Por Úrsula Asta
“No al FMI” y “Vivas, libres y desendeudadas nos queremos”, fueron algunas de las consignas que desplegaron las manifestaciones feministas desde el 2018, cuando Macri y el Fondo Monetario Internacional acordaron que la Argentina tomara una deuda histórica, criminal e impagable.
Este 8 de marzo, el documento colectivo que se leyó desde el escenario ubicado sobre la Av. Entre Ríos frente al Congreso de la Nación llevó el título “La deuda es con nosotras y nosotres. Que la paguen los que la fugaron”. En pleno contexto de debate sobre cómo resolver el crédito sin precedentes con el que condicionaron a nuestro país hace 4 años atrás, las demandas visibilizaron la importancia primaria de “la deuda interna”.
Desde la explosión masiva, en junio del 2015, de las demandas feministas en torno a evidenciar la violencia de género, se han ido incorporando sobre la escena pública un plexo de consignas que sumaron elementos de contexto y estructurales sobre nuestras vidas. Todo ello ocurría mientras el rumbo político del país pauperizaba las condiciones del pueblo argentino y muy particularmente las de las mujeres. La violencia económica aparece así en escena, junto con otras situaciones, para traer un debate sobre diversos aspectos de la desigualdad de géneros.
Las trabajadoras organizadas sindicalmente y de la economía social y popular, ante este escenario, mostraron una unidad en la acción que se expresó en las calles y en los debates sumando planteos como “ni una trabajadora menos”, “ni una jubilada menos” y “todas somos trabajadoras”, lo que evidenció la condición de tantas que ponen en el cuerpo en trabajos no formalizados, organizando sus comunidades y trabajando en sus hogares.
Esto significó un gran protagonismo durante el periodo de gobierno pro-colonial de Mauricio Macri. Hoy, los resabios de esas políticas están ante nosotras; en un mundo, además, profundamente desigual y que cruje, con una pandemia que vino a modificar nuestras vidas de trabajadoras, y en el cual el poder financiero, hay que decirlo, siguió robusteciéndose.
La modalidad de paro es un aspecto que merece atención. Mientras en octubre de 2016 finalizaba con represión el encuentro de mujeres, lesbianas, travestis y no binaries en Rosario, nos enterábamos del femicidio de Lucía Pérez. Rápidamente se organizó entonces el primer “Nosotras paramos” que involucró: “Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”, y se abrieron varios debates: ¿Cómo paro si soy ama de casa? ¿Los gremios adhieren? Etc. Etc.
El siguiente 8M, el de 2017, coronaba entonces el primer llamado a huelga desde la efeméride del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras en un marzo caliente que constó, por un lado, en un paro y movilización de los gremios docentes el día 6, quienes no iniciaron las clases ante la negativa del Gobierno en convocar a la paritaria nacional del sector y, por otro lado, una enorme concentración (las crónicas del día hablan de 200 mil personas) convocada por la C.G.T. frente al Ministerio de Producción el día 7. Ese día se hizo famoso por el “poné la fecha” y porque ese atril de la central gremial ya nunca más volvió a su lugar originario.
En esta ocasión, la marcha de este Paro Feminista 2022 volvió a ser enorme. Las columnas se concentraron hacia las 16 hs. del martes en las inmediaciones de la Av. 9 de Julio y marcharon hasta la Plaza del Congreso. Desde el escenario, con presencia de distintas expresiones que leyeron en conjunto el documento, se inició la lectura hacia las 17.40 hs. En la la Plaza del Congreso, ingresando por la Av. de Mayo, las centrales sindicales y de la economía popular movilizaron en unidad. Por la misma calle entraron las columnas de otras organizaciones políticas y sociales. Cerca de las 17 horas, seguían ingresando quienes venían marchando desde más allá de la Av. 9 de Julio, como el MTE, Nuestramérica, Somos. Toda la Av. De Mayo, al mismo tiempo, era escenario de expresiones artísticas.
