LA OPEP + y Brasil. Petróleo y medio ambiente. Palestina e Israel. Potencias multipolares y capital financiero. La pugna interior entre corporaciones. La opción bélica. Los BRICS + y la Red Financiera Global. Estados fuertes y estados débiles. Argentina.
Por Gabriel Fernández *
DESACATO. Los recursos hay que cuidarlos. Para eso es preciso hacerlos valer. Los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (hoy OPEP +) vienen reduciendo la producción desde agosto del año pasado. Por entonces la baja fue de dos millones de barriles por día (bpd). El esqueleto político de la decisión resulta de interés, pues la misma se adoptó en contra de las demandas de los Estados Unidos para que aumenten la producción con el objetivo de compensar la crisis de combustible provocada por las sanciones occidentales a Rusia.
Insistente, soberana, la OPEP+ acordó recortes voluntarios de 1,66 millones de bpd adicionales en abril del año en curso. Dos meses después, dispuso extender la baja hasta 2024. Para que no queden dudas sobre su acuerdo, Arabia Saudita implementó una caída adicional de un millón de bpd en julio. La situación llevó al presidente norteamericano Joseph Biden, a utilizar la Reserva Estratégica de Petróleo de su país para compensar el desajuste en los precios.
Pocos días atrás, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció que se sumará a la entidad como observador. Esto desbarató la presión de las potencias occidentales para que se dejen de lado los combustibles fósiles con el argumento de bregar contra el calentamiento global. Hasta ahora, los Estados Unidos y sus aliados contaban con un Brasil “verde”, verticalizado en la devaluación del importante producto primario. Pero el inteligente hincha del Corinthians ratificó la lucha contra la deforestación de la Amazonia (ya la desaceleró un 22 por ciento), sin sumarse a la campaña presuntamente ambientalista.
Brasil, cuyo interés de base lo convierte en socio estratégico de la Argentina y co conductor del Sur americano, es un continente en sí mismo. Acoge el más grande bosque tropical, atesora las mayores reservas de agua dulce, contiene la mayor cantidad de tribus nativas del planeta, y al mismo tiempo es el noveno productor de petróleo del mundo con tres millones de barriles diarios; Petrobras es uno de los pilares de su economía. Aunque el anuncio brasileño evitó toda hostilidad, en la agenda internacional no pasó desapercibido que mientras lo formulaba, y la gran empresa estatal presentaba una subasta de más de 600 bloques petrolíferos terrestres y marítimos, se concretaba en Emiratos Árabes Unidos la cumbre del clima convocada por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Hay más, para preocupación del Norte. En enero, Brasil se convertirá en el undécimo miembro de OPEP+, y junto a Rusia y México, entre otros, participará en tareas de coordinación sin someterse a las cuotas de producción.
Mientras el flamante presidente argentino Javier Milei prometía la privatización de YPF, Lula habló con los medios y desplegó una compleja y exquisita explicación: “Me parece importante que participemos [en la OPEP+] porque necesitamos convencer a los países productores de petróleo de que deben prepararse para el fin de los combustibles fósiles. Y eso significa aprovechar el dinero que ganan con el petróleo y que inviertan para que continentes como África, como América latina, puedan producir los combustibles. Si no creamos alternativas, no acabaremos con los combustibles fósiles”.
Ahí nomás el Observatorio del Clima, una coalición de ONGs ecologistas, cuestionó la presunta falta de sensibilidad ambiental de Lula. Sus voceros explicaron que el líder sureño ya había dado muestras de apostar por expandir la explotación de gas y petróleo. Y señalaron que en la administración del metalúrgico “existe una contradicción interna enorme. Por un lado, están la ministra Marina Silva, que ha logrado resultados impresionantes en deforestación con un trabajo valiente, aunque todavía faltan fiscales ambientales, y el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, que está captando inversiones con títulos soberanos sostenibles para financiar proyectos de transición energética” y luego está “el ala que hace una apuesta firme por la industria del petróleo”.
