“Estamos acongojados, son nueve muertos ayer (por jueves 21). El cortejo fúnebre se trasladó casi 10 kilómetros desde Senkata hacia La Paz. La gente caminó con los ataúdes al hombro. Pero los militares no respetaron el dolor de las familias y los gasificaron igual” relató en Radio Gráfica David Ticona, secretario general del Sindicato de Trabajadores en Prensa y Fotoperiodistas y Medios Digitales (Sintrapren) de la ciudad de El Alto, Bolivia.
En diálogo con Punto de Partida, Ticona aseveró que “la gente no fue armada, no fue preparada para un enfrentamiento, se movilizó de manera pacífica, pero fueron gasificados. Hasta los muertos se reprime”.
Esta violencia estatal ha causado una reacción popular: “la gente fue a acompañar a las víctimas, no pertenecen a ningún partido político, pero ha radicalizado aún más el paro”, aseguró el periodista, y precisó que “no hay transporte público, no hay comercio, los bancos están atendiendo a puertas cerradas. Hay un paro total”.
“La gente no fue armada, no fue preparada para un enfrentamiento, se movilizó de manera pacífica, pero fueron gasificados“
Mientras la gente bajaba a la ciudad de La Paz, el gobierno reforzaba “la presencia de militares en las calles de Senkata, el Aeropuerto está militarizado, pero los alteños saben que sólo bloqueando Senkata van a ahogar la ciudad de La Paz”, consideró.
“Ayer aparecieron paramilitares: jóvenes con casco, con escudos y con bates en la mano, listos para enfrentarse con la gente civil”, denunció Ticona. Estos paramilitares están propiciados “por este gobierno (de Jeaninie Áñez) y nos preocupa: hace recordar a las épocas de dictaduras surgidas de golpes de estado militares”, explicó.
Ahora se está desplegando una persecución, “dirigentes que están siendo detenidos, no hay garantías constitucionales. Es terrible lo que está pasando”, subrayó el periodista.
Se han hecho denuncias a nivel internacional y una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) está llegando a Bolivia “para verificar los abusos y los excesos que están cometiendo los militares, los policías y los grupos paramilitares que a punta de palos, gases y balas reprime a un pueblo aymara que se está manifestando contra el golpe de estado”, acusó.
“Ayer aparecieron paramilitares: jóvenes con casco, con escudos y con bates en la mano, listos para enfrentarse con la gente civil”
La Paz ya no tiene combustibles, “hay cuadras de vehículos que forman una fila interminable mientras los conductores aguardan que le carguen gasolina”, describió el cronista, y añadió que “solamente hay provisión de gas para automóviles que se mantiene con normalidad”.
El Alto es la segunda ciudad en cantidad de población de Bolivia, que en un 90% es aymara. El gobierno de Áñez “odia a los aymaras, odia la wiphala, odia la religión ancestral que tiene los aymaras que es la adoración al ‘tata inti’, a la pachamama, a las huacas”, evidenció Ticona, y explicó que “por eso la dictadura intenta imponer una Biblia europea que no es de nuestra cultura”.
“Más de 500 años han tratado de ‘meternos’ su religión. Esto también es una guerra religiosa”, caracterizó el periodista, y por esa razón “están tocando temas muy conflictivos”.
En la época del gobierno de Evo Morales, “si uno quería podía adorar al diablo, a Dios o a Mahoma, porque la Constitución dice que el Estado boliviano es laico: cada uno podía profesar su religión”, recordó. Por el contrario, ahora no se puede, pues “quieren que todos tengamos la Biblia”, y desde el Estado se sostiene “que los ritos ancestrales de nuestros abuelos son satánicos”.
“La dictadura intenta imponer una Biblia europea que no es de nuestra cultura“
“Hay otra visión de lo que está pasando: quieren imponer una cultura extranjera. Por eso la reacción hacia afuera”, explicitó.
Ayer se reunión el Senado para tratar la convocatoria a elecciones, porque eso supuestamente va a pacificar al país. Pero no eso no va a ser posible porque “las heridas ya están abiertas”, dilucidó.
“El Alto insiste en pedir la renuncia de Jeanine Áñez”, ratificó, y reflexionó que “siendo un gobierno de transición, quiere renegociar el contrato con Brasil, cuando debería dejar al gobierno siguiente”.
El Movimiento al Socialismo ha tenido una estructura en el gobierno de Evo, “donde el Poder Ejecutivo trazaba las líneas, y al tener los dos tercios en el Parlamento, funcionaba de manera vertical: decidía el presidente y el Comité Ejecutivo y debían cumplir esas decisiones”, ilustró.
“El Alto insiste en pedir la renuncia de Jeanine Áñez”
Al no tener cabeza el Parlamento, “el MAS no puede decidir, no puede determinar ni analizar”, es más, “hay dos grupos en el MAS: unos que quieren apoyar esta transición, y otros que definitivamente no”, reveló el periodista.
Por último, Ticona anticipó que “el parlamento va a continuar deliberando sobre la convocatoria a elecciones”, pero advirtió que “hay indecisión en el MAS y falta de liderazgo”.
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