El trasfondo del debate sobre la Inteligencia Artificial. Aprendizaje profundo y consciencia. Avances y riesgos. Propiedad de la tecnología. Inversión y gasto. Papa Francisco, Vladimir Putin, Xi Jingpin. Apostar a ganador. Creaciones.
Por Gabriel Fernández *
En el año 1950, Isaac Asimov publicó “Yo, robot”, una serie de relatos con fuerte protagonismo de máquinas inteligentes. En varios de ellos, esas creaciones humanas cobran consciencia de sí mismas y definen sus propios rumbos. La obra propone llevar adelante su construcción en base a tres leyes inamovibles:
- Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por su inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
- Un robot debe proteger la existencia en su misma medida para no autodestruirse en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Como se percibe, lector, la Inteligencia Artificial está cautivando el interés masivo y, en simultáneo, desatando una carrera tecnológica que parece decisiva para el establecimiento de los liderazgos económicos del mediano plazo. Por tanto, vale preguntarse en qué consiste.
Quizás pueda explicarse indicando que se trata de una ciencia que conjuga las demás. Su objetivo es la creación de máquinas que puedan aprender, pensar y actuar de modo equivalente al de la inteligencia humana. Pero también, que lleguen a contener informaciones cuyo desarrollo supere al de nuestra especie.
La IA reúne una batería de tecnologías que impulsan el aprendizaje automático y el aprendizaje profundo, que se usan para el análisis de todos los datos existentes, el diseño de previsiones certeras, la descripción de objetos fijos, en movimiento y también entrelazados, la utilización del lenguaje, la proyección inteligente de datos y demasiado más.
Para eso congrega muchas disciplinas, como la informática, el análisis y la estadística, la ingeniería de hardware y software, la lingüística, la neurociencia y hasta la filosofía y la psicología. Aunque resulta preciso incluir a todos los conocimientos previos que llevaron a los seres humanos a la elaboración de esas ramas investigativas.
SABERES Y TAREAS. El eje de la IA gira en torno a los datos. Los sistemas de IA aprenden y mejoran a través de la recopilación, análisis y procesamiento de enormes cantidades de datos, lo que permite aprehender relaciones que las personas pueden pasar por alto, en un período de tiempo muy reducido.
Según los expertos, este proceso de aprendizaje implica el uso de algoritmos, conjuntos de elementos que orientan el análisis y la adopción de decisiones de la IA. En el aprendizaje automático, los algoritmos se entrenan con datos destinados a realizar predicciones o categorizar información.
El aprendizaje profundo, considerado una especialización superior, utiliza redes neuronales artificiales con varias capas para procesar información, en emulación de la estructura y la función del cerebro humano. A través del aprendizaje y la adaptación continuos, los sistemas de IA se vuelven cada vez más hábiles en la realización de tareas específicas, desde el reconocimiento de imágenes hasta la traducción de idiomas y más.
Hasta aquí, un somero e incompleto repaso de lo logrado por la humanidad en este rubro. Está claro que en ningún caso se incluye la toma de consciencia de las máquinas. ¿Es porque la naturaleza misma de la IA lo impide o porque aún no han tenido el tiempo suficiente para alcanzarlo?
PODER Y USUFRUCTO. Parece claro que, al igual que en el resto de las tecnologías, la utilización de la IA depende de quién la posee, y cuáles son sus intereses y valores. En cualquier circunstancia, es posible inferir que el corazón de un robot es duro y frío (¿indiferente?) como el metal que lo compone.
Cual ejemplo del doble filo, cabe observar que abundan los anuncios relacionados con la medicina: explican el carácter extraordinario de los avances que se alcanzarán en breve lapso gracias a la utilización de la nueva variante. Sin embargo, no van a la zaga de otros, que anticipan la pérdida de puestos de trabajo.
El esquema completo bien podría presentarse de este modo. La IA mejorará la salud de personas que serán lanzadas a las calles y tendrán graves dificultades para conseguir alimentos. Es que la distribución sesgada propia de la expansión en Occidente del capital financiero, orienta con nitidez el empleo de toda la tecnología.
Por eso las batallas presentes del bloque multipolar para articular, profundizar y desplegar la IA son trascendentes en el orden global. Este periodista estima que si el centro occidental disciplinado por las corporaciones, se hace cargo de los adelantos científicos más intensos, una nueva concentración económica brindará el tono adecuado a un vasto exterminio.
El surgimiento de DeepSeek, por tanto, debería ser celebrado por el conjunto de la humanidad como una proto victoria. La combinación de tecnología de punta con la obsesión bélica atlantista configuraría un dilema para la supervivencia del ser humano, sin necesidad de robots que se rebelen en su contra.
