A pesar de que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció la vuelta del teatro, la realidad es que no todas las salas están en condiciones de reabrir sus puertas y el panorama económico es complejo. “Estamos en una situación crítica en relación a nuestra economía”, contó Sofía Acosta, activista de la Casa Cultural Victor Jara, en Radio Gráfica.
“Veníamos pagando un alquiler que era muy accesible. Las dueñas de la casa son dos personas grandes. Ahora la pusieron para que la administre el sobrino, dueño de la inmobiliaria, y nos tuvieron que aumentar el alquiler”, expresó y confesó que no están pudiendo llegar al monto estipulado.
“Antes funcionaban un montón de actividades, de talleres, hacíamos eventos. Tuvimos que cerrar las puertas, reinventarnos. En medio de la pandemia comenzó a funcionar una olla popular, que sostenemos los días jueves a las siete de la tarde. A su vez, como cerró la Casa Cultural Gran Sur, en la zona de Boedo, la olla popular de ese espacio comenzó a funcionar los domingos en nuestra casa”, relató.
Además, la integrante de la Casa Cultural Victor Jara manifestó que actualmente el principal sustento económico que están teniendo “es el nodo, que es un punto de comercialización de productos agroecológicos y de productores de la zona”, pero que “está habilitada como teatro independiente”.
“No estamos pudiendo armar obras. Los protocolos, las medidas sanitarias y los trabajadores y trabajadoras de la cultura no están entendidos como esenciales, y muchos de nuestros compañeres no están vacunades y es un riesgo muy grande abrir la puerta de nuestra casa para hacer este tipo de actividades”, declaró.
Y agregó: “Es una angustia muy profunda la que tienen les trabajadores de la cultura por no poder trabajar de lo que se han profesionalizado. Eso, además, históricamente ha sido la insignia de la casa, priorizar y entender que quienes hacen música, quienes hacen arte son trabajadores de la cultura. Por eso, si tocaba una banda o había una obra de teatro el dinero de las entradas era para les artistas y el dinero que quedaba para nosotres era si vendíamos alguna bebida o comida”.
Por otra parte, Sofía Acosta aseguró que tuvieron “una especie de reunión con el comunero” y que le solicitaron “no pagar el ABL” dado a que “es un montón de plata y que al Estado no le modificaría su monto”.
“Lo que queremos es un subsidio que nos permita sostenernos o que nos permitan ocupar la vereda”, sintetizó.
- Entrevista realizada por Mauro Cavallin y Camila Hernández Benítez en Abramos la Boca (lunes a viernes de 16 a 18hs)
Discusión acerca de esta noticia