Por Gabriel Fernández *
El Departamento de Defensa de los Estados Unidos informó que este jueves concretó un ataque aéreo en el este de Siria “bajo la dirección del presidente Biden”. Lo que es más, el fuerte de la comunicación se sitúa en la justificación de un ataque difícil de justificar: “El presidente Biden actuará para proteger al personal estadounidense y de la coalición” subrayó el vocero del Pentágono John Kirby.
¿Defenderlos de quién? Al decir del esquema de Defensa estadounidense “contra la infraestructura utilizada por grupos militantes respaldados por Irán”.
Leyó bien: militantes. El hombre del nuevo gobierno del Norte se refiere a Kataib Hezbolá, núcleo político relacionado con el gobierno libanés que se encuentra legalmente instalado en la zona fronteriza.
También, a Hashed al-Shaabi, organización político militar ligada al Estado Iraquí (no iraní, iraquí), que despliega actividades defensivas en el propio espacio nacional. Quizás resulte excesivo afirmar: están allí con la aquiescencia del gobierno sirio, el cual despliega el habitual control estatal que corresponde sobre su propio territorio.
El secretario de Defensa de los Estados Unidos, Lloyd Austin, señaló que el ataque se llevó a cabo basándose en los datos de la Inteligencia iraquí y aseguró que confía en la precisión de esta información.
“Tenemos confianza en el objetivo que perseguimos, sabemos lo que acertamos. […] Permitimos y alentamos a los iraquíes a investigar y desarrollar inteligencia para nosotros, y eso nos resultó muy útil para precisar el objetivo”, dijo Austin.
Irak no emitió consideración al respecto. Su gobierno está enfocado sobre la organización de la visita del Papa Francisco prevista para comienzos de marzo. China y Rusia expresaron su malestar ante el ataque.
Algunas voces trasuntaron pensamiento. El analista internacional Alberto García Watson, destacó desde RT que desde hace tiempo, EE.UU. ve la guerra como un instrumento para ganar batallas políticas internas.
Además, subrayó que, con el reciente ataque, la nueva administración estadounidense “quiere mantener la hegemonía en Oriente Medio, que ha visto peligrar por la presencia e influencia tanto de Irán, como de Rusia”.
La organización Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) aseguró que 22 personas murieron luego de que el ataque destruyera tres camiones provenientes de Irak cerca de la ciudad de Bukamal, en el noreste de Siria.
El ataque, reiteramos, se desplegó durante la noche de jueves. Según la versión norteamericana se realizó después de tres ataques con cohetes contra instalaciones situadas en Irak y utilizadas por las fuerzas estadounidenses que blanden el argumento de lidiar contra el grupo Estado Islámico (EI).
Uno de esos ataques, a un complejo militar en Erbil, la capital de la región kurda, el 15 de febrero, mató a un civil y a un mercenario que funcionaba con las fuerzas de la coalición. Erbil es uno de los lugares incluidos en la gira papal.
Como dato de color, los servicios de Inteligencia norteamericanos deslizaron en medios de comunicación occidentales que los Estados Unidos “sospechan” que Irán anhela vengar el asesinato por fuerzas norteamericanas del general Qasem Soleimani, perpetrado un año atrás.
Soleimani, un alto oficial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, fue el héroe clave para conducir fuerzas de ese país junto a Irak, Siria, Líbano entre otras. Murió en un ataque con aviones no tripulados estadounidenses cuando llegaba a Bagdad para reunirse con los principales funcionarios iraquíes.
La información amerita un puñado de reflexiones. Las naciones mencionadas en el párrafo anteriores son las que realmente llevan adelante la lucha en Medio Oriente contra las organizaciones terroristas.
Desde hace tiempo esos países, junto a Rusia, denuncian que son precisamente los militares norteamericanos radicados en el lugar quienes aprovisionan a las bandas que presumen islamismo pero atacan a pueblos y gobiernos islámicos.
Esos protagonistas no necesitan un nuevo conflicto en la región y por lo tanto restringen sus acciones bélicas sobre instalaciones ligadas a los terroristas. Los llamados informes de Inteligencia iraquíes emplean un juego: son llamados así porque provienen de ese país, pero son elaborados por el personal norteamericano instalado en el lugar.
El gobierno iraquí ha manifestado su deseo de lograr una salida ordenada de las tropas estadounidenses. No lo ha conseguido simplemente porque carece de la potencia para hacer cumplir esa determinación.
Las fuerzas del país que comanda Biden se encuentran en esa zona, lejana y ajena, porque se arrogan el derecho a controlar la situación. En términos legales, todos los territorios sobre los cuales operan deben ser regidos por los gobiernos del lugar.
El Papa Francisco, determinante en el freno al último intento invasivo regular de los Estados Unidos sobre Siria, se hará presente entre el 5 y el 8 de marzo en Irak, donde dialogará con todas las congregaciones religiosas existentes y con las autoridades anfitrionas en busca de la pacificación regional.
Agencias / LSM / RG
- Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Gráfica / Sindical Federal
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