Por Nehuén Gusmerotti *
Si hacerle una entrevista a la plana mayor de Los Redondos en su momento de mayor convocatoria es un sueño, hacerles la última entrevista minutos antes de su separación parece obra del destino. Una charla de más de tres horas, con una sobremesa que quedará tras bambalinas de idéntica duración. Un bar de Palermo, pizzas, cerveza, música, política, Skay, Poli, el Indio. Todo eso está plasmado en La Última Noche de Patricio Rey, un nombre que retrata exactamente su contenido. Aquella noche del 30 de octubre del año 2001 sería la última para la banda más grande que ha pisado suelo argentino: Los Redondos.
“Era la tercera entrevista que hacíamos para La García con Los Redondos en tres años. Nos ganamos rápidamente su confianza. Esta tercera no fue en la casa de Skay y Poli, fue en un bar”, comenzó contando Martín Correa en charla con Radio Gráfica. Martín es periodista, conductor de radio, ricotero y una de las personas que estuvieron esa noche en el bar Onduras de Palermo. El equipo lo completaron Humphrey Inzillo y Pablo Marchetti. “Para nosotros fue una entrevista normal, comparada con las otras. No tuvo connotaciones que nos hiciera sospechar que estaba pasando algo raro. Fueron tres horas de entrevista, otras tres horas de sobremesa”, agregó sobre esos últimos ratos de Patricio Rey en vida.
La García, una revista diferente que se ganó el amor del rock nacional
Para comprender la confianza generada por Los Redondos para la nota, hay que comprender que significaba La García por aquellos años en el periodismo de rock. La revista independiente propuso otra forma de hacer periodismo, con otra relación entre artistas y periodistas. “La García éramos nosotros, no era un lugar al que llegamos. La mayoría éramos jóvenes con mucho rocanrol. Íbamos a ver bandas, viajábamos, teníamos autoridad para hablar del tema, ganada en la calle y en años de recitales”, recordó Martín sobre la génesis de este medio que contó con el respeto y confianza no solo de Los Redondos, sino de gran parte del arco del rock de los 90´. “Todos los grandes artistas del rock argentino nos atendían. Se reconocía que éramos muy genuinos, se nos creía. No era crítica, estábamos a favor de los artistas y del rock”.
Continuando con le explicación de las razones que generaron esos vínculos, Correa repasó el enfoque que tuvo la revista. “Cambiamos un estilo periodístico de rock, que antes como lectores criticábamos. Nos pusimos en otro lado como periodistas, éramos bastante criticados. No le chupábamos las medias a los artistas, pero íbamos a ver bandas y músicos que nos gustábamos. Contábamos lo que pasaba, casi periodismo puro te diría”, En La García, además, las notas no eran escuetas y recortadas, se les daba una extensión acorde a la charla que se había tenido con los músicos. “Una entrevista no se puede trabajar de manera fugaz. Tenés que entrar en calor, conocerte. Las mejores cosas van saliendo a partir de la charla. Estábamos horas con los músicos, era una experiencia más allá de lo periodístico”, explicó Correa.
Por otro lado, recordó al Indio Solari como entrevistado y su forma de trasladar esas charlas a las páginas de la revista. “Era una persona muy amable en las entrevistas. A menos que seas un tonto o lo quieras provocar con boludeces, es un gentlemen. Se lo sacaba de contexto por el espacio que se le daba a cada publicación, en La García tenía veinte páginas, eso ayudaba a poder comprender el discurso. A nosotros Ciro de Los Piojos nos dijo que le gustaba la revista porque desgrabábamos hasta la tos de los músicos. No editábamos prácticamente nada, preguntábamos y queríamos que los músicos hablen”. Y resaltó la identidad buscada por una revista que ponía en primer lugar al artista y su mensaje por sobre otros factores comerciales. “No era algo que había salido de casualidad, era una decisión editorial. Pablo Marchetti e Ingrid Beck eran los directores, con un staff de gente muy capacitada y muy plantados a nivel periodístico. Y éramos independientes, no teníamos nadie que nos bajara línea”.
La última noche de Patricio Rey
Abordando la propia entrevista que dio lugar al libro, Martín compartió lo que genera saber que estuvo en ese momento previo a la separación final. “Es muy difícil de explicar. Era nuestra banda de cabecera. Una de las razones más importantes por las que me dediqué al periodismo. Es muy loco que el destino nos haya puesto en ese lugar. Ese último momento de ellos en armonía. Pero también hay que decir que no había señales, eran así ellos. Algunas diferencias había, pero las habían tenido siempre. Hacían a la riqueza de la banda esas diferencias entre ellos tres”, explicó nuevamente, dejando claro que no hubo algo entre el trío entrevistado que hiciera pensar lo que sucedería horas más tarde en la casa de Skay y Poli.
El Indio y la política
Uno de los pasajes de la charla de aquel 30 de octubre está abocado exclusivamente al contexto social y político que se vivía en el país. Argentina caminaba rumbo a la crisis que decantó en la renuncia de Fernando De La Rúa y el “que se vayan todos” ya estaba presente en la sociedad. Lo raro es leer a Solari, hoy abiertamente peronista y con un discurso afín a Cristina Kirchner y sus años en el gobierno, declarar en sintonía con un descreimiento político y hasta un rechazo a votar.
Sobre este cambio en la mentalidad del Indio, Martín es claro: “Apareció una política que lo representaba. A él lo enamoró el kirchnerismo. Antes no lo representaba. Después se confesó peronista de familia, pero veníamos de diez años de menemismo. Al no declarar nunca políticamente, se seguía alimentando el mito sobre su persona”. Durante muchos años Solari fue reacio a expresarse políticamente, o simpatizante de algo en general. La estampita del Indio, que usaba para proteger a Carlos Solari, tardaba en resquebrajarse durante las entrevistas. “Con el Indio, como otros artistas, a medida que pasaba el tiempo de la charla se empieza a desenmascarar el personaje. Se aferraba a la estampita del Indio, pero terminaba apareciendo el Carlos Solari que se había quedado en la casa”.