En la Plaza, sobre la Av. Hipólito Yrigoyen se podía ver la columna de La Cámpora. En el medio, había muchos puestos de venta, no sólo para tomar o comer algo, sino también de producciones de remeras, agendas, entre otros. Por esa zona, muchas esperaban sentadas en zonas de pasto el inicio de la lectura del documento en el escenario. Delante del monumento De Los Dos Congresos, sobre la calle Solís, La Poderosa y sus remeras rojas decían presente. Por Av. Rivadavia, antes de llegar a la Confitería del Molino, había un segundo escenario que congregaba a las organizaciones de izquierda opositoras al Gobierno nacional.
Desde la marcha, Camila, militante del Movimiento Agustín Tosco, contó: “Al menos de Quilmes, que es del distrito del que yo vengo, empezamos a trabajar durante la pandemia haciendo ollas populares”, “Nos ayudábamos con eso para comprar las cosas para la olla, para alimentar a las familias y todo eso venía de nuestro bolsillo”, “Eran más de 45 familias las que iban a las ollas. Todos iban con el tuper y nosotras mandábamos el alimento, pero muchas volvían porque son de familias muy numerosas. Podemos decir que eran 40 familias, pero la mayoría menos de 3 hijos no tenían”. Así evidenciaba cómo se organizaron a partir de la pandemia.
“Venimos de diferentes distritos, de La Plata, de Ensenada, Cañuelas, Quilmes, Varela. Ahora hay algunas chicas que se están sumando que son de Claypole, que también trabajaban con las ollas populares. Nosotras lo que hacemos es ayuda social. También tenemos compañeras que trabajan y ayudan a las familias a construir las casas”, sumó.
Las movilizaciones, así como en la Ciudad de Buenos Aires, se extendieron a lo largo y a lo ancho de todo el país.
El documento colectivo construido con distintas organizaciones expresa al inicio que “hoy paramos en nuestros trabajos, en nuestras casas y de las muchas maneras que podemos parar de hacer lo que los mandatos patriarcales nos demandan. Estamos aquí, con el dolor y la rabia por las compañeras que nos faltan, por la violación en grupo de la que somos testigos, porque es una conmoción nacional que exige darlo vuelta todo. A un año de la desaparición de Tehuel, nuestro compañero trans desaparecido mientras iba a buscar trabajo”, “con el juicio inminente contra Higui” por haberse defendido de una violación en grupo y “¡Por la libertad de Milagro Sala, presa política!”.
Inmediatamente después, el escrito formula que “en este nuevo paro feminista, queremos gritar: ¡la deuda es con nosotras, con nosotres, con nosotros! y ¡exigimos que la paguen quienes la fugaron! Desde estas mismas calles que son nuestra casa venimos denunciando que la deuda externa, contraída en 2018 por el gobierno de Macri, es una guerra contra la posibilidad de vivir vidas libres de violencias, vidas dignas y autónomas, para construirlas como las deseamos. Sabemos que los ciclos de endeudamiento externo se imponen como mecanismos de dominación colonial y como forma de intentar recortar la soberanía nacional en la toma de decisiones estratégicas en materia económica, social, financiera, impositiva, laboral. Ya vivimos el recorte de los presupuestos para políticas de género, el aumento de la edad para jubilarnos; la caída de la moratoria previsional y su reemplazo por la paupérrima Pensión Universal para Adultos Mayores. ¡Nosotras, nosotres y nosotros sabemos que los aportes que nos faltan los tiene el patriarcado y por eso también esta deuda es con nosotres!”.
