Por Nehuén Gusmerotti
Si hablamos de rock en Argentina, la figura de Willy Quiroga es trascendental. Miembro fundacional del género en nuestro país. Fue parte de aquella primera camada de músicos que se animaron a apostar por un cambio de idioma y un sonido poderoso que aún no hacía pie por estos lares. El bajista formador de Vox Dei pasó por el aire de Radio Gráfica para hablar sobre “Rompan Todo”, el documental que abrió la polémica sobre el rock en Argentina y en Latinoamérica. “Yo no estoy muy conforme, y no creo que haya muchos músicos argentinos de la primera época que lo estén”, expresó en un comienzo, para sentar posición respecto al material lanzado por Netflix.
Quiroga apuntó contra el productor ejecutivo del documental, Gustavo Santaolalla. “Pienso que es un negocio entre Netflix y este muchacho. Él se fue de Argentina hace 45 años y vive allá, lo único que conoce es allá”, expresó, sumándose a la ola de críticas que recibió el productor y ex Arco Iris sobre el rol protagónico que tiene durante el relato.
El músico planteó un escenario diferente al que muestra el documental, habiendo sido participe de esa historia. “Vox Dei, Manal, Almendra, Los Gatos, estuvimos antes que él, ocho o diez años antes. Era un chico muy joven”, y agregó respecto a la obra de Santaolalla: “Después con su Arco Iris hizo lo que hizo. Yo recuerdo “Mañanas Campestres” y nada más. Él se olvidó de Dana, de Ara Tokatlian, de sus compañeros, no los nombra para nada”.
Quiroga manifestó que debería haberse nombrado más a bandas como Manal. “Avellaneda Blues es como un Quinquela Martín”. Sumó que falta protagonismo de Almendra y destacó la ausencia de Rata Blanca, banda que “llenaba estadios en todo Latinoamérica”. Respecto a Vox Dei y su aparición, Quiroga fue lapidante: “A nosotros nos nombra menos de un minuto, se ve que lo único que hicimos fue La Biblia y sacarnos una foto”.
El icónico bajista aclaró que fue muy difícil por aquellos años instalar la escena en el país. “Todas las bandas cantaban en inglés, la música rock que llegaba era de afuera, había gente que tenía que ir a Uruguay a comprar los discos para poder escuchar lo que nos gustaba”. Recordó que en ese momento se escuchaba tango y folclore, hasta que aparecieron Los Gatos. “No era rock, era pop-rock, pero fue un puntapié inicial para empezar a cantar en castellano y demostrar que había todo un idioma para expresarse”. Y en ese momento la gente comenzó a inclinarse por ese nuevo sonido que nacía de las entrañas del Rio de La Plata.
Continuando con la contextualización de aquellos jóvenes años del rock en nuestro país, Quiroga resaltó la posibilidad de avanzar en terreno nuevo. Aunque también señaló las dificultades de la época. “Tuvimos que pelear porque nos llevaban presos todos los días. Ahí se empezó a gestar algo distinto. Pensamos: somos rockeros, tenemos derecho a vivir y pensar cómo queremos, no lo que nos digan que tenemos que pensar”. En ese contexto ubicó a Manal, Vox Dei, Los Gatos y Almendra: “Cada uno agarró para su lado, ninguna se parecía con la otra. Fuimos avanzando y hubo nuevos músicos que armaban bandas nuevas. Se amplió en panorama, había cada vez más gente dispuesta a ir a recitales. La movida empezó en Capital, después se empezó a abrir a la Provincia. Así se armó un movimiento multitudinario”.
“No teníamos instrumentos ni grabadora en ese momento. Se grababa en cuatro canales porque los técnicos estaban aprendiendo con nosotros, y nosotros con ellos”, contó Quiroga sobre sus primeras experiencias en estudios de grabación. “Se grababa tango y folclore. Había que grabar otra frecuencia, el rock era más fuerte. Fue un trabajo artesanal”.
Si bien Vox Dei es hoy una banda fundacional, sus primeras presentaciones fueron como Match 4, y con canciones en inglés. Quiroga recordó el momento en que entendieron que la cosa iba por otro lado. Les hicieron escuchar un long play de Manal: “Pusieron ‘no hay que tener un auto…’. Nos dimos cuenta sin decirnos nada, con escucharlos, que teníamos que cantar en castellano. Entendíamos cada punto y coma, cada intención de la voz. Eso es lo que sucede cuando uno canta en su propio idioma”.
Finalmente apareció Mandioca, el sello de Jorge Álvarez que acompañó el crecimiento de varias bandas en esos años noveles. “Nos fueron a ver a Quilmes. Entonces nos quisieron ver fuera de nuestro lugar natural. Nos llevaron a Capital. Tocamos en el Teatro Payro. Ahí nos encontramos con las capelinas, los vestidos largos, nos miraban con mucha curiosidad. Cuando terminamos el recital, vino el “Flaco” Luis Alberto y nos preguntó porque cantábamos en inglés cuando había todo un idioma. Ahí yo cambié mi Bitter Sugar por Azúcar Amargo”, narró Willy Quiroga. El resto de la historia se cuenta sola.
- Entrevista realizada por Camila Hernández Benítez y Nehuén Gusmerotti en Especiales Radio Gráfica (Viernes de 18 a 19)
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