Por Héctor Amichetti*
Vale la pena hacer un repaso sobre la estabilidad democrática en Nuestra América a lo largo de las dos últimas décadas.
El anochecer del siglo XX evidenció los estragos provocados por el salvajismo neoliberal ejecutado al amparo del Consenso de Washington.
La llegada de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela en febrero de 1999 no estuvo desvinculada del descontento popular que desembocó en el Caracazo diez años antes.
La de Néstor Kirchner en Argentina tiene que ver con el estallido de diciembre de 2001.
En 2002 el Partido de los Trabajadores gana por primera vez las elecciones y Lula se convierte en Presidente del Brasil.
En 2004 y con el impulso de Venezuela y Cuba nace la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA), naciones de Sudamérica y el Caribe se oponen a los planes de “libre comercio” de los Estados Unidos.
En 2005, Chávez, Néstor y Lula le dicen No al ALCA, el presidente Bush traga el polvo de la derrota en la cumbre de Mar del Plata.
En enero de 2006 la voluntad popular coloca a Evo Morales como presidente de Bolivia y a Manuel Zelaya en Honduras.
El pueblo de Ecuador consagra presidente a Rafael Correa en 2007 y los paraguayos a Fernando Lugo al año siguiente.
En 2008 Manuel Zelaya se enfrenta a las multinacionales petroleras denunciándolas por desabastecimiento, estrecha relaciones internacionales con Venezuela, Nicaragua y Cuba, cierra un acuerdo con Petrocaribe e incorpora a Honduras al ALBA.
El Imperio considera el hecho como una intolerable desobediencia por parte de una nación sometida desde siempre a sus dictados.
COMIENZA LA OFENSIVA IMPERIAL…
El 28 de junio de 2009, con intervención de la Suprema Corte de Justicia hondureña, Zelaya es acusado de “traición a la patria” y expulsado del país por las Fuerzas Armadas.
Por entonces nuestra América parece acercarse al rumbo de integración soñado en tiempos de la emancipación política por Bolívar y San Martín.
Chávez en Venezuela, Lula en Brasil, Cristina Kirchner en Argentina, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, Lugo en Paraguay, Bachelet en Chile y el Frente Amplio en Uruguay.
El 30 de septiembre de 2010 la Policía Nacional de Ecuador inicia una huelga con demandas que incluyen recomposición salarial, bloquean carreteras y el ingreso al Parlamento, el presidente Rafael Correa intenta dialogar con ellos pero es agredido, quedando virtualmente secuestrado dentro del Hospital Policial.
Correa se ve obligado a decretar el estado de excepción y pide la intervención de las Fuerzas Armadas.
El 11 de marzo de 2011 queda oficialmente constituida la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), integrada por Argentina, Perú, Chile, Ecuador, Venezuela, Guyana, Surinam y Uruguay, luego se sumarían Colombia, Brasil y el Paraguay.
A mediados de junio de 2012 las fuerzas policiales del Paraguay realizan un operativo para desalojar a campesinos que habían ocupado tierras propiedad de un oligarca del Partido Colorado, se produce un enfrentamiento en el que mueren 11 campesinos y 6 policías.
El trágico acontecimiento es aprovechado por la Cámara de Diputados del Paraguay para destituir al presidente Fernando Lugo acusándolo de “mal desempeño en sus funciones”.
El poder corporativo empresarial, mediático y judicial no dio un instante de respiro a los gobiernos de Cristina y de Dilma Rousseff, mientras la Embajada de los Estados Unidos operaba para introducir cuñas tanto en el PT brasileño como en el Peronismo en Argentina.
Dilma Rousseff fue sometida a juicio político y acusada con el argumento de afectar la “salud fiscal” de la República; terminó siendo derrocada por el Parlamento brasileño en mayo de 2016.
Dos años después y cuando Lula era el candidato firme a ganar las elecciones presidenciales, el Tribunal Supremo Federal lo condena por “corrupción” y lo mete preso para allanarle el camino a Jair Bolsonaro.
Con Bolsonaro recuperando a Brasil como gendarme del Imperio en Sudamérica, Colombia como asiento de sus bases militares, Venezuela cercada por el bloqueo, Lenín Moreno reconvertido a liberal en Ecuador y los virreyes Piñera y Macri en Chile y Argentina, el único obstáculo molesto a desplazar era el rebelde de Evo en Bolivia.
Cuestionando un resultado electoral que había consagrado la reelección de Evo, grupos reaccionarios inician manifestaciones violentas que no son reprimidas por las fuerzas de seguridad, la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP) de Cochabamba se amotina, con el correr de las horas se unen otras unidades y crecen las acciones criminales de la oposición. El 10 de noviembre de 2019, las Fuerzas Armadas y la Policía le piden la renuncia a Evo Morales quien es obligado a marchar al exilio.
Estados Unidos respalda abiertamente el Golpe de Estado.
OTRA VEZ EL PERONISMO…
Cuando el círculo de dominación parecía cerrarse apareció nuevamente el inmortal peronismo recuperando el gobierno en Argentina, los más de 50 mil millones invertidos por Trump vía el FMI para garantizar la continuidad de Macri fueron al fin plata tirada.
Ahora hay que hacer todo lo posible para evitar que una política exitosa del Frente de Todos reinicie el ciclo de reconstrucción de soberanía popular en toda América Latina.
Duhalde habla por la Sociedad Rural y otras grandes Corporaciones que integran el Movimiento Productivo Argentino, demasiado acostumbrados a imponer consensos siempre respetuosos de sus privilegios.
Carrió actúa provocativamente como vocera de la Embajada.
AEA exhibe públicamente su pliego de condiciones y manda a sus empleados de la coalición amarilla a boicotear las iniciativas del gobierno en el Parlamento.
Cualquier reclamo, por más legítimo que sea tratará de ser fogoneado y manipulado por nuestros enemigos históricos en función de sus objetivos.
Evo, Correa y Lula han sido alevosamente inhabilitados para ser candidatos en las próximas elecciones de Bolivia, Ecuador y Brasil.
Argentina bajo control del indomable Peronismo vuelve a ser la maldición del Imperio y es por eso que intentarán por todos los medios desestabilizar al gobierno del Frente para Todos.
Solo la firmeza del gobierno, la consolidación de un Frente Nacional unido convertido en protagonista activo de las transformaciones estructurales y necesarias en bien de las mayorías y la movilización popular, asegurarán el destino venturoso que merece Argentina y Nuestra América toda.
* Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Federal de Trabajadores
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