1% del PBI hasta 2024.
Claro que las Fuentes saben que esto es un primer paso. Falta resolver la refinanciación de los 44 mil millones de dólares que el país adeuda al Fondo Monetario Internacional. Las autoridades argentinas vienen incluyendo en las argumentaciones la idea de un respaldo explícito de la organización por entonces comandada por Christine Lagarde a favor de la reelección de Mauricio Macri. La certera denuncia no molesta a su relevo, Kristalina Giorgieva, quien asume el lugar de quien ha llegado a sanear las complicaciones de la gestión anterior.
Pero sea como fuere, el FMI quiere dinero y los vencimientos se concentran en los tres años venideros. Hay algunas ventajas relativas: aquél acuerdo Lagarde – Macri no es tomado en serio por ninguno de los que ocupan esos dos cargos. En verdad se piensa en un nuevo pacto, con otras variables. Por abajo, el Fondo anticipó que para esa reescritura exigirá “un plan con supuestos de crecimiento” y lo primero que se le respondió desde la cartera económica albiazul es que “todo depende de lo que se considere plan de crecimiento, porque no vamos a planchar la economía local”.
El representante argentino ante el FMI Sergio Chodos, brindó una clase de realismo al respecto. Aseveró que el tema deuda no está resuelto porque falta mucho por discutir y recordó que el ente multilateral “no giró 180 grados, no es un organismo de desarrollo ni de ayuda al crecimiento”. Consideró que la postura argentina es firme: “Los números del proyecto de reestructuración de deuda bajo ley local que salió en el Congreso es tan o más importante que el acuerdo, el apoyo del conjunto de la sociedad es crítico en estas situaciones”.
Es valiosa su consideración. Chodos recordó que la filosofía que impregna al Fondo es “el ajuste” y contra eso nuestro país puede hacer valer una realidad visible, la pandemia. ”Hay que esperar a ver que pide el FMI. Han tenido un aprendizaje positivo sobre lo que fue la pandemia, han tenido una línea de financiamiento rápida”. “Las líneas de crédito en la pandemia tienen menos condicionalidades que otras. Hay conciencia de que la pandemia es un problema”, destacó. Además anticipó que “el programa va a ser nuestro, no el del FMI” y agregó que “es claro que el programa económico del gobierno anterior fue fallido”.
Más allá de todas las interpretaciones conocidas en los días recientes, tanto Martín Guzmán como Alberto Fernández saben cuánto influyó el Papa Francisco en el clima de la negociación. Y hacen votos –propiamente- para que su presencia terrena incida, también, en los futuros encuentros.
THE FOG. Así están las cosas. Nuestros informantes insistieron, al concluir, en la persistencia del ansiado Proyecto Nacional, aplicado en los tiempos y marcos posibles. “Eso no es posibilismo” remarcaron, para limar asperezas nominales. Finalmente, un diálogo sugestivo. “Nos gustó tu nota sobre el escepticismo y nos cagamos de risa con Woody Allen. ¡Muy bueno!”. –Gracias, igual no me refería a la ausencia de críticas, sino al descreimiento en nuestro pueblo, que es algo distinto. Final: “Lo sabemos. Gracias por no deformar”.
Cuando todos colgamos los celulares, este periodista se tomó un tiempo para procesar la información e intentar situarla en su justo término, con el expreso objetivo de evitar un panorama desequilibrado. Pero la sorpresa de los primeros datos se desplegaba en su interior de modo placentero. ¿Es lo que ansiaba oír? Puede ser.
Al observar Buenos Aires, comprobó que la densa niebla se esparcía y ocultaba buena parte del hermoso cuadro ciudadano.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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