En este último tiempo, en la región latinoamericana, los movimientos golpistas han aparecido, ante la vista de la ciudadanía, con la biblia en la mano. Esta frase retrata la entrada de Jeanine Añez al parlamento boliviano, cuando se autoproclamó primer mandataria. En este sentido, Rubén Dri, teólogo y filósofo, expuso en Radio Gráfica junto a Gabriel Fernández, señaló que “el golpismo estaba debilitado, pero no desaparecido, lo que implicó el avance de la derecha religiosa”.
El golpe de estado en Bolivia se consumó con la biblia en mano, como si la misma fuese un dispositivo más de un proceso desigualitario en términos políticos. En este sentido, Dri señaló que este avance del golpismo religioso implicó “un retroceso en todas las líneas, desde la vinculación entre lo político y lo religioso como movimiento social”. Asimismo, recalcó que “este avance legitimó fuerzas muy peligrosas y está interpelando a los movimientos populares”.
En el camino de la historia social, la causa religiosa ha sido separada de su significado naciente, como aquella esfera de liberación del sujeto. Sin embargo, el teólogo mencionó la aparición de la represión, y a partir de allí “se ha perdido el sentimiento original de la religión”. En este sentido, “los sectores de derecha se han apoderado de lo religioso, se han apropiado de lo evangélico con mucha fuerza, lo cual es peligroso, porque le da mucha fuerza a los movimientos que van en contra de la liberación”, señaló Dri.
Sin embargo, el filósofo se llamó a hacer una reflexión acerca de los movimientos religiosos. A tal cuestión, se refirió a “una falta de un trabajo serio desde lo religioso, en el sentido de un movimiento fundamental de un proyecto de liberación como el proyecto de liberación de Jesús de Nazareth o como el proyecto cristiano en general”, y si bien manifestó la existencia de ciertos movimientos sociales de esta esfera, “esto ha sido apropiado”.
“Los sectores de derecha se han apoderado de lo religioso, se han apropiado de lo evangélico con mucha fuerza”
La cuestión fundamental acerca de la religión y su relación cercana con los movimientos sociales radica en que la religiosidad escala de manera profunda en la subjetividad. Por su carácter interpelador, señaló Dri, los movimientos religiosos tienen especial articulación con estos sectores populares. Es por ello que “cuando se descuida el mensaje religioso en relación con los proyectos sociales, políticos y económicos; cuando se deja de dar esa batalla, se tienen las consecuencias que tenemos en este momento”, añadió el teólogo.
Al mismo tiempo, Dri mencionó que “el abandono de la reflexión sobre lo religioso, en el comportamiento político, es un defecto, ya que este alejamiento es la chance para la apropiación de los movimientos sociales, por parte de los sectores de poder”. Asimismo, de la misma manera en que se dio el proceso de retirada de la reflexión sobre lo religioso, el filósofo señaló que “la lucha hermenéutica de la religión no se está llevando a cabo con fuerza como en otros momentos. Si perdemos esa parte fundamental de la creencia popular, estamos dejando el campo para que se lo interpele desde la derecha fascista”.
La amenaza golpista pasó a ser una realidad que invade territorio boliviano. El trabajo político y económico no ha sido acompañado desde el trabajo religioso o cultural. De esta forma, Dri indicó que “la creencia religiosa sigue estando presente, pero no ha sido recuperada toda la riqueza que tiene la conciencia religiosa como recuperación del sujeto humano y como marcha de liberación”.
“Si perdemos esa parte fundamental de la creencia popular, estamos dejando el campo para que se lo interpele desde la derecha fascista”
Es por ello que se pone el foco sobre como se ha tomado la religiosidad en esta coyuntura. Aún permanece aquel viejo dogma que relaciona a la religión con la opresión. El teólogo indicó que “esto nunca se ha superado del todo, y que forma parte de la lucha hermenéutica”. De todas formas, los pueblos no son ateos, “y este es el motivo por el que no debemos abandonar el terreno de la movilización y de la construcción del sujeto, porque alejarse llevó a estos procesos golpistas”, concluyó Dri.
De todas maneras, las luchas nunca deben ser olvidadas, puesto que son el motor de las futuras movilizaciones. Al respecto, el teólogo indicó que “las luchas se prolongan después de la muerte”, al mismo tiempo que “al final hay una recompensa, una transformación que nos trasciende como humanos, en donde las luchas anteriores son las que nos llevan a seguir luchando”.
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