Por Carlos Aira
La Generación Dorada del básquetbol es sinónimo de Atenas 2004. El recuerdo nos lleva a las mejores evocaciones. ¿Cómo no emocionarse con la palomita de Ginóbili ante Serbia? ¿Cómo no vibrar con el inmenso triunfo ante los Estados Unidos NBA? Veinte años más tarde, ese equipo inolvidable tuvo su reconocimiento. Las nieves del tiempo platearon las sienes de Pepe Sánchez, Manu Ginóbili, Puma Montecchia, Fabricio Oberto, Lucas Victoriano, Gabriel Fernández, Hugo Schonochini, Luis Scola, Leo Gutiérrez, Chapu Nocioni, Leandro Palladino y el chaqueño Rubén Volkowiski. Un Parque Roca colmado les brindó una ovación en forma de agradecimiento. Uno de los momentos más emotivos sucedió cuando las estrellas hicieron partícipe del festejo a Ricardo Sánchez, único sobreviviente del equipo de básquetbol argentino que se consagró campeón mundial en 1950. El tiempo jamás le brindó su verdadera dimensión a aquel logro. Hay una razón: luego del 16 de septiembre de 1955, aquel equipo fue proscripto y los jugadores que lo conformaron padecieron la persecución del Estado.
Investigar esa historia es un ejercicio necesario. Osvaldo Jara es periodista. Autor de dos libros fundamentales para comprender esta trama: Peronismo y Deporte (1945-2015) y la proscripción del equipo en Peronismo y Deporte II (Los deportistas peronistas perseguidos).
En Abrí la Cancha, Jara se explayó: “En los años 40s, el básquetbol ya era un deporte muy importante en Argentina. Cuando se piensa en la Generación Dorada de Ginóbili, hay que saber que existió una primera Generación Dorada de nuestro básquetbol. La Generación Dorada de Ginóbili no surgió por generación espontánea. Los campeones de 1950 y el oro olímpico es el resultado de la proyección que le dio el Estado a los clubes de barrio.
El 3 de noviembre de 1950, un Luna Park repleto fue testigo del triunfo 64-50 sobre Estados Unidos. El equipo conducido por Jorge Canavesi y un equipo recordado: Roberto Viau, Ricardo González, Juan Uder, Oscar Furlong, Leopoldo Contarbio, Pedro Bustos, Hugo Del Vecchio, Raúl Pérez Varela, Rubén Menini, Omar Monza y Alberto López
En septiembre de 1955 fue derrocado el gobierno de Juan Domingo Perón. Comenzó una persecución política y dirigencial. El deporte cayó en la volteada, como también le sucedió a los artistas. Entre los investigados estuvieron los campeones de 1950. En marzo de 1956, la Comisión Investigadora suspendió de por vida al equipo campeón de 1950. ¿La causa? Violar el código de aficionados, una regla en desuso.
“Mientras a nosotros nos suspendían, el mundo se mataba de risa”, le señaló el jugador Omar Monsa a Osvaldo Jara. El periodista señaló. “a muchos jugadores se les ofreció jugar en otros países. Fueron suspendidos por un revanchismo ideológico muy curioso, porque muchos integrantes del plantel campeón de 1950 no eran peronistas, pero el título fue asociado al peronismo“.
Peronista era Jorge Hugo Canavesi, entrenador del equipo. “Un maestro injustamente olvidado”, nos dice Víctor Lupo. “Canavesi reinvindicaba su peronismo dando clases en la UES. El tiempo tampoco lo reinvindicó. Tan solo el Movimiento Social del Deporte lo tiene presente cuando sigue es un símbolo enorme del peronismo“, nos señaló Jara.
Al equipo campeón del Mundial de Básquetbol de 1950 se lo acusó de haber recibido una licencia para importar automóviles. La dictadura también suspendió al equipo de básquetbol de Racing campeón de 1953. La acusación fue haber actuado como profesionales en una gira por el Pacífico. Al Negro González, el mismo que ingresó a la pista junto a Ginóbili, fue despedido en su trabajo en el Ministerio de Salud. “Eso fue el decreto 4161. Lo que ha perdurado hasta el día de hoy hacia el peronismo con la paradoja del peronismo como movimiento bárbaro y antidemocrático. Lo paradójico es que los peronistas somos los perseguidos”, señaló Jara en Radio Gráfica.
La prensa canalla fue cómplice del genocidio deportivo. Su principal escriba fue Dante Panzeri, director de El Gráfico. Bajo su pátina inmaculada de bronce moral, Panzeri tituló su nota del 6/1/56: “A los pecadores castigarlos o perdonarlos“. En el artículo se puede leer: “Ante el delito de la motorización (se acusó a los deportistas proscriptos de recibir autos y motos por parte del gobierno) , no es el caso de despreciar o humillar a nadie, pero el deporte argentino solo se reconstruirá cabalmente desechando en su futura edificación hasta el último escombro del bochornoso decenio pasado. La audiencia se dispone a escuchar la sentencia. Nosotros también”.
“Esta prédica de Panzeri tuvo sus frutos“, señaló Lupo. “Grandes atletas como Osvaldo Suárez, Eduardo Guerrero o los propios campeones de basquetbol de 1950 fueron suspendidos por 99 años“. Fue tan escandaloso que en 1958, con el gobierno de Arturo Frondizi, un diputado radical solicitó a la Cámara de diputados la investigación legislativa a la fatídica Comisión 49 que suspendió a los deportistas argentinos de elite. Fue la destrucción que traían del hombre argentino, instaurada desde esa época. Hoy lo padecemos con 50% de pobres, 60% de obesidad y los más humildes sin acceso a la práctica deportiva”, expresó en Radio Gráfica el titular del Movimiento Social del Deporte.
La historia cíclica. El estadio donde se realizó el homenaje a la Generación Dorada de 2004 se llama Mary Terán de Weiss, pero se ha instalado el nombre de Parque Roca. La tenista Mary Terán de Weiss fue otra de las proscriptas de 1955. Una proscripción que llega hasta el día de hoy. “Con ella fueron despiadados”; señaló Jara, quién agregó: “En 1955 debió exiliarse en España. Regresó al país gracias a una amnistía de Frondizi. Ningún club quería aceptarla y fue River, por gestión de Antonio Liberti, quién la tuvo en su equipo. En el interclubes de 1963, la mayoría de los planteles se negaron a enfrentarla. Como ella no quiso perjudicar a River decidió retirarse“.
La Generación Dorada de 2004 tuvo su justo homenaje. Siempre es bueno señalar que también hubo otra Generación Dorada, proscripta y perseguida, y que ese estadio se llama Mary Terán de Weiss.
Periodista / Abrí la Cancha.
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