Según el Instituto Estadístico de los Trabajadores de la UMET la inflación de septiembre fue del 6.9%, es decir, medio punto más que el que se registró en agosto. Lejos de desacelerarse, los precios continúan en alza, al mismo tiempo que se deteriora la capacidad de compra de las grandes mayorías.
Consultado por el panorama económico, Claudio Lozano, referente de Unidad Popular (que integra el Frente de Todos), sostuvo: “Hasta el momento no hay ningún plan que haya colocado en el centro la solución a la cuestión inflacionaria. La estrategia adoptada a partir del giro absolutamente conservador que ha tomado el gobierno del FDT desde la asunción de Massa como ministro de economía, es la de privilegiar una estrategia de ajuste y estabilización conservadora, cuya prioridad no es frenar los precios, sino garantizar por la vía más tradicional y antipopular que existe, la obtención de divisas y el saldo comercial favorable de la Argentina para garantizar los pagos de deuda”.
“La estrategia adoptada a partir del giro absolutamente conservador que ha tomado el gobierno del FDT desde la asunción de Massa, es la de privilegiar una estrategia de ajuste y estabilización conservadora”
“La recesión que vive la economía argentina actúa reduciendo la demanda de producción importada y consecuentemente la utilización de dólares. Así garantiza que se recompongan el saldo comercial, y en ese marco se han arbitrado un conjunto de políticas de transferencia de ingresos hacia los sectores de exportación ampliando las condiciones de desigualdad en la economía argentina, porque se ha mejorado el acceso al dólar a aquellos que venían teniendo una situación de ventaja –como fue el caso del dólar soja– con el objeto, no de que las exportaciones crezcan, sino que estos sectores que tenían retenida la comercialización y exportación de la soja, aflojen con su política de extorsión y terminen liquidando lo que debían haber hecho en tiempo y forma”, explicó Lozano, al tiempo que destacó: “Ese tipo de políticas no supone un aumento exportador, sino que lo que hace es disponer de la producción ya existente que se colca en el mercado mundial”.
Por otro lado, descartó que haya voluntad en el gobierno para controlar la inflación: “No hay control de proceso inflacionario porque ese no es el objetivo principal de la política. Si no aparecen otro tipo de definiciones por parte de la política económica, la inflación irá bajando en función el enfriamiento de la actividad económica, con lo cual estaríamos incorporando un ingrediente nuevo a la problemática”, y señaló: “Hasta ahora Argentina vivía un proceso de recuperación de la actividad económica, con la ampliación de la desigualdad distributiva que ha dado como resultado el deterioro social que hace que tengamos una economía en crecimiento con más pobres e indigentes, y una derrota política de la experiencia del FDT. Pero el proceso al cual vamos es uno en donde se agregaría un enfriamiento de la economía para que los precios se desaceleren y pasaríamos a una inflación que va entre el 6-8% mensual a una de entre el 3-5%, esa es la máxima aspiración de una estrategia de esta naturaleza”.
“No hay control de proceso inflacionario porque ese no es el objetivo principal de la política”
El economista aseguró además que no se puso nunca “en marcha un programa popular antiinflacionario que implique un congelamiento de precios con recomposición de ingresos, que es lo que necesitamos, y eso es porque la estrategia y el acuerdo con el FMI es inflacionario, obliga a devaluar, que es lo que hace el gobierno con los diferentes dólares. En segundo lugar, el acuerdo también obliga al aumento de tarifas y suba escandalosa de tasas de interés, complicando el conjunto de costos financieros, infraestructura, servicios públicos, etc. En lugar de promover una política que frene el proceso, la estrategia acordada con el Fondo es la de echar más nafta a la economía”.
“La estrategia acordada con el Fondo es la de echar más nafta a la economía”
La gestión de Massa celebró en los últimos días una serie de desembolsos que fortalecieron las reservas del Banco Central. Por un lado, el FMI otorgó US$ 3.850 millones, tras la aprobación de las metas trimestrales. Por otro, el BID anunció un paquete de financiamiento por US$ 700 millones, y el CAF-Banco de Desarrollo de América Latina– otro préstamo por US$ 740 millones.
Lozano fue categórico respecto de esa entrada de dólares: “No nos están dando nada, nos están dando financiamiento con el cual se cancela el vencimiento del crédito anterior pero manteniendo e incrementando el endeudamiento total. Se toma deuda y se amplía ese endeudamiento, en base a los intereses que se van acumulando. Se cancela la estafa de Macri con más deuda”.
Por último, rechazó la idea de que no hay una salida sin el FMI: “Desde Unidad Popular, y como presidente de unos de los partidos que integra el FDT, no compartimos la visión de que otra no hay. Es lo mismo que se discutió cuando se cerró el acuerdo con el FMI. Decían que era acordar o venía el caos. Bueno, acordamos y el caos continúa”.
“Hay otra alternativa, y es poner en marcha un programa popular antiinflacionario que permita recomponer el poder adquisitivo e integrar esto con una estrategia de sustitución de importaciones que permita reconstruir el perfil productivo del país. No hay que plantear ir al default, sino plantear una discusión, primero al interior del país respecto de las responsabilidades y segundo, llevar a la ONU el comportamiento del FMI que violó todas las normas”, concluyó.
- Entrevista realizada por Lucas Molinari en Punto de Partida
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