Amado Boudou mantuvo una entrevista exclusiva con Dicho y Hecho, en el aire de Radio Gráfica. En la extensa conversación con Leandro Lachener, Salvador Ferreyra y Florencia Díaz Protti, el ex vicepresidente de la Nación analizó la situación financiera de nuestro país y del mundo.
Situación financiera
“El tema de la deuda no es el tema central de la Argentina. El gobierno es muy valiente y responsable al encararlo, aún en esta situación. Cuando nosotros negociamos la deuda en 2010, que fue un ‘segundo round’ de lo que había hecho Néstor Kirchner en 2005, la definición de la propuesta completa, con el visto bueno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la teníamos lista cuatro meses antes de presentarla. Esperábamos el mejor momento”.
“El gobierno actual trabajó técnicamente una propuesta y decidió que este era su mejor momento, en base a cuestiones de las cuales no tenemos toda la información. Es muy cómodo decir si algo está mal o es inadecuado. El equipo técnico es muy bueno. Rescataría la actitud responsable del gobierno, al plantear este tema en una situación muy difícil. Pienso que vamos a ver nuevamente, no la insensibilidad sino la indiferencia, de los fondos buitres y a otros actores. Probablemente nos encaminamos hacia un rechazo de la oferta. A favor del gobierno, y del pueblo argentino, hay tres escenarios posibles. El rechazo de la oferta completa, caer en el default; una aceptación a media agua, donde haya un 30 o 40% de aceptación; y una aceptación importante, del 70% o más. En cualquier caso hay grandes oportunidades para la Argentina”.
“A partir de ellos estimo que el gobierno tiene un ‘Plan A’ para cada uno. Hay que esperar y ver cómo se desarrolla esa situación. Son grandes oportunidades en un mundo incierto, por la pandemia y por las condiciones previas a ella. Argentina va a depender de lo que decida hacer. También habrá riesgos. Manejarlos dependerá de las acciones que tome el gobierno y del acompañamiento popular que tengan las mismas”.
Deuda y responsabilidades
“En un trazo histórico, la deuda es un eje de las desgracias de Latinoamérica. Se habla del tema desde la década el ’80. Sectores con una posición bien potente respecto al repudio de la deuda, han explicitado la necesidad de una revisión completa. Pero por encima de toda esta retórica, la primera vez que se hizo algo al respecto en la región fue en la época de Néstor Kirchner. Más allá de los dichos, se hizo. Logró quitas del 66%, lo que implica una revisión de la deuda y del mecanismo de endeudamiento en términos concretos. Fue impresionante la forma en que se resolvió a partir de 2005 y 2010”.
“Después Cristina logró el 93% de aceptación de los acreedores para la oferta que se hizo ella. Tuvo razón al decir que el sistema aceptó que nosotros teníamos razón. Pudimos renegociar de una forma que algunos llamarían muy dura, pero que fue aceptada por las partes. Entonces, a partir de este hecho concreto que se produjo en la Década Ganada, ganada también en términos de deuda, contamos con una oportunidad nueva: separar la discusión de la posición de Argentina ante los acreedores, de la posición de Argentina ante las responsabilidades. Ya que demostramos que cumplimos, que estamos a favor de la continuidad jurídica del Estado, nos podemos dar vuelta hacia adentro y proponer revisar la cuestión. Dado que seguimos negociando, podemos preguntar qué funcionarios hicieron lo que hicieron, qué actores contribuyeron a la fuga, quiénes son los grandes fugadores. Hay muchos instrumentos para que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y el Congreso se aboquen a esto”.
“Tendríamos el paquete completo. Un país que negocia bien, que defiende sus intereses, que defiende la continuidad histórica y jurídica de la Nación, y al mismo tiempo trabaja sobre las responsabilidades políticas y penales que ha tenido el gobierno de [Mauricio] Macri, que ha sido el más corrupto de la historia argentina, dejando de lado los genocidios de las dictaduras cívico-militares”.