¿Y si no hay contradicción? ¿Y si Brasil piensa mejorar su medio ambiente sin dejar de explotar sus riquezas naturales? Este es un asunto que debería preocupar muy a fondo a quienes, con el afán de salvar la tierra, promueven actividades que hunden a los pueblos que la habitan. Este periodista lo abordó con especialistas al referirse a la minería. Sin vacilar, Lula asignó 335 mil millones de reales [68 mil millones de dólares] a su industria petrolera. En agosto pasado, en Belem, lo fundamentó en un roce inesperado por aquellos que reducen las melodías a dilemas ideológicos: cuando el presidente colombiano Gustavo Petro propuso a sus colegas que se comprometieran a renunciar al petróleo, Lula tomó la palabra y le dijo que bajo ningún punto de vista.
No sólo hay un gran presupuesto asignado. Petrobras ya está accionando para operar en la margen ecuatorial en vista de los prometedores y lucrativos hallazgos de la vecina Guyana, (elemento clave en el conflicto de Venezuela por el Esequibo). Ahí si emergió la diferencia intestina: en mayo, la agencia gubernamental de protección ambiental IBAMA le denegó la licencia; Lula protestó y está a la espera de que esa apelación sea resuelta. Pero fíjese lector, como aguijonean al gran presidente desde adentro: “Brasil tiene que elegir entre ser una potencia ambiental o ser un petroestado”, señaló el mencionado Observatorio del Clima.
La doble vara de los gobiernos y medios atlantistas está instalada. Quizás, cuando ya no se pueda desmentir la autoría norteamericano noruega del ataque sobre el Nord Stream, se dirá que fue una obra de bien para liberar a Europa de los tremendos combustibles fósiles. Mientras, los Estados Unidos le acerca al Viejo Continente esos productos a precios cuatro veces más altos, y así como envía a sus difusores a llamar petroestado a Brasil, después de haber alimentado y doblegado a Arabia Saudita entre otros, re inaugura el concepto de petromonarquías para calificar a quienes defienden sus intereses.
Quizás, cuando los nuevos rumbos en Asia Occidental se consoliden, exija elecciones libres al príncipe heredero MBS. ¡Con primarias y todo!
Sin embargo, el nuevo mazo de cartas en esa región no termina de desplegarse. El bloque anglosajón que encarna los cicateros anhelos del gran capital financiero encontró en la guerra su ariete para ralentizar las transformaciones. La intención es dañar los acuerdos que la República Islámica de Irán y la República Popular China, con la participación de la Federación de Rusia y -parcialmente- de la República de Turquía, venían concretando. En esa línea, impactar sobre el acercamiento de Arabia Saudita y los Emiratos Arabes Unidos a la potencia persa, y la paulatina reorganización de Siria, el Líbano, Irak, Yemen, aunque por qué no Afganistán. También, la narrada adscripción al BRICS + de las naciones petroleras.
¿Se deshace la Multipolaridad? Claramente no, pero encuentra escollos en su sendero. El mediano plazo se muestra más límpido que el tramo corto. De hecho, las consecuencias del Diluvio de Al Aqsa disparado por Hamas, pueden atisbarse sin tanto esfuerzo: los desacuerdos entre los componentes de la Liga Árabe renacieron, se potenciaron los sectores internos pro occidentales en Jordania, Egipto y Turquía, al tiempo que los saudíes alzaron el pie del acelerador con que empezaban a transitar la Ruta asfaltada por el coloso asiático. Es que el atlantismo considera la guerra como camino, pero también como objetivo. Empero, las fuerzas materiales que impulsan el accionar de los seres humanos, no detienen su andar: El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, se reunió con su homólogo de Arabia Saudita, el Príncipe Faisal bin Farhan, en Ginebra el 13 de diciembre para discutir tanto la situación en Gaza como las relaciones bilaterales. La apuesta china no ha caducado.
INTERROGANTES. El panorama suscitó distintas interpretaciones acerca de lo que acaece en Palestina. Una gran cantidad de corrientes y medios consideran, con argumentos sólidos, que Hamas hace lo correcto y defiende el genuino interés gazatí. Algunos no trepidan en acusar a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e incluso a Al Fatah como “traidores”. Otros, estiman que Hamas, inicialmente respaldado por Israel para debilitar las perspectivas organizativas de la ANP y justificar sus avances sobre la Franja, es funcional a las necesidades internas del premier Benjamín Netanyahu. Y están quienes, desde un sionismo estricto, evalúan a Hamas como una organización antisemita cuyo único objetivo es eliminar a Israel.