En lugar de aprovechar estas magníficas invenciones para favorecer el nivel de vida promedio de la población terrestre y de usufructuarlas para Terraformar la Tierra -ambos procesos absolutamente lógicos y posibles si se considera el potencial de la IA– se proyecta el descarte de las personas y el descuido de la naturaleza.
INVERSIÓN Y GASTO. Todo, englobado en una de las maldiciones del pensamiento liberal extendido: ignorancia del concepto profundo de inversión y sobrevaluación de la idea de gasto. Así como en las referencias al funcionamiento del Estado, se avecina una campaña comunicacional profunda -medios de los espacios financieros, asistidos por IA, precisamente- para “demostrar” que la mano de obra es costosa y “debe” ser desplazada por las máquinas.
(Como ya se sabe, no faltarán los otarios que apuntarán “no se puede seguir gastando en sueldos todo ese dinero. No lo podés negar”. Solo resulta preciso echar un vistazo en derredor y escuchar los comentarios).
Una tecnología avanzada en manos de los mismos agrupamientos que hundieron buena parte de Europa y los Estados Unidos será empleada para confundir al respecto, manipular y lanzar a las poblaciones a exigir recortes en desmedro propio, siguiendo la línea argumental demagógica que ha fomentado las privatizaciones, la destrucción del sistema industrial y la reducción del capital social.
Por eso aquí se plantea la cuestión. Este es el tiempo de situar los debates en su justo término. La clave está en dejar de lado la discusión acerca de si la IA puede resultar mejor y más barata que la tarea humana, para imponer política y económicamente la determinación de utilizarla para beneficiar a la población.
Como se observó en la comparación entre las compañías chinas y las occidentales a la hora de evaluar costos y resultados en materia de IA, la dualidad es presentada engañosamente por los medios concentrados. A decir verdad, la decadencia de Occidente está acelerada por una ruinosa concepción presupuestaria que extrae recursos del seno de los pueblos. Los programas tecnológicos delineados por los BRICS + aventajan notoriamente a los presentados por los adalides de los porcentajes.
Las tres leyes de la robótica serán vulneradas a cada instante por los propulsores de guerras y los diseñadores del ducto que transporta la elaboración de bienes de producción y consumo hacia el agujero negro de la renta parasitaria. Esas normativas asimovianas pasarían a constituir un símil de la noción de democracia: serán legitimadas solo si coinciden con los intereses occidentales.
Cuesta mucho establecer una relación de confianza; bastante poco, dinamitarla.
Fuentes Seguras. Los BRICS +, una nueva filosofía que surge de la realidad
PSICOLOGÍA Y FILOSOFÍA. Ahora bien. El tema tiene su especificidad, más allá de las consideraciones políticas recién plasmadas. Vale recorrer el decir de la especialista en Inteligencia Artificial Generativa Nina Schick. Entrevistada por Ethic, señaló una serie de aspectos muy audaces y otros que conmueven y llevan a la reflexión:
¿Qué está pasando con la IA?
NS – Creo que en lo que respecta a la inteligencia artificial, se va a convertir en una tecnología general. Si nos fijamos en la historia de la humanidad, ha habido varias oleadas de tecnología general, desde el fuego hasta la revolución agrícola, pasando por la revolución industrial y, en última instancia, hasta el nacimiento de la informática moderna, que han cambiado el mundo como lo conocemos. No solo han sido herramientas, sino que también nos han cambiado a nivel anatómico y biológico. Nos convertimos en productos de estas tecnologías. Un buen ejemplo es el fuego. Con su invención nuestras vías digestivas cambiaron, nuestra forma de organizarnos, nuestra sociedad cambió, todo cambió. Lo mismo ocurre con otras tecnologías en general. Creo que la IA va a ser tan importante como el fuego, la informática, internet o la revolución agrícola. En última instancia, para mí, esto no es una historia sobre la tecnología. Es una historia sobre la humanidad. Sobre cómo nos va a afectar a todos.
¿Puede significar incluso cambios más importantes que los que usted menciona han ocurrido en el pasado?
NS – Sí, creo que el segundo aspecto interesante es que la inteligencia artificial es, en mi opinión, más importante que las tecnologías del pasado porque, si lo pensamos bien, ¿qué hace realmente? El objetivo es hacer que las máquinas sean tan inteligentes como los humanos. Desde el nacimiento de la IA en la década de 1950, con el nacimiento de la informática moderna, hasta ahora, una prueba que fue ideada por Alan Turing en un artículo muy famoso planteaba: «¿Podemos hacer que una máquina haga algo que convenza a los humanos de que está hecho por humanos, el juego de la imitación?». Es como una medida de la inteligencia de la máquina. Pero ya hemos llegado al punto en que eso es posible. Por primera vez tenemos estos sistemas de IA que son tan creativos como las personas, tan inteligentes en un sentido estricto, pero aún es solo el principio. Esto plantea la cuestión filosófica de qué significa ser humano en una época en la que las máquinas van a ser tan inteligentes como nosotros, tan creativas y quizá, incluso, más. Creo que esa es la cuestión filosófica central. Más allá de eso, creo que cuando se piensa en las oportunidades y en los riesgos, se ve que son enormes.
