Los Estados Unidos: Otra caída económica. La lucha contra la inflación ¿prioridad? El enfriamiento, la especulación y el deterioro productivo. Recursos para las finanzas y para la guerra. La hegemonía del dólar. Elecciones 2022. Papa Francisco: si sería catástrofe. El Norte y la Argentina
Por Gabriel Fernández *
RECESIÓN. La economía de los Estados Unidos se contrajo nuevamente en el segundo trimestre. Su Producto Bruto Interno (PBI) cayó un 0,9% sobre una base anualizada de abril a junio. Esa reducción marca el sendero hacia una recesión: dos trimestres consecutivos de caída. Así, el país del Norte retomó la tendencia previa a la irrupción de Donald Trump. Cuando llegó el rubicundo, llevaba cuatro años en baja y la reorientación de energías reposicionó industrialmente a la potencia. Ahora, con el vice de Barack Obama en el gobierno, volvieron las dificultades.
Aunque los datos conocidos la semana que concluye delinean una fuerte caída con respecto a la expansión que registró la economía norteamericana en el segundo trimestre de 2021, la Casa Blanca sostiene que el país, a pesar estar sufriendo la inflación más alta en décadas, está sólido. Quizás esté sólido en la caída, porque todos los indicadores coinciden. En esa dirección, el presidente Joseph Biden señaló en un comunicado que el resultado del PBI para el segundo trimestre “no fue una sorpresa”.
Como en otras naciones algo más precarias, la lucha contra la inflación pasó a ser el manto que encubre las deficiencias estructurales. “Después del crecimiento económico histórico del año pasado ––y la recuperación de todos los empleos del sector privado perdidos durante la crisis de la pandemia–– no sorprende que la economía se esté desacelerando a medida que la Reserva Federal toma acciones para reducir la inflación”, dijo Biden en su pronunciamiento.
HERRAMIENTAS. Horas antes, el Gobierno adoptó una medida inusual: publicar una explicación de los contenidos venideros, indicando que dos trimestres consecutivos de contracción económica no constituyen, en sí mismos, una recesión. Es decir, ante la imposibilidad de modificar la realidad, se lanzó a modificar la teoría. La Casa Blanca inventó la semana pasada un blog –casi un homenaje a los orígenes de internet- donde apuntó que, además del PBI, los datos relacionados con el mercado laboral, el gasto corporativo y personal, la producción y los ingresos se incluyen en la determinación oficial de una recesión. Es así, pero esos indicadores no desmienten la tendencia.
La noticia de la contracción económica llegó un día después de que la Reserva Federal resolviera subir las tasas de interés un 0.75 por ciento, medida evaluada histórica por los medios especializados. “El mercado laboral está extremadamente ajustado y la inflación está demasiado alta”, dijo el presidente de la Fed, Jerome Powell, al explicar la decisión. Esta acción sin precedentes evidencia más una tendencia a favorecer la especulación que una resolución de fondo sobre los aumentos de precios, los más altos desde la década de 1980.
LA IMPLOSIÓN. El debate se desplegó con sordina. Algunos economistas proclives a priorizar las finanzas por sobre la producción apuntaron que sería prematuro declarar una recesión pues los datos pueden modificarse. Es cierto que las revisiones posteriores de las cifras para el primer trimestre cambiaron de una caída inicial del 1,4% al 1,6%. Otros, más apegados a los bienes físicos, señalaron que el retorno estadounidense a las acciones bélicas internacionales ha vuelto a desequilibrar la canalización de recursos interno. Pero quién difunde a estos últimos en el censor panorama comunicacional del gran americano.
Los descriptores realistas indicaron que las diferencias entre las estimaciones son significativas. Las revisiones del PBI en el cuarto trimestre de 2008, por caso, revelaron que la actividad económica se desplomó en un -8,4% anualizado. Este indica una recesión mucho más profunda de lo que sugería la mensura inicial de -3,8%.
Lo cierto es que el 50 por ciento de los hogares de altos ingresos han padecido una fuerte pérdida de poder adquisitivo. Es ostensible que el 100 por ciento de las familias de ingresos medios y bajos padecieron el impacto. Nos informa el investigador Walter Formento que “Si la Reserva Federal sigue adelante, está creando otra situación Lehman” porque “lo que está sucediendo en este momento es una explosión de dinero especulativo”.
