Por Fernando Gómez *
Cuando esta edición salga a la luz, Javier Milei estará visitando por quinta vez los Estados Unidos. Lo hará en un avión privado de la empresa Flyzar y el objetivo es concurrir al campamento de multimillonarios que se desarrolla en Idaho, la Conferencia de Sun Valley. Un nuevo capítulo de los caprichos de un Presidente que elude las actividades oficiales y aprovecha individualmente sus atributos institucionales para financiar con el Estado, su concurrencia a convites de cuanta secta minúscula lo convoque a delirar ante su público.
Mientras eso ocurre, en los laberintos de su trastorno mental, considera oportuno señalar en televisión que “no me gusta viajar” y finge estar sacrificándose por la responsabilidad que ocupa.
La mentira zonza, la idiotez explícita, la lectura trabada, el delirio ocupando el pensamiento, el exabrupto a punto de oración, el desencadenante físico de un trastorno inocultable, eran impensables que se agolparan en los atributos de un dirigente político convalidado electoralmente en las urnas como Presidente de la Nación.
El experimento político que encuentra a Milei en uso de los atributos presidenciales, es una anomalía que rompe con el sentido común consolidado acerca de las particulares características de la representación política.
Sin embargo, esa anomalía que provoca vergüenza ajena y parece encaminarse hacia un fatídico desenlace, al mismo tiempo, logra vencer el asombro cuando es naturalizada como un nuevo capítulo de una experiencia democrática que está raspando el fondo de la olla de su escasa legitimidad.
El 9 de julio, en una gélida noche, en plena conmemoración de nuestra independencia como Nación, Javier Milei montó un espectáculo estéticamente vulgar, políticamente descabellado e ideológicamente marginal, pero que contó con la convalidación explícita de 18 gobernadores y con la naturalización tácita de todo el sistema político que, aún sin concurrir, debatía políticamente con un delirio que -tiempo atrás- hubiera presagiado el cierre de un ciclo.
El “Pacto de Mayo” celebrado en julio, que condensa definiciones grandilocuentes de un programa político que elogia las particularidades de un país dependiente y diseñado para consolidar asimetrías insoportables, se expuso y exhibió como vértice coyuntural a un personaje que expone un ideario anti nacional, anti estatal, anti popular y lo presenta como un norte ideológico cargado de futuro.
Un delirio que asombra con cada día que mantiene vigencia y validación como capítulo factible de esta raquítica democracia.
Una realidad cargada de contrastes
El programa de miseria que se instrumenta al amparo del experimento de Javier Milei, encamina a la Argentina hacia una crisis de grandes proporciones. La velocidad del saqueo orquestado sobre la riqueza nacional, la transferencia brutal de recursos desde las mayorías populares hacia la rentabilidad escandalosa que exhiben las grandes empresas, el desmantelamiento de las capacidades públicas para planificar política y económicamente el desarrollo nacional; y la profunda desigualdad que se extiende por todo el tejido social, auguran tiempos horribles para nuestra Patria.
“La actividad económica sigue en caída y no aparece ningún signo de recuperación. Los sectores más importantes están en caída: industria, comercio y construcción, que son los que mayor cantidad de empleo generan” sostienen desde el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE).
A pesar de la acelerada recesión que sufre nuestro país, las ganancias de Aeropuertos Argentina se dispararon 80,1%. Esta es una cifra récord porque los rendimientos anuales del 2023 mostraron solo 2,2%, Metrogas, luego de tener un casi nulo crecimiento en el primer trimestre de 2023, mostrando un 2,3%, elevó significativamente la cifra a un 74,3% en lo que va del año. Pampa Energía registró ganancias del 68,3%, Aluar del 52,1%, la cordobesa Arcor con un 50,2%, el grupo Techint con un 49,6%, entre otras.
