Muy a fondo. Cuando se esperaba una crítica genérica a la usura y un puñado de consideraciones sociales, el Papa Francisco apretó el acelerador. Lejos de cualquier ambigüedad, dio a conocer a través de su canciller, una guía destinada a promover la aplicación de la filosofía presentada cinco años atrás y refrendada ante multitudes latinoamericanas.
Por Gabriel Fernández *
El Vaticano pidió “cerrar los paraísos fiscales” y sancionar a empresas que especulen con alimentos de primera necesidad, al tiempo que criticó la reducción de la presencia estatal en la contención social y a las corporaciones transnacionales que ahogan las producciones locales, al presentar un documento con propuestas para la aplicación de la encíclica Laudato si‘.
La Santa Sede difundió esta semana el documento “En marcha por el cuidado de la Casa Común”, preparado por la Mesa Interdicasterial del Vaticano sobre Ecología Integral, en el que dio a conocer las principales propuestas para la aplicación concreta de la encíclica social que el pontífice planteó en 2015.
En ese marco, si bien aclara que el documento fue preparado antes de la expansión del coronavirus, el texto sostiene que “la pandemia de Covid-19 demuestra cómo debe ser puesto en discusión un sistema que reduce el Estado de bienestar, así como un sistema económico financiero que permite grandes especulaciones incluso sobre las tragedias, volviéndose contra los más pobres”.
El texto trasunta la explícita intención de evitar que aquellas páginas queden en una evocación tenue. Entre las propuestas del documento, la Santa Sede pide “sancionar severamente las instituciones financieras involucradas en operaciones ilegales y que favorezcan la evasión fiscal y/o especulen con productos alimenticios de primera necesidad”.
En concreto, la instrumentación de la Encíclica implica “Cerrar los paraísos fiscales, evitar la evasión y el lavado de dinero que roban a la sociedad, poniendo al ser humano sobre los intereses de las empresas y de las multinacionales más poderosas, que terminan sofocando e impidiendo la producción local”, agrega el documento presentado por el canciller vaticano Paul Richard Gallagher.
“La así llamada crisis ecológica es un momento propicio de estímulo a la conversión y a decisiones concretas y que no puedan ser pospuestas”, sostiene el Vaticano. “No podemos no constatar que vivimos un momento histórico marcado por desafíos urgentes, pero también muy estimulantes para construir una nueva civilización“, enmarca su trabajo la Mesa interdicasterial.
Por eso el Vaticano sostiene que “es necesario un continuo trabajo para la difusión, la profundización y la actuación de la Laudato si‘”, por lo que dedica “a los responsables de la cosa pública, a todos los seres humanos de buena voluntad” las “varias propuestas operativas, con el objetivo de inspirar la acción de las instituciones de la Iglesia, de los fieles y de todas las personas buenas”.
Entre las propuestas indicadas se destaca “dar un reconocimiento a la economía informal aumentando el acceso de los trabajadores informales a servicios públicos, espacios públicos y contratación pública, reformando leyes y reglamentos para apoyar a estos trabajadores, incluyendo a sus líderes en procesos participativos de toma de decisiones y en los procesos de definición de las reglas”.
En el plano ambiental –otro de los ejes de la Laudato Si, calificada como Encíclica Verde por varios analistas-, se advierte que “la escasez de agua, que se contrapone a su control por parte de pocos, corre el riesgo de ser una de las principales causas de conflictos en los próximos decenios”.
Evidenciando que su exigencia ecológica trasciende y se instala en la economía real, el Vaticano demanda “monitorear severamente las actividades de exploración y de extracción en los ecosistemas más frágiles y en las actividades offshore”. “En particular en los países en vía de desarrollo, para evitar que los derechos humanos sean golpeados, que el agua, el suelo y el aire sean contaminados de forma negligente o consciente, involucrando a las poblaciones interesadas”.
La lectura detenida del material permite apreciar una profundización del pensamiento transmitido por Jorge Bergoglio desde su arribo a la cúspide de la Iglesia. Tanto la Encíclica citada como sus palabras en “Tierra Techo Trabajo” –Bolivia-, el recordado “Hagan Lío” –Brasil- y los varios mensajes a trabajadores y organizaciones sociales aparecen condensados en estas líneas.
Esto se asienta en los numerosos interrogantes surgidos de los mismos espacios imbricados con su tarea. Fueron varios los que al escuchar aquellas definiciones plenas se preguntaron qué medidas habría que adoptar para concretarlas. Como mejor que decir, es hacer, y mejor que prometer es realizar, el Papa sentó a sus plumas, las coordinó, y pidió a Gallagher que difundiera estas instrucciones.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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