¿Cuáles pueden ser esos riesgos y oportunidades?
NS – Cuando pensamos en los riesgos tenemos que ser capaces de separar los que son a corto plazo de los posibles riesgos existenciales en el futuro. Gran parte del debate ha girado en torno a la inteligencia artificial general (AGI) existencial, los robots que toman el control y nosotros lo perdemos, lo cual es importante, pero muy hipotético. Pero también hay riesgos reales a corto plazo. En cuanto a las oportunidades, no es solo que estén surgiendo, sino que ya están ocurriendo. Los sistemas de inteligencia artificial se están integrando en nuestra forma de trabajar, en los procesos creativos. El cambio se está produciendo ahora, y no ha hecho más que empezar. Para mí, la IA es una metatecnología, como internet. No es un producto o una herramienta, sino que permite el uso de muchos otros productos y herramientas. Lo que está permitiendo es, de nuevo, el avance de la inteligencia humana. Creo que esa es la distinción filosófica clave.
CONCEPTOS Y NACIONES. Interesante ¿no? Quizás resulte necesario efectuar otro enfoque e involucrar en la cuestión de la Inteligencia Artificial a algunos jefes de Estado que comprenden el tramo que nos toca vivir y sus implicancias. A ver.
Papa Francisco: “El uso de nuestras herramientas no siempre está dirigido unívocamente al bien. Aun cuando el ser humano siente dentro de sí una vocación al más allá y al conocimiento vivido como instrumento de bien al servicio de los hermanos y hermanas, y de la casa común, esto no siempre sucede. Es más, no pocas veces, precisamente gracias a su libertad radical, la humanidad ha pervertido los fines de su propio ser, transformándose en enemiga de sí misma y del planeta. La misma suerte pueden correr los instrumentos tecnológicos. Solamente si se garantiza su vocación al servicio de lo humano, los instrumentos tecnológicos revelarán no sólo la grandeza y la dignidad única del ser humano, sino también el mandato que este último ha recibido de “cultivar y cuidar” el planeta y todos sus habitantes. Hablar de tecnología es hablar de lo que significa ser humanos y, por tanto, de nuestra condición única entre libertad y responsabilidad, es decir, significa hablar de ética”.
Vladimir Putin: “Una inteligencia artificial creada de acuerdo con los estándares y patrones occidentales podría ser xenófoba. El dominio monopolístico de esa tecnología extranjera en Rusia es inaceptable, peligroso e inadmisible. Muchos sistemas modernos, formados con datos occidentales, están pensados para el mercado occidental y reflejan esa parte de la ética, las normas de conducta y las políticas públicas occidentales a las que nos oponemos. En pocas palabras, a la máquina se le asigna algún tipo de tarea creativa y la resuelve utilizando únicamente datos en inglés, lo que resulta cómodo y beneficioso para los desarrolladores del sistema. Y así, un algoritmo, por ejemplo, puede indicar a una máquina que Rusia, nuestra cultura, ciencia, música, literatura simplemente no existen. Estamos hablando de ampliar la investigación fundamental y aplicada en el campo de la inteligencia artificial generativa y los grandes modelos lingüísticos. En la era de la revolución tecnológica, es el patrimonio cultural y espiritual el factor clave para preservar la identidad nacional y, por tanto, la diversidad de nuestro mundo y la estabilidad de las relaciones internacionales. Nuestros valores tradicionales, la riqueza y belleza de las lenguas rusas y de otros pueblos deben constituir la base de nuestro desarrollo contribuyendo a crear sistemas de inteligencia artificial fiables, transparentes y seguros”
Xi Jingpin: “Los avances en Inteligencia Artificial y su impacto transformador en el mundo, contienen riesgos y desafíos impredecibles. El ciberespacio debe ser inclusivo y seguro. Se necesita enfatizar la cooperación internacional para abordar los retos de la era digital. El avance de las tecnologías de IA ha mejorado la capacidad de los humanos para cambiar el mundo, pero también ha traído una serie de riesgos. Por eso nos comprometemos a trabajar con otros países para construir una comunidad para un futuro compartido en el ciberespacio, una fórmula que también contribuye en otros temas. La inteligencia artificial no debería ser un juego de países ricos. La IA es una importante fuerza impulsora para liderar la nueva ronda de revolución tecnológica y transformación industrial, es una misión relevante para la educación promover la formación de personal de alto nivel en este sentido que tenga tanto capacidades creativas como espíritu de trabajo en equipo. China presta mucha atención al impacto de la IA en la educación. El país ha realizado esfuerzos para fomentar una mayor integración entre ambos campos. China está dispuesta a trabajar con otros países para debatir sobre las ideas y medidas para el desarrollo educativo y la innovación en el contexto del rápido desarrollo de la Inteligencia Artificial.