El contraste de semejante rentabilidad de un puñado de empresas está marcado por el deterioro de los salarios. “La caída del poder de compra durante el gobierno de Milei implicó una pérdida, en promedio, de casi $500.000 por trabajador en sólo cinco meses. A esta altura del mandato, en moneda actual, durante el gobierno de Macri la pérdida acumulada había sido de $342.000 por trabajador” explican desde MATE. Y agregan que “En el caso del salario del sector público, el ajuste fiscal golpea en forma directa en todos los niveles jurisdiccionales. 22% cayó el salario público en sólo 5 meses, y la recuperación se presenta más difícil todavía que para los trabajadores del sector privado.”
Unas 10.000 pymes cerraron durante los primeros seis meses de la gestión del presidente Javier Milei por el desplome de la actividad económica ocurrido tras la devaluación de diciembre pasado, que provocó un aumento de la inflación y el deterioro del poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones. Las ventas del sector minorista se desplomaron 21,9% interanual en junio.
Así lo expuso la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC) que divulgó un informe sobre el primer semestre del gobierno libertario y su impacto en las pequeñas y medianas empresas, en base a cifras publicadas por el Indec, el cual asegura que el cierre se debe a un derrumbe económico similar al del año 2020, cuando el mundo fue golpeado por la pandemia del Covid-19.
Las ventas minoristas pymes retrocedieron 21,9% anual en junio, a precios constantes, y acumulan una caída de 17,2% en el primer semestre del año.
“El fuerte ajuste que puso en marcha el gobierno de Milei no solo provocó la recesión que azota actualmente a la economía argentina sino una profunda redistribución regresiva del ingreso, cuya dimensión y desenlace es aún desconocido. La devaluación desencadenó una redefinición de precios relativos que se sustenta en una importante traslación de ingresos en favor de la rentabilidad empresaria, en especial de las grandes empresas y grupos económicos” exponen Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti desde el Centro CIFRA.
Estos indicadores son apenas la superficie de un problema. En la profundidad de la crisis hay una enorme mayoría de compatriotas que no solo están en los márgenes de las estadísticas, sino que carecen de representación política que les asegure un instrumento eficaz para resolver la disputa por un umbral de bienestar que no visualizan hace años en el horizonte de sus expectativas.
Hay una Patria que precisa pensar desde las urgencias y emergencias que habitan las consecuencias sociales de un programa de miseria planificada. Una tarea que contradice las especulaciones electorales de una dirigencia que vive pensando desde las expectativas que nacen de la contemplación de su propio ombligo.
Hace unas pocas semanas, Ernesto Jauretche escribió al calor de un nuevo aniversario del nacimiento de FORJA y evocaba el pensamiento de su tío, Don Arturo Jauretche, quien en medio de la crisis que se atravesaba en en tiempo que la historia catalogaría como la “década infame”, se atrevió a señalar que “Democracia y electoralismo no son términos equivalentes y sí muchas veces incompatibles… Porque el voto es sólo un medio, no un fin; el medio para expresar la voluntad del pueblo cuando existe el mecanismo legal de la democracia.”
Y desafiaba la pantomima de ese tiempo: “La cosa es sencilla; se nos quiere hacer pasar por democracia el mantenimiento del parlamento, la justicia, las instituciones, en una palabra lo formal que el régimen maneja. Para nosotros democracia es el gobierno del pueblo con o sin parlamento, con o sin jueces: si el pueblo no gobierna, las instituciones no son más que alcahuetas de la entrega”. Y en definitiva “Las formas no son más que medios para servir al ser. Para ser democracia se necesita ser Patria”.
Atravesamos un tiempo de crisis que avanza y consolida sus consecuencias en virtud del desierto ideológico, político y militante del que padece el movimiento nacional en esta etapa de redefiniciones internas. Son tiempos que se presentan como una larga noche, que como toda noche, no es eterna, apenas oscura.
Un tiempo para alumbrar la Patria que seguimos soñando.
(*) Editor de InfoNativa. Vicepresidente de la Federación de Diarios y Comunicadores de la República Argentina (FADICCRA). Ex Director de la Revista Oveja Negra. Militante peronista. Abogado.
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