El argentino Facundo Molares Schoenfeld está detenido desde noviembre pasado por la dictadura encabezada por Jeannine Añez en Bolivia. Con graves problemas de salud, el Estado boliviano se niega a dar información certera de su situación. Su padre, Néstor Molares, narra la situación que atraviesa su hijo y su experiencia en el país vecino. “Nos detuvieron 25 horas, nos interrogaron y cuando nos liberaron nos dijeron que nos fuéramos del país porque nos iban a masacrar”, afirmó. Testimonio exclusivo para Radio Gráfica.
El argentino Facundo Molares Schoenfeld (44 años) está detenido en Bolivia en medio de un clima de represión generalizada en el país vecino. Detenido el 11 de noviembre pasado, hace más de un mes que no existen certezas sobre su situación en un contexto donde sufrió severos problemas de salud. Molares Schoenfeld sufrió graves problemas renales y las autoridades bolivianas han hecho todo lo posible para aislarlo, inclusive de los propios familiares.
Como parte de la campaña mediática del actual gobierno de facto se busca asociar a Molares Schoenfeld a una conspiración internacional en favor de Evo Morales a partir de su anterior militancia en las FARC colombianas. De su paso en Bolivia se sabe que estaba realizando una cobertura de las protestas y represión posterior al golpe de Estado en su rol de comunicador popular, que llevaba su cámara fotográfica para retratar, en primer lugar, las elecciones del 20 de octubre y, luego, el proceso destituyente que tuvo lugar en las semanas posteriores.
Su padre, Néstor Molares, viajó para interiorizarse de la situación de su hijo, de las condiciones de detención y de su estado de salud. Allí apenas pudo recabar información ante la negativa de las autoridades. Además, fue detenido, interrogado y obligado a abandonar el país bajo amenaza de muerte.
Reproducimos el testimonio en exclusiva a Radio Gráfica, en el cual Néstor Molares narra la situación de su hijo y su experiencia en Bolivia.
TESTIMONIO NÉSTOR MOLARES, PADRE DE FACUNDO MOLARES SCHOENFELD
“La información que tengo es muy restringida desde que él fue detenido. Primero, en el hospital estuvo encadenado a la camilla sin ningún tipo de imputación formal durante 18 días, hasta que después- cuando lo ubico como mi hijo con nombre y apellido- aprovechan su historial pasado para involucrarlo en un supuesto complot internacional. Lo tienen en el hospital, lo sacan de terapia intensiva y -así como está y bajo los efectos de medicamentos- lo someten a audiencia cautelar y le dictan prisión preventiva con la expresa condición del juez de no ser trasladado hasta su recuperación, pero la Policía no hace caso“.
“Lo llevaron al penal de Palmasola, después al penal de Chonchocoro sin ropa, sin zapatos y sin medicamentos. Esto hace más de dos meses, porque él fue internado el 11 de noviembre del 2019. No he tenido comunicación con él por más de dos meses, la únicas noticias que recibo de él son en forma indirecta por medio de los cónsules. Primero, el cónsul Roberto Dupuy en Santa Cruz de la Sierra y ahora con la Cónsul de la Paz. La información que tengo es muy sesgada y muy retaceada, sigue con problemas de salud y recluido en aislamiento en el penal de Chonchocoro. Lo que hablé el viernes con la Cónsul es que el médico de la cárcel va elaborar un informe médico para que solicite al juez de la causa, en Santa Cruz de la Sierra, el traslado de Facundo para una revisación médica a un hospital de La Paz. Mientras tanto su salud se sigue deteriorando y sigue en condiciones terribles”.
“Él está involucrado en una causa colectiva. Donde también está involucrado el intendente de Monteros (Mario Baptista), una candidata a diputada, un concejal que es miembro del MAS y el médico que lo atendió en primera instancia junto a su ayudante y su madre. Metieron a todos en una sola bolsa. Él es el único imputado que fue trasladado a Chonchocoro, los demás no”.
“Facundo estaba allá cubriendo las elecciones del 20 de octubre y lo internan el 11 de noviembre con una insuficiencia renal aguda”.