La explicación no es imposible: “La complejidad de la situación económica – política en los Estados Unidos, es propia de la profundidad de la puja de poder entre fracciones del poder financiero de un centro imperial en declive estratégico, forma parte del cambio de época”. A esto se le añade la creciente dificultad que este año el poder norteño padece en materia de combustibles y recursos energéticos en general; eso lo ha llevado a desesperados intentos de acercamiento con Venezuela e Irán, sin resultados adecuados, y con Arabia Saudita, que pese a la ligazón histórica se negó a incrementar su producción.
Así, tras observar que las acciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) (promovidas por el bloque anglosajón que ostensiblemente integran los Estados Unidos bajo la conducción de las corporaciones financieras) perjudicarían a los Estados políticos europeos, tenemos que añadir que también damnifican a los ejes de la coalición. Eso quedó claro en el registro planteado sobre la situación en el Reino Unido y, por estas horas, en el presente conflictuado de su aliado transatlántico.
INFLACIÓN Y ENFRIAMIENTO. Volvamos al eje. Según France 24 “Ponerle freno a un caballo que galopa a toda velocidad. Eso intenta hacer con la economía la Reserva Federal de Estados Unidos, Fed, en su nuevo aumento de los tipos de interés. El caballo galopante, los precios al alza, y el freno, un dinero más caro para reducir la demanda. Ahora la tasa clave de la Fed quedó en el rango de 2,25% y 2,5%, afectando los préstamos a los consumidores y empresas, pero intentando enfriar la economía que sufre un aumento crónico de precios, consecuencia de la inyección de ayudas gubernamentales durante la pandemia, los problemas en la cadena de suministro y una estocada final: la guerra en Ucrania”.
El diagnóstico es de interés. Los países que hemos vivido caídas pronunciadas sabemos de los resultados que conlleva la decisión de “enfriar” la economía. También, quiénes resultan beneficiados por esa desangelada temperatura. Esto debería precaver a los que se apresuran en definir prioridades en base a la imagen directa, carente de profundidad de campo. Jerome Powell repite como un mantra que su mayor compromiso es derrotar la inflación. Los bancos de inversión y servicios financieros, salieron a sostener la idea. Piper Sandler, por ejemplo, destacó que hay que apoyar la suba de tasas “incluso si causara una recesión, porque bajar la inflación es importante”.
DOLLAR HEGEMONY HAS TO GO. Vale recordar que se trata del país más rico y poderoso del planeta. Su PBI nominal, estimado en más de 20.5 billones de dólares en julio de 2019 representa aproximadamente 1/4 del mundial. El extraordinario desarrollo de su potencial se asentó en políticas productivas internas, durante la primera mitad del siglo XX y en la expansión de su influencia al imponer el dólar como moneda universal desde los años 70. Poseedor de grandes riquezas naturales, dinámico a la hora de generar nuevas tecnologías, obtuvo todo lo que necesitó –y más- en innúmeras acciones bélicas externas.
Uno de los maestros de este redactor en la temática internacional, Henry C.K. Liu, fue el creador del concepto Dollar hegemony en su artículo “La hegemonía del dólar debe terminar” (Dollar Hegemony has to go) en Asia Times, en abril de 2002. El término describe el fenómeno geopolítico según el cual el dólar estadounidense, una moneda fiduciaria, se convirtió en la principal moneda de reserva y de referencia a nivel internacional. Hasta el año 2016, el dólar fue utilizado en un 87,6% de las transacciones a nivel mundial, y representó alrededor del 60% de las reservas globales. El emerger de las potencias multipolares, que progresivamente fueron utilizando otros valores de intercambio, está modificando ese registro.
Antes del dólar estadounidense, se empleaba la libra esterlina como moneda de referencia mundial. Al igual que el dólar, la libra respaldaba inicialmente su valor en oro. Este respaldo fue abandonado por el gobierno británico al finalizar la Primera Guerra Mundial. Hay coincidencias entre las distintas tendencias interpretativas en considerar tres factores como determinantes para la hegemonía y consolidación del dólar: los Acuerdos de Bretton Woods, la cotización en dólares del petróleo, y el surgimiento del comercio global desregulado. Verá lector que las bases se están deshaciendo.
Quien redacta se puso en contacto con Liu por escrito, en aquél 2016. Gentilmente, el analista le fue prodigando materiales, algunos publicados y otros inéditos, en modo borrador, que contribuyeron a que fueran surgiendo estas Fuentes Seguras de tono internacional. La apertura mental que significó este contacto, amerita gratitud permanente. Liu sólo fracasó en intentar vincularme con algunos grupos de debate que se comunican en idiomas significativamente extraños. Pero logró insertar aquí muchos de los elementos que se pueden absorber, como la importancia de la comparación entre Productos, el valor de las lecturas sobre sus ascensos, descensos y configuración interna, la conciencia acerca de la extensión de esos procesos, el sentido de los bloques geopolíticos –algo que conocía a través de Alberto Methol Ferré– y varios asuntos más.
