Por Úrsula Asta*
Elon Musk compró Twitter y tiene el control total de la compañía. Dueño de Tesla y SpaceX, el empresario pagó 44 mil millones de dólares por la red social. La cifra es muy particular: es todo lo que el Fondo Monetario Internacional prestó a la Argentina gobernada por Macri en el crédito más grande que el organismo internacional de crédito otorgó en su historia.
“La verdad es que deja un montón de comentarios anecdóticos la compra de Twitter. Por empezar, es un empresario que siempre fue muy twitero y siempre hizo muchos negocios e intervino mucho en el mercado de las criptomonedas y en otros mercados a través de sus tweets“, comienza Sofía Scasserra.
Economista, directora del Observatorio de Impacto Social de Inteligencia Artificial e integrante del Instituto Mundo del Trabajo Julio Godio de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Sofía Scasserra es columnista habitual del programa Feas, Sucias y Malas en Radio Gráfica. Aborda temas que son parte de su acervo de investigación: tecnologías, comercio digital y el comercio internacional, siempre desde una mirada del mundo del trabajo.
Reflexiones o “datos de color” sobre la compra de Twitter por parte de la persona más rica del mundo
Este empresario ahora “decide comprar la red social del pajarito, que antes tenía accionistas, es decir, no tenía un único dueño. Ahora no, ahora hay un único dueño que es Elon Musk“.
“El primer dato anecdótico de color es que él anunció que la iba a comprar y a la semana la compró. Un poder de negociación infernal, y de convencimiento. Obviamente, ´billetera mata galán´”, apunta Scasserra.
“¿Cuánto puso? 44 mil millones de dólares. Otro número anecdótico para los argentinos porque automáticamente nos remonta a la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Hubo muchos tweets de gente que sigue a Macri en la red y le decían que podía haber comprado Twitter. ´En vez de eso la fugaste toda´-también decían- Había mucha ironía en el tema a partir de que Macri twitteó felicitando a Elon Musk”.
“Que Macri felicite por la libertad de expresión, cuando él fue presidente que puso presa a gente por twittear es una cosa de locos. Que él diga qué bueno que Elon Musk la compre para que haya libertad de expresión es realmente una anécdota descabellada“.
Luego, “el otro tema que tenemos acá es que es muy llamativo que el tipo tiene la capacidad de poner 44 mil millones de dólares, o sea el equivalente de la deuda externa argentina con el Fondo Monetario Internacional, como hecho para que podamos dimensionar el poder que tienen estos millonarios vis a vis en relación a los países de tercer mundo, y lo que son estos conglomerados económicos que tienen mayor poder que los propios países“.
Según la revista Forbes de Estados Unidos, que elabora anualmente un ranking de las personas más ricas del mundo, Elon Musk es en 2022 quien ocupa el trono. Después de cuatro años, este empresario que por Twitter reivindicó el golpe de Estado en Bolivia, quitó el primer puesto que Jeff Bezos, fundador de Amazon, tenía hasta entonces. Con una fortuna de 219.000 millones de dólares, unos 48.000 millones más que Bezos, el magnate de 50 años nacido en Sudáfrica obtuvo el lugar 1° de los multimillonarios del mundo.
En el año 2020, había escrito en relación a unos subsidios del gobierno estadounidense: -“otro paquete de estímulo del Gobierno no va en beneficio de la gente”.
Otro usuario le respondió: – “¿Sabes qué es lo que no fue en beneficio del pueblo? El golpe de Estado en Bolivia contra Evo Morales, para que te quedaras con el litio”.
Musk respondió: -“¡Le vamos a dar un golpe a quién se nos cante. ¡Bancátela!
Musk y… ¿la libertad de expresión?
“Otra cosa cosa de color es que él se arroga la libertad de expresión. Esto es muy llamativo porque dice que compra Twitter para poder desarrollar una estrategia real de libertad de expresión en la red del pajarito“.
“Acá hay varias cosas interesantes -sigue la investigadora- La primera es que él cree que la única forma de expresarse es a través de Twitter. Él dice que si Twitter está intervenido, no hay libertad de expresión. Eso te marca una agenda: la importancia de las redes sociales, la algoritmización de la información en lo que es el primer mundo y cómo se ve la economía. Como si no hubiera medios alternativos, otros lugares para informarse. No. Si no estás en Twitter, no sos nadie. No hay libertad de expresión”.
