El Grupo Clarín concretó un acuerdo con el gigante chino Huawei destinado a desarrollar tecnología 5G en nuestro país. La información, hasta ahora reservada, se traslucía en las páginas del diario en los meses recientes. Se abre así una nueva etapa en la acción económica del multimedio que en los años recientes siguió los lineamientos de los Estados Unidos en general y fomentó el esquema primarizador del mercado interno en particular.
Por Gabriel Fernández *
La victoria del capital financiero a nivel mundial, entre fines de los años 80 hacia los 90, con explosión en 2008, expandió el Consenso de Washington por aquí y por allá. Recortes a los presupuestos educativos, menoscabo o eliminación de los destinados a la investigación, bajas salariales y precarización de los obreros, empleados, técnicos y científicos. Ajuste con el argumento de la austeridad: absorción corporativa de los recursos sociales, en vez de reinvertirlos sobre sus realizadores.
Esta nevada mortal contra la generación de bienes de producción y consumo, también sobre máquinas herramienta y tecnología de punta sin beneficios inmediatos, aún es presentado en los medios concentrados –locales e internacionales occidentales- como una virtud. Sus críticos, aquellos que proponen reinversión de la recaudación tributaria para mejorar educación, salud, investigación e ingresos en general, son calificados como populistas y sospechados de meter mano en esos recursos.
En medio de semejante proceso, sobre todo después de la eclosión Lehman Brothers, China -aunque también Rusia, Irán, India y la Argentina entre otros-, avanzó en la investigación científico técnica. Hemos indicado al respecto que como detalle irónico, durante los cuatro años recientes nuestro país evaluó que el Arsat es una nave destinada a guardar bolsos de dinero, que la Energía Nuclear no es tema estratégico, que el INTA no sirve y su tecnología puede ser enajenada; que la investigación, en definitiva, no es otra cosa que un gasto impulsado por los peronistas para llevarse a sus casas pilas, biromes, guardapolvos y teléfonos.
La trivialidad de la crítica liberal en la Argentina nos exime de mayores consideraciones. Pero hubo quienes ni siquiera escucharon semejantes tonterías. China entendió lo ocurrido y al igual que las otras naciones mencionadas siguió adelante. Estados Unidos y Europa –con excepciones-, durante el primer decenio del siglo, apostaron al control de la banca, enlazada con las drogas y las armas. Hasta sus izquierdas se lanzaron a combatir el populismo y contribuyeron a ralentizar las investigaciones estratégicas. ¿El resultado? A lo largo del lustro reciente, un emergente significativo pero no único, Huawei, puede mostrar al mundo los productos tecnológicos más avanzados.
Los populistas que ignoraron le hegemonía de la renta financiera durante el primer tramo del siglo XXI hoy cosechan sus valientes e inteligentes determinaciones. La Argentina, convocada oportunamente al BRICS debido al potencial de su know how, al saber de sus técnicos e investigadores, cerró la puerta y desarticuló el gran valor agregado que –junto a las riquezas naturales- le podía brindar un lugar relevante en el planeta. Esta tontería que se ha dado en llamar macrismo o Cambiemos impuso el arcaísmo justo cuando era el momento de adentrarse en la nueva era.
Es de conocimiento público que el Grupo Clarín, atravesado por el Grupo Noble y hoy ampliado a niveles difíciles de describir con Fibertel y Telecom, fue pilar de la derrota nacional popular industrial en 2015 y del apuntalamiento del catastrófico ciclo que hoy va decayendo. Sin embargo, la comandancia de ese espacio multiempresarial siempre ha considerado que la derrota, es de los otros. En una acción económica sin precedentes y con influencia de largo alcance, dejó de lado el rumbo marcado por los Estados Unidos en el rubro y concretó un acuerdo con Huawei, nada menos, para desarrollar tecnología 5G en estas nada humildes playas sureñas.
Hace tiempo que observamos el despliegue informativo objetivo del diario que orienta Héctor Magnetto al referirse a la mega cooperativa oriental. A lo largo de este año se han publicado artículos que bien podrían haber sido reveladores de una nueva orientación: “Los celulares (de Huawei) suman funciones y ahora graban mejores videos”; “Primer celular con pantalla plegable”; “Mate 30: cómo es y qué características tiene el celular que dejó en ridículo al iphone11”; “Llega el modo nocturno y muchas novedades en Huawei”.