PRIORIDADES. Cabe la pregunta entonces, involucrando a los lectores de todo el continente y muy especialmente a los argentinos: ¿Puede la lucha anti inflacionaria ser prioridad? ¿La prioridad no debería ser el crecimiento? Por lo pronto, habría que despejar la confusión entre una estanflación, durante la cual los precios arden pero la generación de bienes de producción y consumo agoniza, y la inflación, gestada en simultáneo con un proceso de alta dinámica económica e indicadores en alza. Casi la totalidad de los economistas que salen a luz por estas horas, en el plano mundial pero también en el nacional, contribuyen a la persistencia del desconcierto al no efectuar las aclaraciones pertinentes.
Es más. Todas las discusiones sobre el “efecto derrame” tienen un talón de Aquiles singular. Al sugerir a las sociedades que aguarden el desarrollo hasta que el mismo posea la efervescencia necesaria para volcar los excedentes sobre el popolo minuto, los llamados economistas ortodoxos no solo humillan la condición humana –esa es la respuesta frecuente de los que caen en la trampa-, sino que mienten una evolución que no llega jamás. ¿Por qué? Básicamente porque sus políticas deprimen la producción, disminuyen el consumo y fomentan el parasitismo. La injusticia social no puede combatirse sólo con declamaciones morales; necesita de un proyecto industrialista conducido por un Estado firme. Bueno, eso es lo que está en pugna a nivel mundial por estos tiempos.
El control de los grandes medios de comunicación occidentales y su expansión sobre las redes ha brindado aire a los rentistas para originar daños a diestra y siniestra sin ser puestos en la picota. Claro, mientras la inflación gana los focos, nadie se pregunta por la traslación de los consejos atlantistas a la Unión Europea sobre el interior estadounidense. Esto es, la ampliación de los ductos -¡otra que Nord Stream!- desde el Tesoro que cataliza la recaudación tributaria gigantesca de la nación del Norte hacia las empresas financieras, la Defensa en general, los fabricantes de armas y los organizadores de ejércitos mercenarios.
De informar al respecto deberían admitir que la caída abrupta en el poder adquisitivo del pueblo estadounidense es uno de los factores que está alimentando las aspiraciones belicistas de la OTAN contra la Multipolaridad. En una suerte de círculo vicioso, se argumenta que el problema está originado en “la guerra” … ¡que ese mismo atlantismo generó! Así, se pretende alinear al país en un litigio donde pueden hallarse los ejes de los dilemas que presuntamente se resolverán si se vence en el mismo. “Los que te robaron el perro, ahora te tocan el timbre para pedirte la correa” definió con lucidez implacable Juan Domingo Perón. Esa frase, de enorme vigor analítico, ha sido empleada a tontas y a locas para contrastar sobre asuntos menores al interior del movimiento nacional argentino; merecería una nueva revisión.
ELECCIONES 2022. En este marco se desarrollarán las elecciones al Senado de los Estados Unidos el 8 de noviembre de 2022. Este año, 34 de los 100 escaños de la cámara se disputarán en comicios ordinarios, y los ganadores cumplirán mandatos de seis años en el Congreso desde el 3 de enero de 2023 hasta el 3 de enero de 2029. Los senadores se dividen en tres grupos, cuyos mandatos se escalonan de modo que se elija una franja diferente cada dos años. Los senadores de la clase 3 fueron elegidos por última vez en 2026 y volverán a ser elegidos en 2022.
Por estas jornadas, el Senado está dividido. Dividido mitad y mitad: 50 republicanos y 50 demócratas; sólo el voto de la vicepresidenta Kamala Harris desmonta el empate. Hay cuatro demócratas que se postulan en los estados que ganó Biden en 2020: Arizona, Georgia, Nevada y Nueva Hampshire. Los republicanos tienen titulares que buscan la reelección en Wisconsin y Florida, y están defendiendo tres escaños abiertos en Pensilvania, Carolina del Norte y Ohio.
Ese día de noviembre también se concretarán las elecciones a la Cámara de Representantes. En estos comicios se escogerán representantes de los 435 distritos congresionales en cada uno de los 50 estados. También se elegirán delegados sin derecho a voto del Distrito de Columbia, Samoa Americana, Guam, Islas Marianas del Norte e Islas Vírgenes. Los candidatos que resulten electos participarán de la nueva configuración del Congreso.
