Por Gabriel Fernández *
MONOPOLIO. Ya lo había descubierto Julio Ramos. Para un medio es más difícil respaldar críticamente un espacio político que plantar bandera “libertaria” y postularse rebelde. Sobre todo porque resulta sencillo descargar responsabilidades en “la clase política”. Esta definición surgió de un detallado trabajo del legendario periodista antipopular sobre nuestro diario La Voz, tiempo después del cierre. El hombre, mientras observaba volar la abeja en los jardines de Paseo Colón y San Juan –a una cuadra de la hoy vereda más cara del mundo-, hizo un extenso, injusto y significativo aporte sobre aquella experiencia comunicacional peronista.
En los años oscuros Ramos inició su decurso con un boletín menor destinado a propagandizar una automotriz. Lo realizaba junto a un reconocido periodista de convicción trotskista que se desprendió de la iniciativa por ser fiel –nobleza obliga- al ideario que postulaba. Cuando se expandió el plan Martínez de Hoz, durante la dictadura cívico militar, Ramos entendió que por mucho tiempo la producción no sería el eje y así generó el medio exacto para especuladores, endeudadores, bolsiqueros, fugadores y zonzos que querían pertenecer: Ambito Financiero. Dispuso una línea editorial que golpeaba a diestra y siniestra sobre toda la dirigencia política peronista y radical, adoptando un aire transgresor.
Sin embargo, de aquél balance negativo que efectuara sobre La Voz por considerarlo un medio populista que pagó caro su enlace con una zona de la vida nacional, quedó una consideración importante y acertada. Pese a todo, lamentó el fin del medio elaborado en Nueva Pompeya porque visualizó la escueta competencia que se desplegaba en el mundo periodístico y el creciente poderío de Clarín. Al ingresar a los 90 Ramos, que además tenía que ver en los paredones de su diario afiches que lo signaban de cornudo y golpeador, advino en contradictorio financierista antimonopolista.
Ante la necesidad de agrupar fuerzas para enfrentar el emerger del coloso, tejió acuerdos con la empresa vecina –Garay y Azopardo-. Acomodó con fórceps las orientaciones editoriales y se coaligó con Crónica, en manos de Héctor Ricardo García. Todos, salvo los zonzos que anhelaban pertenecer, percibieron la tensión impuesta por la realidad a dos concepciones antagónicas. De hecho Crónica era más populista que La Voz, donde el análisis de fondo no se retaceaba. Qué cosa: desde sus páginas sin fotos, el siempre aspirante a presidente de Boca Juniors explotaba regularmente contra los monopolios y exigía al Estado intervención para evitar el ostensible desnivel a favor de los dueños de Papel Prensa.
Por entonces, algunas conclusiones arrasaron la mente de quien esto redacta. Efectivamente es más sencillo fingir independencia desde la antipolítica que sostener un lineamiento coherente. Luego, que si el Estado opera a favor de una compañía o un puñado de firmas, la calidad de otro medio de comunicación no alcanza para imponerse porque es impactada por un poder económico formidable. Asimismo, que al empresario argentino le importan un pito la competencia, los modos de adquisición de acciones –picana en mano- y sobre todo el periodismo, al cual utiliza como herramienta para sus negocios particulares. Es evidente que Magnetto – Rendo – Aranda supieron untar las cuerdas justas, mientras La Voz, Ambito y Crónica no lo consiguieron. Allí y sólo allí –no en el talento de los hacedores- radica la diferencia.
CRUCE. En las distintas llamadas telefónicas concretadas la semana que concluye, nuestras Fuentes Seguras indicaron que Alberto Fernández está modificando ese estilo comunicacional que aquí consideramos excesivamente dialoguista. Resultó un acierto haber apuntado dos gestos en esa dirección sobre el tramo final de la edición previa. Los ataques continuos, no exentos de mentiras directas, convencieron al presidente de afirmar posiciones. Sin embargo, el tramo anterior no se evalúa perjudicial: “Si algo quedó claro, desde la asunción hasta hoy, es que no quería perjudicar ni amordazar a los medios. Los trató bien y eso es un plus. Ellos lo maltrataron”.
En ese punto, tuvimos un cortocircuito. Las chispas se dispararon cuando este periodista indicó que si bien el giro se detecta, la cuestión económica también marca el sentido de las políticas. Así, surgió una agria discusión acerca de la distribución de las pautas publicitarias. Los informantes recriminaron “no se puede resolver todo al mismo tiempo” y “la ayuda del gobierno a pymes y cooperativas es inocultable y no lo podés negar”. Desde aquí se les señaló que lo único que no cambió en los tres gobiernos (kirchnerismo – macrismo – albertismo) es la priorización de los medios concentrados en el reparto de la publicidad oficial, mientras los medios populares afrontan dificultades profundas. Cajas destempladas.
