El periodista Sergio Burstein, familiar de una víctima del atentado terrorista a la AMIA, conversó en el aire de Radio Gráfica acerca del viaje de Alberto Fernández a Israel, así como de la actualidad política en torno a las consecuencias del ataque de 1994.
En diálogo con La Señal Burstein sostuvo que “la importancia del viaje del presidente se realizó en el marco del septuagésimo quinto aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz por parte del ejército soviético, es que fue un viaje por la vida. Me parece perfecto que lo haya hecho, más allá de todo lo que se haya dicho o pensado de si fue una excusa para un viaje político, por la negociación con el Fondo Monetario Internacional, por lo que implican Israel y Estados Unidos, etcétera. Todo es válido, pero lo concreto es que estuvo en la conmemoración de la liberación de Auschwitz, con todo lo que ello implica”.
El entrevistado precisó también que “en la conferencia de prensa dijo respecto al atentado contra la AMIA que todos queremos saber qué pasó, aunque debería haber sido más preciso y decir que queremos saber quién fue, porque todos sabemos qué pasó. Hay un Estado ausente en sus tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, con graves falencias y complicidades de cada uno a su turno. Decirlo no es hacerle el caldo gordo a los que quieren que el presidente pueda encauzar al país. Y hay cómplices, los dirigentes comunitarios de AMIA y DAIA, que no se ocuparon ni preocuparon de esclarecer el caso sino que se victimizan día a día, por ejemplo sosteniendo los tambores de cemento y los paredones que ‘protegen’ las instituciones judías argentinas. Pareciera que les gusta vivir así, y la verdad es que todos los ciudadanos argentinos de la colectividad tenemos derecho a vivir libres, no encerrados entre paredones, como lamentablemente naturaliza la generación joven, mis nietos entre ellos”.
Finalmente Burstein se refirió al ex fiscal Alberto Nisman, de cuyo fallecimiento se cumplieron, hace pocos días, cinco años. Según Burstein Nisman se suicidó porque “sabía que eso que él había denunciado era el fin de su vida. Ya venía construyendo esta decisión porque se le cayó el castillo de naipes que había construido. El primero que se le cayó fue el respaldo. Lo abandonó su ‘socio’ Antonio ‘Jaime’ Stiusso, que le mintió, no le dijo que había denunciado como falso agente de la SIDE a Allan Bogado, la figura en la que Nisman fundó su denuncia. Podía equivocarse, pero no fundamentar una denuncia de esa índole acusando a la presidenta, al canciller, a funcionarios y a gente que no tenía nada que ver por error, no se puede creer que fuera tan tonto. Sí era alguien que se sentía inmune y protegido por el poder que detentaba. Detrás de la muerte de este héroe con pies de barro se juntaron Waldo Wolff, Patricia Bullrich, Laura Alonso, todos los fiscales que demostraron ser impresentables como Germán Moldes, Ricardo Sáenz, Gerardo Pollicita… Nisman resumía a todos ellos, y se terminó pegando un tiro porque no podía sostener la vergüenza de lo que iba a acontecer si se presentaba ante la Cámara de Diputados“.
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