Aunque Biden no figurará en nómina alguna, será el respaldo ofrecido por el oficialismo a sus candidatos. Al presente, siete de cada diez norteamericanos habilitados para votar tienen una imagen negativa del jefe de Estado. El problema de su vertiente excede, empero, esta calificación. Vale asomarse a la dramática mirada que ofrece, casi a modo de consejo amistoso, la CNN:
“A continuación se presentan cinco razones por las que en este momento los demócratas deberían comenzar a entrar en pánico por las elecciones intermedias de 2022:
- Donald Trump ya no es el hombre aterrador que alguna vez fue. Durante la totalidad de la presidencia de Trump, los demócratas tenían una fórmula simple para acelerar su base: recordarle a la gente quién estaba en la Casa Blanca. Trump era tan repugnante para los votantes demócratas, y también para muchos votantes indecisos, que cualquier candidato con una “R” después de su nombre corría el peligro de ser hundido por la mera mención de que ocupaban el mismo partido que el presidente. Pero Trump ya no evoca esa misma reacción apasionada. Lo que no quiere decir que sea muy querido. No lo es. El 42 por ciento de los potenciales votantes dijo tener una opinión favorable del ex presidente, mientras que el 54% manifestó una opinión desfavorable. El odio por Trump no arrastra a la base demócrata a las urnas como lo hizo en 2020.
- Los suburbios vuelven a estar en juego. Muchas grandes ciudades están repletas de suburbios. (El norte de Virginia está dominado por personas que trabajan en Washington. Nueva Jersey tiene las metrópolis de la ciudad de Nueva York y Filadelfia limítrofes). Lo cual es una muy buena noticia para los republicanos. Hoy la popularidad republicana en los suburbios se ha acrecentado.
- El “despertar” es un problema importante. La educación ha sido durante mucho tiempo un tema demócrata, pero los republicanos le dieron la vuelta al enfocarse en la idea de que los maestros y administradores “despertaron” presionando a los niños, desde temas transgénero hasta razas. La mitad de los potenciales votantes apuntó que la educación es el problema más importante y que los nuevos estilos resultan perjudiciales. Ese rechazo a la corrección política está en el centro del atractivo de Trump para los votantes y parece haber continuado después de que dejó el cargo.
- Las personas saben quién está a cargo y no les gusta lo que ven. En el musical “Hamilton”, el personaje de George Washington le dice a Hamilton que “ganar fue fácil, joven, gobernar es más difícil”. Esa es la lección que los demócratas han aprendido durante los primeros 10 meses de este año, ya que han luchado por encontrar formas de aprobar las principales piezas de la agenda de Biden, incluso mientras controlan todas las principales palancas del poder ejecutivo y legislativo en Washington. Las últimas seis semanas fueron desastrosas para las posibilidades del partido, con sus desacuerdos entre liberales y moderados sobre el llamado proyecto de ley de infraestructura “dura” y el proyecto de ley de red de seguridad social más costoso a la vista todos los días. Cuando los votantes le entregan el control total de Washington, esperan que se hagan las cosas. Y los votantes, especialmente los votantes de base demócrata, no ven el tipo de logros que esperaban a principios de año. Y eso conduce a la infelicidad y la apatía, ninguno de los cuales es un fuerte motivador para votar.
- La base republicana está en llamas. En las encuestas parece haber una gran brecha de pasión entre las bases de los dos partidos, con los republicanos extremadamente entusiasmados para votar y los demócratas, bueno, menos. Este año se redujo a la mitad la cantidad de potenciales votantes demócratas que suponen que Biden está haciendo bien su trabajo. Mientras, con gran entusiasmo, los potenciales votantes republicanos señalan satisfacción por la tarea realizada por Trump en esa función”.
Amigos son los amigos, la CNN resultó vital para generar el clima anti Trump durante los comicios que llevaron a Biden hacia la primera magistratura. Pocas veces esa pantalla fija y conservadora ofreció tanto lugar a las protestas callejeras raciales, sexuales, artísticas y diversas contra quien ejerció la presidencia desde el 20 de enero de 2017 hasta el 20 de enero de 2021. La cobertura de los comicios del año pasado resultó burda, con militancia expresa en favor de los demócratas, al punto que durante varias mesas de análisis se caracterizaba los distritos definiendo cuáles habían votado “bien” y cuáles “mal”.