Por tratarse de la obra generada desde una empresa de empleados bajo la orientación de un gobierno comunista en el marco de una política mixta de trazos populistas –al decir de todos los medios occidentales y hasta no hace tanto, del mismo emisor citado-, los textos semejan publinotas. Resultan aún más corrosivos los referidos a la política internacional imbricada con la batalla tecnológica: “Los gigantes tecnológicos presionan a Trump para que decida sobre la presencia de Huawei en los Estados Unidos”; “Huawei aumentó sus ganancias 30 por ciento pese al bloqueo de los EE.UU.”; “¿Los chinos usan Google? No, ni siquiera lo necesitan”.
Así las cosas, este domingo nos despertamos con una voz en el teléfono (valga la paradoja). Era una fuente interna del monpolio, que hasta ahora no nos ha defraudado, señalando: “Esto no lo tiene nadie, aunque por ahí el Perro ya lo sabe: Clarín firmó con Huawei. A partir de ahora empieza un camino que favorecerá la introducción de tecnología de punta en Argentina de la mano del Grupo”. Tras una breve pausa, nuestro informante destacó “Como vos escribiste bien sobre lo que es Huawei de veras, me parece que esta información te cae justo. Tomá en cuenta que con las fusiones previas, Fibertel y Telecom, el Grupo está en condiciones ideales para avanzar por acá”.
Los interrogantes se agolparon en nuestra mente de modo arrebatador: ¿Y los Estados Unidos? ¿Clarín no tiene socios de importancia en el Norte? ¿Qué modelo productivo implica este acuerdo? ¿Puede ser tan importante como para desplazar el primarizador que encarna el Grupo Noble? China es una gran potencia en crecimiento pero no un imperio tradicional ¿Cómo espera que proceda el multimedio internamente? Y a partir de esas preguntas, ciertas consideraciones compartidas en charlas fugaces con colegas pensantes: cuánta autonomía de vuelo posee Magnetto y la dirección del monopolio, como para accionar en contra de los rumbos políticos marcados desde los Estados Unidos.
Entramos a El Cohete y, efectivamente, aunque en una sóla línea que para algunos lectores pudo pasar desapercibida, Horacio Verbitsky plantea: “el Grupo Clarín convino el desarrollo de la tecnología 5G con la empresa china Huawei, que está en el centro del conflicto sino-gringo”. Resolvimos consultar algo más, por eso del volumen de juego y la importancia de poblar el medio campo, aunque ya llegamos a la definición en los párrafos previos. Y preguntamos por el modelo, tomando en cuenta el rol decisorio y nuestro propio análisis sobre el mismo, jugado por el multimedio en la aniquilación del desarrollo productivo argentino.
Nuestra fuente, cuando se cerraba la tarde cálida, sin fútbol, respondió: “Vos lo que tenés que entender es que para Clarín lo estratégico es Clarín. No el país. A veces en tu análisis, aunque es correcto, aparece una equivalencia entre dos proyectos en lucha. Eso está bien en general, con la oligarquía en general, pero si remitís al Grupo, podés pifiar. Clarín va a hacer exactamente lo que le convenga a Clarín, hundir el país como hasta ahora, apoyar a un desarrollismo como ya hizo, plegarse a los chinos, como parece que va a hacer. Y eso a veces lo lleva a cambiar de orientación bastante rápido. Te digo más claro: vos tenés un proyecto estratégico para el país, el nacional popular como se le dice, y ponés La Señal al servicio de ese proyecto. Clarín tiene un proyecto estratégico para Clarín y pone al país al servicio de eso. Por eso a veces es difícil de entender”.
Una nueva incógnita se suma a los desafíos del 2020. Hace un par de semanas señalamos, en Fuentes Seguras, aquí en la Gráfica, que uno de los temas básicos a resolver para el gobierno entrante se hallaba en la configuración misma de los grandes medios y los lineamientos editoriales de allí surgidos. Si el sentido profundo del monopolio, que se asienta en su rasgo auto centrado, persiste, el modo de arribar a sus objetivos, ha entrado en debate.
(*) Área Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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