Desde ya que la última versión citada es la que merece las objeciones más firmes. Lo que cabe subrayar es que dentro de la elaboración político militar ¿preparada en Qatar? del 7 de octubre, no se tuvo en cuenta el coste que se registra sobre el cierre de esta edición: cerca de 20 mil palestinos asesinados. ¿Era necesario esto para demostrar que el estado ocupante se asienta en el crimen? Desde las líneas presentes no se descarta la existencia de un error en la pregunta, pues alguien puede inferir que se vuelca la responsabilidad en las víctimas. Si es así, este narrador se apresura a negarlo, solo que no puede dejar de señalar que no todas las causas justas deben ser llevadas adelante en toda circunstancia, sino cuando poseen una lógica perspectiva de avance.
Es preciso agudizar la mirada durante las semanas venideras. Por debajo, más allá de las idas y venidas oficiales, los pueblos musulmanes se han ido relacionando intensamente. Irak, cuyo eje fue desestructurado desde 2003 por la brutal invasión estadounidense, hoy es un hervidero de núcleos de resistencia con variado origen y un enemigo bifronte en la mira. Desde el renacer del litigio en Palestina, el gobierno de los Estados Unidos informó que sus instalaciones allí resultaron atacadas en 70 oportunidades por fuerzas rebeldes y que una cantidad apreciable de misiles fueron lanzados sobre Israel. La mayor referencia conceptual de estas formaciones está en el Líbano, con gran incidencia de Hezbollah, y en Irán. Es de interés señalar que todas las organizaciones resistentes rechazan a la banda ISIS y denuncian que la misma sólo se pudo desplegar en la zona con protección norteamericana.
Esas imputaciones, certificadas con testimonios e imágenes, no ingresan a los cerebros de los señalados ni a sus medios de comunicación. Los Estados Unidos y sus aliados enviaron, recientemente, una destacada fuerza naval a la región. Lo cual incluye barcos de la Armada, portaaviones, destructores y submarinos hacia el Mediterráneo Oriental. Su presentación en sociedad es el inequívoco respaldo a Tel Aviv; pero los pueblos del lugar saben que los pertrechos pueden ser utilizados contra todo aquél que obture los negocios y los proyectos de Davos.
GUERRA Y PAZ. Que la opción bélica es preferencial para Occidente y que la conflictividad en la Franja es acicateada con esmero, lo revelan unas interesantes declaraciones del ministro de Seguridad Nacional de Israel, Ben-Gvir, quien manifestó abiertamente que “Cesar la guerra equivale a disolver el gobierno”. En consonancia, su colega de Finanzas Bezalel Yoel Smotrich, calificó el fin de la guerra en Gaza como “un plan para eliminar a Israel”. Así, toda propuesta pacificadora pasa a ser considerada hostil; un mensaje difícil de aprehender.
Para Netanyahu, la prioridad parece situarse en enfrentar los conflictos internos. La situación litigiosa favorece su ansia de silenciar las polémicas, mientras circulan informes sobre la intención del Likud de deponerlo mediante un voto de censura en la Knesset y seleccionar a otro miembro del partido para formar un gobierno, sin tener que celebrar otras elecciones generales. Sin reparar en la repercusión internacional, Netanyahu advirtió a los miembros de su partido: “Soy el único que impedirá un Estado palestino en Gaza y Cisjordania después de la guerra”.
Es que la cosa está que arde, en todos los sentidos. Encuestas israelíes recientes registraron un cambio significativo entre el público en general, favoreciendo a la oposición y a los partidos árabes sobre la actual coalición violentista. Según estos sondeos, una nueva coalición en rechazo a Netanyahu obtendría 79 escaños, en comparación con los 41 de los partidos del actual gobierno de extrema derecha que orienta el Likud. La inquietud por el proceder del primer ministro no está circunscripta a la actualidad; muchos, conociéndolo, piensan que el relanzamiento de una guerra con el Líbano le vendría como anillo al dedo para insistir en la unidad nacional bajo su control. Y comprenden que eso involucraría a Irán, con todo lo que ello implica.
Sea como fuere, la OPEP + se sigue adentrando en los BRICS +. El problema lo tendrán aquellos que queden fuera. Mohammad bin Salmán bin Abdulaziz Al Saud no dialoga con perros; consulta a sus gerentes de las plantas petroleras y a sus estrategas. Ellos le aconsejan entablar buenos vínculos con la República Popular China, nación orientada por el Partido Comunista.