La mística de Los Redondos
En la década de los 90´ Los Redondos se transformaron definitivamente en lo que conocemos hoy. Un movimiento de masas, con mística religiosa y un ídolo pagano absoluto. ¿Cómo se generó este suceso inédito en el mundo? “No había una representación clara para la juventud en la época que explotan Los Redondos. No había líderes. Aparece el Indio con esa mística y con una bajada de línea que era no bajar línea. Con letras pasibles de interpretar que hacían que nos hiciéramos de eso carne de lo que pasaba en argentina. Es un suceso completamente argentino Los Redondos. Humphrey Inzillo, otro de los autores del libro, esboza una teoría. Plantea que es el otro movimiento argentino después del peronismo, el ricotero. Así de masivo, popular y difícil de explicar”, reflejó Martín Correa sobre esta mística ricotera.
Por otro lado, el escritor y periodista comparó la carrera de Los Redondos con la de Charly en términos de identidad popular y recorrido artístico. Ambos como referentes populares y ninguneados por la prensa de música en general. “Es parte de una crítica que a la gente no le importa. Son estrellas populares. Lo que pasa de verdad es que son artistas populares y espectaculares. A Charly se lo preguntaron una vez, hace mucho, cuando comenzaba Sui Géneris. Le preguntaron que música hacía y él respondió que hacía música popular. La respuesta es la explicación de todo, más allá del rock, el tango, lo que sea. Eso pasó con Los Redondos, hicieron música popular, aún sin buscarlo”.
La masividad del Indio y el show de Olavarría
Luego de la separación, Skay y el Indio construyeron carreras completamente diferentes. El Indio se transformó cada vez más en ese ídolo pagano masivo, mientras que Skay se quedó con el corazón y la terrenalidad. Este último aspecto alguna vez fue deseado por Solari. “El expresaba su deseo de volver a la terrenalidad, cosa que Skay y Poli siempre pudieron sostener. Reencontrarse con eso, que no iba a poder nunca”, comentó Correa, aunque plantea una diferencia respecto de cómo fue armada la carrera del Indio luego de Los Redondos. “Cada parte hizo la carrera que quería para su vida. El decía que quería una terrenalidad, que no incentivó con su carrera. Él era la estampita, la voz. Los Redondos no hubieran existido sin ninguna de las tres partes, Skay, Indio y Poli. Pero él era el que llevaba el discurso. Cada uno se llevó lo que quiso. A Skay y Poli les gusta la calle, los lugares chicos. Al Indio la masividad. La mística de que haya miles de personas peregrinando. Esos records de público fueron buscados por el Indio, y así se llegó al límite que fue Olavarría”.
Tocado el tema de aquella última misa, Correa compartió su análisis sobe un show que estaba destinado al fracaso. “El error fundamental de ese día fue haber tocado en un lugar donde la intendencia no estaba a favor, la gobernación y la presidencia tampoco. Hacer un espectáculo para tantos miles de personas requiere de la presencia del estado”, para respaldar esta teoría, el periodista hizo un paralelismo con el recital que dio el 14 de septiembre de 2013 en Mendoza. “Cuando el Indio tocó en Mendoza, el día de la nieve, la orden del estado nacional a la policía era no molestar a la gente, sino ser un servicio. Al otro día del show no había sucedido ningún quilombo, no había ningún detenido”.
Finalmente, apuntó contra el municipio de Olavarría, que accionó de tal forma que las posibilidades de una catástrofe se agranden. “A la salida de Olavarría hubo una trampa del estado municipal. Vos entrabas por una gran avenida, y dos calles laterales de barrio. Cuando salimos, cortaron la avenida y vallaron una de las calles. Sacaron miles de personas por esa calle lateral. Es un milagro que solo hayan fallecido dos personas, porque nos cuidamos entre nosotros. Había gente que se trepaba a las paredes”.

La reconciliación más deseada
En las últimas semanas la esperanza de un alto de hostilidades se encendió en el publico ricotero luego de un saludo público de Skay al Indio en pleno recital del “Flaco” durante el solo de Todo un Palo. Como ricotero de corazón, Martín no es ajeno a esta ilusión de reencuentro. “Genera ilusión, que hagan esas canciones que se deben. Tocar no, porque eso no va a suceder nunca más. Eso depende más del Indio, que baje un poco más o le pinte a nivel emocional reencontrarse con su compañero. El Indio y Skay nunca dejaron de hablar, siempre siguieron charlando. Hoy el Indio tiene varios proyectos, pero hay señales. Fueron saliendo canciones de Los Redondos que estaban guardadas, cada tanto salen filmaciones oficiales. Ahora hay rumores de que aparezca algo del River de Los Redondos”, agregó, respaldando la teoría de una vuelta, al menos para realizar algunas canciones.
“Vos sabés que tienen mucho material guardado. En video hay un montón, de Huracán seguro, por ejemplo. Todas profesionales. Canciones que nunca largaron, inéditas. Los inéditos de Brasil, que hace poco salieron un par. Los que quedaban afuera de Luzbelito”, agregó sobre el material que ambos músicos podrían trabajar en conjunto si finalmente se da el esperado regreso.
La charla puede seguir horas más. Los Redondos la atraviesan de forma transversal, como la banda sonora de la vida de más de una generación que añoramos que aquella última noche de Patricio Rey deje de ser la última, para convertirse en un lapsus hacia un cierre a la altura de la historia de la banda más grande de nuestro país. Nos queda la ilusión.

(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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