Fuerzas de seguridad, reforma feminista de la justicia, debate y revisión de prácticas de jerarquización, de subordinación, de explotación, son algunos temas a los que se refirió María Pía López en Radio Gráfica, tras el femicidio de Úrsula Bahillo.
Relaciones de poder: propiedad de “otro” y masculinidades
El movimiento social constituido por los feminismos ha puesto muchos modos de sensibilización, de educación colectiva, de constitución de los temas, de revisión de las propias corporalidades y existencias. Y me parece que todo ese movimiento no ha sido revisado desde el mismo modo por el conjunto de los varones, porque en estos días vi una frase en las redes sociales que me pareció bien interesante y decía: “Todas tenemos alguna amiga violentada y ninguno tiene un amigo violento”.
Entonces esa cuenta no da, hay algo que no estamos viendo socialmente y que es como la repetición sistemática de un tipo de conductas que terminan construyendo una lógica muy patriarcal, un conjunto de prácticas que son de jerarquización, de subordinación, de explotación y que esas prácticas son las que están, de algún modo, funcionando como la masa sobre las cuales tenemos que poder comprender el tipo de violencia que se ejerce en los domicilios, que no es cualquier tipo de violencia, sino una violencia específica, destinada a considerar el cuerpo de la persona que es asesinada como una cosa apropiable y desechable, como propiedad de otro y desechable si se niega de ese uso propietarista.
Por lo cual, esa lógica de propiedad no se dirige a cualquier cuerpo, se dirige a las mujeres, a los cuerpos feminizados y se dirige también contra las travestis y trans. Podríamos decir que la cosecha sangrienta de este año mostró que estamos en las cifras un poquito más rápidas que el año anterior, tenemos un femicidio cada 23 horas, pero también hay cantidad de travesticidios, entonces ese tipo de violencia en una sociedad que tiene muchos modos de violencia, tiene una especificidad.
¿Qué es lo que nosotros no hicimos? Yo diría, por un lado, hay que interrogar ese nosotros como el “nosotros” de los varones ¿Qué no desarmaron? ¿Qué no se está poniendo en juicio? Porque el movimiento de subjetivación política realizada por los feminismos no tiene, en paralelo, otro tipo de movimiento de revisión, de práctica, de señalamiento y de discusión de los varones.
La institucionalidad de género y rémoras
Nosotras tenemos desde diciembre del 2019 la creación de ministerios, instancias públicas de la nación y de la provincia de Buenos Aires y eso es fundamental. Se está creando una institucionalidad. Están a cargo de esos ministerios, y de las áreas que los integran, militantes feministas. Es decir, tenemos una institucionalidad estatal y pública conducida desde un buen modo por el conjunto de compañeres que están a cargo de estas instituciones. Pero al mismo tiempo tenemos rémoras que son muy adversas para poder realizar las denuncias y poder construir un Estado que sea rápido en responder a esta violencia sistemática. Y, de hecho, hay algo que se nos hace muy evidente, dos cosas en el caso de Úrsula.
Por una lado, un Poder Judicial que requiere una reforma feminista urgente, porque este es una justicia catastrófica, sabemos que no es solo en este caso, es un Poder Judicial entregado a la reproducción más espantosa de la injusticia y se llama así mismo justicia y es lo más injusto que conocemos, pero además es torpe, negligente, deja asesinar, deja morir. Entonces si no vamos por una reforma seria del Poder Judicial, no nos alcanzan los ministerios, no nos alcanza las áreas de género, necesitamos otra cosa.
Otro dato muy importante me parece es el porcentaje de los feminicidios cometidos por las fuerzas de seguridad, eso obliga a otro discusión. Uno de cada cinco femicidios es cometido por las fuerzas de seguridad. ¿Qué fuerzas de seguridad estamos formando? ¿Qué modelos se les da a esas fuerzas de seguridad? Fuerzas que terminan no siendo fuerzas de seguridad en un país democrático, sino otra cosa, policías bravas que comenten violencia institucional todo el tiempo, y que son amparadas por los jefes políticos, a veces. Y ahí diría que este Estado es un campo de debates internos, que hay que darlos con mucha claridad, porque implican también decir que así como hay una institucionalidad feminista en los nuevos ministerios, tenemos una conducción política de la policía, por ejemplo, que es una catástrofe, porque es la apología de la policía brava, como hace el ministro de Seguridad de Buenos Aires (Sergio Berni).
Entonces, tenemos que poder dar cuenta de esas discusiones porque sino no tenemos estrategias claras de cómo enfrentar algo que es un hecho absolutamente dramático.
- Entrevista realizada por Ariel Weinman en Panorama Federal (lunes a viernes de 7 a 8 am)
- Redacción por Lucía Izaguirre
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