ACREEDORES. Un par de días después el vínculo renació. Así fue llegando la información. “El lunes se informará sobre el canje de la deuda, se va a dar a conocer a la sociedad la emisión de 66.300 millones de dólares en títulos bajo legislación extranjera. Esto contó con un amplio nivel de adhesión”. El equipo económico de ministro Martín Guzmán, aunque sigue sacando cuentas continuamente, es optimista. Con esta decisión, el país define el tramo inicial del problema y “el viernes 4 de septiembre los que entraron a la operación tendrán en sus cuentas los nuevos bonos, con menores intereses y vencimientos más largos”.
La decodificación es complicada. Nuestras Fuentes afirmaron que debido a la implementación de las Cláusulas de Acción Colectivas aquellos que en un comienzo no aceptaron la propuesta, deberán admitirla. ¿En qué consisten esas disposiciones? “Dicen que si entre el 65% y 85% de los tenedores aceptaron el canje, el resto debe acogerse”. Por eso el Estado nacional logrará su objetivo. Hay una duda, empero, con respecto a las fechas de emisión. Mientras “todo va sobre ruedas con los bonos emitidos en 2016, hay un lío con los títulos del canje de 2005 porque necesitan un nivel mayor de aceptación”. Parece que esos títulos exigen más de un 85 por ciento de aceptación para arrastrar al resto de los tenedores.
Lo cierto es que “el canje ya tiene el respaldo de tres grandes grupos de acreedores, que representan a grandes fondos de inversión como Blackrock, Ashmore, Monarch y Fidelity. Lo que no se dice en los medios económicos es que ellos mismos alentaron a ingresar al canje”. En actitud similar se cuentan fondos como Fintech, Gramercy y Greylock. “No hay que olvidar –enfatizaron los narradores- que la propuesta argentina tiene el apoyo del Fondo Monetario Internacional”. Así es: cabe recordar que el 3 de agosto la directora del FMI, Kristalina Georgieva, expresó su apoyo al acuerdo logrado entre el gobierno nacional y los acreedores externos y felicitó al presidente Fernández y al ministro Guzmán. Este periodista espera haber traducido adecuadamente el galimatías que implica la negociación.
FMI. El gobierno liberal conservador que asoló estas tierras por cuatro años dejó otro problema por resolver. La semana pasada comenzaron las negociaciones y la Argentina elaboró una suerte de historia reciente destinada a gestar un clima favorable para sus pretensiones. La misma se asienta sobre los errores cometidos por la entidad crediticia multilateral en su asistencia al macrismo.
En primer lugar, indicaron las Fuentes, se destaca que en la observación de los números y los plazos puede corroborarse que la organización por entonces dirigida por Christine Lagarde sabía de antemano que lo suscripto resultaría incumplible. Luego, que la misma configuración interna del FMI prohíbe la utilización de sus recursos para el financiamiento de la fuga de capitales, cuando esa acción podría considerarse el único éxito de la dupla Mauricio Macri – Nicolás Dujovne.
Algunos elementos que tienden a mejorar ese ambiente anhelado son etéreos e innominados, pero no por ello menos contundentes. Es clara la incidencia papal en todo este período, así como el puente que construyó entre Giorgieva y Guzmán. Lo puso de relieve –nuevamente- el presidente, durante el intenso y aleccionador programa emitido el sábado por la noche en C5N. A lo largo de toda su alocución evidenció signos de esas modificaciones puntuadas por nuestras Fuentes al comienzo.
Pero hay más. Puertas adentro, el FMI está desarrollando una estrategia de supervivencia en este tramo conflictivo para la hegemonía del capital financiero. Si durante el control del Consenso de Washington la entidad se movió como pez en el agua, los tiempos que corren dan cuenta de nuevos paradigmas que derivarán en transformaciones profundas en el mediano plazo. Esa estrategia no alcanza para rediseñar sus eternas recetas de ajuste, pero si torna más permeable al organismo ante planteos como el argentino, sintetizado por Alberto de este modo: “Yo confío en mí. Confío en que no voy a hacer un ajuste para pagarle al Fondo”.
IMPUESTO. La estrechez argumental de los poderes que canalizan su decir a través de los medios concentrados facilita la popularidad de las iniciativas gubernamentales. Que la misma no sea subrayada por esos espacios, es tan lógico que ni siquiera debería ser aclarado. Sin embargo lo hacemos porque dentro de la militancia nacional popular hay una tendencia a considerar más veraces las mentiras del adversario que las verdades propias.