Por estas horas el eje informativo del canal se asienta en la demonización del presidente ruso Vladimir Putin, la difusión persistente de las sanciones atlantistas sobre la Federación, y el padecer de los ucranianos que se oponen a la “invasión”. Con gran esfuerzo los editores logran correr del encuadre las banderas nazis de los democráticos luchadores apoyados por los demócratas. Y paulatinamente, a sabiendas de lo que está en juego, la CNN se va aproximando al abordaje de las elecciones de mitad de mandato. Está lanzando advertencias para que los realizadores de la campaña oficialista las tomen en cuenta.
UNA POSIBLE CATÁSTROFE. El papa Francisco tildó este sábado de “colonialistas” las condiciones exigidas por los organismos de crédito y cuestionó el sentimiento de superioridad que tuvo la colonización de América. “Esta doctrina de la colonización es mala, es injusta. Incluso hoy es usada”, afirmó Jorge Bergoglio al ser consultado en conferencia de prensa por la denominada “Doctrina del Descubrimiento”, nombre con el que se conocen a las bulas papales del siglo XV con las que la Iglesia avaló la quita de tierras a los nativos de África y América.
“Por ejemplo, algunos obispos de algún país me dijeron ‘cuando nuestro país pide un crédito a una organización internacional nos meten condiciones colonialistas, incluso legislativas, para darnos el crédito”, lamentó el Pontífice durante el diálogo de 40 minutos con los periodistas que lo acompañaron a una gira de seis días por Canadá, incluido un enviado de Télam. “Te hacen cambiar tu modo de vida”, recordó el Papa que le dijeron los obispos del país al que no quiso identificar, antes de aterrizar en Roma.
“Esto es grave. Por eso debemos trabajar lo que dicen. Ir atrás y sanificar lo que se hizo mal, pero con la conciencia de que hoy existe el mismo colonialismo”, agregó. “Creo que esto es un problema de todo colonialismo. Incluso las colonizaciones ideológicas de hoy tienen el mismo problema. El que no entra en su camino es inferior”, apuntó. Y luego rumbeó en una dirección lógica, aunque preocupante.
Francisco planteó que su eventual renuncia “no es una catástrofe” ya que “se puede cambiar de Papa y no es un problema”, aunque descartó que esté pensando en una dimisión en el corto plazo. “No creo que pueda seguir con el mismo ritmo de viajes que antes”, reconoció. “A mi edad y con esta limitación debo ahorrar un poco para servir a la Iglesia o, por el contrario, pensar la posibilidad de hacerme a un lado. No es una catástrofe, se puede cambiar de Papa, no es un problema”, enfatizó Bergoglio, de 85 años y que en este viaje utilizó por primera vez una silla de ruedas para la mayoría de sus desplazamientos a causa de la lesión que arrastra en su rodilla derecha.
Para el Papa, ante la hipótesis de una renuncia, “la puerta está abierta, es una de las opciones normales”. “No he pensado en esta posibilidad. Pero esto no quiere decir que pasado mañana no lo piense. Este viaje fue un poco el test. En este estado no se pueden hacer viajes, hay que cambiar el estilo, quizás pagar las cuentas de los viajes pendientes”.
Tras un buen tiempo de coincidir con las acciones y las palabras del Papa Francisco, este periodista se permite disentir: Si, compañero. Sería una catástrofe.
Para la niña cada ola era un acontecimiento distinto, y lo experimentaba sin relación con el anterior y el siguiente. Cada ola era única. Tatro se demoraba aun en el eterno presente de la infancia.
Para la reina las olas representaban una operación continua, no solo del océano sino del proceso mundial.
Heliconia. Verano. Brian W. Aldiss
La comprensión de lo que sucede en el centro de Occidente y muy especialmente en los Estados Unidos, es decisiva para saber dónde ubicarse. Se ha puesto en boga por nuestras tierras, en los meses recientes, la difusión de análisis que rechazan el emerger de la Multipolaridad y sostienen que “el ganador volverá a ser Estados Unidos y el perdedor será China”. El problema es que semejante diagnóstico anti histórico se extiende en los espacios liberal conservadores previsibles pero también en zonas nacional populares que, a partir de allí, trazan hipótesis de re vinculación con las estrategias de Washington. Por lo común, acompañan su verba con un bravo tono combativo que opera como barrera para el entendimiento del trasfondo.
Pero el Consenso de Washington solo muestra las esquirlas de su gran eclosión. Las mismas son peligrosas, rozan y queman. La transformación en despliegue es tan profunda que la resistencia que genera es, a su vez, intensa.
Los nuevos protagonistas abrieron sus compuertas para la Argentina y, en sintonía, a la América latina coaligada. No porque sean buenos, sino porque necesitan esta participación. Ahora bien: nadie las traspasará por nosotros.
Hay cosas que debe hacer uno mismo.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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