El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) cumplió 36 años y ha sido postulado para el Premio Nobel de la Paz. Actualmente se encuentra en el desarrollo y creación de un protocolo para el tratamiento de cadáveres con Covid 19. Luis Fondebrider, fundador del EAAF, fue entrevistado por Mauro Cavallín en Radio Gráfica al respecto.
-¿Cómo surgió el Equipo Argentino de Antropología Forense?
-El equipo nace en 1984, ante la necesidad de los familiares de personas desaparecidas, de contar con una instancia independiente en la que pudieran confiar para trabajar en la búsqueda y recuperación de los cuerpos de las personas desaparecidas, que se empezaban a conocer en esos años que podían estar enterrados en cementerios de todo el país.
Fue un proyecto bastante azaroso, comenzamos siendo un grupo inicial de 5 o 6 personas recién recibidas, y que con el paso de los años fue consolidándose. Desde el comienzo tuvo la idea de dar una respuesta a los familiares que buscaban saber que habían pasado y, por otro parte, aplicar la ciencia desde un enfoque multidisciplinario a estas investigaciones.
-¿Cómo fueron los primeros años del Equipo? ¿Cómo planteaban el trabajo?
-Los primeros años fueron complejos porque teníamos que trabajar de acuerdo a una decisión judicial que determinaba investigar tal o cual cementerio. En esos años las urgencias de los procesos judiciales hacían que las hipótesis de trabajo que teníamos no fueran las más adecuadas. Por lo tanto, a los pocos años de empezar tuvimos que darnos cuenta que, si no nos entendíamos como había funcionado el Estado en los años de la represión clandestina o como se había organizado, iba a ser muy difícil encontrar a las personas.
Así fue como empezamos a trabajar con una perspectiva no solo forense, sino con la criminalística. La antropología, la historia y otras disciplinas nos ayudaron a manejar diferentes tipos de documentos orales y escritos, que nos permitía generar hipótesis donde estaba la persona que buscábamos y quien era.
– Han trabajado no solo en Argentina sino en Chile, Bolivia, Brasil, Venezuela, Guatemala.Han recorrido el mundo con el Equipo ¿no?
-Si, hasta ahora hemos trabajado en 55 países del mundo. Lugares, al igual que Argentina, que han tenido procesos de violencia política, étnica y religiosas, las cuales han dejado un saldo de miles de personas muertas o desaparecidas. Nos convocan para asesorar, como también para investigar el caso y dar formación en este área de conocimiento, que no está utilizada por desconocimiento en muchas partes del mundo.
-¿Qué situaciones dramáticas les tocó vivir?¿Han sufrido amenazas a lo largo del tiempo?
-Algunas veces, en algunos países como por ejemplo Yugoslavia, el Congo o Guatemala, hemos recibido algunas amenazas. Pero siempre decimos que el problema grande es para la gente que se queda ahí, normalmente son familiares, campesinos que no pueden irse y tienen convivir con esa situación. Tuvimos momentos complicados pero pudimos hacer nuestro trabajo.
-¿Cómo se sostiene económicamente el Equipo Argentino de Antropología Forense?
-Nos sostenemos con aportes del Gobierno Nacional desde el 2004 hasta el día de hoy. También con aportes de fundaciones privadas europeas y norteamericanas. Además de algunos gobiernos europeos, esto hace que el trabajo sea gratis para los familiares, no les cuesta un peso a ellos convocarnos.
-El jueves se dio a conocer que el juez federal Daniel Rafecas identificó un inmueble que habría funcionado como centro clandestino de detención en la última dictadura militar en el barrio porteño de Floresta. ¿Han recorrido estos centros de detención clandestinos y de tortura en Argentina?
-Esta es una información que trabajamos hace algunos años con material desclasificado de diferentes fuentes, que nos permitió señalar este lugar como posible centro clandestino de detención y ahí nos comunicamos con Rafecas. Esto demuestra que solamente conocemos un poco la superficie de lo que ha pasado esos años en Argentina y que aún quedan muchos lugares por investigar y descubrir.
-Si tuvieras que hacer un balance de estos 36 años, ¿qué nos dirías?