“Tenemos la oportunidad para cerrar este tema, viendo cuál fue el rol del BCRA, del Fondo Monetario Internacional (FMI), de la Unidad de Investigación Fiscal (UIF) y de los bancos privados, en la etapa Macri. Porque la UIF, al mismo tiempo que se metía en el papel de acusador en juicios que no tenían nada que ver con cuestiones de lavado, miraba para otro lado en las cuestiones de lavado que estaban sucediendo en ese momento. El rol de la UIF en los años del macrismo es una de las cosas más ajurídicas, antidemocráticas, perversas, y a favor de bancos y fugadores que ha habido en la historia de la humanidad”.
“En un trazo histórico, la deuda es un eje de las desgracias de Latinoamérica”
El sistema bancario en la coyuntura actual
“Hay casos de bancos que solo activan préstamos si es para reinvertir el dinero en el sistema financiero. Si es para pagar sueldos, no hay chances. También hay que distinguir, más allá de que todo el sistema financiero funciona de la misma manera, entre los bancos nacionales y los transnacionales. Tienen conductas distintas, a lo largo de la historia. No quiero decir que alguien es bueno o malo, sino que sistémicamente funcionan de manera diferente”.
“Tras la crisis de 2008 a 2011, de la cual para mí no se salió nunca, aprendimos que la dictadura del capital se reconvierte muy fácil, y todos los esfuerzos de los gobiernos de los países centrales, quedaron encapsulados en el sistema financiero. La crisis se acabó para los bancos, pero no para las poblaciones, que siguieron teniendo altos niveles de desdempleo, y para los salarios, que nunca se recuperaron. Todo esto nos lleva a la reflexión sobre cómo salimos de este capitalismo, que necesita redistribución y no la da. Pero incluso en el supuesto de que se produzca la redistribución, hay filtraciones que quedan en el mismo sistema”.
“Necesitamos un modo de producción que requiera el mínimo nivel redistributivo posible. Y esta es una discusión de más largo plazo, de carácter institucional. Además hay cuestiones que no son de nombres. Se pueden nombrar a tales y cuales personas en el BCRA o donde corresponda. Se puede poner a la persona más capacitada y de visión más popular, pero se ve enredada en un sistema preparado para otra cosa. Es como el tema del FMI. No puede colaborar con los países en desarrollo porque está diseñado para imponer el patrón dólar en el mundo, y para sostener una institucionalidad donde haya países con la posibilidad de tener políticas imperialistas y países que solo pueden ser proveedores de materias primas, con salarios bajos y con desempleo. Lo dijo Zbgniew Brzezinzki, uno de los grandes ideólogos y analistas de la política estadounidense y la geopolítica mundial, en uno de sus últimos libros. Según él, pese a los desafíos se mantuvo el sistema que permite que Estados Unidos sostenga el liderazgo mundial. Hablaba en concreto del FMI, del Banco Mundial y de las Naciones Unidas. Es la visión norteamericana y europea, pero sería tonto pensar que es así porque son ‘malos’. Es una cuestión de disputa de intereses. Ellos defienden los suyos, nosotros tenemos que ver cómo defendemos los nuestros. Esto requiere una comprensión profunda de cómo funciona el mundo, sin eslógans ni maniqueísmos, para poder operar efectivamente en el tablero mundial. Solo así Argentina va a seguir avanzando. Al ritmo que sea, no podemos pretender que el ritmo sea el que cada uno de nosotros pretende. Eso depende de cómo se articula la alianza estratégica de mediano y largo plazo que representa el campo popular”.
Alternativas para salir de la crisis
“Nadie pretende que haya un default, sino que haya una buena negociación para Argentina, como la que está llevando el gobierno adelante. Pero no todo depende de nuestro país. Enfrente hay jugadores que pretenden otra cosa. Si no hay comprensión real por parte del sistema financiero respecto a lo que propone nuestro gobierno, que me parece un planteo muy razonable que comprende las necesidades de todos los actores, ni del momento que se vive, cuando de un día para otro el barril de petróleo pasa a valer un dólar o menos, se abre un escenario que requiere una apuesta fuerte en dos cuestiones, que están siempre vinculadas: una política internacional sin prejuicios, que entienda que Argentina requiere socios estratégicos que sean complementarios en el desarrollo por venir, con relaciones en las que ambas partes salgan ganando, y que haya un impacto poderoso en la economía real. En ese sentido es un ejemplo en la etapa de Néstor y Cristina con China. Macri quiso tirar por la borda las represas construidas en conjunto con los chinos, y al final esa fue la única inversión fuerte que pudo presentar”.