Por su parte, el documento que elaboraron en conjunto las trabajadoras de CTA-T, CTA-A, Corriente Federal de CGT, CGT, cooperativas de CNCT, UTEP, CCC y Sipreba lleva el mismo título que el leído en el escenario y sostiene que “reafirmamos la unidad que forjamos al calor de la resistencia a las políticas antipopulares del gobierno de Mauricio Macri y en la lucha contra el saqueo y la entrega de nuestras riquezas y nuestra soberanía. En esos años estuvimos juntas en la calle rechazando el endeudamiento con el FMI, denunciando que su único propósito era asegurar las ganancias de los especuladores financieros y condicionar las posibilidades de que nuestro pueblo pudiera recuperar para la Argentina un rumbo de desarrollo soberano con justicia social. Hoy volvemos a movilizarnos para decir QUE PAGUEN LOS QUE LA FUGARON. Que quienes han llevado a nuestro país a esta situación deben rendir cuentas ante la Justicia y ante el pueblo. Y que LA DEUDA ES CON NOSOTRAS Y NOSOTRES”.
“En este momento, cuando la campaña de vacunación permite el restablecimiento de las actividades laborales, es preciso asegurar que la reactivación económica se traduzca de manera urgente en bienestar para la mayoría, y que se encamine a REPARAR LA DEUDA HISTÓRICA CON LAS TRABAJADORAS”.
En una conferencia realizada a las 10 hs del martes desde el Monumento Al Trabajo, las sindicalistas lo leyeron y evidenciaron sus posturas. Yamile Socolosvky, de CTA.T, dijo: “Hemos construido esta unidad en la lucha, hemos estado durante muchos años marchando juntas, volviendo a encontrarnos, encontrando la manera de pronunciarnos en conjunto. Nosotras tenemos un trabajo político, un trabajo de construcción de unidad, un trabajo de construir estrategias, de crecimiento, para las compañeras mujeres y diversidades organizadas en los sindicatos y del posicionamiento de nuestras demandas y reclamos. Ha sido fundamental en la resistencia como decía en el documento, durante los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri y seguimos estando presentes para decir que la deuda es con nosotras y nosotres”.
Claudia Baigorria, de la CTA Autónoma, afirmó: “Desde esa historia que tenemos las luchadoras, las trabajadoras de los distintos puestos de trabajo, decimos que la deuda es con nosotras y con nosotres. Y tendrán que pagarla quienes la fugaron, porque de cada 100 dólares que se contrajo de endeudamiento, 89 de fugaron en la timba financiera para que se enriquecieran los amigos del poder de entonces, los amigos del macrismo. Que este Gobierno que tanto nos costó ahora convalide, legitime y legalice, ya está diciendo que no es solo la deuda del macrismo, sino que también es la deuda de este Gobierno y eso para nosotras es un punto de alerta. Por eso hoy ganamos la calle, por eso todo nuestro pliego de reivindicación y porque decimos que queremos erradicar definitivamente la violencia de nuestros lugares de trabajo. Por eso el Convenio 109 que hoy ya es una realidad en nuestro país”.
Claudia Lázzaro, de la Corriente Federal de Trabajadoras y Trabajadores de CGT, esgrimió: “Sentimos que todas somos trabajadoras. Las que estamos trabajando en los hogares, las que estamos en las escuelas, las que estamos en la fábrica. Las que bancamos en la pandemia a todos los comedores populares. Fuimos nosotras también las que en la pandemia salimos en los vacunatorios, fueron las enfermeras, fueron las trabajadoras del Estado. También, quienes fuimos trabajadores esenciales, las trabajadoras del cuero y de toda la industria que estuvimos ahí al pie de la batalla y, principalmente, fuimos las mujeres las que nos bancamos en esta pandemia. Hoy somos las mujeres las que también decimos que la deuda la paguen quienes la contrajeron, y el que la contrajo fue Mauricio Macri. Hay que ponerle nombre y apellido a las cosas. Hay que decir quién es. Los mismos que decían que venían a cambiar todo. Cuando nosotras tuvimos un gobierno nacional y popular que echó a patadas al Fondo Monetario Internacional de la Argentina, vinieron ellos, los gerentes, que estuvieron solo cuatro años, porque supimos armar resistencia para llegar al Gobierno y hoy tenemos que ser también nosotras quienes seguimos diciendo que vivas, libres y desendeudadas nos queremos”.
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