Por Sofía Scasserra desde Abu Dhabi*
Existen dos instituciones en el mundo que marcan las reglas de la economía global. Parezca cierto o no, hay muchas instituciones internacionales, y la burocracia internacional es un submundo desconocido, pero hay dos cuyas decisiones marcan las condiciones globales para el capitalismo contemporáneo: El FMI y la OMC. El Fondo Monetario Internacional es sumamente conocido en Argentina, pero la Organización Mundial de Comercio se mantiene en un velo casi asombroso, y no es casual: todos los acuerdos de libre comercio a lo largo de la historia se han negociado de espaldas a la sociedad civil, ocultando el proceso y los resultados. Esto no es azaroso, las veces que lo que se negocia allí ha saltado a la luz, los acuerdos no han progresado y ha habido tal movilización social que han tenido que suspender las reuniones. El nivel de escándalo y falta de escrúpulos es realmente increíble.
En Buenos Aires en el año 2017 se reunió la OMC. En aquella oportunidad se deportaron representantes de la sociedad civil y se revocaron acreditaciones de voces disidentes. No obstante, la parte civil tuvo algún grado de participación y pudo elevar su voz dentro del recinto, entregando investigaciones que contradicen las negociaciones, elevando banners para apoyar a los países que ponen trabas a los acuerdos y cantando para denunciar estos pactos secretos.
Hoy día está en desarrollo la 13av Reunión Ministerial de la OMC en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos (EAU), y la represión a la sociedad civil no tiene precedentes: varios representantes de ONGs acreditadas han sido detenidos y amenazados con sufrir hasta 3 meses de prisión en el país por entregar cartas a la prensa, acompañar a pescadores a que se enteren sobre lo que pasa en las negociaciones sobre los subsidios a la pesca y sacar fotos (cosa que expresamente está permitida) en las áreas comunes. Cualquier tipo de conducta que llame la atención, es reprimida por parte de la policía de EAU.
“Los participantes, especialmente los de los países en desarrollo, temen incluso caminar solos por el centro de conferencias, por temor a ser detenidos injustamente y posiblemente deportados, y a no poder obtener visados nunca más. Este clima de miedo no debería ser el resultado de la defensa de una institución de gobernanza económica mundial”, afirmó Rahmat Maulana Sidik, Director Ejecutivo de Indonesia por la Justicia Global.
La OMC se ha expresado preocupada por la situación y ha mostrado intentos por resolverla, pero al reclamarle una solución concreta, las definiciones son vagas y no existe una perspectiva de que esta situación mejore de cara a la próxima reunión ministerial en Camerún en el 2026.
La represión es cada vez peor. Los hacedores de la política económica global no quieren escuchar a la sociedad civil. Los referentes de la economía capitalista siguen dándole la espalda a los que sufren las consecuencias de las burocracias, que negocian a espaldas de los pueblos.
*Economista. Docente e investigadora del Instituto del Mundo del Trabajo Julio Godio, UNTREF. Investigadora Asociada en el Transnational Institute. Columnista sobre tecnologías y comercio internacional en el programa “Feas, Sucias y Malas” de Radio Gráfica. Representante de la sociedad civil en OMC.
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