Por María Vuotto*
La vulnerabilidad psíquica
En estos tiempos de extrema incertidumbre y fragilidad nadie queda exento de experimentar un impacto en su subjetividad.
En particular, se pone de manifiesto el miedo por excelencia que, en tanto seres vivos con conciencia de finitud, es el miedo a la muerte.
Ahora bien, no en todos se manifiesta del mismo modo ni con la misma intensidad. ¿De qué depende? Así como se habla y se conoce acerca de grupos vulnerables al virus en función de sus características biológicas (edad, patologías previas, etc.) es necesario postular la categoría de vulnerabilidad psíquica.
Pertenecen a este grupo personas que, en función de sus características de personalidad o problemáticas emocionales preexistentes (por caso personas hipocondriacas, con trastornos de ansiedad, con trastornos obsesivos compulsivos), experimentan un miedo aumentado.
El pánico se consideraría un miedo extremo, incontrolado, que suele ir acompañado de varios síntomas corporales, por ejemplo vértigo, mareo, náuseas, palpitaciones rápidas, dolores en el pecho, dificultad para respirar, transpiración o escalofrío, sensación de ahogo o falta de aliento.
De ser necesario, debe hacerse una consulta. La mayoría de los colegas ha habilitado un formato de atención virtual para quienes ya están en tratamiento.
Por otra parte, en distintas jurisdicciones se están implementando servicios de Orientación y Contención en Salud Mental. En CABA, el servicio telefónico de Salud Mental funciona de Lunes a Viernes, de 8 a 20 hs., a través de las líneas 4861-5586 y 4863-8888/3723/ 0231/0203. A la brevedad se contará con una línea habilitada las 24hs.
Se extiende la cuarentena
La primera cuestión, y como marco general, es encontrar un modo de funcionamiento diferente al que estábamos acostumbrados, en el interior de cada casa. Sea que vivamos solos o con otros, la cuarentena desarma inevitablemente nuestras rutinas, y empezar a aceptarlo es un buen comienzo en términos de reducir la ansiedad y los conflictos.
Por lo tanto urge en la nueva rutina más que nunca antes, compatibilizar necesidades e intereses en la familia y establecer prioridades. No tenemos que esforzarnos en ser la familia perfecta. No tenemos que mostrar nada a nadie. Simplemente debemos procurar no añadirnos problemas, para hacer la convivencia lo más vivible posible.
Es saludable consumir sólo información confiable y no intoxicarnos ni intoxicar a otros a través de las redes, con noticias que no aportan ningún dato que ayude a manejarnos mejor en medio del caos.
En la medida de lo posible, es muy saludable generar momentos para compartir y otros en los que podamos estar a solas. Por eso es importante relevarse en la atención de los más pequeños de la familia. Permitámonos no tener ganas de hacer todo lo que dijimos que íbamos a hacer cuando tuviéramos tiempo. Es lógico que estemos cansados. Estamos invirtiendo mucha energía en tratar de elaborar esta situación irregular y sorpresiva. Y tengamos algo más en cuenta: no es tiempo de tomar grandes decisiones o de hacernos grandes planteos.
Teletrabajo
Es de vital importancia que el trabajo no ocupe todo el tiempo disponible en la dinámica familiar. Darle un horario en el día ayuda a limitar esta tendencia. Algunas personas por sus características psíquicas tienen una predisposición mayor a sentirse culpables si no pueden cumplir con todas las exigencias laborales, lo que los lleva a sobreimplicarse subjetivamente, con las consecuencias que tal situación de estrés acarrea.
Es necesario más que nunca establecer prioridades y entender que es una situación de excepción. En este marco, es necesario revisar cierta proactividad en el ámbito educativo que produce más daño que beneficios en docentes, alumnos y familias. No es necesario justificar salarios y cuotas sobrecargando a docentes y alumnos con tareas. En cambio sí es de suma importancia poder acompañar desde el ámbito educativo a alumnos y familias compartiendo espacios que exceden grandemente la transmisión de contenidos y no por ello dejan de ser pedagógicos. Lo pedagógico es crear condiciones para que los aprendizajes sean posibles. La palabra del maestro es importante pero en esta coyuntura más que nunca se vuelve estéril si se reduce a la transmisión de contenidos.
(*) Psicoanalista y conductora de De Rock y Freud (sábados de 20 a 22hs)
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