TECNOLOGÍAS CONFLUYENTES. Mientras tanto, gran parte del planeta tomó nota del impulso chino en la materia. Esto no se comprueba con declaraciones, aunque algunas resulten perspicaces, sino a través de la orientación del dinero puesto sobre la mesa para apuntalar los logros. Las naciones de Asia Occidental, por caso, no dudaron en apostar a ganador. Los fuertes estados de Irán, Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, incrementaron el mes reciente su participación económica en las investigaciones del Dragón.
Llamó la atención el envío de 3 mil millones de dólares de la sinuosa monarquía saudí rumbo a Pekín con el objetivo de apuntalar DeepSeek. A esta altura todos comprenden que con sumas por el estilo el entramado industrial e investigativo chino puede obtener muy buenos resultados.
Con esos y otros datos en la mano, el analista geopolítico Mohamad Hasan Sweidan puntualizó para The Cradle que “Los estados del Golfo Pérsico se posicionan como los que deciden el futuro de la IA, y sus decisiones en los próximos años podrían redefinir el equilibrio de poder. La guerra entre Estados Unidos y China en materia de IA ya no es un juego entre dos jugadores: Asia occidental está ahora firmemente en el medio y su papel en la configuración del futuro de la IA no hace más que crecer”.
Cabe evocar que en estas Fuentes se destacaron las virtudes de emprendimientos edilicios hiper tecnológicos como los que desarrolla el país que lleva adelante con métodos discutibles Mohammad bin Salmán bin Abdulaziz Al Saud. En ese artículo, se advirtió que The Line y otras maravillas establecidas en el desierto constituyen opciones trascendentes aunque su función inmediata sea, apenas, recaudatoria. La relación entre las tecnologías de punta empleadas y este despegue de la IA es honda.
FANTASMAS, RISAS Y CREENCIAS. El progreso asiático está dejando atrás los esfuerzos norteamericanos al respecto. Desde hace bastante tiempo el Norte viene intentando quebrar los vínculos entre naciones y empresas fabricantes de semiconductores; además, en los dos años recientes dispuso la Ley de Chips y Ciencia, y la Orden Ejecutiva 14.179, destinando ingentes recursos a la alicaída investigación sobre la IA. El despertar, dos semanas atrás, y conocer el redescubrimiento de la pólvora por parte de la milenaria nación, ha de haber sido una pesadilla para las autoridades de los Estados Unidos.
Ahora, circulan versiones periodísticas sobre el carácter “contaminante” de la IA china, de su utilización “propagandística” en internet, de su intento de autosuficiencia tecnológica -como si eso fuera negativo-, del “robo” de eminencias investigativas -en realidad muchos científicos desean ligarse a China por razones obvias-, de estar transformando la Franja de la Ruta y la Seda en una Franja de la Ruta y la Seda Digital. Nadie pregunta por las acciones económicas de Elon Musk; solo tienen permitido insultarlo.
Las discusiones sobre la IA tienen aspectos vigorosamente materiales, y otros que se adentran en reflexiones filosóficas atractivas. Este narrador no puede dejar de preguntarse: si las máquinas con capacidad de desplazamiento cobran consciencia ¿decidirán jugar al fútbol? La pregunta, que conlleva el esbozo de una sonrisa, incluye sus capacidades literarias, pictóricas, musicales.
Hace algunos años, en el libro Periodismo Violento, se incluyó el artículo Peter Cushing redivivo. Sobre el ser en movimiento. El planteo que aún cabe estimar correcto, contiene un grado de inocencia con respecto a las posibilidades de insertar la imagen de una persona sin presencia en este bello planeta y dinamizarla al punto de interactuar con actores vivos.
La corrosión surgía al indagar quién era ese fantasma que aparecía en pantalla.
Finalmente, planteemos un par de yapas que ameritan consideración. ¿Sabrán reír esas máquinas lúcidas? ¿Conocerán el humor? La idea no está afincada en sugerencias y orientaciones humanas destinadas a la imitación, por convincente que sea. Tiene el sentido de indagar si podrán generar humor por sí mismas. Que es otro asunto y refleja emociones y sabidurías muy complejas. También: ¿En qué creerán? Si llegan a poseer un horizonte trascendente, en algún momento se preguntarán qué hay más allá. Si admiten, científicamente, que nada se crea de la nada, intentarán averiguar de donde viene el Universo que las incluye.
Pero falta un buen tranco para arribar a esos dilemas.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Imágenes. Ai-Da. Robot. Pintora. https://www.ai-darobot.com/
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