Como las apreciaciones sobre el tema surgen del campo nacional popular, vale considerarlas. Si estuviéramos hablando de influencias externas, la preocupación sería menor y no daríamos curso a estos contrastes. Pero todos sabemos que las contradicciones oficiales que se evidenciaron esta semana en derredor al tema tarifas, son de importancia.
Por Gabriel Fernández*
Por un lado, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero indicó hace 48 horas que “en junio habrá aumentos de tarifas, pero será para los sectores que lo puedan soportar”. Ayer, el presidente Alberto Fernández enfatizó que “no está en cartera hoy el aumento de tarifas”.
Ahora bien, Julio De Vido, ex titular de Planificación y actual preso político, salió al ruedo y señaló: “Presidente, el bastonero del aumento que ayer anunció Cafiero y usted hoy desmintió es el ministro Kulfas uno de los críticos más encarnizados de la política tarifaria de Néstor y Cristina, además, vocero del FMI en la materia”.
Debido al emerger tan reciente del gobierno en curso, varios referentes son poco conocidos. Ahondemos, para contener información. Matías Sebastián Kulfas es el actual Ministro de Desarrollo Productivo de la Nación. En los ámbitos económicos es considerado “cepalino, filoperonista y estructuralista”.
Entre 2006 y 2007 fue designado en la Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Empresa (Sepyme) y Desarrollo Regional. Entre 2012 y 2013, fue gerente general del BCRA. Es decir, Kulfas formó parte del funcionariado de Néstor Kirchner, y también de Cristina.
Durante el gobierno kirchnerista, Kulfas tuvo un cruce fuerte con Axel Kicillof. Salió en defensa de Sebastián Katz, quien fue gerente principal de Investigaciones Económicas desde 2006 en el BCRA. Es que Katz cuestionaba la política económica oficial desde un blog personal. Las dudas del hoy gobernador no resultaron vanas: luego Katz saltó al macrismo, con el equipo de Hernán Lacunza.
De allí quedó una distancia apreciable. Por estos días, Kicillof y Kulfas siguen enfrentados y, por ende, sus zonas de influencia. Pero los discursos públicos no resultaron contrastantes.
En agosto pasado Kulfas indicó que “el camino del carry trade, de la especulación financiera, podrá ser un negocio para unos pocos, pero no hay ningún país del mundo que se haya desarrollado por esa vía”. De modo directo, acusó al macrismo de “industricidio”.
Luego demandó un “acuerdo económico y social” para “cortar la inercia inflacionaria”; a diferencia de los ortodoxos, descartó un perfil monetario: “Por supuesto que hay que tener una política monetaria, y fiscal prudente y consistente, pero no es lo único”, subrayó.
Kulfas ha tenido dos agrupamientos fuertes en su vida política: por un lado, participó de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (Fides), que dirige Mercedes Marcó del Pont. Por otro, forma parte del Grupo Callao, donde también participan Camila García, Natalia De Sio, Santiago Cafiero, Guillermo Justo Chaves, Cecilia Todesca Bocco, Fernando Peirano y Victoria Tolosa Paz.
Ahora bien. Vale recordar que durante el gobierno oligárquico, si se toman en cuenta las modificaciones en los precios de electricidad, gas natural, agua corriente, peajes, tren y colectivo, el alza tarifaria alcanzó un 3 mil 500 por ciento. Esto llevó a la Argentina a ocupar el primer puesto mundial en incrementos.
Este dudoso título quebró la producción nacional al tiempo que damnificó las vidas familiares. En un proceso que intenta frenar la caída y promover el desarrollo, el cese de semejantes indicadores parece tan vital como el reposicionamiento de las entidades crediticias estatales.
Alberto Fernández lo señaló con precisión: “Las mejores sociedades son las que cuidan el trabajo en blanco y el trabajo industrial. Aunque nos quieran hacer creer otra cosa, el trabajo industrial es el más seguro para progresar socialmente”.
Resulta evidente qué conviene a la sociedad: anular todo tipo de aumento controlable –es el Estado quien puede autorizar el despliegue tarifario- para fomentar producción y consumo. Lo cual lleva a indagar por qué razón, en base a qué intereses, se formuló el trunco anuncio original.
La corrección presidencial resultó certera y oportuna, además de rápida. Pero es indudable que tuvo que cruzar a su propio jefe de Gabinete, quien debería estar en línea con los pasos esenciales que la gestión lleva y piensa llevar adelante para sacar el país del marasmo.
A veces se brinda un espacio desmedido a las polémicas surgidas desde las formaciones políticas que integran una coalición. Quizás resulte esclarecedor empezar a mirar con detenimiento los vínculos económicos de quienes no manifiestan diferencias superficiales pero impulsan medidas prácticas equidistantes.
Ponemos la información sobre la mesa para contar con elementos de análisis. No nos consta la última línea del twitt de De Vido: presumimos que los funcionarios responden al Estado nacional y no a un organismo multilateral de crédito. Sobre todo alguien designado por Néstor, Cristina y luego, Alberto.
Sin embargo, el hombre prevenido descansa con el arma bajo la almohada.
(*) Director de La Señal Medios / Área Periodística Radio Gráfica / Sindical Federal
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