Por Leonardo Martín
Falta apenas un mes y medio para las elecciones generales en una coyuntura electoral en donde los principales protagonistas están recalculando las campañas. El escenario de una elección dividida en tercios no sorprendió, pero ni el más optimista, o pesimista, imaginaba a Javier Milei en el primer puesto y con chances presidenciales concretas.
En el mundo sindical también impactó el resultado generando interrogantes sobre la profundidad del programa de gobierno que pueda desarrollar Milei. En paralelo, han bajado las acciones de una errática Patricia Bullrich y con un Sergio Massa que cuenta con el apoyo mayoritario del mundo sindical, especialmente de la conducción de la CGT, pero al que tampoco están saliendo a militar. Todos estudian el tablero y las fichas, lo repasan y lo evalúan.
El salto en largo (olímpico) más llamativo en estos días es el de Luis Barrionuevo que previó a las PASO, en una sociedad muy particular, apoyó la candidatura presidencial de Wado de Pedro. El ministro del Interior iba encaminado a una PASO contra Daniel Scioli hasta que ambos fueron desbancados por Sergio Massa.
En cuestión de semanas, rapidísimo de reflejos, Barrionuevo hizo un giro en el aire. En una nota con el medio El Ancasti de Catamarca dijo sobre Milei: “Hoy no tengo dudas y lo digo porque lo veo en mis nietos, ya no en mis hijos, sino en mis nietos que ya votan que, como decimos los catamarqueños, creo que gana en primera vuelta y sin chicote”.
En un tramo de la entrevista, el histórico dirigente gastronómico, pareciera ponerse a disposición de Milei para avanzar con una flexibilización laboral: “Las leyes tienen que salir, hay que acompañar porque vivimos en democracia. Así se acompañó a Mauricio Macri y a los distintos gobiernos. Si gana, va a tener minoría en ambas cámaras y va a tener que dialogar con todo el mundo. Se verá los cambios que él quiere y cuales los podemos adaptar porque ahí entramos también nosotros, el sindicalismo con la reforma laboral”.
Milei también se reunió con Gerardo Martínez, titular de la UOCRA y hombre de peso en la Mesa Chica de la CGT. Martínez detalló sobre el encuentro: “Quería interiorizarse de primera mano cómo es el sistema de indemnizaciones de la construcción” y luego subrayó que “no quiere hacer una reforma laboral (…) no es el capítulo que más le interesa, lo que más le interesa es el tema de la macroeconomía y cómo bajar los índices de inflación”. Por las dudas, Martínez aclaró que continúa apoyando la candidatura presidencial de Sergio Massa.
El sistema de indemnizaciones de la UOCRA consiste en que el trabajador vaya aportando mensualmente a su propio despido o desvinculación. Fue retomado bajo nombres más marketineros como la Mochila Austriaca impulsada por una franja del sector empresarial y retomada desde la dirigencia de Juntos por el Cambio.
El que sí levantó el perfil en las últimas semanas fue el dirigente camionero e integrante del trinomio de la conducción de la CGT, Pablo Moyano, que se cruzó con una errática Patricia Bullrich, con la frase lapidaria “cumplió una etapa“.
También calificó a Milei como un “enemigo del peronismo“, agregó “después no lloremos, este tipo te está diciendo que te va a sacar todos tus derechos” y adelantó que “va a haber respuesta en las calles“. “Los dirigentes sindicales no nos vamos a quedar de brazos cruzados cuando quieren cerrar las fábricas, echar trabajadores o sacarnos derechos”, completó.
“Me llama la atención el silencio de líderes de nuestro espacios como el Presidente (Alberto Fernández) y la Vicepresidenta (Cristina Fernández). Creo que después de lo que ocurra en Tucumán el sábado se va a empezar a mover la campaña”, expresó.
LA CGT, EL SÁBADO A TUCUMÁN
La apuesta de la CGT es abiertamente por Sergio Massa, que se recuesta especialmente en la franja sindical de los denominados “gordos”. Vale aclarar una vez más que no hace referencia a atributos físicos, sino a gremios con una gran cantidad de afiliados lo que les permite tener el control de las principales decisiones de la central.
El pasado 8 de agosto hicieron un acto en el Direct TV Arena en la localidad de Malvinas Argentinas en el tramo final de cara a las PASO y ahora se dispone a ser parte de un relanzamiento de campaña en el norte argentino con un arco más amplio que incluye a gobernadores, intendentes y referentes políticos de Unión por la Patria. Será el próximo sábado a las 15 hs. en Tucumán. Buscará ser una expresión nacional en una región de histórico peso peronista, pero donde el mapa se pintó de violeta Milei en las PASO.
Por otro lado, en relación al mundo gremial, el candidato “libertario” despejó la pelota como en su tiempo de arquero de Chacarita en inferiores. Fue cuando el periodista de La Nación José Del Río quiso llevarlo en una entrevista a criticar a la “casta sindical” por dirigentes que llevan décadas en sus cargos. Milei cerró el tema diciendo que es un “problema de los trabajadores“. Interpretación: aún no es tiempo de adelantar confrontaciones o porque no intentar revivir un esquema de relación como ocurrió con el menemismo en la reivindicada década del noventa por la dirigencia de La Libertad Avanza.
LA CAMPAÑA POR ABAJO
Algunos pocos lo manifiestan en voz alta, una mayoría lo admite por lo bajo, algo que por cierto es evidente: la campaña de Unión por la Patria no arranca, le falta cuerpo en el territorio y militancia. También una idea vertebradora que baje desde las conducciones.
En medio de esa campaña a medias, surgen iniciativas por la propia de muchas organizaciones sindicales que son las que más tienen que perder en este contexto en materia de empleo, ingresos y derechos. Un dirigente gremial lo graficaba bien en estos días: “cuando te echan de un trabajo no van a tocar la puerta del partido político, vienen al sindicato“.
Con más conciencia de lo que se juega y un margen ampliamente menor para especular, muchos gremios la militan en sus lugares de trabajo con charlas activando rol de delegados, despliegue en el territorio con caminatas, volanteadas sumando algunos pocos actos dentro de las organizaciones gremiales. De todos modos hay un abismo en la participación en comparación con lo que fue la campaña del 2019.
Esa militancia sindical es cierto que también choca contra las propias limitaciones de las medidas del gobierno que tras el golpe de las PASO devaluó un 22%, con precios que subieron más del 10% en promedio en cuestión de días, mucho más en alimentos, con facturas de servicios públicos que se dispararon y van a seguir aumentando. Ante esto las medidas paliativas fueron muy limitadas para recomponer el poder adquisitivo de los salarios. No es fácil la persuasión de esa manera.
Volviendo al inicio. Quedan un mes y medio de campaña por delante y un mes extra en caso de que haya balotaje con un sindicalismo que se juega mucho. Tiempos desafiantes en una campaña con expresiones por abajo, pero que aún no tiene el impulso del arriba.
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