Por Úrsula Asta*
Analía Martín es Prosecretaria de Hacienda de la Unión del Personal Jerárquico de Empresas de Telecomunicaciones (UPJET). Comenzó a ser delegada en Telecom en Rosario, Santa Fe, durante los años del macrismo. En esta conversación con Radio Gráfica se refirió a ese momento, al movimiento obrero y a la importancia de la participación sindical. También reflexionó sobre el rol de las mujeres en el sector.
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-Nos gustaría saber de vos. ¿Cómo te convertiste en una trabajadora organizada?
-En realidad, previamente pasé por otros trabajos. No soy nacida y criada en Telecom, como muchos de mis compañeros. Trabajé en un banco, como empleada de comercio, y hace 18 años que trabajo en Telecom. Al sindicato ingresé hace aproximadamente hace diez años.
Mi ingreso a Telecom fue como Ejecutiva de Venta Telefónica que, en realidad, antes era con otro nombre. Las empresas privadas han cambiado los nombres de todo. Después de siete años en ventas, hace once años que soy supervisora. Al cambiar de categoría cambié de sindicato. Entonces, al principio no participé mucho. En aquellas épocas, mis compañeros de base vivieron el 2001, yo eso lo viví en otro trabajo, pero recuerdan esa época del 2001 como muy complicada para el trabajador.
Particularmente empecé a ser delegada hace cinco años, con mi Secretario General que me invita a participar. Lo que sí tengo que reconocer es que las mujeres fuimos vistas con reticencia a la participación gremial, sobre todo por el tema de lo que hablamos siempre: de los cuidados de la casa y de los niños.
Hace cinco años creí que era necesario la participación, porque es una empresa técnica, con muchos hombres, por una cuestión de especialización. Las mujeres estamos mayormente en las áreas comerciales. En nuestro sindicato había 44 delegados y ninguna mujer.
-Ingresaste a ser delegada en tu sector, en Telecom, en un momento político de la Argentina muy complejo y adverso para las y los trabajadores ¿Cómo fue ese proceso de 5 años como delegada?
-A mí me agarró todo el proceso del macrismo, con lo cual fue muy complicado. Muchas horas sin dormir. Muchos momentos muy feos. Hubo momentos en que pensé ¡quién me mandó a mí en este momento! Pero bueno, pudimos resolver muchas cosas con la convicción de que si estamos unidos, podemos.
Eso es lo que hemos hablado muchas veces con la abogada Natalia Salvo: los derechos que no se ejercen, se pierden, porque hay derechos que están, solo que hay veces que no los ejercemos. Esos consejos de Natalia fueron muy importantes para mí como delegada, y nos sirvieron a todos, porque nos hicieron más fuertes como compañeros trabajadores. Entendimos por donde venían, porque los pasos que tiene el neoliberalismo son silenciosos: “divide y reinarás”, dice el dicho.
-¿Como por ejemplo qué cosas se resolvieron? Una se imagina la discusión paritaria, por un lado, pero también imagino que estás hablando de otras cuestiones que tienen que ver con los convenios colectivos de trabajo y hasta con condiciones laborales.
-Por ejemplo, cuando en nuestra empresa vas a hacer un curso a Buenos Aires, desde Rosario tenes cuatro horas de ida y cuatro horas de vuelta. Son ocho horas de viaje. Depende del sector de la empresa, esas ocho horas de viaje, que corresponden a un día laboral, lo tienen que devolver, o se toma como parte del trabajo, porque el viajar significa que estás trabajando. Y eso hablando de Rosario, que está cerca de Buenos Aires.
Nosotros tenemos en el convenio que esas horas son tuyas. Después lo tomarás como lo acuerdes con tu parte gerencial. Esas cosas depende cada sector te las tomabas o no. Había gerentes que creían que no correspondía. Son derechos que nosotros tenemos, y que depende de nosotros ejercerlo. A eso me refiero con temas puntuales.
Después hubo noches sin dormir, de las que hablaba, porque venían a presionar a compañeros a que tomaran un retiro voluntario, pero a veces no querés retirarte. Ellos te ofrecen económicamente un dinero para que aceptes irte. Hay gente que lo acepta porque a lo mejor está cerca de jubilarse y que no lo ve mal. Pero hay gente que no tiene deseos de retirarse.
Esa invitación fue muy cruenta, muy dura, sobre todo cuando estaban terminando el mandato de Mauricio Macri. En esa parte parecía que pusieron el acelerador. La viví como delgada, lo vivimos muchos delegados. Fue muy dura. La gente que no quería retirarse de la empresa. No era gente que estaba próxima a jubilarse.