-Siempre digo que nuestro trabajo es una pequeña parte de un trabajo colectivo más amplio, que analiza diferentes sectores de la sociedad como los organismos de Derechos Humanos, el Estado, familiares y afectados. Nosotros desde la ciencia aportamos un elemento más específico pero que se retroalimenta con un montón de sectores de la sociedad. Por eso decimos que Argentina es un modelo casi único en cuanto a verdad, justicia y reparación. Lo que tiene de interesante nuestro aporte es que tiene un carácter multidisciplinario, pero por otro parte tiene a las familias como centro de nuestra actividad.
-Han trabajado en Nicaragua a raíz de los 109 muertos que hubo en esas manifestaciones de 2018. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Fuimos el equipo que asesoró científicamente al grupo que formó la OEA (Organización de los Estados Americanos) para investigar las muertes en Nicaragua. También formamos un equipo multidisciplinario con antropólogos, arqueólogos, físicos, que pudimos dar respuesta sobre diferentes hechos que nos pidieron investigar sobre supuestos enfrentamientos. Ahí pudimos hacer un buen trabajo, que también es un aporte más a dilucidar lo que había pasado en Nicaragua.
-¿Y se pueden sacar conclusiones de ello?
-Algunas conclusiones se pudieron sacar como la forma de cómo fueron los disparos, el impacto de ellos, la causa de muerte de algunas personas. Lo que tiene la ciencia, a diferencia de la opinión o los documentos, es que brinda una versión objetiva con elementos que se pueden contrastar con otros análisis. Esto se llama ´evidencia dura´, no calificamos con adjetivos los hechos sino con razonamiento que tiene que ver con una metodología científica.
-Hace un mes y medio se dedica a la creación de un protocolo para el tratamiento de cadáveres con Covid 19. ¿De qué trata?
-Nos pusimos a trabajar en la gestión y manejo de cadáveres muertos por Covid 19. En argentina la situación es históricamente compleja con el tratamiento de los muertos.
En vez de producir el protocolo, tendría que ser también un dialogo más abierto e incluyendo a todos los actores que tienen que ver con los hospitales, clinicas, funerarias, cementerios, policía para sentarse en una mesa y discutir los principios básicos, que apunta a la dignidad y respuesta que hay que entregar a los fallecidos a los familiares. Por otro lado, quitar el miedo a la sociedad de que el cadáver contamina y no se puede acercar, y pautas mínimas de trazabilidad desde que una persona muere y va a un cementerio.
No sabemos cuánto tiempo el virus pertenece en un cuerpo, pero sabemos que si el cadáver es guardado en una bolsa que estén descontaminadas, no hay riesgo de contaminación porque el virus está aislado. El principal mensaje que tenemos que enviar a todos es que se sigue pensando que el cadáver aislado sigue produciendo contaminación, y no es así.
El protocolo es un primer paso, si no tienen un tiene un proceso de capacitación y de monitoreo no sirve.
-Fueron postulados al Premio Nobel de la Paz, ¿qué significa esto para el Equipo?
-Clacso y la Universidad Nacional de Quilmes nos han postulado. Nos sorprende y nos llena de orgullo. Hay mucha gente, especialmente organismos de Derechos Humanos en Argentina que lo merecen más que nosotros. Nos han distinguido y es un orgullo. Pero seguimos trabajando como siempre, sabemos que estas cosas pasan. Lo importante es darle respuesta a la gente que se vio afectada por desaparición o un hecho de violencia o por el Covid ahora.
Los crimines de la dictadura militar se siguen cometiendo, a medida que no se van resolviendo se siguen cometiendo, como los cadáveres de los desaparecidos como la falta restitución de identidades.
La desaparición forzada es un crimen que tiene la perversidad no se sabe si la persona está viva o muerta, y rodea a toda la familia en un limbo de incertidumbre y de angustia que a pesar del paso del tiempo, que en argentina hablamos más de 40 años. Por eso seguimos buscando dar una respuesta a cada familia. Trabajamos por el Nunca Más.
- Entrevista realizada en Abramos la Boca (lunes a viernes de 16 a 18)
- Redacción por Camila Cataneo.
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