“Y lo otro es que él se arroga la libertad de expresión. Él dice yo voy a ser garante de la libertad de expresión, pero no aclara qué normativa de libertad de expresión va a seguir, si es la normativa norteamericana, la de las Naciones Unidas. Él va a garantizar la libertad de expresión”.
“Esta semana hubo un tweet muy curioso donde él escribió que para garantizar la libertad de expresión tiene que dejar que se exprese por igual la extrema izquierda y la extrema derecha. Ahí no está diciendo que está bien que se expresen, está diciendo que Twitter se alimenta del antagonismo. Es decir, hay libertad de expresión en tanto haya discusión y discursos de odio en Twitter”.
“Es muy llamativo como él alimenta su red social y su negocio en base al conflicto social. Él dice que eso es libertad de expresión”.
Entonces, “ahora tenemos un personaje muy llamativo que va a ser dueño de una red social, que realmente forma de alguna manera opinión pública y que tiene sistemas de medición de lo que opina la gente. Y ahora está en manos de este excéntrico personaje trumpista, porque todos sabemos que es muy amigo de Donald Trump, por lo cual en cualquier momento vuelve a Twitter”.
Si bien el ex presidente de Estados Unidos saludó la adquisición de Elon Musk, días atrás anunció que aunque el empresario le devuelva su cuenta, que Twitter le cerró en enero de 2021, ya no tiene intenciones de seguir en esta red social. “Se que Elon le dará mejoras a Twitter y él es un buen tipo, pero yo me voy a quedar en TRUTH”, sostuvo Trump en relación a la red social que él mismo creó.
“A mí me preocupa un poco en aras de la democracia, porque acá en Argentina si bien Twitter es importante, realmente no creo que cambie el resultado de una elección lo que se diga allí, aunque también lo pongo en duda. De hecho, todos nos acordamos de la anécdota risueña de Lavonne diciéndole a Macri desde Hurlingham ´caricias significativas´”, sumó Scasserra.
Si bien se dan algunos debates políticos allí, sigue, “no sé hasta qué punto llegan a la base electoral de la clase trabajadora. Eso es lo que quiero decir. Es verdad que los que estamos en el tema nos metemos en Twitter para ver qué es lo que está pasando, pero no se si es así en el trabajador promedio, el que realmente cambia una elección, que realmente va a votar y lo que le interesa es que le llegue el pan a la mesa y llegar a fin de mes”.
“Lo que para mí esto trae de fondo es cómo estas redes sociales, Facebook, Twitter, la que sea, están teniendo una dimensión que excede la de una red social o un microclima donde intercambiamos información, y que tienen que tener una regulación internacional“.
“La libertad de expresión la tiene que garantizar una institución conformada por las diversas voces que conforman el sistema político del mundo. ¿Quién le dio el poder para decir qué es y qué no es libertad de expresión cuando al mismo tiempo te marcan a un medio ruso y no a uno norteamericano, o le dan la baja la cuenta a Donald Trump? ¿Quién dio esas capacidades? ¿Lo elegimos institucionalmente? No”.
“Si Twitter es una herramienta tan importante como dicen que es, entonces hay que empezar a hacer algo desde Naciones Unidas, hay que empezar a armar regulaciones, una normativa internacional respecto de la libertad de expresión y que la tengan que cumplir estas redes sociales: una normativa respecto temas impositivos, una normativa respecto a auditoría algorítmica, y así tantos otros temas”
Además de esa propuesta, Sofía Scasserra reflexionó sobre los desafíos que eso conlleva. Por un lado, la distancia temporal entre que los hechos y demandas ocurren y la conformación de esa posible regulación. Por otro lado, la capacidad efectiva de llevar eso a la práctica. “La respuesta llega más lento de lo que ocurre en la realidad, mucho más lento de lo que deseamos y la pregunta es hasta qué punto Naciones Unidas puede regular una empresa norteamericana propiedad de un multimillonario como Elon Musk”.
“Por más que se impulsen unas directrices, como unas declaraciones de intervención, ¿hasta qué punto Naciones Unidas puede tener jurisdicción sobre una empresa norteamericana cuando no hay colaboración del otro lado? El gobierno norteamericano y el presidente de Estados Unidos Biden avanzaron respecto de la regulación de las empresas tecnológicas. Pero falta mucho camino por recorrer porque justamente tienen un poder bestial. Es muy complejo el ajedrez de poder que se juega ahí”.
(*) Columna de Scasserra en Feas, Sucias y Malas, sábados de 10 a 13 hs, por Radio Gráfica. Colaboración de Leonardo Martín y Carolina Ocampo.
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