TRASFONDO. ¿Qué está sucediendo? Vale reflexionar con precisión para no caer en la vorágine del clima interior.
La humanidad está en tránsito. El mismo se compone de las presiones populares, ahora fuertemente canalizadas a través de los Estados, contra el poder financiero que ha dominado el panorama desde mediados de los años 70 hasta poco tiempo atrás, y de las pugnas internas entre las grandes corporaciones: las desplegadas en base a la producción de bienes de producción y consumo contra los espacios financieros, pero también al interior de estos, porque hay una división sutil entre los bancos vinculados con los estados y la producción, y los impulsores de la desterritorialización, con determinación bélica y rentística.
Si sirve para la comprensión, puede identificarse las zonas económicas como bloques estratégicos. Sin olvidar que siempre existe entrelazamiento entre los protagonistas, resulta preciso advertir que la lucha es dura, evidenciada en los agudos conflictos presentes y los que laten en su derredor. Dada la tensión existente, este periodista insiste en las guerras no son más numerosas y extendidas debido al lugar ocupado -y a la madurez que eso genera- por las potencias multipolares.
El capital financiero globalizado opera desde Wall Street y la City de Londres, en contacto con una red de núcleos financieros, para configurar un Estado global sin estados que limiten su libre circulación. No necesita bienes elaborados para comercializar -salvo los de uso directo de sus referentes y compañías- ni de trabajadores -salvo un puñado de calificados para ese fin-. Mucho menos de pueblos en general, que necesitan asistencia y no cumplen función alguna para el esquema de negocios que podría denominarse flotante.
Los caminos empleados por esa zona económica son las guerras, los ajustes, la suba de tasas, el combate al llamado déficit fiscal, la anulación del denominado gasto público, el consiguiente debilitamiento de los Estados, el control de la moneda y los recursos naturales así como, claro, de los ejércitos. De tal modo se comprenden los embates sobre varios tipos de naciones, no sólo contra las explícitamente hostiles al modelo. Para aprehender la idea, vale considerar los estiletazos contra Rusia, pero también contra Alemania. A simple vista, el combate contra la autónoma Federación tiene un sentido nítido, pero el disciplinado estado germano, al crecer productivamente y desarrollar su potencial, también colisiona con el interés financiero.
Las sutilezas resultan indicativas. Nos explica Walter Formento que “En el territorio económico de EEUU hay otra fracción de capital financiero transnacional que brega más bien por fortalecer a EE.UU. apuntando a “Otro Siglo Americano” basado en el dólar, viendo en ello la garantía de su propia hegemonía. Esta fracción está expresada en parte por el Tea Party del Partido Republicano y hegemonizado por capitales con asiento en la esfera del complejo industrial-militar, el petróleo, la industria farmacéutica entre otras, entrelazados en los directorios de sus megabancos”.
A no confundir la orientación, porque “ambos son modos de poder unipolar y financiero”. Pasa que las fuerzas multinacionales “se encuentran claramente en su fase de declinación, pero con fuertes intentos de ´Restauración´, basado en que aún son dominantes en el Pentágono, en el complejo financiero-industrial-militar. Las fuerzas globales se encuentran en su fase ascendente, pero son fuertemente confrontadas con la política de restauración del capital financiero multinacional y, a partir del año 2014 cada vez más también con la alternativa del mundialismo BRICS-Multipolar”.
GRANDES CAMINOS. El BRICS es un gran ejemplo de aprendizaje emergente que aprovecha el despliegue de los tiempos. Si en sus inicios fue expresión de la capacidad de los otrora subdesarrollados para absorber empresas -y conocimientos científico técnicos- que se desplazaban fuera de las potencias centrales ante el avance del radicalizado capital financiero, rápidamente se empeñaron, control del Estado mediante, con efectuar sus propias producciones y alimentar las ruedas de sus mercados internos.
Retomemos a Formento: “Entre 2009 y 2012, las economías emergentes empiezan a desarrollar sus mercados internos de modo integral, con nuevos bienes y servicios, y a comportarse con proyecto propio multipolar, alternativo y complementario al globalismo financiero. La creciente integración económica y militar de la Eurasia de los BRICS, preocupa de suma manera a ambos capitales financieros”.
