Por Juan Patricio Méndez *
Avanza el agronegocio y el extractivismo. Como política de todos los días, los agroquímicos y fitosanitarios encontrados en el suelo y en el agua de las localidades de Navarro y Lobos son producto de la perpetuación de prácticas que descuidan los territorios, la salud y los ecosistemas. La producción a gran escala, desarraigada de las problemáticas ambientales, trae como consecuencia la emergencia ambiental que los vecinos de los partidos en cuestión vienen pidiendo que se declare hace tiempo.
“Equipo de docentes y estudiantes universitarios tomaron muestras en quince escuelas rurales de la zona de Navarro, y se encontraron 16 químicos en el agua y en el suelo”, destaca la petición en Change.org que relata un estudio llevado a cabo en Tandil. Y algo similar sucedió en Lobos, cuando en mayo de este año se constató, a través de un informe impulsado por ambientalistas y vecinos, y elaborado por el Laboratorio de Plaguicidas del INTA Balcarce, a cargo de la Dra. Virginia Aparicio, que demostró que “hay plaguicidas, insecticidas y otras sustancias agroquímicas que ya están en el suelo y el agua de la ciudad. Incluso en pleno centro urbano, como en la plaza principal”
El informe presentado relató lo siguiente, entre otras cosas:
- Contaminación del agua de consumo humano: “Encontramos 11 plaguicidas en aguas subterráneas a diferentes profundidades, incluso las utilizadas por las estaciones de bombeo municipales (a 50 m de profundidad)”
- Contaminación de agua de lluvia: “Se encontraron 10 plaguicidas en la muestra de agua de lluvia tomada en la plaza principal de Lobos el 8 de abril de este año. Nos llueven en la cabeza herbicidas e insecticidas, las mayores concentraciones fueron de Atrazina, Fipronil y otra vez 2 4 D”.
- Contaminación de los suelos en los espacios verdes de uso público, las plazas y los sectores recreativos de escuelas: Tomamos muestras en la Escuela N 3 de Chacras y en la plaza 1810. “Allí también encontramos 5 plaguicidas”
En síntesis, el informe concluye: “observamos presencia de plaguicidas en material vegetal (6 moléculas), en suelo-sedimento (10 moléculas) y en agua (20 moléculas)”.
Sin embargo, esto no solo sucede en las áreas mencionadas. Checho Santana, periodista ambiental y de derechos humanos, informó que “se hizo un estudio en escuelas de Tandil, donde se encontraron restos de agrotóxicos en el agua y en los suelos de las escuelas”. Además, indicó que “se encontraron también en el agua de la cuenca del Arroyo Las Garzas, que es la cuenca del acuífero que nos une en Navarro y Lobos, que desemboca en el río Salado”. Por último, señaló que en Lobos “es contundente el hallazgo de agrotóxicos en el ambiente”. La problemática, como vemos, es de trascendencia provincial y nacional.
El agronegocio: moneda corriente en los territorios
Las prácticas productivas actuales generan estos impactos ambientales que afectan tanto a los ecosistemas como a la salud humana. Son bien sabidas las consecuencias existentes en relación a la exposición de agroquímicos como el glifosato. Más de 550 millones de litros fueron vertidos en la producción extensiva durante el 2019, y la tendencia viene en aumento hace más de 20 años. “El uso de agroquímicos puede provocar cáncer en seres humanos”, indica la Agencia Internacional de Investigación sobre el cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Instituto Nacional del Cáncer (INC) especificó que “es limitada la evidencia en humanos sobre la carcinogenicidad del glifosato” y que “se observó una asociación positiva para el riesgo de Linfoma No-Hodgkin y exposición al glifosato”. Por lo que la presencia de estos agentes en localidades pobladas, como así también en las producciones nacionales, es un peligro que persiste y lejos está de mitigarse.
Cielo Campos, perteneciente a Fuerza Ecológica, destacó en Tiempo Argentino que “muchos de los valores detectados superan hasta siete veces los recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Ya veníamos viendo los daños en el arbolado público y demás. Y encontramos agroquímicos hasta en el suelo de la plaza principal, frente al palacio municipal. En el agua corriente, en el agua del arroyo, en la laguna”.
En Lobos el conflicto viene de larga data. En Octubre de 2020 ingresó al Concejo Deliberante un proyecto de ordenanza municipal de agroquímicos que propuso una frontera de 50 metros para la aplicación de fitosanitarios. “La Sociedad Rural presentó otro de cero metros de distancia, porque sostienen que no hay ningún tipo de peligro. La comunidad pidió tener participación y que se abriera el debate, pero solo hubo una “puesta en escena” que no convenció a nadie, señaló Campos. El principal argumento para seguir usando agroquímicos sin límite era la falta de evidencia sobre su contaminación. En consecuencia, vecinas y vecinos impulsaron la realización del mencionado estudio, con apoyo del INTA, que arrojó resultados realmente alarmantes
Paula Rabinovich, bióloga y miembro del Colectivo por la Agroecología y Soberanía Alimentaria, indicó que “no esperábamos agroquímicos en una bomba a 50 metros de profundidad que abastece a la red de agua del pueblo”. Destacó, a su vez, que la muestra tomada de la bomba 19 del partido “tiene una concentración de herbicida 24D que es 45 veces por encima de lo aceptado por la Unión Europea. Una concentración muy superior a lo esperado. Este pozo va a un tanque y de ahí lleva a la mayoría de la población”.
En un video realizado por los vecinos se escucha claramente qué es lo que sucede: “en Lobos llueve veneno, que lo tomamos en el agua”. Es por ello que se solicitó que se declare la emergencia ambiental en el partido, y que en consecuencia, tal cual señaló Santana, en diálogo con Radio Gráfica, “se prohiban las fumigaciones, se clausuren los basurales a cielo abierto y que se fiscalicen las industrias que arrojan sus residuos a los afluentes de agua”.
Por último, una de las conclusiones de lo informado es que “Lobos está contaminado con plaguicidas. Tenemos las pruebas científicas frente a nuestros ojos. La buena noticia es que aún estamos a tiempo de hacer algo para cuidar nuestra tierra, nuestra salud y la de nuestros hijos e hijas”.
La falta de regulación sobre estas temáticas agrava el panorama. Hoy urge la sanción y la puesta en marcha de la inmensa mayoría de proyectos, leyes y ordenanzas que interpretan como un derecho constitucional a la vida en un ambiente sano (Art. 41 de la Constitución Nacional). El avasallamiento y la vulneración constante de las garantías ciudadanas pone en riesgo a la sociedad.
La petición es clara. Y el panorama es alarmante. La presencia de semejante cantidad de agroquímicos y fitosanitarios se explica por el modelo productivo que aún sigue vigente. En este momento es urgente que entre en ejercicio la “agenda verde” ambiental, así como también el Plan de Políticas Ambientales. Considerando que nuestra casa común corre riesgo, la agroecología tiene que avanzar y se debe erradicar el modelo extractivista del agronegocio. No habrá paz social con agroquímicos en los territorios. No habrá salud con agrotóxicos en nuestra vida.
(*) Columnista de Ambientalismo de Abramos La Boca (Lunes a Viernes de 16 a 18 horas) / Radio Gráfica 89.3
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