“El otro eje es una fuerte apuesta al mercado interno y los servicios públicos. Es un camino que el kirchnerismo puso en marcha y el macrismo destruyó. El escenario del default es un gran marco para avanzar por este camino, y en caso contrario también. La diferencia está en los ritmos que se pueden tomar, y en la amplitud de esa autopista que se quiere recorrer”.
El programa para el futuro
“En esta etapa hay que tener un programa en el que el rol del estado se siga fortaleciendo y el conjunto de la población lo está entendiendo así. Hay temas que el mercado no puede solucionar. De nuevo, no es porque haya malos y buenos, sino porque intrínsecamente no los puede resolver, no está en su naturaleza. Un marco para analizar esto es la constitución del ’49, pero también es el marco de discusiones a nivel internacional, incluso en países de institucionalidad fuerte como Francia, sobre cuál es el rol del estado y cómo tiene que seguir”.
“También hay que exponer que en este proyecto hay espacio para todos. También para el sector privado. Lo que pasa es que no puede tener un rol monopólico u oligopólico. Esto esta definido hasta por la teoría económica más ortodoxa. Algunas actividades devienen en monopolios naturalmente, por su propia dinámica, como las economías de redes, como el ferrocarril; también pasa cuando hay grandes barreras para la entrada para una actividad, como grandes inversiones de capital. Lo que sucede es que permanentemente se presenta esta ideología como una ciencia”.
“El neoliberalismo hace pie en una ‘ciencia económica’ predominante y mayoritaria, que se enseña en los centros de investigación, pero que está teñida de una ideología. Entonces las políticas públicas originadas en ese cuerpo teórico también son ideológicas. Está bien que así sea, lo tremendo es no exponerlo, no ser intelectualmente honesto. Por lo tanto, creo que en políticas públicas hay que una presencia importante del estado en las situaciones monopólicas, sobre todo las ‘naturales’. Y acá se abre otro discusión, qué nivel de respuesta del estado hay. Mi visión es que los servicios públicos tienen que ser estatales. No excluyo la inversión privada, pero debe ser subsidiaria, acotada, en algunos proyectos. Hablamos de un sector que forma parte de la estrategia de nación”.
“Los precios, las tarifas, son un vector central del desarrollo de un país, porque deterioran el salario real, y este ni es un fenómeno solo argentino, ni es un problema únicamente de las clases bajas, también afecta a las clases medias y a los profesionales. Pocas empresas se llevan el excedente a costa de todas las familias del país. Y hay un segundo eje del problema, y es que esas empresas privadas destruyen a las empresas productivas, a las nacionales. Por ejemplo en la pesca o en la matricería. Ambas son intensivas en el uso de energía, para el congelado de pescado en un caso y para el tratamiento de metales y plásticos en el otro. Esas pocas empresas matan a la producción nacional para tener suprautilidades. Hay que revertir ese fenómeno, porque agrava la posibilidad de generar nuevos empleos y nuevas inversiones en la economía real. Afecta no solo a las clases medias y bajas, sino también a las PyMEs, a los empresarios nacionales de envergadura, al transporte, al comercio. El tercer efecto nocivo es macroeconómico. Esas empresas no son de empresarios, porque no tienen riesgos, ni invierten en innovaciones. Ni siquiera tienen riesgos en la cobranza. Son un mecanismo de fuga legal. Facturan en pesos, los convierten a dólares y los sacan del país a través de utilidades y contratación de diversos servicios. Como todo esto es nocivo, propongo una estatización que permita que el precio de estos pase por fuera de los cánones del mercado”.
“En esta etapa hay que tener un programa en el que el rol del estado se siga fortaleciendo y el conjunto de la población lo está entendiendo así”
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