Como informamos en nuestras Fuentes Seguras, cuando el vínculo entre Europa y Eurasia, debido a la confluencia de intereses, se estaba concretando, el atlantismo lanzó su gigantesca ofensiva sobre el Estado norteamericano -imposición de Joseph Biden y este plantel gubernamental- y sobre la Unión Europea -eliminación de sus rasgos políticos para lograr un firme disciplinamiento político económico. Esto dejó solo dos opciones al Viejo Continente (en este punto vale recordar a Kissinger: “Los líderes que no han tenido una experiencia de catástrofe o al borde de una catástrofe a veces creen que tienen más opciones de las que realmente tienen”).
¿Cuáles? Transformarse en parte de la Red Financiera Global mediante una subordinación a la trama financiera del bloque anglosajón, o vincularse con el proyecto euroasiático multipolar. El sendero productivo multipolar BRICS + se plantea con escala universal, al igual que los dos proyectos unipolares financieros. Por tanto, apunta Walter, “La clave está en que si la Unión Europea se articula al esquema BRICS +, los esquemas financieros unipolares quedan imposibilitados de desarrollarse”. Esto “pone al rojo vivo la situación geopolítica y militar”.
Estamos al rojo vivo. Esto es, en síntesis aunque con más factores, lo que viene sucediendo. La continuidad artificial de la guerra en Ucrania, el zarpazo sobre Nagorno Karabaj, la escandalosa represión en Gaza y su progresiva ampliación en Cisjordania, así como la reciente victoria electoral en una Argentina clave para la integración del Mercosur al esquema multipolar, son interesantes muestras de la resistencia financiera al desarrollo pleno de la humanidad. Casi tan trascendentes como el golpe atlantista sobre los Estados Unidos y Europa que se apuntó en el segmento previo.
ESTADOS FUERTES Y ESTADOS DÉBILES. El solazo recubrió las calles porteñas con jugo de baldosa. La tormenta arreció y limpió, pero también se llevó puestas varias vidas. Es tiempo de aprovechar la fresca y pensar; registrar lo que se está perdiendo y analizar con realismo audaz qué puede hacerse.
Una frase célebre de nuestra historia circula por estos días. “Hay que desensillar hasta que aclare”. No se corresponde con el proceso en curso. Fue formulada por Juan Domingo Perón sobre el arranque de la dictadura de Juan Carlos Onganía, ante la expectativa generada por la estela del contraste entre azules y colorados suscitado al interior del Ejército.
La extrapolación de consignas es un riesgo innecesario que evita el razonar. La comprensión de lo ocurrido en tramos significativos, sí puede aportar. Lo que se vive en este importante país del Sur está demasiado claro desde el primer día. La Argentina está siguiendo un rumbo exactamente inverso al que le conviene.
El quiebre entre el interés geoeconómico profundo y la acción estatal es el error supremo que puede cometer una nación. Inevitablemente, se paga. Cuando esa fractura se genera en períodos clave, de esos pocos que abren las puertas del tiempo, la reparación tarda demasiado en llegar.
O no llega jamás.
El desmembramiento de países es una de las características de la historia humana.
Solemos recordar aquellos que alcanzaron su reconfiguración, pero dejamos para leer después las vicisitudes de otros, cuyos espacios se han reducido y, en ocasiones, hasta sus nombres resuenan lejanos.
Entre los primeros se suele comprobar la determinación de fortalecer sus estados. También, los vínculos con sus vecinos.
La Argentina no logra aunar fuerzas para que su potencial se verticalice con intensidad y oriente el andar en el sentido que dispone su naturaleza. Las dificultades políticas para ligar y desplegar el vigor económico latente, constituyen una parte del problema.
Flaco favor le está haciendo la Argentina al Brasil, a Bolivia, a todo el Mercosur. A decir verdad, la complicación originada por nuestra patria, llega mucho más allá. México observa, azorado. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) ha sido impactada en un flanco que abría perspectivas integradoras. India y China tenían buenas ideas con sólido soporte económico para beneficiarse y beneficiarnos.
Todos seguirán adelante, sin contar con este territorio del Sur.
Flaco favor se está haciendo a sí misma, la Argentina. Un gran país, que se auto percibe paisito.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Pinturas. Cándido Portinari. Brasil.
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