Por ejemplo, recuerdo una tarde, yo trabajo hasta las cinco de la tarde y ese día me quedé un rato más hasta las seis de la tarde, y de repente, recibí un llamado de mi compañero que estaba a tres escritorios diciendo que habían venido a invitarlo a retirarse a las siete de la tarde. No es un horario normal de Recursos Humanos. Estuvieron esperando que yo me retirara para venir a presionarlo. Fueron muy crueles.
-¿Qué valorás como positivo de ser delegada?
-El delegado por lo general es una persona solidaria. Naturalmente solidaria. El que se postula como delegado es porque ve algunas injusticias que pasan a su alrededor. Esa gente que viene, te habla y vos decis “este es una persona confiable”. Esas cosas surgen naturalmente por lo menos en el ámbito de las telecomunicaciones.
Nosotros tenemos muchos delegados de acuerdo a cada sector o edificio, pero creo que tiene que ser una persona confiable y solidaria.
-Hablabas antes de la participación de las trabajadoras y la reticencia al respecto. ¿Cuál fue tu experiencia como mujer trabajadora?
-Es un proceso que todas las mujeres deberíamos hacer. En mí fue un proceso con ayuda de compañeros. Tengo 56 años, mis hijos ahora ya son grandes y en un primer momento como mujer tenés tantas horas laborales, tantas horas al cuidado de tus hijos. Crecí en una generación bastante machista. Entonces, todo ese tiempo que vos le dedicás al cuidado de la familia, no te da tiempo a veces de participar de reuniones, porque además del horario laboral necesitas tiempo.
Las mujeres recién ahora, por lo menos a mí me sucedió cuando mis chicos crecieron, empecé a participar un poco más, porque creía que tenía un poco más de tiempo. A muchas mujeres nos sucede eso, lo hemos hablado en congresos y reuniones, que cuando vemos que nuestros hijos crecen, podemos participar. Pero no debería ser así.
Si vos tenés un padre, un compañero que se puede ocupar de tus hijos, podríamos compartir eso y que no sean los hombres los únicos que puedan ir a las reuniones del sindicato. Es lo que veo en las primeras reuniones de los delegados. Pensar que eran 44 delegados, eran 43 varones y la única mujer yo.
-¿Ahora cómo es la conformación? ¿Se modificó o sigue igual?
-No. Sigue siendo igual. Tengo que decir que las empresas de comunicaciones tienen muchas áreas técnicas. Es decir, las mujeres, recién ahora, por decirte, se suben a un poste a cambiar cables. Hay muchas mujeres que quieren hacerlo. Antes no se le permitía, porque no parecía ser un trabajo de mujeres.
Tenemos mayor cantidad de hombres. Nosotros lo que hacemos es, a las pocas mujeres, yo por lo menos como delegada, las invitamos a participar. Hay un montón de cosas que tienen que ver, específicamente, con la necesidad de reivindicar los derechos de las trabajadoras. De los trabajadores también, pero hay muchos que son específicamente de las mujeres. No puede ser que nosotras siempre estemos en las áreas comerciales. ¿Por qué no podemos hacer un trabajo técnico?
– Por último, te pregunto por la coyuntura: ¿cuál es el rol del movimiento organizado hoy? ¿Qué vienen discutiendo con las compañeras y los compañeros sobre este momento de la Argentina?
-Creo que la Corriente Federal de Trabajadores aporta muchísimo. Es un momento en el cual debemos participar mucho más, porque los derechos que hemos adquirido, la gente cree en general, que el Estado es el que te da los derechos porque están. No es porque están. Hubo gente que luchó por esos derechos. ¿Quiénes fueron esas personas que lucharon? Los movimientos obreros. No hay otra.
En realidad, los gobiernos debaten en Diputados y Senadores, pero la base la tenemos que dar nosotros. El tema es participar para cuidar nuestros derechos. Ese es mi consejo. Es la única manera que dejemos de perderlos. Son derechos que tenemos.
Recuerdo a mi papá entrando a trabajar en Entel, tenía más derechos de los que yo tengo ahora. Hay derechos perdidos. Estamos en el 2022 y no debería ser así.
(*) Conductora de Feas, Sucias y Malas, sábados de 10 a 13 hs, por Radio Gráfica / Con Leonardo Martín y Carolina Ocampo.
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