Un interesante estudio de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) desmontó las operatorias escuchadas a diario y explicó que la Argentina sigue siendo un país en el cual la carga tributaria sobre los más adinerados es baja y la distribución de la misma, regresiva. El informe evidencia que lo recaudado por el aporte especial a las grandes fortunas equivaldría a 5622 hospitales modulares, 20, 8 millones a destinados al ingreso familiar por emergencia y a 12,3 millones de jubilaciones por mes.
Vale atender las consideraciones de la entidad. “A la crisis existente se le añadió la irrupción de la pandemia del coronavirus, y en aras de ordenar las cuentas fiscales en un contexto de negociación de la deuda y con un criterio distributivo, atendiendo que los sectores de menores ingresos son quienes primero se resienten por estos fenómenos, se abrió la posibilidad de efectuar, por única vez, un impuesto a la riqueza”. En polémica directa –datos en mano- con los propagandistas, mostró contundentemente que la presión tributaria argentina (del total de impuestos) se encuentra por debajo del promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El informe señala que “la alternativa de un impuesto que grave solamente una pequeña porción de la población incluso muy menor a la que ya tributa por bienes personales parece una decisión socialmente justa”. Sin embargo, las críticas arrecian. “En primer lugar, suele instalarse que la Argentina cuenta con una carga tributaria general excesivamente alta, pese a que las estadísticas internacionales no van en línea con dicha afirmación”. Añade la UNDAV que “a partir de la crisis global económica y sanitaria del coronavirus, con el aumento exponencial de los gastos fiscales de los distintos gobiernos mientras caen a la par las economías y las recaudaciones, comenzaron a surgir, en varios países del mundo, planteos sobre impuestos, contribuciones excepcionales o aportes “patrióticos” que recaigan sobre los sectores de mayores ingresos y patrimonios”.
PAUL NEWMAN Y ROBERT REDFORD. Lo dijimos sin ambages. Ahora, con un ambiente más despejado, insistimos. No hay golpe porque no existe la potencia necesaria en el espacio empresarial antinacional para llevarlo adelante. Hay amenazas desde sus voceros debido a las decisiones estatales activas que tienden a mejorar las posibilidades de consumo y desarrollo interno. La zona que hace circular la versión del golpe (Noble-Clarín-Telecom-Techint-Edesur-Edenor) carece de respaldo social y militar para concretarlo. El grueso de la economía real, configurado como bloque productivo nacional, apuesta al crecimiento a través de la vía institucional.
Los militantes nacional populares que han brindado cuerpo a la posibilidad de golpe no tienen en cuenta el volumen de ese espacio (movimiento obrero en todas sus vertientes, movimientos sociales, cooperativas, pymes, empresas medianas y grandes ligadas al mercado interno). Creen que esos sectores son menos que los que enfocan los medios concentrados. Tampoco consideran las recientes medidas de gobierno destinadas al cese de la recesión inducida por el gobierno anterior. Si fuera posible, sería grato que varios amigos conversaran sobre periodismo y verdad con el ya extinto Ramos al cual nos referimos en el arranque.
Los indicadores recientes que hemos recibido desde Fuentes Externas a la gestión contrastan agudamente con la prédica radial y televisiva que circula por estas horas. El presidente Alberto Fernández cuenta con un respaldo cercano al 70 por ciento, reimpulsado tras la medida adoptada sobre los celulares. Esto no es tan llamativo: la comunicación a través de estas herramientas se ha transformado en determinante para el vínculo afectivo, laboral, estudiantil del conjunto social. Al igual que las otras decisiones, empalma de modo adecuado con las exigencias colectivas.
Los elementos faltantes son muchos y no trepidamos en señalarlos desde la Gráfica. Resta mucho todavía para hablar de recuperación y asegurar que el rumbo gubernamental se ha afiatado en dirección nacional popular. Pero que el sector opositor posea un poder económico apreciable y que su voz sea difundida a todo volumen por medios enlazados no significa que el gobierno esté acorralado por una ofensiva insostenible. Y que las fuerzas democráticas, populares, con sentido nacional que respaldan la gestión –sin dejar de lado polémicas y cruces- no hayan desplegado su inmenso poder convocante debido a los cuidados ante la pandemia, no implica que se hayan diluido en un puñado de meses.
ZAPATOS DE GOMA. ¿Qué es la verdad? Los filósofos dirán lo suyo y hasta se preguntarán si la realidad existe. La física cuántica pondrá en duda todo y nos dirá que a veces, Dios juega a los dados.
Los periodistas, más modestos, podemos indicar que al despojarnos de prismas que borronean y situarnos en el lugar de mirador adecuado, es viable acercarnos a la misma. ¿A la verdad? Bueno sí, a la realidad. Esa secuencia de sucesos hilvanados.
De eso estábamos hablando.
*Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Imágenes: Carlos Gorriarena
Discusión acerca de esta noticia