A pocos días de las manifestaciones iraquíes, se dieron a conocer manifestaciones sociales en Líbano, las cuales se reprodujeron en diferentes regiones del país de los cedros. Las protestas se dispararon tras el anuncio del primer ministro Rafik Hariri (quien en 2017 renunció a su cargo por presiones de Arabia Saudita y regresó a sus funciones 18 días después) sobre el aumento de impuestos en algunos sectores y la incorporación de uno nuevo a las llamadas realizadas vía internet en el marco de las discusiones para el presupuesto del año próximo.
Por Valeria Rodríguez*
El primer ministro según la Constitución “Es responsable y representa la ejecución de las políticas públicas elaboradas por el Consejo de Ministros” quienes justamente impulsaron la aparición del nuevo impuesto de 20 centavos a las llamadas vía internet (denominadas protocolo de voz por internet) que se realizan a través de redes sociales como Facebook y aplicaciones como whatsapp, Face Times y Callapp.
La decisión de incorporar este impuesto, el cual fue dado de baja luego de las protestas, era para generar hasta 250 millones de dólares, además, según el Ministerio de Información en Líbano existen 3.5 millones de usuarios y como sólo se cuenta con dos proveedoras de servicios y ambas son estatales la incorporación del impuesto impactaría directamente en el presupuesto.
Una economía destrozada en un contexto complejo
Líbano que supo ser la Suiza de medio oriente con casi 7 millones de habitantes hoy transita una profunda crisis económica con un endeudamiento que asciende a 150 por ciento de su Pbi, el cual según el Fmi, llega a 56.690 mil millones de dólares, además de tener una tasa de desempleo de 6,2 de los cuales el 30 por ciento son refugiados sirios, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo,Oit.
A esto se le suma la desocupación de los jóvenes profesionales que en su mayoría emigran a otros países en busca de mejoras salariales, el cual es uno de los problemas más importantes en el mercado laboral libanés.
Ante esta situación el gobierno de coalición de Michel Aoun ha intentado buscar soluciones a través del impulso de un proyecto de infraestructura, el cual se presentó de la mano de Hariri en abril de 2018 durante la Conferencia de los Cedros llevada a cabo en París.
El proyecto de “modernización de la infraestructura” conformado por 250 proyectos, requería de un presupuesto de 16 mil millones de dólares cuya financiación vendría de la mano de instituciones como el Banco Mundial,Bm, el Fondo Monetario Internacional , Fmi y fondos extranjeros como los chinos.
Pero, el hacer uso de los préstamos de los organismos internacionales de crédito no es gratis y generalmente vienen con una receta, es más, luego de darse a conocer esto, el diario inglés Daily Star publicó una nota en la cual sostenía que según el Fmi “el país necesita contener los riesgos de la estabilidad financiera y para ello, se deben incluir incentivos a las entidades bancarias de cara a que puedan reforzar gradualmente sus reservas y adopten más medidas para potenciar la calidad crediticia. Asimismo, el FMI recomienda promover un crecimiento sostenible y mejorar la equidad y la competitividad, remodelar el sector eléctrico y poner en marcha un mecanismo anticorrupción”.
En febrero de este año, trascendió que una delegación delegación del Banco Mundial lanzaría un programa de 400 millones de dólares de cinco años de duración en Líbano para crear oportunidades de empleo para los jóvenes. La propuesta de la institución bancaria fue hecha durante una reunión entre su delegación y el ministro libanés de Telecomunicaciones, Mohamed Choucair, de acuerdo con un comunicado emitido por la oficina del ministro. El programa debía ser aprobado a través del Consejo de Ministros.
A su vez, en mayo de este año, China y Líbano entablaron conversaciones con para motorizar el proyecto de la ruta de la seda y la reconstrucción siria y para ello es fundamental llegar acuerdos con Líbano.
Otro actor importante es Estados Unidos que no solo está presente en los organismos internacionales de crédito donde tiene poder de veto, sino que juega en favor de sus intereses y China es uno de los contrincantes más importantes para el. De hecho, un dia antes de las manifestaciones, se anunció la firma de una acuerdo comercial “sustancial” en el cual se suspendieron los aranceles que entraban en vigor el 15 de noviembre a cambio de un aumento en la compra de productos norteamericanos dos días antes de que se dieran a conocer las manifestaciones libanesas y de esta manera se apacigua la guerra comercial en la cual estaban inmersos.
De Irak al Líbano
Durante dos semanas se llevaron adelante una serie de manifestaciones sociales en Irak, las cuales se tornaron violentas en medio de la preparación de la peregrinación a Karbala, una de las más multitudinarias del mundo.
Las manifestaciones abogaban por el mejoramiento económico y la lucha contra la corrupción, por supuesto que en estos países devastados por ocupaciones y luchas contra movimientos terroristas financiados por los mismos ocupantes, no tienen un buen pasar económico a pesar de la resistencia y las fuertes alianzas que dan como resultados las presiones extranjeras que se traducen en sanciones económicas o en préstamos con recetas neoliberales.
En Irak se consiguió calmar las manifestaciones tras un acuerdo firmado entre el gobierno y la oposición lo cual se logró por las negociaciones con Rusia que impulsó tal acuerdo.
En Líbano, la situación social es similar a la de Irak, sobre todo por la desocupación y la crisis económica, además de presiones de Estados Unidos e Israel que se empeña en construir colonias en los Altos del Golán y atacar al movimiento Hezbollah, que lejos de fragmentarse se fortalece aún más.
El gobierno libanés intenta apaciguar las manifestaciones con una reunión entre la asamblea de ministros y el presidente que finalmente concluyó en la baja el nuevo impuesto, algunos analistas sostienen que podría terminar con la renuncia de Hariri.
Las manifestaciones sociales, legítimas, pueden ser utilizadas para esconder la victoria del multilateralismo entre Líbano, Irak e Irán, apoyada por la alianza rusa y china que por supuesto en algún momento se cobrarán ese apoyo, además de la búsqueda de Trump de quedar como el nuevo “guardián de paz” y las intenciones de Israel de distraer la opinión pública.
(*) Co-conductora de Feas, Sucias y Malas
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