Por Erika Eliana Cabezas *
Desde que comenzó el aislamiento social, preventivo y obligatorio los teatros permanecen cerrados en la Ciudad de Buenos Aires. Hace siete meses que las luces no se encienden y las butacas permanecen vacías. La situación económica es complicada. Varias salas de teatro independiente -como Espacio 33, Indómita y Ventanas– tuvieron que cerrar sus puertas. Otras, todavía resisten. Mientras tanto muchxs trabajadorxs de la cultura hacen lo posible por subsistir. En el horizonte: una posible vuelta.
“Hablar de la actividad escénica en CABA es hablar de un sector muy diversificado que implica a miles de personas: desde los responsables de salas y espacios culturales en torno a los cuales se tejen redes de comunidad, formación y trabajo, a los equipos técnicos, trabajadores y elencos”, expresó la actriz Macarena Trigo.
Y agregó: “Desde marzo ese ecosistema permanece inactivo, así que decir que la situación es crítica, no alcanza. Se está reclamando la declaración de emergencia cultural en todo el país hace meses. Las sobreadaptaciones al formato online y el streaming fueron consideradas recursos paliativos, pero nunca fueron soluciones”.
La actividad teatral es colectiva, requiere de todo un despliegue para que el dispositivo funcione. Actores, actrices, directorxs, dramaturgxs, agentes de prensa, asistentes, diseñadorxs, integran y le dan vida al espacio. Un espacio que hoy se encuentra fuertemente limitado.
“El impacto económico es enorme para todes les trabajadores que estábamos alrededor de lo que implicaba hacer teatro. Hay un intento de buscarle alguna forma desde la virtualidad, pero pareciera que el teatro levanta la bandera de la necesidad de la presencia”, manifestó Victoria Hladilo, actriz y directora.
“Estoy buscando el modo de atravesar el día a día, de sostener encontrando alternativas, sobre todo desde la docencia, desde la propuesta de creatividad, de creación. Considero que, de algún modo, es un momento donde estas propuestas funcionan, porque todes estamos con una gran necesidad de expresión, que está muy limitada. Eso me va sosteniendo. Pero, al mismo tiempo, la imposibilidad del hacer teatral y la dificultad de poder proyectar esa vuelta en un mediano – corto plazo hace que sea cada día más complejo sostener la espera”, remarcó.
Por su parte, Lisa Benevet, quien se desempeñaba como técnica en la sala No Avestruz, confesó que se quedó “sin un ingreso de un día para el otro”. “Tuve que dejar mi departamento. Por ahora no pude recomponer mi situación económica. No encontré alternativas más que volver a la casa de mis viejos para tener un techo donde vivir. Cobre tres IFE, pero por el hecho de haberlos cobrado me dejaron afuera de un montón de líneas de apoyo de cultura”, declaró.
La situación varía de acuerdo al circuito al que pertenece la sala. No es lo mismo la realidad que atraviesa un espacio oficial a uno independiente. Tampoco es indistinto el tamaño. Hubo lugares que se adaptaron al formato online. Aún así, la recaudación es menor que en un contexto “normal”. Un hecho que impacta fuertemente en la economía de sus trabajadorxs. “Cuando comenzó todo el tema del covid, esta diferenciación fue muy obvia porque les tecniques que trabajaban en teatros oficiales o comerciales siguieron recibiendo un sueldo, como es mi situación, y les que estaban en teatros independientes no”, aseguró Belén Rivero, encargada técnica de Microteatro.
“Hay teatros que se han logrado adaptar al streaming dentro de todo, con capacidades muchísimo más limitadas, muchísimo menos personal. Pero han logrado sostenerse hasta el día de hoy, que eso es valorable. Muchas salas tuvieron que cerrar”, destacó.
En tanto, Lisa afirmó que llevar adelante una obra por streaming “tiene que ver con mantener un poco viva la cosa más que con subsanar económicamente”.
“En la única sala que estuve laburando lo estuve haciendo de manera gratuita. Hace poco se hizo un festival online en Alternativa Teatral. Con muchísimo esfuerzo, grabamos un montón de material en No Avestruz, que la está remando como puede. Hicimos un ciclo de música con distintos artistas para participar del festival. Se recaudó, en total, no más de 2 mil pesos. Mi parte, que eran chirolitas, se la cedí al teatro, que dicho sea de paso está más cerca de cerrar sus puertas que de ninguna otra cosa”, contó.
El futuro. Las líneas de apoyo que se lanzaron, como el Plan Podestá (Instituto Nacional del Teatro) y el Fondo Desarrollar (Ministerio de Cultura de la Nación), no fueron suficientes para mitigar el impacto de la crisis. De manera tal que la vuelta de la actividad teatral se convirtió en un reclamo a concretar. Durante el miércoles se estuvo realizando una movida virtual bajo el lema “Apertura de los teatros con protocolo ¡ya! La cultura también es salud”.
Mientras tanto, el jueves los ministros de Salud y Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós y Enrique Avogadro, se reunieron con representantes de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales (AADET), la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI), Espacios Escénicos Autónomos (ESCENA) y del Complejo Teatral de Buenos Aires, para ir programando la vuelta de la actividad teatral, que todavía no cuenta con fecha definida.
🎭🎼 Finalizada la reunión con los Ministros de Salud y Cultura de la Ciudad de Buenos Aires se estableció trabajar desde la semana próxima en una mesa técnica para el pronto regreso de la actividad teatral presencial, sin poder fijarse aún fechas certeras de apertura.
— Multitabaris/Multiteatro Comafi (@multiteatro) October 22, 2020
“La vuelta va a depender de la agenda política. Con distanciamiento social y tapaboca puesto, una persona tiene muchísimo menos riesgo que comiendo afuera”, opinó la técnica del No Avestruz.
“El tejido cultural que se ha armado desde lo teatral es muy importante y está corriendo un riesgo enorme de que se deteriore”, expresó Victoria Hladilo.
(*) Periodista de cultura de Radio Gráfica
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