“Facundo estaba allá cubriendo las elecciones del 20 de octubre. Cuando ven como viene todo el proceso, se queda para registrar todos los hechos. No queda claro si él fue agredido y a raíz de eso sufrió la insuficiencia renal aguda que tuvo. A él lo internan el 11 de noviembre. Yo llegó el 12 al hospital, junto a mi esposa. Él estaba internado en una sala de guardia con respirador artificial y un coma inducido. Me entrevisto con el médico de la sala y le pregunto “¿qué heridas tiene y cómo está?”. Él médico me dice que no tiene ninguna herida, que lo que tenía era una insuficiencia renal aguda. Además, le encontraron como unos perdigones en la cabeza, pero eso es viejo, pero no se toca porque sería contraproducente”.
“Él no tenía ninguna herida, lo ví porque prácticamente estaba desnudo en una camilla con una especie de pañal. No tiene heridas, pero los riñones no le funcionaban. Me dan un listado de remedios para ir a comprar para hacerle diálisis, que son los que voy a buscar junto con mi esposa. Cuando volvemos nos detiene la policía y nos secuestran -cerca de las 10 de la noche- y nos llevan 60 km, nos meten en dos celdas separadas a mi esposa y a mí. Nos tienen 25 horas sin comer, sin dormir e interrogándonos alternativamente todo el tiempo“.
“Cuando nos liberan yo quería volver al hospital. Pero nos dijeron que si nos quedábamos nos iban a masacrar y a matar. Nos fuimos y nos tomamos un avión a las 2 de la mañana de Aerolíneas Argentinas y volvimos. No sólo no teníamos garantías, sino que teníamos la amenaza explícita que nos iban a matar. Por eso que no estoy en Bolivia y sigo acá”.
“Es falso todo lo que se dijo, de que fue herido en un enfrentamiento. Inclusive llegaron a hacer una filmación falsa con una persona en el suelo esposado a la espalda, como si el fuera Facundo. Él estaba haciendo una tarea de fotoreportero, inclusive en todo ese revuelo pierde la cámara, los documentos y el celular”.
“Lo que pasa en Bolivia es terrible, han logrado entablar una dictadura bruta y resentida en sus formas. Hay un componente subreligioso, racista y clasista. Lo poco que pude recibir de manifestaciones- de ese lugar- fue todo muy injurioso, con la agravante de ser argentinos”.
“Lo que pasa en Bolivia es terrible, han logrado entablar una dictadura bruta y resentida en sus formas. Hay un componente subreligioso, racista y clasista”.
“Soy juez en Chubut y cuando estuve secuestrado, el interrogador se presentó como una persona entrenada por los Estados Unidos. Me dio algunas señas de determinados lugares donde se había entrenado que sonaban reales. Me trató muy mal y me dijo que yo no debería ser juez porque a los jueces los nombra Dios. Era un agente especial o un interrogador, pero no pertenecía a esa comisaría”.
“Es un ciudadano argentino. He presentado recursos, reclamos y solicitudes en Cancillería. Lo que me manifiestan es que, como la Argentina no reconoce al régimen de facto boliviano, no mantienen relaciones diplomáticas por lo cual las gestiones se ven muy limitadas. Entiendo eso y lo comparto. Pero lo que yo estoy reclamando es una declaración pública del gobierno argentino que exprese su preocupación, aunque no esté dirigida al gobierno boliviano. Además, presente una petición formal ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Yo mismo presenté una cautelar ante esa misma institución, presenté cuatro ampliatorias porque se fueron agravando las circunstancias de mi hijo, presenté un reclamo ante el relator especial de la Naciones Unidas contra la tortura y otro contra la desapariciones forzadas de personas y envié una carta al Papa. Presenté en la iglesias y la Cruz Roja Internacional y Boliviana”.
“En ningún momento he negado que él ha pertenecido a la FARC, inclusive el trabajó en el tratado de paz homologado por Naciones Unidas. Él se retiró en el 2017 y desde ese año vive en Argentina, nos ayuda a trabajar en nuestra chacra en Chubut. Trabaja como fotoreportero y escribe artículos para la revista Centenario. Ha hecho una actividad lícita y no tiene ningún tipo de pedido de captura”.
LM/GF/RG
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